Partida Rol por web

Con la cruz en alto doy un paso adelante enfrentando al maléfico hijo de satanás que había salido de entre los árboles. Con gesto seguro mis labios comienzan a repetir una oración a los santos espíritus y ángeles protectores.

- Dei et factura eius tamquam famulus, in hoc coniunctum dimittere quando spiritus malus. In nomine Dei creantis, qui ex toto corde meo quoniam ego scio quod amo, animus et sensus, et æternus, qui promittunt cultus et pietatis beneficia et gratias mensuram dat mihi Pater, non certe ego præcipio tibi, spiritus malum coram me et te ab hoc excedere sanctae crucis. In nomine Patris et Filii et Spiritus Sancti, qui vivis et regnas, superioribus habeant virtutes, Adonai, et Jehovan Dei, et invoco coram ipso actu virtutis. Amen.

Mi fe debía de ser fuerte, quienes se habían denunciado como impíos, hombres que tan solo pretendían servir al señor pero que no dudaban en pecar y abandonar al débil cuando este más necesitaba su ayuda, huían. Tan solo el judío junto con Ekaitz y Gorka seguían allí.

Quienes aún me acompañan no son dignos del señor, un judío de alma negra, un joven que yo no podía terminar de juzgar y a quien su suerte debería de ser dejada a Dios. El único que quizás mereciera el título de buen cristiano era Gorka, cuya bestialidad tan solo se debía a su falta de cultura.

Desde mi cómoda cobertura, ya a salvo, observaba embobado el magnífico prodigio que se estaba produciendo ante mis ojos, a la vez que no podía dejar de admirar la valentía del monje Aingeru que, sin ser un guerrero como Gorka y Yosef, hacía frente a lo que él creía que era la encarnación del diablo. Sin embargo, yo sospechaba que este nada tenía que ver con aquello, que aquellas gentes eran de una raza distinta a la humana, pero también hijos de Dios como nosotros, por muy demoníacos que parecieran en aquellos momentos.

Y aquel botón del que hablaba ese tal Arri... ¿qué sería? Fascinado por la increíble escena, no dejaba de preguntarme cosas, y la respuesta a todas ellas se me antojaba un misterio aún más fascinante.

Alex observaba maravillado la escena. Hace bien poco su vida no se desviaba de la rutina normal a la que un hombre de Dios ha de atender. Y ahora... ahora se encontraba una y otra vez con circunstancias y enemigos que tan sólo conocía por los cuentos que las viejas le habían cuchicheado al amor de la lumbre cuando era un muchacho impresionable. Y tal vez en ocasiones de boca de algún pastor receloso... Pero verlo con sus propios ojos era otra cosa.

Palpó las piedras con desconfianza, pero también con cierto reconocimiento. Su tío le había hablado de lugares así mucho tiempo atrás. ¿En verdad podían protegerles?, y no obstante: ¿no era la amenaza mayor fuera de aquel recinto pagano que en su interior? Se sintió impelido a rezar por aquellos que combatían fuera, al fin y al cabo, ese era su oficio, el ejercer de unión entre El Altísimo y aquellos que necesitaban de ayuda en la tierra: es cosa de hombres mundanos la lucha y la confrontación, y de hombres de Dios el proveer de la ayuda divina a aquellos, mediante la oración y la entrega al Señor.

Apenas entonces escuchó las acusaciones que la nueva figura en escena lanzaba contra Ekaitz: ¿un botón?, ¿qué clase de robo o picaresca acción había cometido aquel muchacho?, y aún más importante, ¿qué clase de víctima había elegido para ello? No lo creía demoníaco, pero decididamente, tampoco un hijo del hombre...

Justo estaba algo extrañado pues y aunque era un hombre de Dios el cantico que Aingeru estaba diciendo apenas lo conocia y tomo buena nota de tal cuadro que estaba admirando. Increible este hombre es increible. Podra con el?

Justo se acerco un poco más a sus compañeros y dijo Por los clavos de cristo y las sandalias de San Pedro redentor! Debemos hacer algo Aingeru esta en peligro!  

