Partida Rol por web

Roy llegó junto a sus compañeros. Estaba sudado, pero aun se le veía bastante entero. Parecía que había dejado atrás a la mayoría de aquellos locos, y tardarían un poco el llegar.

La sorpresa del hombre fue mayúscula cuando vio que el viejo no estaba afuera con los demás, y que por el contrario, parecía amenazarlos con abrir fuego contra ellos.

- ¿Que coño ha pasado? ¿Por que no lo habéis sacado de ahí? Dijo Roy mirando extrañado a sus compañeros.

-¿No es evidente? Se ha vuelto loco, es capaz de llenarnos de esos clavos oxidados si intentamos entrar- respondo con tono de queja a Roy, mirando por última vez la parte delantera de la tienda mientras escucho a Tony de fondo.

-Tiene razón. Es duro pero tenemos que seguir, Jack ya ha elegido- lo malo es que ha elegido sin estar en sus cabales, al menos bajo mi punto de vista, pero por lo que parece obligarle a moverse va a ser peor y a fin de cuentas parece que sabe moverse mejor por la ciudad que nosotros mismos.

-Aprovechemos ahora que los zombies se han alejado- insisto a los presentes poniéndome en marcha para no perder más tiempo.

 Me temo que no hay nada que hacer, y mientras perdemos el tiempo aqui nos estamos poniendo en peligro y al resto tambien-dijo siguiendo a Ruth hacia el edificio.

- Pues que le jodan a ese jodido viejo. Dijo Roy mientras echaba una ojeada en la dirección en la que acababa de llegar. Algo le decía que los tipos que le seguían no tardarían en llegar.

Con decisión siguió a Ruth, dispuesto a llevar a cabo el plan original. Había gente a la que sacar de este pueblo de locos.

Apretó un poco el paso y se colocó junto a Tony.

Cuando vuelven de vaciar el baño tengo que reprimir una sonrisa. ¡Menuda mierda de botiquín! Desde luego, menos mal que sólo me había torcido el pie y no me había cortado, porque si no... iba a soltar un comentario jocoso (había varios que le zumbaban la cabeza desde hacía un tiempo) cuando de pronto tuve que fruncir el ceño.

Dr. Who está raro. Le tiemblan las manos, como si tuviera un tic, un espasmo o estuviera mareado. No lo sé, parece como si tuviera un poco de fiebre o que ha comido algo en mal estado. La verdad es que en otra situación le recomendaría que dejara las anfetaminas pero algo en su forma de actuar y en su aspecto físico hace que un escalofrío me recorra la espalda.

"Lo que nos faltaba", pienso. "El médico, malo."

-Oiga, doctor -digo entrecerrando un poco los ojos-, ¿se encuentra bien?

 Si-contestó el medico nervioso-claro que estoy bien. No es nada, solo necesito descansar un poco. Estoy cansado y no he dormido bien.-dijo mientras acariciaba el pelo a su hija que lo miraba con preocupacion.

-Ya... -comento con cara de desconfianza y los ojos todavía entrecerrados-. Lo digo por el tembleque en las manos y los sudores, no sé: la verdad es que no tiene usted buena pinta.

"Vamos hombre, menos motos que en esta ciudad vamos todos en bici", tengo ganas de espetarle al Dr. Who. Yo también he dormido mal, no encuentro a mis padres y me he empachado de asfalto ¡y no por ello parezco al borde de un ataque! Dios, cómo odio que me mientan...

 Que estoy bien joder!-grita exasperado. Pero enseguida se da cuenta y mira a su hija que parece asustada.-No pasa nada cariño, lo siento. Solamente necesito dormir un poco. Nada mas

 Un poco mas calmada, la niña sigue cojida de la mano de su padre.

No pasa nada papa, sientate ahi y descansa-señala un sillon.

Arqueo una ceja ante el exabrupto del médico. Estoy a punto de soltarle una lindeza (y me importa poco la presencia de damiselas y de una niña entre mis oyentes) cuando noto la mano de mi hermano que me aprieta el antebrazo. Me giro hacia él y veo que niega ligeramente con la cabeza. Entorno los ojos emitiendo un pequeño resoplido y estudio a Dr. Who de cerca mientras se sienta en un sofá.

Ni siquiera se había fijado que el doctor había ido y vuelto del baño hasta que Es se pone a preguntarle qué le pasa. Ella ve al hombre igual, aunque las respuestas que da son realmente para inquietarse. Además, si hay alguien con dos dedos de frente en esa casa es el gemelo cojo, y se fía de sus instintos. El doctor había estado bastante rato comportándose de forma rara pero esto era ya pasarse.

- Oiga, no habrá cogido la enfermedad esa, ¿verdad? - dice levantando una ceja y con las manos ocupadas en la comida - Haga el favor de ser sincero, que no le estamos preguntando si es cocainómano. Si se pone enfermo y no dice nada puede poner en peligro a su propia hija.

Intenta hablar con tono amable y asertivo, esperando llegar a cualquier esbozo de racionalidad que le quede a ese hombre. Mientras tanto acaba de preparar la poca comida que ha podido calentar y la empieza a repartir entre todos, incluída Nidia.

- Haz un esfuerzo... igual más adelante lo agradeces - dice con una sonrisa triste.