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Los Salones del Rey de la Montaña

Los Salones del Rey de la Montaña [Partida]

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24/03/2020, 23:34
Narrador

“Despuntar el alba” es quizá una frase demasiado generosa para la poca luz que consigue atravesar los sucios cristales de vuestras habitaciones. “Habitaciones” es quizá una palabra demasiado generosa también. Despertar a los pies de las Montañas de la Bruma trae inevitablemente consigo una buena dosis de niebla, frío húmedo y cielos grises hasta donde alcanza la vista. Pero no habéis venido hasta aquí por las vistas. Un bulto se sacude en la oscuridad de un callejón próximo. Otto y Ash, cubiertos por un sinfín de pieles, se sacuden el rocío acumulado y estiran las piernas. Son los primeros en levantarse, pues poco han dormido. Viejas costumbres.

Los demás os levantáis a vuestro ritmo. Algunos antes y otros más tarde. Quién más quien menos habéis descansado lo suficiente como para que los rigores del viaje queden ahora en el recuerdo. Ya sea entonando un sonoro bostezo o frescos como una col os reunís en torno a la misma mesa que la noche anterior. Incluso las jarras están en el mismo sitio.

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24/03/2020, 23:35
Narrador

Si bien tu sentido del olfato no es comparable al de tu peludo amigo hay algo que definitivamente te huele a chamusquina en aquel lugar. Sombras esquivas en la noche y sonidos extraños que podrían confundirse con el canto de algún animal. Aún a riesgo de perder la cabeza dirías que aquellos endiablados esbirros han vuelto a cruzarse en tu camino. Pero sin nada que demuestre tus teorías lo mejor es no meter a los demás en todo esto. Si Konrad está aquí tarde o temprano se las volvería a ver contigo.

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24/03/2020, 23:36
Narrador

“Cabeza” y “festín” son quizá palabras demasiado generosas para definir lo que viste entre las cacerolas. Como quien rebusca en la basura, aquella sombra parecía afanada en localizar algo entre la cubertería y los despojos de la cena, arrojando lo que no estaba en su lista de manera indecorosa. Sin girar su cuerpo, gira su crisma hacia ti y un único ojo brillante te ciega momentánemente. Con una velocidad pasmosa la criatura se escabulle entre los armarios y abandona las cocinas por un agujero en la pared. Intentas seguir sus pasos, pero la abertura es tan estrecha que temes quedarte atascada y desistes. Aún en paños menores decides volver a la cama. Quizá aquello había sido otro mal sueño. De una forma u otra lo mejor era volver a dormir. De nada servía iniciar una cacería ahora.

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24/03/2020, 23:36
Helga "Parte-muelas"

El repiqueteo característico de una armadura os invita a giraros hacia la barra. Una mujer (o lo que queda de ellas) camina pesadamente por la sala y se deja caer sobre uno de los taburetes. Viste una coraza de hierro compuesta de lo que parecen ser media docena de piezas diferentes, cada una de un estilo diferente. Un dedo de menos, un ojo de menos, una pierna de menos. Las señas de cualquier mercenario que se precie.

- Se ha hecho tarde, posadero, ¡muy tarde! - espeta al hombre tras la barra agarrándole del delantal y golpeando la madera con el guantelete - Mis hombres y yo necesitamos comida en abundancia. ¡Trae lo que tengas! Hoy subiremos la montaña.

La mujer escupe a un lado, empuja al posadero y se sienta nuevamente esta vez con los brazos cruzados.

Atusándose el delantal, el hombre frunce los labios (quizá es un gesto de familia) y se adentra en la cocina para luego salir con lo que parece ser un costillar envuelto en un trapo. Sosteniéndolo con una mano hace un gesto a la mercenaria con la otra. No parece impresionado en lo más mínimo.

- Los tienes bien puestos para regentar un sitio de mala muerte como éste - dice al tiempo que arroja una pieza de plata que el orondo posadero agarra al vuelo - No te lo gastes de todo de una.

