Partida Rol por web

Lost & Found

Lost & Found: 7 - 126 DARTHMOOR ST.

Cargando editor
Cargando editor
19/02/2009, 15:47
Director

La puerta se abre a un pasillo enmoquetado. El papel de las paredes muestra flores descoloridas. Los ceniceros metálicos reflejan la luz de los plafones que adornan la pared. A ambos lados, se alinean puertas con elegantes números de latón.
Jack alza su pistola con una sonrisa victoriosa en el rostro.

[Jack White] - Demonios... ¿qué número era? - masculla.

Comprueba que el cargador esté lleno y quita el seguro de su arma. Hace un esfuerzo por recordar el número adecuado y guarda su arma en el bolsillo trasero del pantalón, decidiendo que sería mejor ponerle el seguro. Llama a la puerta que busca, alejándose de la mirilla para que no le reconozcan.
La puerta se abre y asoma un rostro. Un rostro formado por cuchillas de afeitas superpuestas como escamas. La boca es una herida abierta sin labios, con dientes de clavos y ojos de bolas de acero. De alguna forma, quizás por el anticuado vestido, intuyes que es una mujer.
Jack contempla desde su escondrijo a la mujer, con repulsa. La tenía que matar junto a aquellos otros dos Despertados que dejó atrás... Sería mejor que pasara.

[Jack White] - Buenas noches, señora...

[Mujer Cuchillas] - ¿Si, qué desea?

Jack da unos pasos hacia la mujer, sin aparentar el temor ni el nerviosismo que le reconcome.

[Jack White] - Soy un enviado de la guardia y vengo a hacer una revisión extraordinaria en su piso. Nos han llegado diferentes soplos sobre que esta noche va a cometerse aquí un crimen.

La mujer te mira. Sabes que te mira. Y hay algo terriblemente familiar en la escena.

[Mujer Cuchillas] - Si, claro, Jake, entra. No sé realmente lo que ha pasado con Christian. Todo se ha precipitado desde la última vez...

Se aparta y te deja pasar, echando una ojeada al pasillo . La Mujer de las Cuchillas te deja paso y cierra la puerta. Parece turbada por algo. Mira por las ventanas y baja persianas. Jack pasa al piso y comienza a examinarlo, curioso.
El apartamento es una pequeña casa con tres habitaciones, amueblada con estilo, limpia y aseada. Fotos quemadas enmarcadas adornan la entrada.

[Mujer Cuchillas] - Tenemos que dejarlo, Jake. Esto no puede seguir así...

Saca de una de las habitaciones una maleta anticuada, rebusca entre los cajones y te enseña dos billetes de avión con destino Shell Beach.

[Mujer Cuchillas] - Jake... si vamos a hacerlo, tenemos que estar seguros. No habrá vuelta atrás...

[Jack White] - ¿Qué hora es, cielo? - pregunta, impaciente.

La Mujer mira su reloj

[Mujer Cuchillas] - Casi son las 13. ¿Tienes las acciones? ¿Conseguiste que te firmaran la cesión de bienes?

Jack se sienta en un sillón, exasperado... no era el momento de familiarizarse con aquella mujer. Tenía que matarla. Tenía que cumplir su parte... aquella palabrería le ponía nervioso.

[Jack White] - Sí, cielo. ¿Puedes ir a prepararme un whiskey doble? Ha sido un día muy duro.

Te mira sorprendida. Deja los billetes sobre la mesa y corre a la cocina.

[Mujer Cuchillas] - Claro, Jake. Ahora mismo...

Escuchas el ruido del hielo y la botella. Y de una puerta que se abre.

[Niña] - ¿Papa? ¿Dónde está papa?

Jack se queda mirando a la niña, en silencio.

[Jack White] - Hola, pequeña - dice, tras un largo mutis.

Una niña pequeña de cabello lacio y negro. Normal. Totalmente normal. Te mira con sus ojos acuosos, arrastrando un osito de peluche por una pata.

[Jack White] - ¿Quieres sentarte aquí conmigo?

La niña asiente y se acerca.

[Jack White] - ¿Qué tal tu día, Stephanie? - pregunta, en un tono lo suficientemente alto como para que se oiga en la cocina pero sin que parezca que se dirige a nadie.

[Stephanie] - Bieeeen... ¿Papa no va a venir hoy?

La Mujer de Cuchillas sale de la cocina con el vaso en la mano, y se detiene al verte con la niña en las rodillas... y la pistola en la mano.

[Jack White] - ¿Pasa algo, cariño?

[Mujer Cuchillas] - Jake... no... no puede ser.. eras... ¡eras tú!

Y entonces descubres de qué te suena la escena: El último capítulo de la temporada de la Serie. Cuando el Asesino de la Mafia ejecuta a la mujer del Capo a la que había hecho creer que se fugaría con él. El último capítulo de TU SERIE.

