Partida Rol por web

Los Ojos Violetas

Escena I: Las avellanas, el queso y el cesto de huevos.

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23/09/2013, 14:20
Helena Ex Bjornaer

Un muro sagrado se interponía entre ella y la visión, el lugar no era el adecuado para la magia. Aquellas piedras santas no la dejaban ver más allá. Pero la sensación  fue clara. Un frío recorrió su espalda, provocando que todo su bello se erizara. Con repelús sacudió sus manos, como si aquello ahuyentara la sensación que le había provocado el hechizo.

Volvió por el corredor hasta encontrarse hasta Clarice que volvía con comida. La joven pudo notar la cara de espanto que tenía Helena.

-No exactamente – contestó a su pregunta. Se detuvo mirando algo tras la muchacha. – Bueno si, pero no lo vi – Dudaba de que debía decir. Su mirada comenzó a comportarse como su animal interior. Fijó su mirada en un extremo de la sala, inmóvil por segundos. Repentinamente giró su cuello al otro extremo de la sala. Sus grandes ojos azules estaban atentos a cualquier movimiento. Reparó de nuevo en ella que esperaba una respuesta decente.- Nada bueno, muchacha. Duendes– Se tapó la boca asustada por pronunciar la palabra que le provocaba repelús.  Se destapó la boca para finalizar – Algo buscan aquí.-

Pero de pronto recordó que tenía mucha hambre, cogió el trozo de pan y queso que Clarice le ofrecía de hacía ya unos minutos. Mordisqueó los extremos, sin dejar de mirar en el corredor.

-Bien marchamémonos, si no te importa nos vemos en la entrada del pueblo. – Helena no aguantaba más en forma humana, su instinto animal luchaba por salir, y si se topaba con algún horrible goblin, le resultaría más fácil salir huyendo volando que cojeando. 

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23/09/2013, 18:50
Dante ex Jerbiton

Muy despacio, Dante fue descendido con paso firme y lento. La mercancía que transportaba merecía que actuara con sumo cuidado, causarle daño por una torpeza suya no entraba en sus planes.

Una vez abajo y desde la penumbra, el mago vio como Soros conversaba con una desconocida que parecía no haber reparado en su llegada. La mujer se presento como María Isabel Auset. Ese apellido fue reconocido por el mago al instante e instintivamente busco el amparo de las sombras mientras escuchaba su conversación.

Soros si parecía hacerse percatado de su llegada pero el no dirigirles palabra ni saludo alguno hizo que Dante viera mas claro que seria mejor no ser visto por tales ojos. El bebe parecería un niño normal mientras permanecieran en contacto, pero no valía la pena dejarse ver y correr el riesgo de levantar cualquier sospecha.

El mago desde la oscuridad seguía atento a la conversación al tiempo que trataba de recordar algo que había oído en una de sus muchas visitas al pueblo ¿Era algo sobre la mujer? ¿Su familia? Estaba intentando recordar...

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23/09/2013, 18:52
Dante ex Jerbiton
Sólo para el director
- Tiradas (1)

Motivo: Recordar cotilleo

Tirada: 1d10

Resultado: 1(+3)=4

Notas de juego

Otro 1!!!! Espero que cuando sea cuestión de vida o muerte los dados me sonrían.

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23/09/2013, 22:44
Director

Notas de juego

María Isabel Auset, esposa de Salvatore Auset. La familia Auset es en quienes el Duque, dueño del valle, tiene depositada su confianza para el gobierno, si bien, a efectos reales son los monjes quienes lo gobiernan.

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23/09/2013, 22:50
Director

- Salvatore se comporta de un modo muy extraño - dijo la mujer, bajando el tono hacia algo más amable. Sus ojos alternaban los de Soros con el lago, donde se suponía que estaba la entrada. Evidentemente había acudido allí de oídas, y desconocía el mecanismo que mostraba la escalera. - Es... como si fuese un niño. Es mejor que lo veáis.

María Isabel se detuvo en su explicación y suspiró, tendiéndole los huevos al mago. Una parte de ella esperaba que la hubiese invitado a entrar. Había llegado caminando hasta allí, sola en plena noche. La falta de hospitalidad no era algo a lo que estuviera acostumbrada.

