Partida Rol por web

Tras hablar con el profesor y quedar en que Kenichi pararía a pensar el ofrecimiento del mismo, marchó al club de danza, pues en eso había quedado con su Sensei y con la profesora. Al aparecer por la puerta ves a las mismas chicas monas del otro día pero sin duda hay una que destaca entre ellas y es la querida Mayurit, que luce un vestido clásico de danza de color rosa, cosa que la hace aún más bella. Al verte parece alegrarse y se acerca para darte la bienvenida.- ¡Hola Kenichi! espero que te hayas traido el can-can!.- Dijo riendo. 

Pues no traje el can-can, pero si que logré ponerme bien el traje de baile esta vez. - respondo divertido mientras me despojo de la chaqueta y el pantalón de deportes.

El traje de baile era bastante ceñido y aunque al principio me resultó incómodo, no tardé mucho en acostumbrarme al mismo, lo cual resultó muy beneficioso para mi, dado que el traje resaltaba mi bien trabajado físico, producto de todo el tiempo que había dedicado a mis continuos entrenamientos.

Espero habérmelo puesto de manera correcta, pues es la primera vez que lo uso y no estoy seguro de haberlo puesto correctamente. ¿Qué opinas? ¿Me queda bien o debi haber comprado una talla más grande?. - comento mientras le sonrío a Mayurit y me preparo para iniciar mi calentamiento.

Por cierto chicas, ¿Alguna de ustedes tiene pensado ir al viaje organizado por el Concejo Escolar al monte Fuji? Lo pregunto para ver si organizamos alguna actividad juntos. - les pregunto a todas las chicas, incluyendo a Mayurit, pues buscaba una respuesta sincera y no quería que se sintiera incómoda, ni presionada con la pregunta.

Con los ojos como platos, Hiroshi contempló cómo una ráfaga de ki había salido de sus manos hacia su amiga. ¡Igual que en los animes! Se sentía un superhéroe de esos que salvaban el mundo a base de golpes violentos.

Se miró las manos, incrédulo, mientras la profesora le felicitaba. Y sólo cuando le dijo que tuviera cuidado de no dañar a sus compañeros con el ki se acordó de la pobre Mika, tirada en el suelo. Fue corriendo para ayudarla a que se levantara.

 -¡Lo siento muchísimo! No creí que fuera a salirme una ráfaga tan fuerte, ¿estás bien?

Pues vaya, no me esperaba un golpe capaz de tumbarme... aunque quizás debería habérmelo esperado con lo gorila que es. También es por estar adormilada, seguro que en condiciones normales le tiraba yo -Hiroshi me ha dado con todo su ki y me ha dejado tendida en el suelo, se habrá quedado a gusto... guau, que mal ha sonado, menos mal que estoy pensando solamente- pensé.

Estoy bien Hiroshi, tranquilo- le dije cogiendo la mano que me tendió Hiroshi para levantarme -Al menos a ti el ki te ha salido por la mano, así que siéntete orgulloso de haberme tumbado, jeje- dije con una sonrisa riéndome mientras me quitaba un poco de la suciedad del suelo sacudiendo la parte del trasero.

La campana ya había sonado, así que la parte en la que mi culo causaba problemas ya habría pasado -Bueno, por fin termina la clase... sigo adormilada, ¿toca otra clase o ya podemos hacer lo que queramos?- le pregunté al grandullón.

Hiroshi asintió a la pregunta de Mika.

 -No dormiste nada cuando te llevé a la enfermería, así que hemos terminado la primera hora nada más. Aún nos queda mucho día por delante.

El grandullón hizo una pequeña pausa para rascarse la cabeza.

 -Eso sí, no consigo recordar qué nos toca ahora… En fin, vayamos a los vestuarios a cambiarnos y sigamos al resto de la clase. Así es imposible perderse.