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24/03/2020, 23:37
Karl Karlson

 La mujer se marcha dejando el ambiente un tanto enrarecido. El hombre suspira y os dedica una sonrisa algo forzada.

- Siento la escena, maestros - se disculpa mientras recoge las jarras esparcidas sobre y bajo la mesa - Desde que el viejo Willow dio con esas dichosas ruinas en lo alto de la montaña tipos de esta misma calaña no han parado de venir. Como si fueran a encontrar algo en aquellos picos helados ¡Bah! Por otro lado no suelen molestar más de una vez: nadie que haya subido ha vuelto con vida.

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24/03/2020, 23:37
Olga Karlson

La tabernera entra en escena por la puerta atándose la cofia y murmurando para sí.

- Karl, el chico se ha vuelto a quedar dormido en el abrevadero. Dile algo - la mujer se da cuenta de que su hermano no se encuentra sólo - ¡Buenos días, pequeños señores! Espero que el desayuno esté siendo de su agrado. Tal y como se me pidió he dejado varios cuencos de arcilla con estofado listos para llevar. Incluso frío está sabroso.

La camarera está a punto de entrar en las cocinas cuando parece recordar algo.

- Por cierto. La señorita Stoneshield me ha dejado un mensaje para ustedes. Les espera listos y pertrechados en la plaza del pueblo. El ascenso no es nada fácil, según dicen. Bien podríais hacer una visita al bueno de Nicholas en su tienda de ultramarinos antes de partir, o a Björn si lo que se os antoja es renovar vuestra indumentaria.

Notas de juego

La estancia y la comida suman 1 pieza de plata y 5 de cobre (salvo para Otto, que es 1 pieza de plata por dos raciones) y el estofado para llevar otra pieza de plata por cabeza.

Dado que no contáis con dinero indicado en vuestras fichas es buen momento para un poco de azar y probar el sistema de tiradas. Necesito que realicéis una tirada de 2d6. El resultado determinará el número de piezas de plata con las que cuenta cada uno. Recordad que las tiradas deben realizarse en el Salón de los Orfebres. Las tiradas en este hilo no son válidas y serán borradas.

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25/03/2020, 11:12
Hilda Goldstaff

Otra vez esa maldita coletilla de “pequeños maestros”. Hilda estaba cansada de haber tenido que soportar toda su vida la condescendencia y la burla de otras razas por la estatura propia de la suya. Pese a que con un solo hechizo y sin despeinarse hubiese podido eliminar a cuatro o cinco elfos. Por poner un ejemplo. No es que los odiase más que a otras razas…pero sí.

La maga dio buena cuenta del cuenco de desayuno que tenía delante, mientras escuchaba las recomendaciones y los recados que la oronda posadera les transmitía. Miró a su comitiva. Vaya cara traía la princesita Astrid, parecía que hubiese visto un fantasma aquella noche. Aunque la de Otto no era mucho mejor. No le venía bien dormir a la intemperie, pero esa era una batalla que Hilda había abandonado. Hubiera sido más fácil hacer entrar en razón a la mesa que tenía delante, puesto que era más blanda que la testarudez de su amigo.

Una vez hubo terminado de desayunar, decidió que era el momento de tomar decisiones. La tarea que tenían por delante ya era ardua, pero que hubiese personajes como aquella mercenaria que había aparecido unos minutos antes interesados en lo mismo que ellos no hacía sino complicar las cosas.

- ¿Y bien, compañeros? ¿Qué necesitáis hacer primero? Creo que antes de reunirnos con la señorita Stoneshield deberíamos pensar en equiparnos. En mi caso, quizá me acerque a ver a ese tal Nicholas para aprovisionar nuestro viaje. Puedo ocuparme, si así lo deseáis, de reunir los víveres necesarios para todo el grupo, luego saldaremos las cuentas. La visita a Björn, por contra, no la veo tan necesaria puesto que salí de mi aldea con todo lo necesario en cuanto a ropajes, mi padre se encargó bien de ello – comentó entre risas, que solo Amber compartió.

