Partida Rol por web

Bedwyr entró en el claro tras Will y Lorania, y comenzó a ver como desollaban el ciervo ¿con un pico? Aquello iba a suponer un destrozo más que una verdadera preparación, pero tampoco tenían otra cosa. Se dirigió a consolar su madre, que parecía alterada. 

-Bien hecho-le dijo a su padre-Siento que hayas tenido que hacerlo, sé que no te gusta. Pero, en estos tiempos, tendremos que luchar en muchas ocasiones. 

Los palos que Donor había traído para clavar la carne eran perfectos. Mi hijo se había dedicado a cortarlos y ponerlos a la brasa. Cuando la carne estaba hecha, el olor atrajo a todos los que allí nos encontrábamos, incluso apareció Bedwyr de la nada. Lo miré. Pensé que se había perdido. Su madre estaba histérica en el borde del bosque, temiendo lo peor. Cogí un trozo de carne y estiré la mano para que lo cogiera Bedwyr, y con mi cabeza, le señalé a su madre. Quizás, ahora que esté aquí toda su familia a salvo, vuelva a tener apetito. No es bueno dejarse llevar por las emociones en estos momentos. Aunque es tan difícil.

Miré como Atirl le alcanzaba un poco de carne asada a Lorania, que vigilaba encima del carruaje. Y como los demás, alrededor del fuego, degustaban la carne, que para mi gusto, estaba en su punto. Los que terminaban, buscaban un sitio para domir. Blebn se perdió en su tienda de campaña, y Will se arremolinó cerca de nosotros, sobre la tierra, apoyando su cabeza sobre sus dos brazos. En cierto modo. Debíamos de descansar. A mi el cansancio me estaba venciendo. 

En cuanto termino mi carne, me acerco a mi hijo, le doy un beso.

- Voy a dormir ya. Estoy realmente cansada. Y deberías de hacer lo mismo. - Miré a Lorania. - Ella se encargará de vigilar esta noche. No tenemos nada que temer.

Y me acurruqué cerca del fuego. Pronto vendría el invierno, y el frío ya se estaba notando. Aunque gracias al bosque, estaba más mitigado. Sólo espero pasar una noche tranquila. Sin pesadillas.

Veo que  mi hermano llega y corro hacia él.

- ¿Donde has estado? Tenías a mama preocupada. 

Bedwyr respondió al atribulado Donnor, con una sonrisa.

-No te preocupes. Acompañé a Lorania a cazar, y nos encontramos un piel verde comiéndose ese ciervo. Le di muerte y nos llevamos el ciervo. Yo estoy bien, y hemos conseguido comida. Ahora deberíamos cocinarla y descansar. 

Miro a mi hermano. Había estado mucho tiempo perdido. No se que le estaba pasando. Era evidente que no quería contarme nada. Me giro un poco para hacerle ver que el ciervo ya estaba casi devorado por todos los presentes. 

- El ciervo ya se ha cocinado. Impo se ha encargado de ello. Es más, yo iba a por algún trozo, pues todos han terminado de comer y se están acostando. 

Miro a mi hermano. Me tiene preocupado.

- Si quieres hablar con alguien, aquí me tienes. Voy a dejarme caer un rato y descansar. Espero que mañana sea otro día y que podamos llegar a alguna conclusión de que hacer con nuestras vidas. 

Dicho esto, me dispongo a dejarme caer en algún lugar cerca de la candela donde está clavado lo que queda del ciervo.

Termino de comer y me dirijo a mi carruaje. Antes de entrar, miro hacia arriba. Hacia Loraina. Cuando ella me mira, me quedo  mirándola un rato. Serio. Luego agacho la cabeza y entro para descansar. Mañana será otro día.

Bedwyr se dirigió hacia el ciervo, con intención de coger algo de carne, pues le empezaban a sonar las tripas. Comió en silencio, el animal era sabroso y la carne era fuerte. Tras eso, se dirigió a donde estaba el resto de su familia, para acampar con ellos. Al día siguiente, irían a la ciudad a ver qué podían encontrar. 

Miré a Loraina como cogía la carne y ni tan siquiera me miraba. Me quedé un rato allí, en la puerta del carruaje. Cuando Rabert llegó y se metió dentro, lo seguí para descansar. Mañana sería otro día.

Todos, poco a poco se quedaron dormidos. A las pocas horas, comenzó a amanecer. La noche había sido tranquila y Lorania no había percibido ningún movimiento cercano al claro. 

Cuando comienza a amanecer bostezo. La noche ha sido tranquila, demasiado tranquila. De un salto bajo de lo alto del carruaje y camino a su alrededor para estirar las piernas, me siento entumecida, pero nada que unos ejercicios no logre arreglar.

Salgo de la tienda de lona, me froto los ojos y observo. Aún están todos durmiendo menos Loraina, que ha bajado del carruaje a estirar un poco el cuerpo. Le saludo con un gesto de mi mano. Luego miro hacia arriba, alguien debería de sustituirla, pero yo no puedo. Tengo que ir a la ciudad a por cosas. Busco entre los dormidos, caminando entre ellos, sin hacer apenas ruido para despertar a Will, que quería venir conmigo. Cuando lo encuentro, le empujo con mi pierna. En el momento que abre los ojos, le indico con la cabeza que tenemos que irnos.