- Creo que podré ofreceros algo mejor de desayunar - dijo finalmente, y se encaminó hacia la aldea.

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23/09/2013, 22:57
Director

Juan sostuvo la mirada de Aline durante unos instantes, tratando de demostrar que no se amedrentaría ante sus palabras. Miró la puerta de soslayo, y después, a su mujer. Violeta, a medida que los efectos del hechizo del dolor perdían efecto, mostraba más los efectos del parto. Fue sin duda su aspecto lo que lo hizo contenerse.

- Yo soy el padre de ese niño. Jamás vuelvas a decir tal cosa. - dijo al fin, quizá algo más sereno - Y jamás vuelvas a intentar separarnos. En cuanto salga el primer rayo de sol nos llevarás con él. - añadió, despacio, guardando un leve tono de amenaza en la gravedad de sus palabras.

El niño se desperezó. No sabía qué ocurría y adormilado miraba a todos, con multitud de preguntas en sus ojos. Aline entonces reparó en que Ana, a su lado, había empuñado con discrección el cayado con el que dirigía a las cabras y observaba fijamente el transcurso de la conversación. No habían terminado.

Notas de juego

Comienza la "Guerra fría"...

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23/09/2013, 23:06
Director

Mientras las campanas de la abadía tañían ocultando el ruido de las pisadas de Clarice Benasque despertaba. Aquí y allá se olía el humo de los hogares mezclado con el de la tierra mojada. El día amanecía gris, y la montaña, como siempre, ocultaba su cumbre bajo las nubes. Helena se elevó tan pronto cruzaron el umbral y, desde el aire, pudo apreciar el enrevesado entramado de callejuelas de la aldea. Aún quedaba algo de tiempo antes de que el sol saliera por completo y cegara sus ojos de lechuza, pero, mientras tanto, podía disfrutar de su visión privilegiada.

El monasterio tenía muy poca decoración. Como todos los edificios de sus características, había sido construido a lo largo de los años, ampliándose en función de las necesidades de la comunidad. Desde el aire, Helena vio que sólo el claustro mantenía un orden lógico; el resto de los edificios habían crecido a su alrededor absorbiendo casas y calles a su paso, dotándolo de una planta peculiar.

El queso que les había ofrecido el abad a penas había saciado su apetito, y el estómago de Clarice rugió al ver la primera hogaza de pan recién hecho que empujaba uno de los aldeanos. Por su parte, Helena no pudo evitar descender en picado sobre un ratoncillo desprevenido. Cuando ambas magas se encontraron en la entrada del pueblo, la Bjornaer tuvo que escupir una bola de pelo y huesos de tamaño considerable. Ser una lechuza no siempre tenía ventajas.

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24/09/2013, 00:20
Soros ex Jerbiton

Al ver que se iba, Soros trató de agarrar el cesto de los huevos y si lo conseguiría quizás le explicase que los huevos eran suficiente. Pero parecía que la señora Auset era decidida y veloz.

Así que simplemente se dirigió hacia ella, colocándose a su vera.

-Ya esta bien de desayunos señora-le sugirió en un tono amable.-lleveme con su marido ahora, antes de que nadie pueda seguirnos.--esto último lo añadió en un tono mas alto, como intentando que algún oído sagaz entendiese que él esperaba justamente lo contrario.

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24/09/2013, 09:23
Wulfila ExBjornaer

Wulfila no podía creer lo que estaba viendo, pues  Soros y él habían presenciado los caldeados ánimos  de los aldeanos ¿Cómo podía ahora presentarse a un mundano como el brujo de aquel lugar? El joven deseó agarrar a aquel estúpido y arrojarlo con fuerza al lago “Con un poco de suerte no sabrá nadar…y asunto terminado”, pensó. Pero no, sería mejor dejar que el Jerbiton se las apañara él solo, “¿No era acaso el afamado brujo de aquel lugar?”, además Dante y él tenían algo mucho más importante entre manos. Por ello Wulfila esperó a que la desconocida y el mago desaparecieran para ayudar al cansado mago a franquear la entrada de la Alianza.