Sonrió al recordar el empeño de su padre, con los ojos cargados de lágrimas, en que revisara su petate varias veces antes de partir. Su madre, como siempre ausente desde que Garrim faltaba, apenas le dio beso y un abrazo la mañana en que comenzó su viaje. Volvió al momento presente.

- ¿Qué me decís? ¿Cuál es vuestro plan?

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25/03/2020, 11:50
Amber Hammersmith

Amber se despertó antes de la salida del sol, probablemente por los gruñidos del lobo en alguna parte de la planta inferior. Después de llevar varios días de viaje con Otto y su inseparable compañero, ya había aprendido que para ellos dormir no era absolutamente esencial. Calculaba que llevarían levantados un par de horas y estarían dando vueltas por la taberna, preparándose para el día. Ella también debería hacer lo mismo.

Se levantó y se lavó la cara y las manos con el agua helada de la jofaina. Abrió la ventana e inspiró una gran bocanada de aire frío que terminó de despejar su mente por completo. Rehizo sus trenzas y dibujó nuevamente el círculo sagrado. Dio gracias a Øverste Ild por el nuevo día y por toda la creación salida de su Forja divina. Preparó sus conjuros como cada mañana, con ayuda de su libro sagrado, del que no se separaba. Se puso de pie y tomó su armadura y su yelmo y los colocó ceremoniosamente dentro del círculo. Les impuso las manos y murmuró una bendición que la acompañaría todo el día. Encendió la llama de su yelmo y sonrió al recordar la noche en que el Señor de la Forja la había elegido. Se puso la armadura, cogió su petate y se detuvo frente a la ventana. Contempló los primeros bostezos del sol tras las montañas envueltas en espesa niebla mientras sus dedos jugaban distraídamente con el amuleto y con un suspiro decidido salió de la habitación.

-¡Que la Llama Sagrada de Øverste Ild os acompañe en este día! -saludó alegremente al posadero y sus compañeros que ya estaban ahí. No era ninguna sorpresa que Kara no estuviera aún. La noche pasada hizo alarde de sus costumbres poco refinadas y probablemente no se habría recuperado aún-. Quizá el Señor de la Forja quiere que la guíe por el buen camino -pensó con desagrado.

Fue entonces cuando se fijó en que había otra humana con ellos. Una mujer de aspecto rudo y malas pulgas que hablaba con aires de superioridad al pobre tabernero (Que Øverste Ild bendiga a este buen señor). No supo a ciencia cierta porqué, pero algo en el aspecto de la mercenaria o en su tono de voz hizo que su cuerpo entero se tensara en alerta. Decidió que no le quitaría ojo de encima.

Se sentó junto a Hilda en una mesa a dar cuenta de un par de cuencos de gachas de avena que estaban sorprendentemente deliciosos mientras la joven maga la ponía al corriente sobre el mensaje que les había dejado Stoneshield. Hizo un inventario mental de todo lo que llevaba encima, por si necesitaba alguna cosa, y palpó el monedero que colgaba de su cinto. Tendría que bastar con lo que ya tenía.

-¿Alguno lleva cuerdas?

Notas de juego

Se puso de pie y tomó su armadura y su yelmo y los colocó ceremoniosamente dentro del círculo. Les impuso las manos y murmuró una bendición que la acompañaría todo el día.

Uso Bendición de la forja sobre mi armadura para conseguir un +1 de CA.

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25/03/2020, 18:56
Kara Ashenstorm

El resonar de voces en el piso de abajo despertó a Kara. Con un gran y estridente bostezo se levantó del, por llamarlo de alguna manera, colchón. Su melena rubia, tan poco común entre los Ashenstorm, estaba completamente revuelta. Pero su aspecto nunca le había parecido más digno de preocupación que la comida. Así que bajó a desayunar, nunca se perdería un desayuno servido "al despuntar el alba". Aunque el alba hubiera pasado hacía un buen rato.

