Partida Rol por web

De pronto, desde el norte se empiezan a escuchar gritos y se podéis observar el movimiento de varias figuras que se acercan cada vez a mayor velocidad. Lo mismo comienza a pasar en el flanco occidental.

Barahir comienza a dar instrucciones. Los caballeros montan y sorprendentemente no avanzan, sino que se escabullen en dirección este por la hondonada, aparentemente para no ser vistos. El resto de soldados de Barahir, armados con arcos y divididos en dos grupos, al frentes de los cuales están Barahir y Angrod, comienzan a disparar andanadas de flechas hacia la oscuridad. Tarhad, al frente de sus soldados comienza a dar órdenes para que formen en dos grupos compactos cuyas picas apuntan hacia la oscuridad. Su visión es impresionante, ya que queda claro que la fama que tienen es bien merecida, dada su organización a la hora de formar. Y mientras tanto, el enemigo, sea quien sea, se acerca.

-¡¡¡Arqueros disparar!!!

Las flechas surcan el aire en la oscuridad y comienzan a escucharse los primeros gritos de dolor, a la vez, una tanda de flechas enviadas por vuestros atacantes caen encima vuestro. Oís gritos de dolor a vuestro alrededor. Las andanadas de flechas se suceden en ambos sentidos, pero ninguna os alcanza, aunque escucháis como alguna pasa muy cerca vuestro.

Mientras tanto, Tarhad da una orden, no la entendéis porque está en un lenguaje que no conocéis. Los Raggers cierran sus filas y enfilando sus picas hacia la oscuridad comienzan a avanzar a paso ligero.

Ya con el arco preparado (puesto que cuando me he acercado a mirar entre los arbustos ya lo tenía a punto), me paro un momento a apuntar a los que también disponen de proyectiles y disparo.

El grupo de atacantes procedentes del norte se acerca a más velocidad mientras que el occidental queda más rezagado. Podéis observar que se tratan de hombres, vestidos con ropas normales y pieles. Dirías que podría tratarse de montañeses del norte, de Rhudaur. Son muchos, tantos o más que vuestra compañía.

Tarhad sigue dando órdenes a sus hombres en la misma lengua extraña que habéis escuchado al principio, mientras que los Ranggers siguen avanzando a paso ligero, y al igual que los atacantes, el grupo del norte está más adelantado que el occidental.

Barahir y Angrod siguen dando instrucciones a sus tropas, mientras el intercambio de flechas prosigue, de tanto en tanto hay algún que otro soldado de ambos bandos que cae herido, o tal vez muerto, no lo sabríais decir, ya que estáis más pendiente de lo que se os avecina encima.

Mientras tanto, los mozos que estaban cuidando de las mulas acercan a la hoguera y se quedan con ellas, aparentemente para protegerlas y evitar que se escapen o les pase algo.

De los caballeros de Tinereb no hay ni rastro.

Talin, como era de esperar, se aposta rápidamente tras una roca y coloca escudo y morning-star para poder pasar rápidamente al cuerpo a cuerpo en caso de necesidad. A continuación busca un blanco al que convertir en un puercoespín y acto seguido suena el singular golpe seco característico del accionamiento de una ballesta.

La saeta de Talin roza a uno de los atacantes, el cual frena y se agacha intentando resguardarse para acto seguido continuar su carga.

La batalla continúa igual. Van cayendo soldados de ambos bandos, pero a pesar de que las flechas enemigas son más numerosas, observáis como cada vez disparan menos y se oyen más gritos de dolor desde el bando atacante. En un momento dado Tarhad da un grito y de pronto los Raggers aceleran y cargan contra los atacantes. Los atacantes aceleran y se acercan aún más a vuestras posiciones.

-¡¡¡Cargar!!!, ¡¡¡DOL TINEREB!!!, ¡¡¡DOL TINEREB!!!, ¡¡¡DOL TINEREEEEEEEEEB!!!

Barahir y Angrod, seguidos por sus soldados los cuales cambian rápidamente el arco por la espada y el escudo se lanzan a la carga.

Aunque parece que me tomo todo el tiempo del mundo en apuntar en realidad no pasan más que unos segundos y tengo el arma preparada antes que nadie. El disparo sale nítidamente hacia el grupo que nos ataca. 