Notas de juego

Siento el retraso:-(

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24/09/2013, 11:03
Aline Ex Criamon

-Dije que te ayudaría a ser el mejor padre para el niño, y te avisé que no sería pequeña tarea –recordó al hombre la maga-. Tus trabajos han comenzado antes de lo que esperaba, Juan. Pero es sabio pedir lo posible, y mañana toda la familia se reunirá. Aunque las nubes se marchan para no regresar –observó-. Deberíais hacer el equipaje y descansar.

Recorrió entonces a Ana con la mirada, deteniéndose intencionadamente en la mano que empuñaba el cayado.

-Eso no te hará falta por ahora, mujer –dijo en el tono más neutro que pudo-. ¿Pero de veras crees que te serviría de algo? Oh, sí. Naturalmente que lo crees, pobre inocente –afirmó, con una sonrisa condescendiente-. Venid, os ayudaré a encontrar armas mejores.

Aline ignoró la expresión de amenaza y temor, y se movió por la choza, inclinándose para rebuscar entre las herramientas y los utensilios de cocina.

-Jovencito –dijo a Yago, que la miraba sorprendido y atemorizado-, busca algo de hierro. ¿No tenéis un buen cuchillo? Sería lo mejor. O quizá un clavo grande que atravesar en la punta de la vara. Cualquier gnomo se espantaría de algo así. Pero tiene que ser de hierro. No valen la piedra ni la madera. El acero sí que sirve también, claro.

Ana permanecía de pie sin soltar la improvisada arma. Miró a Juan. Era el momento idóneo para descalabrar a la maga. ¿Debía hacerlo? Al notar su indecisión, Aline les animó a actuar:

-Prometí a mi Hermano Dante que os mantendría con vida. Poned de vuestra parte, al menos.

Notas de juego

Y si quieren partirle la crisma, pues ya veremos.

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28/09/2013, 15:45
Clarice Ex Miscellanea

La noche por fin daba paso al amanecer, pero el sol apenas se intuía detrás de las nubes que cubrían casi por completo el cielo. El ambiente húmedo y fresco, calaba en los huesos de la maga que procuraba no pararse para no perder calor. Al llegar a la entrada de Benasque, el olor de las chimeneas, y de la tierra húmeda se entremezclaban en la nariz de Clarice, que al llegar a su cerebro le hacían recordar tiempos pasados en su alianza.

Sin embargo, un rugido de su estómago la hizo volver a la realidad: estaba cansada y sobretodo hambrienta. Ese mendrugo de pan con queso, apenas le había servido para no desfallecer, pero ni mucho menos había saciado su hambre.  Justo en ese momento apareció Helena, que recuperaba su forma humana, a la vez que escupía una bola de pelo y huesitos. Clarice apenas prestó atención, pues su olfato le hizo fijarse en un aldeano, que portaba una hogaza de pan recién horneada, a juzgar por el olor.

No tenía fuerzas para seguir caminando hasta la cueva, necesitaba algo de comida, y además estaba aquel duende, que supuestamente, había dormido a todo un convento de monjes. El porqué de eso, la intrigaba, y deseaba descubrir más. La posada del pueblo es un buen sitio para satisfacer mi hambre y mi curiosidad.- Pensó la maga. Y así se lo hizo saber a su compañera.

—Yo no puedo seguir hasta la cueva sin comer algo antes.—Dijo a su sodale. —Además, me he quedado intrigada con el asunto del due… de lo que has descubierto. — Añadió Clarice, que evitó completar la palabra duende, al recordar lo que le había costado a Helena pronunciarla y su aparente temor ante esa criatura. —La posada me parece un buen lugar para satisfacer ambas cosas. Me gustaría  que me acompañases, en esta investigación que me propongo hacer, pero si prefieres regresar a la cueva, nos veremos allí en cuanto termine aquí, con o sin respuestas.

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30/09/2013, 17:10
Dante ex Jerbiton

El mago estaba demasiado fatigado como para recordar nada aparte de lo evidente, o quizá es que no había llegado a sus oídos rumor alguno sobre los Auset. Pese a todo no le inspiraban confianza alguna y esperaba que Soros no corriera peligro después de su imprudente presentación, pero ya estaba hecho. En nada podía ayudarle en su estado y con tan importante carga en sus brazos. Dante espero a que Soros y la mujer se perdieran de la vista para reanudar la marcha.

