Partida Rol por web

Unos pasos amortiguados por el suelo se acercan hasta mitad de la habitación.

–Hola ¿Hay alguien ahí? Soy Walter...

Algo grande parece caer sobre los cojines del sofá.

–la verdad es que me siento más cómo en este cubículo que en la de los chicos. ¿Qué tal tu top 3?

La oyes entrar, esta vez con algo más pesado. Lo deja a un lado y la vuelves a oír.

¡Hola Walter! ¡Que alegría escucharte! Me siento delante de la pantalla, ¿vale? Que mira que soy tímida, pero esto de no ver las caras me parece algo frío. A ver si sentándome más cerca, tengo la sensación de estarlo.

¿Mi TOP3? Pues la verdad que bien, no me puedo quejar. Dos de tres. ¿Qué tal el tuyo?

Cuando la escucha hablar se oye cómo algo se escurre desde el sofá y se escuchan ruidos por el suelo. De pronto la voz suena mucho más cercana –¿Y yo estaba en tu top 3? 

Se escucha una risilla traviesa –Yo te puse en mi top porque me quedé con ganas de escucharte, pero yo también tardé demasiado en entrar. Ha sido difícil asimilar tantes citas, a veces me he sentido muy perdido.

Suspiró un instante y al momento pregunto –Si pudieras viajar a donde quisieras en este momento ¿A dónde irías?

Samantha ríe.

¿Qué pasa? ¿No te esperabas oírme? Obviamente se refería al pequeño caos que se había oído al otro lado al oír su voz.

Lo siento. No he pasado buenas semanas. Creí que al ser tímida, esta forma de conocer gente me iría bien. Pero la verdad es que echo de menos el contacto humano. Dice con un pequeño suspiro. Eso ha hecho que estas semanas hayan sido algo duras y no me haya dejado ver muy bien como soy. De ahí el que te quedaras con ganas. Obviamente yo también me quedé con ganas de conocerte, y por supuesto que estabas en mi TOP3. No me hagas admitirlo, que me pongo roja. Dice algo vergonzosa.

Tu pregunta le parece interesante y se la piensa bien.

Soy un culo inquieto y estar encerrada me cuesta. Así que ahora mismo te diría que.... no sé, muy lejos. Con vistas bonitas y una agradable brisa. Se da cuenta de algo y vuelve a reír. Quizá soy demasiado conformista y simple.

¿Y tú? Cuéntame cosas de ti. No nos conocemos en absoluto, no llegamos a hablar nada. Empiezo yo, ¿te parece? Dice riendo pues no le da opción a responder. Me llamo Samantha, aunque mis amigos me llaman Sam. Me gano la vida tocando mi trompeta donde me dejan. Es una cosa que me apasiona hacer, y como puedes deducir, no me da para mucho, así que no se me caen los anillos por hacer otras cosas. Soy de Chicago y tengo 26 años. Qué más... soy muy familiar y adoro a mi hermana pequeña. Mmm creo que con esto, casi he hecho una primera cita exprés. Espero no haberte agobiado. No voy a dejar que se me escape otra oportunidad contigo. Dice algo más cortada.

-Pues la verdad es que no lo esperaba -dijo con total sinceridad -Pero ya que tengo la nueva oportunidad me alegro de conocerte.

Mostró un tono condescendiente -Vaya, siento que hayas estado así... Creo que todos hemos pagado de alguna forma este experimento. 

Se ríe -culo inquieto, conformista y simple - pues sí esa es tu presentación la mía será... soy excéntrico, inconformista y complicado en busca de lo simple.

Pero el torrente de información le hacen exhalar un suspiro para al final decir -¡Eres música! No soy fan excesivamente de las trompetas pero me gusta la música. ¿Cuál es tu repertorio? ¿La has traído? ¿Me tocarías algo?

La chica ríe ante varias de las cosas que dices.

Sí, soy música. La música siempre ha formado parte de mi vida y es algo que pretendo siga siendo así. ¿No eres muy fan? Vaya... a ver si puedo hacer que cambies de opinión. Sí, justo he traído hoy la trompeta, pues me apetecía compartir eso también contigo.

¿Qué te apetece escuchar? ¿Algo tranquilo o algo más movido? Pregunta mientras oyes que empieza a sacar algo de un estuche y a prepararlo.

–A ver, no me lo tomes a mal. Por alguna razón siempre me han llamado más los instrumentos de cuerda que los de viento. Así que sí, me encantaría que me hicieras cambiar de opinión.