En el momento en el que te quitaste el chándal Mayurit estaba ocupada poniendo bien el can-can a una amiga y se despistó, así que parece como si no te hubiera escuchado. Entonces hablaste en voz alta para ver quién iba a ir a la excursión y todas te miraron por un segundo, comenzando a reír casi al unísono sin ni siquiera responder, mientras Mayurit estaba abochornada por tí.- Te lo has puesto al revés, donde tienes la cabeza va un brazo...- dijo Mayurit, pero entonces la profesora entró en clase.

- Hoy vamos a practicar la pirueta sobre brazos, viendo que tenemos un joven que parece fuerte con nosotras... y que no va a poder moverse mucho, debido a que no se ha colocado correctamente el atuendo.- dice intentando disimular la risa.- Bien, irán pasando una por una y tú tendrás que sujetarlas y girar sobre ti mismo aguantando el equilibrio.

Ahora era la hora del club, así que cada uno fuisteis por vuestro camino. Hiroshi se encaminó al club de cocina, donde estaban haciendo una nueva receta, esta vez de primer plato.- Hola Hiroshi.- Saludaron algunos.- Hoy vamos a hacer un plato de rechupete... es algo complicado, eso sí.- Dijo uno de sus compañeros mientras te daba parte de los ingredientes.- Es un sufflé ahumado de verduras a la piedra.

¡Ya no te acordabas! Pero tocaba club y era tu gran día ¡El partido! Así que te encaminaste corriendo hacia la zona de juego, tu entrenador estaba ya en el banquillo mientras el equipo calentaba.- ¡Venga capitana! ¡A entrenar!.- Dijo el entrenador, mientras comía algún snack desde el banquillo. Ahora era tu oportunidad, tenías que calentar con tu equipo y enfrentarte a los Ching yuan peng, uno de los equipos más buenos de la comarca.

Sonrío nerviosamente mientras Mayurit y las chicas se ríen de mi torpeza, mientras llega la profesora quien hace lo propio.

Lo siento sensei, en verdad ayer tuve una tarde complicada y soy un tanto nuevo con esto, pero descuide confío en poder realizar el ejercicio correctamente.

Aunque el traje me estorbaba, eso no fue impedimento para que logrará desarrollar el ejercicio con cierta fluidez, aunte con cada estirón sentía como mis músculos se estiraban casi hasta el punto de desgarrarse, pues el condenado traje me forzaba a realizar un mayor esfuerzo para evitar dejar caer a mis compañeras.

Una a una las chicas fueron saltando y yo las atrapaba y dejaba en el suelo con la mayor delicadeza de la que era capaz, pese a lo limitado de mis movimientos. Cada tiron me hacía extrañar los clubes de Judo y Karate, a los cuales me había unido hacía ya buen tiempo y aunque sabía que no me iban a sacar del equipo dado mi alto nivel, al menos allí nunca había pasado por algo como esto.

Al terminar la clase, me puse rápidamente el chandal y repetí la pregunta a las chicas con el objeto de indagar si iban a ir o no al viaje.

Bien, cocinar cosas nuevas era siempre algo emocionante. O al menos lo era hasta que el profesor comenzó a hablar de suflés, ahumados, técnicas a la piedra y demás términos complicados que rebotaban en el denso cerebro de Hiroshi como pelotas de goma.

El pobre muchacho intentó seguir las instrucciones como pudo, pero entre que no entendía nada y que por ese motivo se estaba poniendo nervioso, empezó a derramar ingredientes, a tirar utensilios y, en general, a comportarse como un elefante en una cacharrería. Para cuando sacó su… cosa amorfa del horno, una lagrimilla con sabor a fracaso se deslizó de uno de sus ojos.

 -Lo siento, suflé. Ojalá te hubiera intentado hacer otro más habilidoso…

Llego tarde, llego tarde... ¡LLEGO TARDE!- pensaba bastante nerviosa mientras corría hacia el campo. ¡QUE NO LLEGO AL PARTIDO! Ay por los kamis... ¡por suerte llegué a tiempo! -¡¡De acuerdo Horoko-sensei!!- le dije al profesor cuando me dijo de calentar... ¡este partido era serio! ¡Tenía que lucirme! Quizás así ya sería la capitana fija.

