Partida Rol por web

Hallatan, el viejo mercader levanta su odre de vino.

- ¡Bien! Veo que aun queda gente con arrojo en estas tierras del norte, sois bienvenidos todos

Pese a su edad, que bueno, debe de pasar por poco de los cincuenta años, tiene una figura corpulenta, no es particularmente alto,  el pelo gris y con unos inquietantes ojos de color avellana claro, casi amarillo, enmarcado todo en una cara curtida por el sol y el viento de los mares.

- Bella Bereth ¿Harás el favor de prepararnos una mesa reservada para tratar asuntos de negocio con los muchachos que han aceptado?

- Claro que si, viejo cascarrabias – Le dijo metiéndose con él - Lo preparo en un momento

Atendió a los comentarios de Eadar - Cuando vuelvas lleno de oro tendrás esa habitación, y no te digo de mi compañía porque ya estoy casada – Soltó una risotada

Y ahora se dirige a los aventureros que han aceptado - No os preocupes por las bebidas, os las llevo a la nueva mesa, haced el favor de acompañarme.

Con sus habilidosas manos fue capaz de cargar con todas las jarras y caminar hasta el fondo, había una cortinilla y tras ella una mesa redonda como más demás, le pasó el trapo y repartió las jarras colocando tantas sillas como gente, que parecían ser, el mercader, tres humanos y un enano.

Me siento de espaldas a la pared, la verdad es que desde los últimos sucesos me preocupo de mis espaldas mucho más que antes. En cuanto Bereth me pone la jarra en la mesa la cojo y la acerca aunque de momento no bebo nada. Espero a que los demás se acomoden y nuestro anfitrión, el mercader sea el primero en hablar ya que a partir de ahora él será nuestro patrón.

Aunque la privacidad con respecto al resto de la taberna no era mucha, pues aún se oía al resto de parroquianos, al menos eran menos molestas sus risotadas desde esa nueva mesa. Me senté a escuchar lo que el patrón del Dama Gilwen tenía que decirnos, y observé a mis acompañantes mientras no comenzaba.

Dos humanos y un enano. Parecían conocerse, o al menos se trataban con familiaridad. Su aspecto delataba el llevar tiempo como aventureros errantes, sin duda de probado valor, pues también aceptaban ésta misión..

Me incliné a alcanzar mi jarra de cerveza y acercarla. Me parecía correcto esperar a que quien nos había convocado rompiese el silencio.

Bajo del asiento mientras esbozo unos sonidos en respuesta a las palabras de mi compañero. Es verdad, el mar no es algo que me atraiga en demasía... es más, podría decir que me molesta pensar sólo en eso. De todas formas, lo importante es que saldremos nuevamente hacia otra empresa, volveremos a disfrutar de la emoción de lo desconocido... creo que es eso, ante todo, lo que más me alegra en este momento.

Camino siguiendo a Ted y me siento junto a él en la mesa que Bereth nos ha preparado. Observo un momento al humano que nos acompaña y me percato que el también nos observa. "Es comprensible", pienso... "De todas formas, ya tendremos tiempo de conocernos en los días venideros".

Tomo la jarra, doy un sorbo a la refrescante bebida y apoyo mis brazos sobre la mesa, atento al anciano Capitán, atento a lo que nos ofrecerá.

Los cinco se sientan en la mesa, cada uno acomodándose a su manera, efectivamente parece que tres de los voluntarios se conocen, pero a partir de ahora, si aceptan los unirá una causa común.

- Bien, bien – Dijo tomando la palabra el mercader – Me gusta ser claro y breve, lo que busco es a un puñado de tipos para que defiendan, mi nave, mi carga y mi tripulación hasta llegar a puerto.

- Mañana a las diez en punto, mi mercante El Dama Gilwen zarpará con destino a Sook Oda, al sureste de aquí, son tres días de viaje en condiciones normales, tarde más o tarde menos quedaréis desligados de vuestro contrato al llegar al puerto de esa ciudad, os daré 30 monedas de oro a cada uno por cumplir con vuestro cometido.

- Tendréis un camarote para todo el grupo y como veo que algunos sois forasteros… - El viejo sacó un mapa y señaló con el dedo la ruta prevista – Y no tengo mucho más que decir ¿Alguna pregunta?

Observé el mapa que el capitán nos tendía. Me dí por aludido con lo de forastero, porque realmente lo era, y me fijé en que la ruta pasaba cerca de tierra en muchas ocasiones..

-¿Quiénes son los posibles enemigos? -pregunté-. Desconozco el lugar a donde nos dirigiremos, y no sé quién teméis que os ataque..