Se oyen pasos hacia la mampara –Si tengo que elegir solo una de las dos prefiero que sea movidito, pero si me vas a tocar una de cada prefiero que empieces por algo relajado –Pidió complacido.

–Bueno, te contaré un poco más de mí mientras te preparas. Soy Alemán, de cerca de Dusseldorf. Trabajo como trabajador social en un centro de menores y no tengo hermanos. He venido al programa porque me gustaría cuambiar de aires y quién sabe si venir a Estados Unidos. 

¡Anda alemán! Qué curioso. Nunca he estado allí. ¿Debe ser bonito no? Oyes preguntar mientras se prepara.

Vale... ¿listo? Ahí va, en modo corto para no aburrirte.

–Alemania es muy grande. Hay de todo... Y está llena de Alemanes –dijo soltando una sonora carcajada.

En cuanto la escuchó tocar se quedó en silencio y no abrió la boca hasta la última nota en que aplaudió emocionado –Que bonito por favor. Ya me has convencido.

Pero aún vendría la segunda canción y tras la mampara se escucharon unos pasitos animados, como si estuviera incluso bailando. –Me encanta. Me alegro de haberte podido escuchar como tocas.

Con la mayor honestidad habló de su trabajo –Mi trabajo es duro. No encuentras a un niño en mi centro que no tenga buenas razones para estar allí. Así que cuando ves que alguno sale adelante y se endereza sabes que son los frutos de tu trabajo. Pero en general trabajas por algo que no sabes a ciencia cierta si puede funcionar.

Sam ríe ante sus primeros comentarios y luego le escucha atentamente cuando habla de su trabajo.

Es totalmente vocacional. Me encanta. Dice con sinceridad. A mi lo de tocar la trompeta no me da para vivir, así que el resto del tiempo siempre hago trabajos varios. Y ya me gusta, son diferentes experiencias. Alguna vez he trabajado en comedores sociales por pura voluntad de ayudar y la verdad es que se te parte el alma el ver a niños en esas situaciones.

Me alegro de que haya gente como tú en el mundo que aunque sea un granito, toda montaña empieza siéndolo. Dice con admiración.

A ver... ¿hay algo que este alemán desee saber de mi?

–Hummm no creo que sea vocacional. Ha sido más bien circunstancial. Yo también me críe en ese centro. –dijo reflexivo y luego añadió –mi verdadera vocación sería ser actor. Pero eso no es más que un sueño aún.

Da unos pasitos por la sala –A veces lo más importante es hacer cosas que te hagan sentir bien contigo mismo. Por eso lo hice. Me sentía en deuda.

Cuando le preguntó si había preguntas para ella reaccionó contundente –¡Claro que hay preguntas! ¿Cómo te ha ido en el amor? ¿A qué sitios has viajado? ¿Cómo te llevas con tus padres?

Bueno, sea como sea, creo que haces una labor muy bonita y que si tú sentías que les debías algo, me parece un círculo precioso que aquellos a los que tú hayas ayudado, sientan lo mismo y ayuden a otros. Concluye.

En el amor... bueno, supongo que resumiendo no muy bien. En esta sociedad, hay mucha presión y peso en el físico y la mayoría solo se fijan en eso. Y que conste que no es falta de confianza. No creo ser una chica fea, tampoco guapa, más bien normal. Pero me parece igual de mal que te rechacen por ser fea, a que te elijan solo porque te ven guapa. No sé si me he explicado bien. Perdona.

Viajado no mucho la verdad, en cuanto pude me puse a trabajar para ayudar a mis padres que siempre han llevado una vida humilde. Adoro a mis padres y hermana con devoción, y les debo todo lo que soy hoy. Nunca me ha faltado de nada y eso es más de lo que tuvieron ellos. Así que nunca me atrevería a quejarme. Suena agradecida.

¿Y tú? Bueno, si quieres contarlo, claro... deduzco que si te criaste en un centro de menores, no debiste tener una infancia fácil...

–Es cierto, pareces muy decidida. Es complicado, yo también  he tenido problemas por mi físico, razón de más para volverme educador y tratar de batallar esas cuestiones.

Te has explicado perfectamente. ¿Y que estás buscando en el programa? ¿Cómo crees que tiene que ser el qué se case contigo?

Pasea por la habitación y baja el tono de voz –Bueno, he tratado de normalizarlo viniendo aquí y ya lo he contado antes así que... Mis padres murieron cuando tenía cinco años. Primero estuve en casa de acogida y luego en centro de menores. Una profesora consiguió sacarme adelante y todo el centro se volcó en mí. Por eso yo ahora me vuelvo con ellos. 

aunque en el fondo, después de más de diez años trabajando en ello desearía apartarme un poco y dedicarme a otras cosas. ¿A que te gustaría dedicarte a ti? ¿Cuáles son tus planes de futuro?

