Partida Rol por web

 Los cuatro vais corriendo hasta llegar al portal del edificio de Tony. El edificio es muy parecido al de Roy, de varias plantas y con una puerta muy grande en la entrada. Mirais nerviosos la calle, pero parece que al final los enfermos os perdieron la pista. Tony os dice que subirá al primer piso para ver si su mujer esta en su casa. Os da una llave y os indica que la camioneta esta en la parte de atras, en unas especie de zona privada que tiene varios garajes en fila con puertas mecanicas. Tambien os entrega las llaves de la camioneta. 

Recojo las llaves de Tony antes de que algún otro tome la iniciativa y las analizo para intuir qué tipo de camioneta será mientras el hombre se adentra en el bloque.
-Supongo que le acompañarás, ¿verdad?- digo a Roy bastante convencida dado que no se ha separado del viejo en todo el día. Casi parece que él sea su padre.

-Nosotros iremos al coche para tenerlo listo, no tardéis- sentencio dando a entender a Rivers que debe venirse conmigo, así repartimos equitativamente la "fuerza bruta". Una vez dicho esto me dirijo a la parte trasera para encontrar la camioneta.

 Está bien-dijo el agente- vosotros tened cuidado y si notais algo raro salid de allí corriendo. Sea como sea no tardeis, no me gustaria que aparecieran todos esos infectados girando la esquina en el peor momento y me parece que con el ruido de la camioneta será suficiente para llamar su atención.

 Esta bien, joder!-Exclama mientras se arremanga la camisa mostrando el vendaje en un hombro, las vendas estan manchadas de sangre y algo de pus amarillenta- no se como me lo hice, no se si ha sido un corte cuando estuvimos en aquel cuartucho o quizas fue antes. La verdad es que no me he dado cuenta hasta hace un rato, fui al baño y me lo limpie. Seguro que no es nada joder, solo necesito descansar un rato. La herida nisiquiera es profunda-dice malhumorado.

Abro los ojos como platos al ver el asquerosito espectáculo que nos brinda el doctor. La comida que me da Xena pierde todo su atractivo. Me levanto de mi asiento sin poder apartar los ojos de él.

-¿Qué no es nada? -pregunto notando cómo mi voz suena algo descontrolada- ¡qué no es nada! ¡Ahí hay más pus que en los granos de un adolescente, joder! ¿No es usted médico?

Acojonante. Sencillamente acojonante. Aquí, corriendo por nuestra supervivencia, y a este señor se le ocurre callarse hasta ahora que el hombro está a punto de caérsele por la gangrena. ¡Toma!

Me pongo delante de mi hermano, no sé muy bien porqué. Sigo sin perder de vista a Dr. Who. Le estudio con el ceño fruncido. Esa herida no pinta bien: sangre, pus, los tembleques y los sudores... ¿y no se ha dado cuenta hasta ahora? ¡Venga, hombre! Miro a su hija, que parece asustada. Y no me extraña. La estudio unos segundos y vuelvo a mirar a su padre.

-Niña, vete con la rubia a la cocina a por agua para tu papi -digo con tono seco mientras miro un instante a Xena. Tras mantener un segundo la mirada vuelvo a girarme hacia el médico.

 S-si, voy-dijo la niña con cara de estar asustada por lo que estaba ocurriendo.

 Que no es nada! Tu mismo lo has dicho, yo soy el medico. Y en cambio te las quieres dar de entendido y mira como te estas comportando. Madura de una vez, no todo es hacerse el chulo y tenerselo creido-le espeto el medico,que ya sudaba y estaba rojo como un tomate- te diviertes asustando a mi hija o a los demas, pues me parece que no es el momento ni el lugar, asi que intenta calmarte un poco o te acabaras meando encima.

Los ojos se le abren como platos cuando ve la asquerosa herida del doctor. Era evidente que algo pasaba con él, pero esto era demasiado exagerado como para que hubiera callado durante tanto tiempo.

Joder, ¿no le duele? ¡No me lo creo! Ese tío está mucho peor de lo que dice, pero se ha estado callando, supongo que por su hija. Mira a la niña un segundo y decide no dar rienda suelta a lo que piensa precisamente por ella.