Jack mira impaciente a la puerta, a la espera de que lleguen los otros Despertados.

[Jack White] - Anda, sé una buena chica y ponme ese whiskey aquí. - le indica a la mujer señalando la mesa entre los sillones, mientras acaricia los rubios mechones de la pequeña.

La mujer de las cuchillas camina despacio, sin quitar los ojos de la niña. Jack ríe mientras mira su copa, manteniendo a la chiquilla entre sus rodillas mientras juguetea con la pistola.

[Jack White] - Bien... ¿hay algo que quieres decir antes de acabar con todo? Algo que pueda oír la niña, claro... Bueno, quizás ya nos escuchó gemir alguna que otra noche. ¿Hace uno de despedida?

[Mujer Cuchillas] - Eres un... cerdo.

Jack ríe socarronamente y da un trago de su copa de whiskey.

[Jack White] - Oh, sí, y tú una zorra. ¿Que hay de novedoso en ello? Venga... sé que lo estás deseando. No querrás que luego tenga que desahogarme con Stephy, ¿eh?

Se queda mirando a la mujer, divertido.

[Mujer Cuchillas] - ¡No te atreverás!

[Jack White] - Todo depende de ti, muñeca. Sólo será uno más entre tantos... puede que te deje abandonar esta vida con "buen sabor de boca". ¿Acaso no es eso lo que siempre te ha gustado?

La mujer cierra los puños de metal y una lágrima de mercurio recorre su rostro.

[Jack White] - Toda esa mierda de los golpes, el cuero y las fustas...

[Mujer Cuchillas] - Basta, ¡BASTA!

[Jack White] - Apuesto a que te gustaría, sí...

[Mujer Cuchillas] - Steph, vuelve a tu cuarto, por favor.

La niña mira con los ojos abiertos de par en par. Jack deja ir a la chiquilla. Stephanie se va a su cuarto, arrastrando el osito, mirando hacia atrás de vez en cuando.

[Jack White] - ¿Y bien? - pregunta, una vez Steph se ha ido.

La mujer de cuchillas se pone en pié lentamente. Se lleva una mano a la espalda y el vestido de desprende, dejando al descubierto su anatomía de filos y alambre de espino.
Jack mira a la mujer y al reloj alternativamente. Desde luego, aquel divertimento se le estaba yendo de las manos... y no quería acabar con su miembro triturado.

[Jack White] - No...

Se acerca a la mujer y prueba a acariciarla. Llevaba tanto sin estar una mujer que se podía permitir el riesgo de llevarse un par de cortes... quizás aquellas cuchillas solo fueran meras alucinaciones. Las cuchillas son reales, como su tacto afilado y metálico. Pero hay algo en erótico en la sensación...

[Jack White] - Siento todo esto... - le susurra al oído, mientras la abraza por la espalda - Son órdenes... sabes que yo no quiero...

Lleva tanto tiempo sumido en la mierda y sin descargar toda su tensión que no puede evitar contenerse. Girando el cuello de la "doncella de hierro", continúa besándola mientras desliza las manos por sus filos, sediento. Es entonces cuando oye algo al otro lado de la puerta...

[Jack White] - ¿Has... oído eso? - pregunta, intranquilo.

La puerta se abre de repente.

Cargando editor
19/02/2009, 15:48
Director

La puerta se abre a un pasillo enmoquetado. El papel de las paredes muestra flores descoloridas. Los ceniceros metálicos reflejan la luz de los plafones que adornan la pared. A ambos lados, se alinean puertas con elegantes números de latón. Es el pasillo de la casa de Darthmoor St.

[Carol Koontz] - Es.... es mi casa.

Juan ni siquiera se sorprende cuando Carol suelta aquello. Michael no parece escuchar, camina directo hacia su objetivo, aunque todavía no sabe cual es.
Carol mira a su alrededor.

[Carol Koontz] - Michael, espera... Michael...

Carol mira a Juan pidiéndole ayuda a ver si entre los dos consiguen hacer entrar en razón a Michael. Juan no sabe qué hacer, no sabe hacia dónde se dirige aquel hombre con aquella pistola, no sabe nada de nada.

[Juan Arana] - Sólo sigámoslo...

Las puertas tienen elegantes números de latón dorado. Y se escucha una conversación queda tras la puerta. Carol se acerca a la puerta poniendo el oído en ella.
Juan está al quite, por lo que pudiera ocurrir.

[Jack White] (tras la puerta) - Siento todo esto... Son órdenes... sabes que yo no quiero...

Michael abre la puerta.

 

Cargando editor
19/02/2009, 16:04
Director

Jack está de pie en medio del salón de un elegante piso. Abrazando a una mujer hecha de cuchillas, alambre de espino y acero afilado, desnuda. Jack lleva la pistola en la mano. Michael también.
Juan se queda petrificado en el umbral.