Estirándose para librarse del entumecimiento, bajó las escaleras. No era tan tarde como pensaba, aún faltaba Astrid. Nadie quiere levantarse más tarde que una princesa ¡Qué falta de decencia! Se sentó en silencio recuperó el tambor olvidado de la noche anterior. Se lo quedó mirando..."Debería ponerte un nombre"-dijo para sus adentros-"todas las armas legendarias tienen un nombre. Pero tú me has sido más útil que cualquiera de esos pedazos de metal desgastado y corroído". Un golpe secó llamó su atención. Una mercenaria, o, mejor dicho, media mercenaria, estaba dándose aires de dura frente al posadero. Al instante le ardieron las entrañas de rabia. Nadie que se diera esos aires frente al bonachón de Karl merecía otra cosa. Helga "Parte-muelas" dijo llamarse ,¡Ja! un nombre estúpido para alguien estúpido. Menos mal que se apartó de su vista antes de enfurecerse del todo.

La entrada en escena de Olga desvió toda su atención. ¡Buenos días, pequeños señores! -siempre le había resultado graciosa esa expresión, y más viniendo de alguien que apenas le superaba en altura en par de dedos. Pero parecía lOlga parecía muy resuelta y con cara de traer un mensaje interesante. Escuchó con atención.

- ¿Qué me decís? ¿Cuál es vuestro plan?, preguntó Hilda.

Umh...visitar al viejo Björn le resultaba intrigante. Siempre podría encontrar alguna vestimenta que le resultara útil en alguno de sus números a un precio asequible. No sería la primera vez que un mercader no era consciente de los tesoros que ocultaba.

- Buena Hilda. Dado tu generoso ofrecimiento no puedo negarme a aceptar tu oferta. Por mí parte, si encuentro algún ropaje,accesorio o complemento que pueda resultarnos de utilidad en manos de Björn no dudaré en intentar adquirirlo por el bien de todo el grupo.

Dicho esto, decidió que ya era hora de acicalarse. No le importaba ganarse el sobrenombre de Kara "la leona" (siempre era mejor que "Parte-muelas", aunque cualquiera lo sería). Pero aún era un poco pronto para sobrenombres.

Con una sonrisa general, se dirigió a su habitación.

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25/03/2020, 21:09
Astrid Copperforge

En aquella tediosa mañana cada sonido retumbaba en su cabeza como mil martillos en una mina de diamante. Le había costado media hora volver a ser enana, rompiendo su peine que, intentando arreglar el caos que reinaba en su melena, terminó siendo arrojado por la ventana. La sensación de anoche todavía le inquietaba pero estaba casi segura de que se trataría del vacío que sentía en su estómago. Bajó a desayunar tardando más de lo que le hubiera gustado y con peor visión que de la que se sirvió anoche ya que le pesaban tanto los párpados que daba dos pasos hacia adelante a trompicones, medio hacia atrás y se paraba a bostezar a menudo. Necesitaba un poco de calma y tiempo para poder decir "Buenos días" a alguien y mejor que "alguien" no le dijera nada a ella porque estaba para poca conversación ligera, entró tras perderse el saludo mañanero de la mesonera, perfecto, mejor empezar la mañana con calma...
- ¿Y bien, compañeros? ¿Qué necesitáis hacer primero? Creo que... - Aaargh quién puede estar así de vital y alegre de par de mañana? Maldita sea. 
-¿Quién le ha dicho a Chispitas la Encantadora que puede jugar a mandar y tomar decisiones con los mayores? -Vale, igual se había pasado un poco, pero estaba para pocas gestas y encima se había dado cuenta de que en ese momento estaba pobre como una rata de ciénaga. Menos mal que Kara que hasta el momento había estado un poco empanada mirando su instrumento salió al paso para responder a Hilda. 
Astrid recogió sus raciones de viaje, molesta porque era menos cantidad de la que esperaba, tampoco quedaba mucho para desayunar, por lo visto una tal Helga "Parte-muelas" se había llevado un buen bocado. Pues a ver si era verdad y se partía sus propias muelas con un poco de suerte, por listilla.