30 monedas de Oro es una pequeña fortuna en estos tiempos y será suficiente para poder ampliar la granja y mejorar la casa. No es un mal trato aunque el viaje será difícil y lleno de peligros; si logramos salir con vida será un buen negocio.

- 3 días en el mar... - digo en voz baja - ...será un buen viaje...

Miro para el enano ya que tengo entendido que no les gusta mucho navegar, realmente nunca escuché historias de marinos enanos.

- ¿Más o menos donde intuye usted que está el peligro? - le pregunto al capitán.

Me levanto y acompaño a smis amigos a la mesa que Bereth ha tenido a bien preparar. Observo al caballero que se ha ofrecido voluntario al igual que nosotros, imposible determinar su profesión. Segundos después el viejo mercader toma la palabra y nos indic la ruta y cometido a seguir.

3 días...no es mucho...30 monedas...está muy bien. No será muy complicado. Pienso.

Tomo un sorbo de la cerveza y observo a mis compañeros con una sonrisa en los labios. ¿Qué nos deparará esta nueva ruta?

Mirando al capitán comento, ¿tendréis pensado volver tras unos días de negocio? Lo comento porque seguramente no desee quedarme allí, ni volver a pie sabiendo que en tres días puedo estar aquí de vuelta.

Aprieto mis dientes y mueve la boca de un lado a otro mientras el viejo Capitán no sólo marca la ruta sino que, además, nos hace saber sobre el viaje. "¿Defender?... que le den por culo a los que traten de atacar el navío, que bien dispuestos estaremos a romperles la crisma... pero... tres días... ¡tres días!... por Mahal, eso es una eternidad- pienso mientras observo el recorrido del dedo en el mapa, sin prestar realmente atención".

Mis ojos, de par en par, logran percibir la mirada de Ted en mí. Los entrecierro un poco enarco mis cejas. Miro nuevamente al Capitán.

"- ¿Cuántos hombres hay en el barco y cuántos de ellos pueden usar un arma?- pregunto-. Según pude oírle, los ataques han empeorado y, dependiendo de la cantidad de hombres con los que cuente, ellos pueden ser tanto una ayuda como un estorbo... por cierto... ¿dónde está esa Costa de los Acantilados Rojos... es el estrecho a medio camino que esta aquí?- consulto, señalando el pequeño paso de Tolfalas".

El capitán del Dama Gilwen me acomodó en la silla un poco inquieto.

- Corsarios, los malditos corsarios parece que estén aumentando su actividad cerca de la costa este de la bahía, esas noticias vuelan, y los comerciantes están inquietos, por eso muchos optamos por aumentar la seguridad, al menos cuando vamos cargados – Respondió a Lorgan

Ya casi había respondido a la pregunta de Ted, pero concretó un poco más – La mayoría de los ataques se producen en la costa este y claro, es donde está el negocio y el puerto donde tengo que descargar, como estos ataques sigan durante mucho tiempo tendré que plantearme el vender mi barco.

Ahora se dirigió a Eadar – Pues no lo sé, primero es conseguir un buen dinero por mi carga, luego es posible, cuando vuelva cuenta con un sitio en mi navío si quieres regresar, será un placer.

El grupo se mostraba incisivo en sus preguntas se le notaba que tenía ya alguna experiencia y que estaba implicado en el asunto, respondió ahora a Angainor.

- Exacto, la costa de los acantilados rojos es la zona donde más atacan esos rufianes, no, no pasaría por ese estrecho de ser así, los acantilados rojos están a unas millas al sur de la ciudad a la que vamos, Sook Oda

Y respondió a las otras cuestiones del enano – La tripulación cuenta con la espada de mi hijo Halmir y la mía, Ragnir un-ojo es diestro con el látigo, bien lo saben mis marineros, Vandor no es tan bueno en la lucha, pero sabe como curar las heridas, luego ya seis marineros que les supongo capaces de manejar su arma aunque no es su menester y también viaja con nosotros la esposa de mi hijo, Dorien la roja.

El mercader dió un par de tragos a su odre de vino para aclarar la voz.

Seremos pocos combatientes en un barco, el problema es cuantos son los corsarios.

- Perdone capitán pero tengo otra pregunta...no conozco mucho sobre barcos y quería preguntarle que tipo de navío manejan los corsarios y que dotación de hombres poseen normalmente...

En caso de ataque habría que reducir su número si son muy superiores antes de ser abordados, siempre que no podamos huir. La única manera es que una lluvia de flechas igualara el número de combatientes. Mi arco está preparado para algo así...pero no sé si esos marineros serán buenos con este arma.

Escuché en silencio las respuestas del capitán. Aún no estaba del todo tranquilo respecto al viaje..

