Partida Rol por web

Teme que la pregunta halla creado el ambiente mas tenso de lo que estaba. Mira cabizbaja hacia el suelo sopesando sus palabras y la reaccion que han tomado. El enano tiene razon. Si ya nos han dado toda la informacion que necesitaramos saber, no veo que nos retienen aqui. Los que deseen tomar parte en esta incursión debemos partir de inmediato. Estais todos conmigo? Alguien desea hacer alguna pregunta, interesante e importante, mas?

---Hay que traerle de una pieza?- pregunto ignorando a la chica- Si de verdad ha hecho pactos con algun demonio podria averiguarlo, soy un tiflin, seguramente yo sepa mas de eso que ningun otro; luego lo traeriamos para hacer lo que querais que vayais a hacer con él...

-Lo quiero vivo y capaz de hablar, cuerdo dentro de lo que sea posible.- Responde Leonard.

-El resto de su integridad física poco me importa.-

Vivo, cuerdo y hablador ... vivo, cuerdo y hablador. Vivo cuerdo y hablador. - Repito por última vez hacia la marioneta que sobresale de mi petate.

Pliego el papel que antes he tomado de la mesa, con la imagen de Tarpoo y lo en uno de mis muchos bolsillos. - Cuente con ello zeñor amo. Y ahora, con zu permizo, no creo que zea necezario moleztarle maz.

Mira hacia el techo ante el comentario del tiefling y viendo como pasaba de su advertencia, se fue detrás del gobling que parecia tener la misma idea sensata. Con aires marcial, se despide de Leonard esperamos volver lo antes posible con todas sus exigencia cumplida con el "paquete"

---Perfecto, entonces cuando volvamos trataré de hacerle un informe de todo lo que he descubierto- digo a la vez que me levanto- Bueno, pongamonos en marcha, tengo mucho trabajo que hacer.

Abandonáis la sala con Kushpid por delante, después de unos cuantos pasillos y escaleras os encontráis en el exterior, aunque aún bajo metros y metros de torres, con decenas de pasarelas por encima vuestro y barcazas que flotan en el aire impulsadas con la magia del lugar.

-Hay un barco en los muelles, El Mero, con tripulación lista para la misión. Un escriba Sivis, dos espadas Deneith, un carcelero Kundarak y el capitán con su tripulación de la casa Lyrandar.- El semiorco os mira y sonríe.

Se saca un pañuelo que vale mas que vuestras pertinencias y se seca el sudor de la frente antes de guardarlo de nuevo en su manga.

-Da la casualidad que la casa Tharashk no tenia a ningún heredero dispuesto, con lo que vosotros seréis nuestro representante. Espero que dejéis una buena impresión.-

-Empezad investigando en los muelles de Cliffside, en Dura inferior.-

Carraspea un poco antes de proseguir.

-Utilizad al Sivis para poneros en contacto conmigo y sobre vuestros honorarios ...-

-... ¿Tenéis pensada alguna cantidad?-

Nahhum no sabe exactamente el motivo, pero cree que lo poco que puedan pedir tras oír los delitos de semejante engendro seria escaso. Mira a sus compañeros para ver si ellos tienen la misma impresión.

A pesar de todo lo dicho, aun le mosquea el detalle de que lo quieran vivo. Si ha cometido todos los delitos que le imputan no se merece más que una muerte rápida. Aunque si esta fuera lenta tampoco estaría mal.

Hace un gesto a sus compañeros para apartarse de Kushpid. - ¿Qué creéis vosotros que deberíamos pedir? – comenta en susurros con el resto del grupo.

Mira al semiorco y luego al resto de sus compañeros. Mira fijamente al semiorco con aspecto algo severoHa sabiendas del peligro que nos habéis enviados y lo peligroso que es Tarpoo, la magia negra que maneja, los sacrificios en vida que ha realizado, con el tipo de seres que se ha aliado y lo que nos pedís que os lo entreguemos con vida después de todas las fechorías hechas y por hacer... Que precio crees que merece tal esfuerzo y compensar todos esos peligros? Luego gira un poco la cabeza hacia sus compañeros, intentando disimular un poco y susurrando sus palabras para que Kushpid no la escuche. Es una buena forma de tantear el asunto, no os parece?

Cita:

Nop. Ez una forma horrible. - Respondo sin mirar, sin preocuparme por las sutilezas. Acto miro a un lado y al otro para acabar girando la cabeza hacia mi marioneta y preguntarle - ¿ Por donde puñetaz ze va a Dunar ? ... No me mirez azi, yo he preguntado primero ...... Bah!, Tu que vaz a saber, eztúpido calcetín.

Desentendiéndome por completo de la discusión monetaria, afianzo mi mochila sobrecargada de chatarra dando un par de saltitos y empiezo a buscar algún barquero que nos pueda llevar.

---Yo no quiero nada en principio, si todo sale tal y como  queremos no creo que necesite ninguna recompensa, estaré bastante satisfecho.- digo ignorando a los demas.

Kushpid enarca una ceja.

-¿Querrás un golpecito en el hombro, o no será necesario?- Dice al final sin poder aguantarse.

-No seré yo quien insista para que cobres. Viendo que no tenéis muy claros aún los honorarios del gremio, quedamos en que os daré 1000 piezas de oro por cabeza.- Dice mas serio.

Tenia la sensación clara, que si el semiorco ofrecía esa cantidad, podrían llegar a pedir mas cantidad, pero le parecía bien. Tampoco le movía tanto el tema del dinero, pero tampoco iba a ofrecer su vida en vano.
Me parece un trato justo

1000 monedas de oro por mi vida, no era lo que tenía en mente, pero enfrentarme a un ser de semejantes característica llamaba poderosamente mi atención. Partamos pues al muelle, ese goblins ya nos saca bastante ventaja.

Primero Dura ... ¡Duuuura! - Insisto ya desde una docena de metros de distancia. Para seguir tarareando el nombre como si se tratase de la letra de alguna canción. - Duuura, ¡du-ra!. Du-du-du-duuuu Dura de mi calzetín.

Os despedís de Kushpid (o no) y siguiendo los pasos de Ehtu os montáis en una barcaza aérea para daros un paseo por Sharn y llegar al distrito de Dura.

Atravesáis torres y pasarelas y llegáis encima del precipicio que lleva al río daga y donde está Cliffside, un muelle bastante mas industrial y menos bonito que en otras zonas.

Vuestra barcaza (y el barquero humano que la lleva) pasa entre grúas mágicas y pequeñas zonas elevadas de descarga hasta que llegáis a nivel de mar, donde es vuestro final de destino y donde espera cobrar el viaje realizado por valor de 10 piezas de cobre.

Me acerco al barquero con una bolsita de cuero, derramo su contenido en monedas y chatarra sobre mi mano. Una a una empiezo a buscar monedas de cobre entre astillas de madera, un pedazo de hierro retorcido, un corcho roído, algunas pelusas, y demás pequeños objetos de valor. - Una ... doz .... trez ... - Busco algunas monedas mas - .. cuatro, zinco ... zeiz .... ziiiiete ... - Parece que no hay mas monedas. Vuelvo a tirar mis preciados tesoros en la bolsa y voy tanteando entre bolsillos. - OH!, mira. ¿ Esta piedra vale por una moneda ? ... No, zeguro que vale maz. - La vuelvo a guardar para seguir hurgando entre mis variopintas propiedades - Aquí. Ocho, nueve y diez!.

Dándome por satisfecho con el trato con el barquero, me dispongo a marcharme andando y canturreando alguna canción.