Astrid esperó un poco a que cada uno de los integrantes del curioso grupo eligiera una manera de pasar la mañana, dejó una moneda de plata como pago confiando en que nadie se percatara y se escabulló hacia la cocina para asegurarse de si había una abertura en la pared. Ahí estaba. Conforme se fue acercando cogió una pata de pavo por mano como si de sus hachas se tratara "para el camino" mientras se dirigía hasta el otro lado de la cocina para ver de cerca esa grieta que dejaba entrar un sol ya algo menos frío. 
-EHEEEM - No le hizo falta girarse ya que la mirada de Olga eran como 10 dagas clavándosele en la nuca. Con la sonrisa más encantadora que pudo la bárbara se giró y le dijo en un tono poco convincente:
-Señora, déjeme que le diga, que conozco la piedra y esta posada suya va a terminar con una raja más grande que el horizonte en sí mismo. Yo que usted pondría remedio pronto y si quiere puedo curarle el mal a esta piedra con un poco de argamasa con la vieja receta de mi familia, trabajo de enano, trabajo fino. Si quiere le presento mis honorarios. - Astrid dudaba de si podría hallar algo sobre lo que vio o no vio anoche pero cada vez tenía más presente la sensación de que había sido real, desde que pisara la cocina y además... En fin, dolía asumirlo pero... necesitaba dinero por si podía visitar más tarde la tienda y por lo visto también debía pagar el pavo y la calderilla que había querido ahorrarse antes.

¿Vería su peine entre las malas hierbas al lado de la grieta? A veces se lamentaba de su mal genio... 

 

Notas de juego

 

 

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25/03/2020, 22:12
Otto Ironwood

-Buenos días viejo amigo, por decir algo…

El día amanecía lánguido y triste, Otto disfrutaba de un amargo dolor de cabeza fruto de los excesos de la noche anterior. Sus ojos rojos hacían indicar que no sería un día fácil. El recuerdo de la noche anterior no mejoraba la situación actual. Con el rostro y la cabeza fría hizo un esfuerzo de recordar cada gesto y detalle que la embriaguez le pudo hacer obviar. Evidentemente fue un esfuerzo fútil y sin ninguna esperanza de conseguir algo, Otto seguía intranquilo.

Aun era demasiado temprano para desayunar, y no se escuchaba trajín en la posada, por lo que recogió los bártulos y se dispuso a dar una vuelta por el pueblo. Sus compañeros de viaje no amanecerían hasta un par de horas más tarde, por lo que disponía de tiempo para indagar. Ash aprovechó para sacudirse el rocío mañanero y Otto decidió imitar a su fiel compañero. Hacía frío, demasiado frío para esa época del año. Se arrebujó la capa, se limpió la cara con agua escarchada acumulada en la repisa de una ventana próxima y escupió al suelo con la intención de hacer frente a la resaca.

Los pájaros comenzaban a piar y algún tímido rayo de sol intentaba calentar la piedra de las casas. En la Hondonada comenzaba la algarabía propia de estos pueblos de montaña. Ajetreo por la mañana, silencia y oscuridad por la noche.

Durante su paseo matutino Otto no presenció nada extraño, aunque Ash se mostraba algo huraño.

- ¿Qué notas chico? Algo no huele a limpio en este curioso poblado, ¿cierto? Ah… yo también lo noto, estamos demasiado altos para tener un aire tan viciado…

De vuelta a la posada un grupo de rufianes se hacinaba junto al pozo que se encontraba frente al portalón de la posada.

-Esa panda de pordioseros acabará rompiendo la polea del pozo a este paso, lo cual será un problema para los taberneros. Más vale que se marchen pronto, o mejor, que nos vayamos nosotros antes- reflexionó Otto para sí.

Cuando Otto se disponía a abrir la puerta para entrar en la posada, casi es golpeado por esta, que se abría de par en par con un crujido sospechoso indicando el descuidado estado de sus oxidados goznes.