-Y yo tengo un par de cuestiones más. ¿Cual es la carga del barco, si puede saberse? Si tanto temeis un ataque corsario, ¿por qué la ruta no varía un poco? Esto es -digo, señalando el mapa y la ruta trazada en él-, veo que pasa cerca de tierra en algunos puntos. Eso nos puede hacer visibles, a la vez que vulnerables, es un riesgo..

La experiencia me enseñó que a veces es mejor un camino más largo y más seguro, que directo y arriesgado.

Asiento ante la respuesta que me da el capitán del Dama Gilwen. Sonrío al asegurar la vuelta a estas tierras.

Aún quedan preguntas a realizar que parece que mis compañeros comparten. A Ted y Angainor ya los conozco bastante, pero no así a Lorgan. Parece un tipo interesante y bastante experimentado. Frunciendo el ceño y observándole ante sus preguntas puedo deducir que no será un mal compañero de viaje. Parece que tiene las cosas claras, eso es bueno. El caracter ya se verá más adelante.

Vuelvo a tomar un trago de cerveza y recuesto mi espalda sobre el respaldo de la silla.

- La información es muy confusa – responde el capitán a Ted - unos dicen que se trata de un gran buque, otros que apenas es un mercante del tamaño del mío, al igual que ocurre con la cantidad de malhechores, quizás una veintena o quizás menos, la gente es muy dada a exagerar

- ¿La carga? Vino, rico vino de Gondor, se paga muy bien en tierras del sur – se dirige ahora a Lorgan -  Pudo ir unas millas más mar a dentro, pero no voy a dar enormes rodeos ni a perder mis puntos de referencia, la ruta es esta, en tres días me estará esperando un mercader en Sook Odda para hacer negocios

- ¿Está todo claro muchachos? – Dijo Hallatan levantándose – A las diez partimos, no apuren la hora, no esperaremos a nadie

Un navío corsario desconocido, eso no me da muy buena espina pero aún así es una buena cantidad de oro y vale la pena correr el riesgo. Miro a mis dos compañeros de pesares y alegrías primero, los veo decididos y posteriormente miro al recién llegado. Parece un hombre firme y espero que lo sea ya que nosotros cuatro defenderemos realmente el buque mercante.

En cuanto el capitán se marche subiré a preparar mi equipaje aunque realmente mis pertenencias no son muchas. Luego descansaré bien ya que en el mar no se descansa como en tierra y aunque solo sean tres días de travesía quiero estar bien descansado la primera noche.

-Sea, pues -digo-. Acepto el viaje. Vine aquí en busca de aventuras, y si además de ellas me llevo oro.. -comenté, mirando a mis nuevos camaradas de viaje, que parecían compartir mis motivos para embarcarse en el Dama Gilwen.

No me había dado tiempo a instalarme aún en la posada, así que mis pertenencias aún estaban conmigo.

-No os preocupéis, capitán. A las diez estaré allí.

Miré mi cerveza, y antes de darle un nuuevo trago, se me ocurrió:

-¿Qué tal un brindis, compañeros? Hay que celebrar nuestra futura misión.. ¡Al menos de momento!-dije a los demás, riendo mientras alcanzaba mi jarra.

Cuando el capitán da por zanjada la conversación, añado: Allí estaremos, capitán.

Miro a mis compañeros y al nuevo integrante del grupo. Elevo mi jarra para brindar con él y pregunto: Y a vos...¿qué os ha traído aquí?
Creo que es momento de empezar a conocer al nuevo integrante del grupo.

Viendo que los demás quieren tomar un trago antes de retirarnos mientras escucho como. Levanto mi jarra para brindar por un bien final para nuestra misión.

- Por la misión...para que todos salguemos vivos de ella...

Luego bebo un buen sorbo de cerveza y la saboreo bien ya que creo que en el barco no tendremos tan rica cerveza. Eadar quiere conocer a nuestro nuevo compañero de armas. Es bueno conocer a la persona que vigilará nuestras espaldas en la travesía, y ver el temple que tiene. Espero hasta que nuestro nuevo compañero conteste y así lo conozcamos un poco mejor.

Alcé también mi jarra, con los demás, acompañándolos en el gesto, y bebí un trago, pues en mi tierra era costumbre brindar y beber enseguida. Una vez saboreada contesté a la pregunta que se me hizo.

-Soy Lorgan, hijo de Cylion, como ya dije, y por mi nombre podéis llamarme. Hace mucho tiempo ya que mi ciudad Osgiliath se me quedó pequeña, y recorro estos lugares, primero en compañía de un anciano mago, y últimamente solo.. Espero que no tengamos muchos contratiempos en nuestro viaje, pero por si acaso soy bastante ducho en artes de batalla.. ¿Y qué me contáis de vosotros? ¿Os conocéis de hace mucho?