Gorka ataca y esquiva.

¿Botón? -pensé-, pero... ¿todo esto viene por un bot...? ¡¡¡PPPZZZAAAFFFF!!!

Una de las piedras, más grande de lo normal, impactó de repente en la cabeza de Gorka fuertemente. Inmediatamente perdió su consciencia, y se desplomó hacia un lado dejando caer su enorme arma...

Asaltante herido esquiva y esquiva. El otro ataca y esquiva

¿Qué pretendes, Padre? -dijo con voz tremenda el susodicho encapuchado-. ¡¡No soy yo quien procede del mal, son los hombres quienes invocan al diablo, no los GENTILES!! Y acabaré contigo, ¡EKÁITZ!

Pese a las fuerzas con las que Aingeru expresaba la palabra de Dios, ningún efecto parecía tener en aquel ser de ojos fogosos y voz temblorosa. Al igual que Ekaitz, puso sus manos sobre sus sienes, miró a Aingeru y lanzó su mirada tremenda contra él.

¿¿¿¿???? usa telequinésis contra Aingeru

Iniciativas:

Asaltante1: 23

¿¿¿¿????: 20

Yosef: 17

Asaltante herido: 16

Gorka: --

____________________

Asalto 2:

Uno de los encapuchados embistió con la espada pero fue incapaz de acertar a nadie. Acto seguido, el tipo de negro miró fuertemente a Aingeru, apretó sus ojos y sus manos sobre su cabeza, y Aigeru voló* por los aires. El tipo de los ojos brillantes lo elevó por los aires rápidamente (al igual que hizo Ekáitz con el carro de los días anteriores), mientras éste aun hacía el ritual divino, y en cuestión de un segundo lo transportó de la misma forma. No obstante, no sólo lo elevó, sino que su cuerpo retrocedio a través de las alturas y se internó el bosque, lejos del claro... ¡pero entrando a través de las copas de los árboles! Ahora habíais perdido de vista a Aingeru...

Acto seguido, aún estupefacto por lo que ocurrió, Yosef no se lo pensó, y atacó al tipo que estaba herido. No pudo esquivar el tremendo embiste del judío, el cual atravesó el abdomen del susodicho:

Daño: 8 (-1 de ropas gruesas): 7  puntos de daño.--> Secuelas**

El tipo quedó malherido en el suelo, inconsciente, sangrando y desprovisto.

Tal y como lo dijo anteriormente, Ekaitz gritó al resto una vez más...:

Rápido, ¡¡corred hacia el Dólmen!! Oleti, Juana, Justo y Pol no tenían problemas para hacerlo, pues se habían escabullido instantes antes de la batalla, y de dirigirse al dólmen central, no encontrarías más piedras volando en la trayectoria. Pero Aingeru no estaba presentes, Gorka estaba desmayado y Yosef seguía con el bracamante en alto.

¡¡RÁPIDO!! ¡No podréis con él! -dijo refiriendose al tipo de la telekinesis-.

Ahora posteas sólo para tí.

tira Suerte. Si no lo superas, tira 2D6. Luego te narraré lo que ocurre.

Estupefacto y horrorizado por lo que le había sucedido a Aingeru, Pol se quedó unos instantes petrificado, incapaz de reaccionar. Aquel hombre, el que se autodenominaba como gentil, parecía el mismo diablo, pero, como había sospechado, no reaccionaba ante los rituales contra los demonios. Aquella gente parecía estar más allá de los mundanos conceptos del bien y del mal, tenían sus propias reglas, sus propias habilidades; y eran habilidades cuasi divinas.

A pesar de su curiosidad, todo aquello le había superado. Ya actuaba simplemente por instinto, sin pensar, así que corrió hacia el dolmen sin pensar en nada más que en él mismo y su propia supervivencia.

No tenía modo de saber quien era el bien y quien era el mal, pero su instinto le llevó a odebecer y Juana de Bestea corrió como una loca hacia el dolmen.