-¡Tú por aquí, y encima con ese sarnoso animal!- le espetó una Helga “Parte-muelas” fuera de sí. No era su primer encontronazo, y desde luego no tenía pinta de ser el último, pero Otto no tenía ganas de un enfrentamiento con esa idiota justo antes de subir a la montaña. Ahora entendía que hacía ese grupete ahí fuera.

-Buenos y maravillosos días, ¿nos conocemos? - Otto sabía que no había nada que sacara más de las casilla a Helga que alguien no le diera importancia. -Oh… ¿quizás seas Anya, la nieta de Willfred el tuerto? Perdona mi mala memoria, procuro olvidar los rostros menos agraciados que el mío.

Helga apretó el puño, sabedora que no estaba en disposición de lidiar una batalla antes de partir de viaje. Otto vio cómo se miraba el dedo que le faltaba, aquel del que buena cuenta dio Ash un tiempo atrás en aquel bosque.

-¡Sé perfectamente que sabes quién soy, maldito escaqueador!- le dijo mientras alzaba el mutilado puño. -Muchachos, vamonos de aquí antes de que me entren arcadas de soportar este nauseabundo hedor a perro mojado.

Otto entró en la posada, donde Hilda, que había observado toda la escena en riguroso silencio, esperaba sentada. Otto se dio cuenta que la joven tenía las manos preparadas para lanzar un hechizo en caso de complicarse la situación. Le sonrió mientras se sentaba en el banco, como si la cosa no fuera con él. Un guiño tranquilizador, a la vez que se disponía a devorar las gachas, terminó por calmar a la maga.

El resto de la comitiva fue apareciendo, alguna con mejor cara que otra. Olga les comentó que la señora Stoneshield les estaba esperando en la plaza, y Hilda inmediatamente tomó la iniciativa. La dulce princesita torció el morro y le soltó un improperio. Demasiado seco, demasiado temprano, a la larga este roce de individualidades acabaría trayendo disgustos a la comitiva. No llevaban más que unos días de expedición y la tensión saltaba por momentos. Él no era una persona dialogante, y mucho menos un apaciguador, por lo que esa no era su batalla, bastante había tenido ya con la patapalo de Helga.

- Tenemos que elegir bien el equipaje, tenemos pendiente una ascensión de varios días, y sin duda no sabemos qué podemos encontrar dentro de la mina. Necesitaremos alimento que pueda conservarse durante un largo tiempo, y material para hacer fuego. Hilda, te acompaño. No gastéis dinero en chucherías ni en ropajes finos, eso va por ti Kara. Un peso excesivo nos acabará lastrando demasiado.

Apuró las gachas, se puso en pie y volvió a repasar a todos los parroquianos de la posada. Parecía que Helga y su grupito ya se había marchado. Sin embargo, no podía quitarse esa sensación de que algo oscuro y extraño estaba pasando alrededor…

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26/03/2020, 01:09
Olga Karlson

La tabernera, con los labios fruncidos como viene a ser habitual, golpetea el suelo con impaciencia mientras te observa con los brazos cruzados y la mirada encendida. No parece muy contenta con tu intromisión. Sin embargo al ver la abertura en la pared (justo al lado de la alacena) interrumpe tu propuesta (parece no haber prestado mucha atención) y te aparta sin miramientos.

- ¡Oh, dioses! - exclama de rodillas junto al agujero - ¡Karl! ¡Karl, ven aquí!

El posadero asoma la cabeza por la puerta.

- ¡Mira, otro agujero! ¿no me irás a decir que esto es también obra de las ratas, verdad? Mira el tamaño de esta cosa. ¡Busca algo para taparlo antes de que el aire helado me apague el horno!

Aprovechando la distracción te escabulles por la puerta mientras los hermanos se afanan en apilar sacos de harina junto a la abertura. Con la pata de cordero aún en tu mano abandonas la posada y te diriges a la plaza del pueblo, un par de calles más abajo.