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30/09/2013, 17:17
Dante ex Jerbiton

-Ayudame... Dijo el mago antes de percatarse que los brazos de Wulfila ya estaban sobre él.

El niño le pesaba cada vez mas y notaba sus brazos adormilados fruto de la tensión y el esfuerzo. Agradecía en cada paso la ayuda de Wulfila, su fuerza suponía la diferencia entre caer de bruces o continuar avanzando.

El cansado mago se dejo caer con cuidado en el montón de paja, terminando luego por recostarse de lado.

-De momento esta a salvo, pero... ¿Qué hacemos con él? No se nada de estas cosas... Dijo el mago a Wulfila al tiempo que miraba al bebe acostado a su lado.

Sus palabras quedaron en el aire ya que el sueño no le dejo oír la respuesta.  Sus ojos se fueron cerraron al tiempo que su cuerpo se iba relajando y quedo presa del sueño.

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30/09/2013, 22:57
Director

Juan respiró hondo, como tratando de contener la rabia.
- Gnomos - dijo, desconfiado - Maldita seas, bruja, si eres tú quien los ha traído hasta aquí.

Sin mediar palabra se levantó y salió un instante de la cabaña, para volver con una azada (de hierro) y un hacha. Ana no había soltado el cayado y su hijo se acurrucaba detrás de ella; Violeta, por su parte, se había hecho un ovillo en el jergón y no apartó su vista de Aline hasta que su marido volvió a entrar. Éste tendió la azada a Ana (quien a su vez dejó el cayado al niño) y sostuvo el hacha con firmeza mientras abrazaba a Violeta, alternando la mirada de Aline a la entrada.

- Aún no has respondido a mi pregunta - dijo finalmente - ¿Dónde está mi hijo?

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30/09/2013, 23:06
Director

Clarice y Helena se separaron en la entrada del pueblo. La hechicera volvió sobre sus pasos rebuscando en su hatillo hasta que encontró un par de monedas; solo entonces se atrevió a entrar en la posada.

El edificio no era una posada, propiamente dicho, sino la casa de un par de viudas que se turnaban en el caldero del patio para tener siempre algo caliente. En una esquina bajo la techumbre y en un cuenco de pan, cualquiera con un par de monedas podía disfrutar de los más variados (y sabrosos) guisos, pues ambas mujeres cocinaban bastante bien. Clarice las había oído alguna vez repetirse la una a la otra que ahorrarían y montarían una posada de verdad, aunque, a juzgar por su edad, ese sueño quedaba cada vez más lejos.

Con una leve sonrisa, la viuda entregó a Clarice el trozo de pan relleno de un guiso espeso del que sólo pudo distinguir las castañas y las zanahorias. La maga se sentó en un tocón, calentó los dedos en la corteza del pan y, atenta a su alrededor, comenzó a comer en silencio.

En ese instante, Soros entró en el patio, mirando malhumorado a su alrededor, y con él, una mujer madura, pero bien vestida. Ambos se colaron en la cola; la mujer pagó con lo que Clarice pensó que eran demasiadas monedas y se sentaron en un rincón.

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30/09/2013, 23:16
Director

Si Soros había tenido intención de que los magos lo siguieran, había fallado. Mientras seguía a la mujer pudo comprobar que el agua del lago se separaba ante sus compañeros para dejarlos entrar. Él se preocupó de mantener la atención de Isabel en el camino; algo en su interior le hizo pensar que no era buena idea que la mujer descubriera la entrada de la cueva.

Isabel caminó en silencio durante un largo trecho. Cuando divisaron el pueblo se aferró al brazo de Soros; la mujer no quería explicarle al mago nada en su casa, e insistió en que se detuvieran en la posada.