Me puse a calentar con el equipo, ejercitando todos mis músculos para no sufrir un tirón en medio del partido -Muy bien chicos, venid aquí- les dije para hacer un anillo entre todos para poder hablar y preparar la estrategia -Muy bien chicos... este equipo no es ninguna broma. Los Ching Yuan Peng son un equipo fortísimo; pero eso no nos va a amedrentar. Tienen sus fallos- fui diciendo -La mayoría de sus bateadores desvían sus pelotas a la izquierda, por lo que tendremos que estar siempre dos o tres allí para atrapar las esferas. Y cuando el pitcher lance, tenemos que golpear con todas nuestras fuerzas... lo bueno que son bateando lo tienen de lentos; cuantos más lejos, mas puntos podremos sacar. Y debemos alternar entre izquierda derecha, para que no sepan donde ubicarse y liarles- terminé diciendo.

Luego me puse los brazos en jarra y ajustándome la gorra de béisbol -Somos los Jaiantsu, ¡y hemos venido a arrasar! ¡Ese es nuestro espíritu!- dije motivándome mucho a mis compañeros -Así que vamos a salir al campo no a intentar ganar, ni a intentar pasarlo bien... ¡Vamos a salir a ganar y a divertirnos como condenados niños victoriosos!- terminé poniendo la mano en medio del círculo -¡¿Estáis conmigo chicos?!- terminé preguntando mientras esperaba su respuesta.

Kenichi se colocó mientras las chicas una a una y en fila fueron saltando sobre sus brazos. Lo pasó muy mal porque con cada brinco de cada una de las chicas se tambaleaba, y hubo una vez que casi cae de bruces por perder el equilibrio, pero los quiebros del judo le ayudaron a no caer y que fuera un completo fracaso ese día. Todavía escuchabas alguna risilla al dejar a alguna chica en el suelo, pues era gracioso verte con el atuendo al revés e intentando no caer al suelo. 

Le tocó el turno a Mayurit, ella saltó y tú te centraste en verla de cerca, el tiempo pareció detenerse y entonces... ya no estaba encima de tus brazos, aunque había sido el mejor momento del día ¡La habías tocado!

Tras acabar la clase preguntaste a alguna de las chicas y pudiste sobreentender que Mayurit sí iría con alguna de las chicas a la excursión, pues alguna te dijo que se sentaría con ella. Al buscar a Mayurit no la viste por ningún lado, y la última clase del día estaba a punto de empezar.

El día no había sido lo más productivo para Hiroshi, que tenía que mejorar muchas destrezas, y a pesar de que se había entrenado a fondo para conseguirlo no había conseguido nada. El jefe del club se le acercó y le puso una mano en el hombro, hablando con solemnidad.- Amigo, tienes espíritu, pero tienes todavía que mejorar esa agilidad manual, así que búscame cuando puedas y te daré unos libros de recetas para entrenarte, tendrás que practicar mucho en casa, pero lo conseguirás.

Habías motivado tanto a tu equipo que fue el partido más maravilloso de la temporada. No os hicieron ni un ensayo, e incluso el entrenador asintió con la cabeza satisfecho al terminar el partido.- Tienes madera para esto, a partir de ahora te nombro capitana, se lo comunicaré a la antigua para que lo tenga en cuenta.- Todos se arremolinaron alrededor de ti y te mantearon, mientras Mayurit salía a toda prisa hacia la enfermería no sin antes quedarse unos segundos mirando el espectáculo formado en el patio, acondicionado como pista.

Tras terminar las actividades del club, me dirigí a clases tan rápido como me lo permitía mi maltrecho cuerpo, en verdad necesitaba una buena noche de sueño y se me notaba.

Ya sabía que iba a hacer después de clases y era poco probable que nadie me lo impidiera.