Notas de juego

Durante el jaleo tienes tiempo para echar un vistazo al agujero con más detenimiento. Aunque estás segura de que una rata no podría hacer un agujero semejante (y que lo que sea que viste no era ni de lejos una de estas alimañas), no estás segura de qué podría haberlo hecho. Se trataba de un agujero totalmente cuadrado de tan sólo 1’ de ancho.

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26/03/2020, 01:10
Narrador

Tras terminar el desayuno y dejar las deudas saldadas, recogéis vuestras pertenencias y ponéis rumbo al establecimiento del comerciante conocido como Nicholas Nicholson (empezáis a ver un patrón en los nombres de los habitantes de aquella aldea montañosa). Las indicaciones son relativamente sencillas y la distancia mínima, por lo que en pocos minutos os encontráis a las puertas de “Nicholson’s”. Este pintoresco local no es tal sino un carromato de vivos colores frente al cual se han apilado cajas y barriles formando un improvisado mostrador. Artículos de pesca, estuches y botellas de diferente tamaño se acumulan en perchas, garfios, cuerdas y cajones en torno al carruaje vigilados de cerca por un hombre igualmente estrafalario.

El hombre, entrado en edad, se apresura a recibiros con una sonrisa impecable. Ayudándose de un elaborado bastón y atusándose el bigote se aproxima a vosotros y, con una reverencia, os invita a acercaros.

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26/03/2020, 01:11
Nicholas Nicholson

- ¡Bienvenidos!, si, si, ¡bienvenidos! Veo que sois hombres y mujeres que saben exactamente lo que quieren. ¿Puedo tentaros con algunos artículos imprescindibles para todo aventurero? Algunos de ellos podrían salvaros la vida en las montañas… o en el lugar que se esconde bajo ella.

Dicho esto el anciano os presenta un sinfín de productos, uno detrás de otro, sin daros tiempo siquiera a decir una palabra. Pasados unos minutos se gira hacia vosotros expectante.

- ¿He conseguido llamar vuestra atención? - dice mientras sostiene un costoso frasco de perfume en una mano y un pato de madera en la otra.

Notas de juego

La tienda de Nicholas cuenta con al menos una unidad de cada uno de los objetos mundanos del manual (seguid este enlace para consultar la lista). Tened en cuenta que, dado que no contáis con mucho efectivo, es posible realizar trueques.

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26/03/2020, 01:12
Narrador

Tras terminar el desayuno y dejar las deudas saldadas, recogéis vuestras pertenencias y ponéis rumbo al establecimiento del comerciante conocido como Björn Björnson (empezáis a ver un patrón en los nombres de los habitantes de aquella aldea montañosa). Las indicaciones son relativamente sencillas y la distancia mínima, por lo que en pocos minutos os encontráis a las puertas de “La Forja de Björn”. Preguntáis a los transeúntes con gesto confundido. Éste es el sitio. Probablemente la posadera usó la palabra “indumentaria” de una manera un poco amplia. Más que un local aquel lugar parecía una cabaña a punto de desmoronarse. El fuego del crisol podía verse entre los tablones verticales, así como la silueta de un hombre trabajando el acero.

El cambio de temperatura al entrar hace que la cabeza te de vueltas. El cambio de luces no ayuda tampoco. La figura, recortada contra el fuego de la forja, deja caer el pesado martillo y se aproxima secándose el sudor de las manos y el cuello con un paño ennegrecido.

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26/03/2020, 01:12
Björn Björnson

- ¿Es clientela lo que oigo? - el hombre viste un pesado delantal de cuero y luce un par de brazos cubiertos de tatuajes desdibujados por las quemaduras - ¿Qué puede hacer Björn por ustedes? Puede que tenga que ajustar la talla de mis armaduras para adaptarlas a su tamaño pero, créanme, el acabado es impecable.

Notas de juego

La forja de Björn cuenta con al menos una unidad de cada uno de armas y armaduras del manual (seguid este enlace para consultar la lista). Tened en cuenta que, dado que ninguno de vosotros cuenta con mucho efectivo, es posible realizar trueques.