Sabía que era un símbolo pagano, pero ¿qué más podía hacer? Ekaitz había mostrado poderes pero no tenía modo de saber si deíficos o demoníacos. Corrió, como alma que lleva el diablo, lo cual podía ser literalmente cierto en cualquier momento.

Quizás mi fe no hubiera sido suficiente o puede que el señor no quisiera vencerle, quizás le estuviera utilizando para castigar a los impíos. Los designios del señor son misteriosos y yo no soy quién para intentar descubrirles.

Algo mareado me pongo en pie y miro a mi alrededor sin saber exactamente dónde me encuentro. Intento ubicarme y a los demás

Demonios! nos hemos pasado todo el día corriendo para aquí y para allá! Esto no es vida. Justo estaba cabreado (como no) pero algo le decia que esta guerra la tenia perdida y que si no hacia caso a esa cosa acabaria como su buen perro que en el cielo descansa. Así que penso en rescatar a Aingeru en vez de hacer caso a Ekaitz. Pero penso unos segundos antes de continuar la marcha correcta.

Negué con la cabeza, ya había decidido hacer oídos sordos a las palabras de Ekaitz y nada me haría volver a hacerle caso. Decidido a no volver a huir, esperaba hacer méritos suficientes devolviendo al suficiente número de aquellos hechiceros al infierno del que nunca tendrían que haber salido, como para que Yawhe pudiera perdonarme los actos cometidos durante aquel desgraciado viaje.

Gorka había caído, y ahora, solo quedaba un asaltante, me enfrenté contra él con la esperanza de que mi suerte durara un momento más, pero la piedras que continuaban golpeándome desvanecieron rápidamente ese deseo.

Todos vísteis volar a Aingeru hasta desparecer en el bosque, pero estaba claro que ese "empuje" no lo había mandado muy lejos, veinte varas sería mucho decir... el Padre Justo Gotxea hizo de tripas corazón y del miedo parte de su fe, y se lanzó en la dirección noreste, por la que habia volado el malogrado. El resto, excepto Yosef, hicísteis caso a Ekaitz.

El tipo herido siguió tumbado, mientras que el otro tenía su espada en alto. Además, el encapuchado de negro pareció ahora encararse con Yosef, y el judío estaba ahora sólo ante ambos, pues Gorka, "el Mudo", continuaba inconsciente. Pese a los consejos continuado de Ekaitz de correr hacia el centro del claro, hacia el dólmen, éste pareció desoir sus avisos...

Gentil usa "telekinesis" contra Yosef.

Soldado 2 ataca y esquiva contra Yosef.

¡Será mejor que corras como tus amigos, fulano! -gritó el tipo de negro a Yosef mientras volvia a colocar sus dedos sobres sus sienes-. ¡¡Aaaaahh!!

El tipo gritó mientras apretaba ahora con más fuerza sus dedos... ¡¡y de igual forma que Aingeru, Yosef salió volando por el mismo sitio, en la misma dirección, sobre las copas de los árboles!!
 

¡Estúpido! -maldijo Ekaitz en bajo por la omisión de sus constantes imperativos-. Entonces vio el cuerpo de Gorka, apretó sus labios e incluso los mordió contra sus dientes... Llevó sus manos a sus sienes, y comenzó a mirar al encapuchado de Negro.

Pol, Juana, Padre Oleti... ¡Id a coger a Gorka!, vamos... ¡Rápido! -os gritó con un cambio en la expresión de su rostro notable-. ¡Arrastradlo hasta el dólmen! ¡No os pasará nada!

Y dicho lo cual miró con fuerza a los dos contrarios. El segundo atacante guardó además su espada, e hizo el gesto propio de los dos contrincantes, mirando también a Ekáitz con fiereza... Las piedras en movimiento, entonces, dejaron de moverse al unísono, cayendo todas y tranquilizando la escena, pero, ¿aquello sería más tranquilizador? ¿¡Qué diantres iban a hacer aquellos... "gentiles"!?