Soros conocía la casa de las viudas; ya que no era una posada propiamente dicho, sino la casa de un par de viudas que se turnaban en el caldero del patio para tener siempre algo caliente. En una esquina bajo la techumbre y en un cuenco de pan, cualquiera con un par de monedas podía disfrutar de los más variados (y sabrosos) guisos, pues ambas mujeres cocinaban bastante bien. Soros las había oído alguna vez repetirse la una a la otra que ahorrarían y montarían una posada de verdad, aunque, a juzgar por su edad, ese sueño quedaba cada vez más lejos.

Isabel empujó al mago y se adelantó en la cola; pagó a la mujer una excesiva cantidad de monedas por un cuenco con guiso de castañas y se sentó en el rincón que le pareció más discreto. No obstante, Soros reconoció, justo a su espalda, la cabellera blanca de Clarice.

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30/09/2013, 23:24
Director

Sentados espalda con espalda, ambos magos pudieron escuchar el relato de Isabel.

- Se comporta como un niño - dijo - Al principio eran solo mohines, pero con el paso de las semanas es cada vez peor. No quiere dormir a oscuras y se empeña en llenar la casa de velas; se pasa el día en el bosque persiguiendo mariposas... y luego...

Isabel se interrumpió, y bajó el tono de voz

- ... lo de... las muchachas... ¡Solo lo hace para rechazarme, para repetirme una y otra vez que soy demasiado vieja para él! ¡Ni siquiera tiene tal privilegio!
La mujer entonces contuvo un sollozo y se concentró en el guiso, masticando en silencio.

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30/09/2013, 23:29
Director

Helena entró en la Alianza por la puerta que daba paso a la sala de las aves. Con la luz de la mañana el árbol mecía sus ramas; durante unos instantes la hechicera disfrutó del acogedor silencio.

Sintiéndose sola, caminó por los túneles de luz azulada con la intención de llegar hasta su habitación. En lugar de eso, y debido a la caprichosa voluntad de las cuevas, se encontró en la de Dante.

El Jerbiton estaba hecho un ovillo en su jergón de paja, completamente vencido por el sueño, y Wulfilia, sentado con la espalda apoyada en la pared, lo observaba dormir. Cuando vio entrar a Helena, señaló con la barbilla a modo de explicación, el fardo que Dante aún tenía entre sus brazos, indicando a la mujer que se acercara.

El bebé-duende que había nacido en la cabaña se encontraba entre los brazos del mago, profundamente dormido también.

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01/10/2013, 00:46
Aline Ex Criamon

-A salvo, con quien ellos no se atreverán –dijo, señalando con un movimiento de la cabeza al exterior-. Y eso debe bastarte, padre.

Se aproximó apoyándose en su propio bastón hasta colocar su repulsivo rostro a sólo unos dedos de los de Juan.

-Nos están escuchando, insensato –murmuró-. ¿De veras quieres que te lo diga?

Volvió sobre sus pasos y, echando mano a su bolsa de tabas, la agitó un momento antes de arrojarlas por el suelo. Se encorvó sobre ellas, estudiando su posición, interpretando la respuesta de los huesos.

-Un muchacho, un honrado pastor de vacas, se sentará bajo un árbol junto a un arroyo. Se quedará dormido y soñará con peces dorados en la corriente. Cuando despierte verá que el lecho del arroyo está seco, pero no logrará recordar lo que ha soñado.

El Enigma estaba allí, en aquellas tabas desperdigadas sobre el suelo de tierra. Hadas y duendes, magos y mortales, no eran sino piezas en una larga partida de ajedrez.

-Yo soy mayor, y necesito dormir menos que vosotros. Ahora Ana y yo vigilaremos un rato juntas. Luego lo harán los hombres hasta el amanecer. Entonces la familia se reunirá.

Dicho eso recogió sus tabas y buscó un lugar en el que sentarse para una larga espera, tal vez unos sacos vacíos o unas pieles de cabra.

Notas de juego

Utilizo Adivinación para responder a la misma pregunta que ha formulado Juan (aunque me guardaré la respuesta).

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01/10/2013, 11:05
Director

Notas de juego

Respuesta de las tabas:
- Un animal salvaje (un oso, un lobo, un ciervo o una rapaz)
- Un hombre pintado (la taba es la más desgastada y el dibujo está borroso)
- Peligro (Invertida, poco o nulo)

¿Sabes? Esto de las tabas empieza a gustarme XDD