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26/03/2020, 01:13
Narrador

Tras terminar el desayuno y dejar las deudas saldadas, recogéis vuestras pertenencias y ponéis rumbo a la plaza del pueblo. Las indicaciones son relativamente sencillas y la distancia mínima, por lo que en pocos minutos os encontráis en el centro de la aldea, rodeados por una decena de pequeños puestos de productos de la región. Se trata de la zona más concurrida de la Hondonada y muchos de los habitantes del valle han subido para comerciar.

Entre el griterío y la muchedumbre una mujer enana destaca sobre el resto. Viste una armadura completa de factura muy similar a la de vuestro compañero, así como un escudo a la espalda que luce el mismo emblema: el símbolo de los Stoneshield. La mujer no tarda en posar sus ojos sobre vosotros y saluda desde la distancia con un gesto solemne.

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26/03/2020, 01:14
Marble Stoneshield

- Saludos, hermanos y hermanas. Me alegra ver que habéis recibido mi mensaje. Mi nombre es Marble Stoneshield y... - mira hacia un lado y hacia otro y os dirige entonces una mirada de extrañeza - Se me había comunicado que al menos un representante de cada uno de los Grandes Clanes se encontraba en la Hondonada ¿Dónde se encuentran los demás?

Marble desvía la mirada a las montañas que se alzan tras los muros, frunce el ceño y suspira. Se quita el yelmo antes de continuar.

- Es igual. Necesito saber que puedo contar con vuestra discreción - en este punto su voz se vuelve un susurro de manera que os es complicado entender lo que dice sin acercaros demasiado - Hay muchos intereses en juego. El hogar de nuestros ancestros ha atraído la codicia de muchos y no son pocos los que matarían por saber el camino hasta sus puertas.

La mujer os escruta con la mirada. Por un instante parece que intenta leer vuestras mentes en busca de la más mínima duda.

- Decidme - dice al rato - ¿Qué esperáis encontrar en los Salones del Rey de la Montaña?

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26/03/2020, 13:11
Hilda Goldstaff

Hilda dirigió a Otto una mirada interrogadora. ¿Cómo sabía aquel tendero de sus intenciones de adentrarse en las profundidades de la montaña? Pero de pronto comprendió que la razón era sencilla: cualquier forastero de paso por la Hondonada sólo podía tener como objetivo la antigua ciudad de Durin – Dûm.

Desde luego no era un pueblo pintoresco, que digamos.

- Ciertamente, buen hombre, no dudo de que esos objetos tienen un valor…diferente. Pero estamos buscando algo más…- La joven se devana los sesos pensando la formulación menos ofensiva de lo que quiere expresar a continuación- ¿Práctico?

Mira a Otto en busca de ayuda para expresarse pero su amigo, que por otra parte no era ducho en el arte de hablar tratando de no ofender, estaba centrado en comprobar que Ash, que esperaba fuera, estuviese bien.

- Me interesa, sin embargo, esa lámpara que tiene ahí. Podría ser de gran ayuda en pasadizos tan subterráneos como aquellos a los que nos dirigimos. Veo que pide, ¿cuánto? No alcanzo a ver el precio con claridad. Otto, échale un ojo, por favor, a ver si eres capaz de distinguir los números…

Hilda decidió sabiamente dejar en Otto el trabajo de hacer negocios, pero se quedó alerta en caso de que su amigo se pasara de rosca en lo que a modales se refiere.

Tener tantos años de compañero a Ash también tenía sus desventajas.

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26/03/2020, 14:43
Narrador

La prudencia es una virtud que nunca está de más, sobre todo cuando se tocan temas de tal importancia. No conoces a la enana, pero algo en su forma de hablar y de expresarte te indica que se toma este asunto con la mayor seriedad. Quizá sus motivos sean diferentes a los tuyos, no podrías saberlo. Ciertamente podrías fiarte más de ella que de la impetuosa compañera que se encuentra tras de ti.

Puede que te equivoques, pero sientes que podrías compartir tus confidencias con Marble Stoneshield.