- Ven conmigo, cielo - dice dándole la mano y llevándola a la cocina. Una vez allí llena ella misma el vaso de agua y decide que lo mejor que puede hacer es intentar distraer un poco a la niña mientras las cosas se calman. Coge un paquete de chocolate en polvo que habían descartado por estar casi vacío y se lo enseña - ¡ Mira lo que hemos encontrado antes! ¿Qué te parece si se lo preparamos a tu padre? Seguro que le sienta bien - le dice mientras enciende el fuego y pone un cazo con agua en él - Seguro que estás hecha una chef... ¿puedes ir removiéndolo mientras voy a llevarle el agua a tu padre? - y sale de la cocina cerrando la puerta detrás de si.

Se acerca rápidamente al doctor y le da el vaso de agua, no quiere dejar sin vigilancia mucho rato a la niña así que tiene que ir rápido.

- Guárdese ese lenguaje para usted, si es tan amable - dice hablando prácticamente entre dientes - Le aseguro que como la niña le oiga deseará que se le haya caído el brazo. Esa herida es grave y lo sabe perfectamente. Así que dígame, ¿qué cree que deberíamos hacer ahora?

Vuelve rápidamente a la cocina, asoma la cabeza y comprueba que la niña esté bien.

- ¿Todo bien, cielo? - pregunta con una gran sonrisa.

 No deberiamos hacer nada, si tuviera antibióticos seguramente bajara la infección, pero estuve mirando el botiquin y Roy solo tiene analgesicos. Simplemente necesito descansar y confiar con que la infeccion disminuya. Quizas cuando los demas vuelvan con la camioneta podamos ir a otro sitio donde buscar analgesicos. De momento no hay nada mas que podamos hacer asi que relajaos un poco.

Asiento repetidas veces de forma irónica ante las palabras del doctor. Pues nada, ¿no? A descansar.

-Claro, todo muy sensato. Ir en grupo y callar las cosas que nos pueden perjudicar a todos es lo más sensato, ¿verdad? -vuelvo a tomar asiento-. Pero venga, ¡siéntese, siéntese! Y ya que estamos, vamos a contar más secretitos.

Les miro a todos con una sonrisa falsa. Está claro que estoy irritado y no me esfuerzo en ocultarlo. Me cabrea la actitud del médico y la certitud de que, si no le hubiera dicho nada, se habría callado. Está claro que sigue mintiendo porque hace unas horas, cuando lo vimos por primera vez, no estaba así.

-Qué, ¿cuál es nuestra situación? ¿algún catarrillo que queramos confesar? ¿Dolor de muelas? ¿Nauseas?-miro a las dos chicas y arqueo una ceja- ¿Algún embarazo últimamente?

Se cruza de manos y se apoya en la puerta de la cocina, por si tuviera que entrar rápido. Espero que la niña no se queme, ya sería lo último...

- Vale, me parece razonable - contesta con con voz calmada al doctor - Lo primero que haremos será ir a buscar antibióticos para usted y algo para el pie de Es, luego iremos a por la comida. Pero necesitaremos que nos vaya informando de cómo se encuentra y si necesita algo más. No podremos ayudarle si se lo calla todo, nos lo debería haber dicho antes - espera que su voz suena lo suficientemente calmada y razonable como para que el hombre no se vuelva a poner en plan berserker como antes.

Se acerca a Es, que está visiblemente molesto. No le extraña, la situación no es para menos, pero no cree que la manera en la que responde al doctor (que está claramente perturbado) ayude en nada.

- Calma, no empecemos una discusión, y menos en ese tono - apoya la mano en su hombro y espera que se lo tome como algo reconfortante y no como que intenta imponerse - Ya sabemos que hizo mal en ocultarlo, pero no nos conoce de nada y, reconozcámoslo, tampoco tiene porqué confiar en nosotros. Acabamos de conocernos y la situación es lo suficientemente estresante como para que todos cometamos errores - Como yo, dejando a la niña sola en la cocina - No podemos hacer nada más para solucionarlo...

Mira a Es a los ojos y niega ligeramente con la cabeza. Lo considera un tío razonable así que espera que se calme y ayude a controlar al doctor.

- Voy a comprobar que la niña esté bien, vuelvo en un segundo - dice aun mirando a Es y metiéndose después en la cocina. Sin embargo deja la puerta abierta, para poder escuchar si hay algun otro altercado.

Resoplo ante el comentario de Xena. No me molesta, pero hay que entender que a algunas personas les cuesta más lidiar con las sandeces de algunos adultos supuestamente maduros. Aún con la mano en el hombro abro la boca para contestar, pero ¿qué? Durante unos segundos permanezco en silencio. Se me pasan muchas cosas por la cabeza, respuestas ingeniosas y comentarios hirientes pero creo que ninguno es apropiado para esta situación.