Tal vez habría una o dos personas que podrían apartarme de mi merecido descanso, pero dudaba que se cruzaran en mi camino en lo que quedaba del día.

El muchacho asintió vigorosamente a las palabras que le dedicaba su superior.

 -Sí señor. Sin duda señor. Mi madre es cocinera, así que no le importará que practique con ella. Tal vez incluso me enseñe alguna de sus técnicas. La próxima vez el suflé me saldrá perfecto.

Porque sí, le había salido un churro mal cocido, ¡pero eso no significaba que fuera a dejar la cocina para siempre! ¡Él no era de los que se amilanaba ante un fracaso! Porque Hiroshi Tameyama tenía sangre de luchador corriéndole por las venas. ¡Rendirse era para los débiles! Así que después de las clases se encargaría de buscar al jefe del club para conseguir esos libros.

Lleno de determinación y convencido de que a la próxima le saldría perfecto, Hiroshi tiró su suflé chuchurrío y empezó a fregar los cacharros que había ensuciado cocinando, que le daba tiempo antes de que empezara la siguiente clase.

¡SIIIIIIIII! ¡No me lo puedo creer! ¡HEMOS GANADO! Hoy nos habíamos lucido. No nos habían metido ni un misero punto, y en cambio nosotros a sido puntuar, puntuar y puntuar... ¡ha sido maravilloso! No creo que jamás pueda volver a jugar tan bien en mi vida. Además, la sorpresa que me llevé fue MAYÚSCULA... Yo había dado el último homerun cuando de repente... ¡estoy siendo manteada por el equipo! ¡Estaba tan concentrada que ni me había fijado en el marcador!

Escuché con una alegría impresionante las palabras del profesor -¡Gracias Horoko-sensei!- solo pude exclamar eso, con una felicidad que solo podría superar si Mayurit viniera hacia mi y me diera un beso de victoria... ahora que pensaba en ello, ¿donde estaba Mayurit? ¿Habría venido a ver el partido? ¡Por favor que si! Entre manteada y manteada, fui visualizando el patio por si la veía... ¡y allí estaba! ¡Si lo había visto!... ¿Pero se iba? NOOOOoooo_oooo...

Y entonces no se como me moví. Hice un movimiento raro que... hizo que mis compañeros no pudieran mantearme bien y ¡PLAS! Acabé de cara contra el suelo -¡AUCH!... ¿ni siquiera en este día puedo evitar caerme?- pregunté con la cara incrustada en el suelo mientras me levantaba -Estoy bien... estoy bien chicos, tranqui- fui diciendo para que no se preocupasen... aunque me sangraba la nariz. Tampoco sabía si era por pensar en Mayurit, o si era por el golpe. Fuera como fuera, me tape la nariz con una mano para parar un poco el sangrado -Horoko-sensei, creo que me voy a ir a la enfermería a que me den algo para la nariz...- le dije para excusarme. En verdad, esa caída me había venido bien... creo que Mayurit había ido en esa dirección, por lo que podré cruzarme con ella y podré hablar un poco. Eso ya me valía el haberme estrellado la jeta en el suelo.

Había sido un partido impresionante, y te habían nombrado capitana así que la sorpresa y alegría era mayúscula. Te dirigiste hacia la enfermería y Mayurit estaba justamente en la puerta esperando cuando llegaste dando zancadas. Su radiante pelo y bien colocada falda te hizo verlo todo a cámara lenta, imaginando un encuentro a solas con ella en el que te declarabas y ella te besaba... pero de repente se giró y te vio mirándola con cara rara.- Hola... eras Mika, ¿verdad? ¿Por qué me miras así?.- Dijo extrañada por la forma en la que la mirabas.

Te diriges a clase de Lengua con la señorita Tiranuka, pero al llegar justamente a la puerta te das cuenta de que Mika no ha llegado a la clase, y estaba a punto de empezar ¿Se habría perdido?