Se oye como la chica se acomoda un poco más.

Mmmm... me gustaría que fuese un hombre normal, como yo. Trabajador, entusiasta, que disfrutase de las pequeñas cosas, que tuviese grandes valores y principios, aspiraciones en la vida y en las que poder apoyarle. No sé. Ríe. ¿Lo normal, no?

Mi sueño es dedicarme a la música. No hace falta hacerme la trompetista más superfamosa del mundo. Simplemente que me diese para vivir mi vida, ¿sabes? No se me da bien ser el centro de atención. Dice esto algo más tímida. Poder vivir cerca de los míos y hacer que mis padres y hermana puedan vivir una vida sin preocupaciones. Remover algo por dentro a la gente que me escuche y ayudar en lo que pueda a los míos. ¿Es demasiado simple? Puede, pero es lo que a mi me hace feliz.

¿Cómo piensas tú cambiar el rumbo de tu vida y empezar a meterte en el mundo de la interpretación?

Con voz dubitativa dijo – Pero si fuera lo normal... No sería difícil encontrarlo ¿No? Yo no creo en la normalidad. Yo mismo no soy muy normal y tampoco lo son mis amigos, ni mi vida a ido por carriles muy normales. 

Asintió varias veces a las palabras sobre su sueño y luego cuando se hizo aquella pregunta retórica aportó –Lo más difícil es vivir una vida simple. La felicidad cada uno la recoge en una esquina diferente. Por eso es tan importante la conexión. Si te equivocas de esquina no esperes ser feliz.

Bueno, en Alemania hay menos industria, pero aquí en Nueva York podría intentarlo. De hecho este es el mejor casting que puedo hacer. Hola soy Walter Creekman y quiero ser actor. Llámenme –finaliza riéndose.

Bueno, yo hablo de lo que es normal para mí. Que no tiene porque ser lo que se considera normal en el resto del mundo. Y sí, claro que lo que yo considero normal es difícil de encontrar, o de lo contrario no estaría aquí. Parece suspirar algo cansada.

Eso es lo que te pasa, ¿no? Ahora mismo no estás en la esquina que te hace feliz. Lo entiendo. Pero esas cosas se pueden decir y no pasa nada, que para eso ambos somos conscientes de donde estamos. Si solo uno de nosotros está interesado, esto no funciona. No hace falta que estés aquí obligado.

Te pido que seas sincero, por favor.

Discúlpame Sam... –dijo y permaneció en silencio. Caminó de un lado a otro de la sala hasta que se paró frente a la mampara y dijo –Tienes razón, de hecho mi comportamiento ha sido un tanto esquivo. Lo he hecho de una forma casi inconsciente, pero no te mereces eso. 

No estoy acostumbrado a mantener demasiadas conversaciones con una chica, imagínate con dos. Y lo cierto de todo esto es que me alegro de haberte elegido para esta segunda cita en vez de a otras.–Suspiró.

Quiso explicarse –Si quieres sinceridad te la daré. Había alguien en quien estaba interesado desde que acabó la primera ronda. Sigo interesado en ella y he temido avanzar contigo. Siento que se haya visto como desinterés, en realidad no lo ha sido ¿Miedo? Puede...No lo sé Sam. Solo puedo pedirte disculpas...

Se hacen unos segundos de silencio. Parece que la chica o está pensando o se ha ido. La segunda opción, se puede descartar, porque oyes unos ruiditos como si estuviese jugando con algo entre sus dedos.

Finalmente se decide a contestar. Una voz con menos ánimo, obviamente.

¿Y qué quieres hacer? Por que yo aquí solo veo dos opciones. O te arriesgas a conocerme y realmente ves si hay conexión entre nosotros. O te vas a vivir tu conexión con la otra chica, ciego a ver más posibilidades.

Sea lo que sea, que sea una decisión de verdad.

¿Qué quiero hacer? Seguir hablando contigo. Escuchar tu trompeta y que me perdones y este encuentro nos convierta en amigos. Si no quieres lo comprendo. Me has dicho que sea honesto ¿No? No puedo dar falsas esperanzas a dos personas a la vez, a una la estaría engañando. Tú tienes también dos citas ¿No?

Caminó hasta el sofá y se escuchó caer pesadamente – ¿Cuál es tu comida favorita, Sam?