Finalmente suspiro y entorno un poco los ojos.

-Tráeme un vaso de agua a mí también, por favor, creo que me hace falta -digo con voz de cansancio. ¡A la mierda todo!

Me giro a mi hermano, la única cosa que creo que en estos momentos evita que le vomite toda una retahíla de lindeces y reproches al Dr. Who. Tras dedicarle una sonrisa vuelvo a girarme hacia el médico. Mantengo la mirada unos instantes y tengo que contar hasta diez y resistirme mucho (pero que mucho) para no soltar un "Te estoy vigilando..."

 Sean se acerca a su hermano y le mira con una timida sonrrisa. En sus ojos se puede ver que esta agotado.

Tranquilo Es, ya veras como al final no es nada. Sera mejor que descansemos todos, se nota que estamos con los nervios a flor de piel

Ayuda a la pequeña un momento y enseguida llena otro vaso de agua. Sonríe a la niña en señal de aprobación, parece que está medio entretenida y no se ha quemado nada, cosa que le tranquiliza. Sale de la cocina de nuevo y esta vez no se molesta en cerrar la puerta, parece que los ánimos están más calmados.

- Aquí tienes - dice entregando el vaso a Es. Por lo poco que conoce al chico se da cuenta de que está reprimiendo un torrente de palabras, así que le sonríe de forma, espera, reconfortante. Su hermano parece mucho más calmado que él, y por alguna razón pasa más desapercibido, pero también le dedica una sonrisa amable. Al fin y al cabo estarán juntos durante un buen rato y lo mejor es llevarse todos bien - ¿Al final te has tomado esa pastilla? - pregunta a Es.

Roy acompañó a Tony mecánicamente, sin ni siquiera plantearse otra opción. Cuando Ruth le habló, asintió con desgana, pero ya había emprendido el camino al lado de su amigo. No quería que le pasara nada a Tony, habían llegado hasta allí, y ahora no era el momento de dejarlo solo. 

- Vamos amigo. Dijo el grandullón volviendo a colocarse junto a Tony. - Espero que no nos encontremos sorpresas... Cada vez estaba menos convencido de poder encontrar a Doris de una pieza. Todo parecía estar patas arriba, y encontrar a la esposa de su amigo preparando café tranquilamente en su casa, no era algo que le entrara en la cabeza a Roy a estas alturas. No, la cosa no pintaba muy bien para Doris, ni para Tony.

Cerró el puño fuertemente, apretando con decisión el mango del bate, no sabía porque, pero prefería estar preparado para cualquier contratiempo.

 En cuanto Roy y Tony entran el portal vosotros rodeais el edifico hasta la parte trasera, en efecto alli esta un pequeño espacio con varios garajes. Dos de ellos estan abiertos y sin los coches, por lo tanto el de Tony tiene que estar en uno de los otros tres. De cualquier forma podeis ver tambien que los garajes abiertos estan llenos de trastos y herramientas, asi como botes de pintura y otros utiles.

 Parece que quien fuera que estaba alli instando a salir a Jack ya se había marchado. Salchicha parece mas calmado, mientras roe un poco del pan que le habia dado. Todo parece tranquilo, incluso relajante de no ser por el cadaver que hay en la trastienda. El olor a cerrado y descomposicion es muy fuerte, aunque al vagabundo no le costase olvidarse de el. Parece que en la calle ya no habia nadie ni nada. Pero dentro se sentia seguro...

 Tony y tu subís por las escaleras corriendo, el ascensor, como era de esperar no funciona. No hay luz en ninguna planta, pero por las ventanas está claridad suficiente. Por el portal y las escaleras se escuchan los ecos de vuestros pasos. Tony resopla por el esfuerzo de subir al trote todas esas escaleras, y le ves sudar y la cara enrojecida. Al llegar a la puerta saca temblorosamente las llaves y empieza a probarlas hasta abrir la puerta. Sin esperar a nada, entra en la casa al grito de "Doris!", pero alli no hay nadie..

-Quizá nos salga a cuenta rebuscar un poco por aquí mientras vuelven- opino encogiéndome de hombros mientras me adentro en uno de los garajes abiertos dejando que Rivers se quede cerca pero afuera para hacer guardia. No sería bueno que nos sorprendieran a los dos por detrás.

Dejo con cuidado la caja de herramientas que llevaba en la mano sobre una estantería y rebusco entre la chatarra y utensilios alguna herramienta que pueda ser de utilidad o sirva mejor de arma que una mierda de cuchillo.