[Jack White] - Joder, os estabais retrasando... Ya son las 13, tienes trabajo que hacer, Michael.

Carol se queda boquiabierta con la escena.

[Carol Koontz] - ¿Trabajo que hacer? Joder... Mierda... Toda la mierda de antes ha sido una trampa para meter a Michael en todo esto...

Michael va levantando la pistola lentamente, su mano tiembla por el efecto de las anfetaminas.

[Juan Arana] - ¿¿Qué ocurre??

[Carol Koontz] - ¿Donde esta la niña? ¿Stephanie?

[Jack White] - Venga, Michael. ¿Recuerdas el titular del periódico?

[Michael Lowell] - No.

[Jack White] - Sí, por supuesto que lo recuerdas, por eso lleváis todo el tiempo viniendo hasta aquí...

[Carol Koontz] - No tenéis porqué hacerlo...

[Jack White] - Michael, coge esa puta pistola.

[Carol Koontz] - ...lo que diga el periódico no tiene por que cumplirse...

[Jack White] - Y mata a la niña.

Carol no sabe que hacer para hacerles entrar en razón. Michael parece no escuchar a Jack

[Juan Arana] - ¡Dejad esas estúpidas armas! ¿Qué demonios vais a hacer?

Los oídos de Michael comienzan a sangrar. Sujeta la pistola mientras Carol busca a la niña por las habitaciones.

[Jack White] - Coge esa pistola...

[Carol Koontz] - ¿Dónde esta?

[Jack White] - ...Bien fuerte...

La mujer de cuchillas, desnuda, llora lágrimas de mercurio y cae de rodillas.

[Jack White] - ...Y cárgate a la niña. Vamos, van a ser las 13.

[Carol Koontz] - ¡Stephanie!

[Jack White] - Y tú, Carol, estate quietecita.

Apunta a Carol con su pistola.

[Jack White] - ¡QUIETA!

[Carol Koontz] - Hijo de puta...

[Juan Arana] - "Esa cosa... ¿Será la niña? Es imposible..."

Una niña pequeña de cabello negro sale de un cuarto, arrastrando un osito por la pata. Juan trata de sujetar a Carol.

[Carol Koontz] - ¡¡¡Stephanie !!!

Michael deja de apuntar a Jack y apunta en su lugar a la niña.

[Juan Arana] - Dios mío...

[Stephanie] - ¿Mama?

[Carol Koontz] - ¡Michael no!

Jack estalla en carcajadas.

[Jack White] - ¡Dispara!

Carol hace caso omiso a estos dos y se va a la niña abrazandola para protegerla.

Michael Lowell deja caer una lágrima en el momento de tirar del gatillo...

[Jack White] - ¡Te he dicho que te estés quieta, Carol!

Aprieta el gatillo. La bala vuela hacia Stephanie. El disparo se solapa con el de Jack, que apunta a la cabeza de Carol. Y Juan comienza a calcular. Pequeñas lineas blancas cubren las trayectorias de las balas, los ángulos, la velocidad, desarrollandose y desplegando fórmulas y ecuaciones a medida que el tiempo se compartimenta, se divide, se fractaliza. La realidad se detiene: Un segundo que se divide en dos, y luego cada uno dividido en otros dos, y en otros dos, hasta fragmentarse en el infinito. El segundo es una abstracción: Matemáticamente, todo puede ocurrir en un segundo.

Y ocurre.

Juan calcula rápidamente: sólo puede salvar a una de las dos: la mujer o la niña, su abstracción, su vehículo hacia el mundo de las geometrías y las aritméticas más extravagantes. Sólo una oportunidad para interponerse en la trayectoria de una de las dos balas. ¿La mujer, Carol, sufriente? ¿La niña, su propio desvelo? Estaba claro lo que tenía que hacer...

Juan Arana se interpone entre la bala y Carol.

Las balas vuelan. Stephnie cae, un arco de sangre mancha el osito de peluche. Arana salta sobre Carol, derribandola. El mordisco de la bala le hace sangrar. La mujer de cuchillas lanza un grito metálico desgarrador...

Y la realidad tiembla.

Estáis en el pasillo, mirando la puerta.

Jack le da su pago al Taxista.

Estáis en lo alto de un edificio sobre la ciudad, apunando a un hombre con cabeza de chincheta que suplica por su vida.

Estáis en el Continental, los cuatro, comiendo Pollo con Curry y bebiendo vino.

Estáis en una enorme nave industrial, llena de restos de muñecas de porcelana ciegas.

Estáis en el Diner, leyendo un periódico cuya tinta se corre por momentos. No se puede leer el titular, pero todo tenéis la sensación de que era algo... malo...