En esta ocasión, tu disparo es bastante certero y dar de pleno en uno de los atacantes, el cual grita de dolor.

En vez de cargar la ballesta -que es en sí una laboriosa y prolongada actividad- Talin se la coloca al hombro, recoge escudo y la morning-star y se dirije hacia donde está el elfo, del que por alguna extraña razón se siente responsable. Y qué demonios, debe ser de los mejores arqueros del campamento y puede disparar por encima de su cabeza sin ninguna complicación, así que será un tandem mortífero, literalmente...

La flecha de Mellongaladh ha atravesado a su adversario, perforándole uno de los riñones. El pobre desgracia se derrumba con gritos de dolor, para posteriormente ir agonizando lentamente.

De pronto, al lado suyo, aparece su compañero enano, armado hasta los dientes y gesto fiero, presto a cubrirle.

Ambos grupos de contrincantes avanzan el uno contra el otro. Las flechas enemigas siguen surcando el cielo pero cada vez menos, parece que los arqueros enemigos comienzan a imitar a los soldados de Dol Tinereb y se lanzan a la lucha cuerpo a cuerpo. De pronto los gritos de agonía se suceden. El primer grupo de Raggers, con Tarhad a la cabeza a comenzado a luchar cuerpo a cuerpo. Presenta una formación compacta, los soldados de primera línea llevan el peso del ataque gracias a sus picas más largas, mientras la segunda y tercera línea los cubre a su vez con las suyas, mientras que el resto de filas permanecen en reserva, sustituyendo a sus compañeros heridos con gran rapidez. Pocos de los enemigos que consiguen llegar hasta las filas de los Raggers son capaces de atacar, ya que son rápidamente eliminados.

Tarhad desentona entre sus hombres, dado que combate con una espada ancha y un escudo, pero igualmente es igual de efectivo. Ayuda a eliminar a los contrincantes que superan a sus hombres o a aquellos que aún no han entrado en contacto con los Raggers, por lo que avanza y retrocede una y otra vez según las circunstancias del combate, sabiendo que sus hombres también le cubren a él por la retaguardia. Es una actitud un tanto arriesgada, aunque podéis escuchar perfectamente las instrucciones de Tarhad en esa lengua extraña y especialmente sus risas contínuas, por lo que diríais que está disfrutando de la situación.

El combate se acelera. Un grupo de atacantes se dirige hacia Barahir y sus hombres, entrando en combate cuerpo a cuerpo, mientras otro tanto pasa con el grupo encabezado por Angrod. Mientras tanto, el segundo grupo de Raggers entran en acción igual que primer grupo y con la misma táctica, un grupo compacto de soldados con picas de más de tres metros ensartando a sus enemigos.

De pronto, los atacantes comienzan a rodear a los Raggers y rápidamente, de forma imprecable, éstos reaccionan formando un círculo compacto de picas con dos líneas de Raggers, la primera ocupándose de atacar y la segunda cubriendo a la primera y ocupándose de todos los enemigos que superan las picas de la primera fila. Vuestros enemigos caen como moscas ante su avance, atravesados por las picas de los Raggers.

Mientras tanto, Barahir, Angrod y sus hombres luchan cuerpo a cuerpo. Barahir y Angrod demuestran que son grandes guerreros, ya que a pesar de verse superados en más de una ocasión, consiguen hacer retroceder a sus adversarios o acabar con ellos.

A la vez que todo esto pasa, un pequeño grupo de atacantes se dirige hacia vuestra posición, o hacia el campamento, no lo sabríais decir con certeza. Sea lo uno o lo otro, os vais a encontrar cara a cara enseguida.

Miro al enano que se me ha situado delante con sorpresa. No acabo de entender muy bien a estos enanos, cuando tienen todo el tiempo del mundo para disfrutar de la naturaleza y su entorno están enfrascados en si mismos y enfurruñados, pero ahora bien, aparece un arma a su alrededor y se les ilumina la cara de felicidad volviéndose al instante en un amigo inseparable; les surge de la nada, a mi parecer, una especie de instinto colaborador.

Entre mis cábalas disparo a mis enemigos, pero la segunda flecha no es tan certera como lo ha sido la primera, no debería haberme distraído.