Me despiertan con unos golpes en mi muslo derecho. Me giro para ver que sucede, asustado y con un movimiento rápido y violento. Y veo a Blebn de pie. 

- ¡Mierda!

Grito mientras golpeo el aire con mis dos puños. 

- No había dormido tan profundamente desde hace muchos días. ¡Joder!

Me espero un par de minutos para despejarme mientras observo a todos durmiendo todavía. Todos menos Loraina, la elfa. 

- Creo que no ha pasado nada durante la noche, ¿no?

Le pregunto mientras me levanto del suelo. Me duele la espalda, y tengo frío en los huesos. No se como he podido dormir tan profundamente en el suelo, y sobretodo con el frío que ha hecho esta noche. Miro la candela y lleva horas apagada. Tenemos que solucionar esto. No podemos dormir como animales, en el suelo. 

Mientras arqueo la espalda para estirar las vértebras, miro al hombre que me habla.

-No, no ha pasado nada -respondo distante-cosa que ha sido un milagro, ya que hacéis todos tanto ruido que podríais despertar hasta a un muerto.

Despierto por el sonido de la voz de alguno de los compañeros de campamento. Me muevo lentamente y me separo de mi hijo. Ese olor a humo en mi ropa, por la cercanía de la candela me es agradable, pero tenía que lavar la ropa y asearme un poco. No me gustaba estar sucia durante mucho tiempo, y después del viaje, aún no había tenido un momento para hacerlo. Me incorporo despacio y mueve a mi hijo para que despierte.

- Impo, voy a lavarme al lago. ¿Quieres que te lave la ropa?

Sonrío ante la percepción de Lorania sobre el ruido. Estaba seguro de que se trataba de los ronquidos. Me encojo de hombros. Yo esta noche no había oído nada. Seguramente por el cansancio. En fin. Termino de preparar mis cosas y Blebn ya me está esperando.

- Vamos.

Y nos dirigimos con paso ligero hacia la ciudad, para traer mercancías y poder mirar como se encuentra esta. Y sobretodo, por si encuentro a mi mujer con visa. La sola idea de encontrarla con vida, me da miedo. Tanto como encontrarla muerta o simplemente no encontrarla. Cada vez tenía más duda de que opción preferiría. 

Me despierto. Las voces de los compañeros hacen que pierda las ganas de seguir durmiendo. A pesar de que mi cuerpo pedía más. Permanezco a pesar de ello, un rato más con los ojos abiertos, pero tumbado. Necesitaba descansar, pero en el suelo y con el frío de la noche, la verdad es que no se podía. Me siento y observo al grupo. Veo como Blebn y Will desaparecen para ir a la ciudad. Me fuese gustado ir con ellos, pero tenía que estar aquí para ayudar a buscar leña y acondicionar un poco el campamento. Además, si se tomaba alguna decisión sobre lo que se va a hacer en los próximos días, me gustaría estar presente.

Bedwyr se despertó, y estaba desperezándose cuando escuchó al mediano y a Will hablar sobre ir a la ciudad. Inmediatamente se levantó del todo y les dijo:

-Esperadme, voy con vosotros.

Quería ver en qué estado se hallaba la ciudad, y además no les vendría mal su ayuda si un piel verde les descubría. 

Rápidamente recogió su espada larga y se puso su cota de anillos de acero. 

Me paro al borde del claro, casi entrando al bosque y hago señales a Will de que se pare un momento. Bedwyr quería acompañarnos. Eso me desagrada y no lo oculto. Pues mi cara refleja mi desacuerdo. Yo sabía entrar y salir de la ciudad sin ser visto. Ir con un acompañante era una locura. Pero ir con dos... eso era la muerte. Bueno. Ya se me ocurrirá algo para que no entren y me dejen a mi hacer las cosas a mi manera.

- Date prisa, Bedwyr.

Salgo del carruaje con tranquilidad. Cojo mi pipa y la enciendo en la puerta. Me siento en el escalón del carruaje mientras observo a todos los presentes. Poco a poco se van despertando. Luego mi vista se posa sobre Loraina y la observo durante largo rato. Con parsimonia le pregunto.

- Supongo que ha sido una noche tranquila. - Suspiro. Estiro la mano hacia atrás, dentro del carruaje y cojo un sombrero de paja. Me lo colo en a cabeza. - Voy a hacer la ronda de vigilancia en cuanto termine la pipa. 

Despierto lentamente cuando empiezo a escuchar ruido en el campamento. Era la voz de mi madre*. El suelo era demasiado mullido comparado a las rocas en casa, quizás para la próxima noche debería considerar una roca... Me estiro antes de sentarme en el suelo, para ver que ya hay bastante movimiento. Blebn, Will y Bedwyr parecen querer irse, aunque el primero tiene mala cara... ¿por qué será?

Ah, sí, mi madre. La miro, aún somnoliento, tratando de articular las palabras. -Eh... Sí... No, digo, no. No te preocupes. Me gusta así-. Las ropas sucias son mi atuendo habitual, o lo eran... No me siento cómodo con algo limpio. Aunque quizás debería bañarme en el lago...

Me incorporo y me sacudo un poco, para terminar de despertar el cerebro. -¡Buenos días a todos!- grito con la energía de un recién amanecido. -Veo que ya se van... ¿Quiénes nos quedamos?-