Partida Rol por web

Querido héroe! El anciando mago que ejercía de maestro de ceremonias hablaba desde una burbuja mágica. La única luz en aquel espacio totalmente oscuro (de una oscuridad mágica que nadie podía evitar).

Bienvenido a la primera prueba de este torneo. En este caso las normas son muy sencillas, entrarás a una sala donde espera tu muerte, haz lo que quieras para sobrevivir el máximo posible. No temas, porque tu cuerpo no morirá, ni recibirá ninguna herida que no será curada por el gran Archimago cuando acabe el desafío. Aunque sí que sufrirás el dolor y la incapacidad, mientras te encuentres en esta sala.  

No estarás solo, sin embargo. Sino te acompañará un compañero cuyo destino se ha atado al tuyo a través de las fuerzas del azar y del caos. Será la supervivencia del último de vosotros la que apuntaré en mi registro.  Para esta prueba, se te permitirá llevar todo tu equipo, aunque puedes dejar aquí algo si quieres, que será devuelto a tu habitación.

Cuando estés listo, pasa por una de estas puertas, la que quieras y llegarás a la sala del desafío. Al decir eso, cuatro paredes de luz azulada aparecen, de diez pies de ancho y altura aparentemente infinita. 

No sabía donde se encontraba ni que había pasado. Se encontraba descansando en una taberna, aquello es lo último que recordaba y ahora se encontraba allí en aquella oscura sala con una luz hablandole.

¿Un torneo? Qué hacía él apuntado en un torneo. No entendía nada y hasta el momento pensaba que podía ser una broma pero según el maestro de ceremonias hablaba menos pensaba que se tratara de una broma. No le quedó más remedio que prepararse con escudo en una mano y espada en la otra se prepararía para lo que fuera. Quizá si ganaba aquel torneo la volvería a ver. Y eso es lo que pretendía hacer. Dejó caer la mochila para que fuera devuelta a su habitación y se encamino hacia una de las puertas para luchar por su destino.

Los músculos los tenía tensos ante la espectativa de lo que se le podía avecinar, el bárbaro de gran porte con su melena y su actitud dura esperaba el moemnto de entrar por la puerta, llevaba el torso desnudo pero estab bien pertrechado de sus armas, había decidido llevar en la mano un hacha pequeña y un escudo por el  oemnto, dejó su espadón en su gran espalds, a la espera que le pidiera sangre, co o solía suceder. Algunas cicatrices en su cuerpo hacían saber que era experimentado en la luchacaminaba seguro de si  mismo, y au que podría estar ansioso por luchar, esperaba estóico su hora.

Al cruzar las puertas mágicas, los competidores se encontrarón en una habitación cuadrada, construida con enormes bloques de piedra. Era una habitación cuadrada, prácticamente vacía, en la que destacaba una fuente colocada en el centro. Del centro del agua de la fuente, salía el pomo de una espada y, posado en ella, había un águila sanguinaria.

En los cuatro lados de la sala, había sendos pasillos de unos diez pies de ancho, que se interrumpían a los cinco pies por una oscuridad que se notaba que no era natural. De esta oscuridad surgieron los héroes que se enfrentaban a la prueba. Por una de las salidas, indistinguibles, salió un musculoso bárbaro de gran porte y melena. Llevaba el torso desnudo y lleno de cicatrices que demostraban su experiencia y estaba bien pertrechado de sus armas, había decidido llevar en la mano un hacha pequeña y un escudo, y su gran espadón descansaba en su espalda  De la salida que estaba a su izquierda salía al mismo tiempo otro competidor. Héctor tiene una constitución superior a la media, alto, anchos hombros y brazos fuertes como troncos. De cabellos largos acabados en una coleta y barba rubia acompañados de ojos castaños.

En una burbuja que flotaba en el espacio, semitransparente, el rostro del maestro de ceremonías miraba atentamente.

-Que empiece el show. No os durmais, que no hay tiempo.

Los techos son muy altos, si es que los hay, una luz clara pero indirecta ilumina todo el espacio.

El bárbaro entró en la sala entusiasmado por entrar en combate, y se contentó al ver a la primera criatura que se encontraba delante de él, vio al otro lado al que sería su compañero, al que le dedicó un cabeceó en forma de saludo, para lanzarse rápidamente a atacar al águila.

Sus prisas y sus ansias hicieron que su ataque fuera torpe y descuidado, y apenas el animal tubo que moverse para no ser dañado, los ojos del.bárbaro parecían estar inyectados en sangre por su cabreo consigo mismo.

Cruzó la puerta y se encontró en una habitación cuadrada. En su centro podía verse una fuente con una espada sobre la cual parecía estar la primera bestia a la que iban a enfrentarse. Miró hacia los lados observando con aberturas en el centro de cada lado como por la que él había entrado. Pudo ver al otro lado al compañero de aspecto bárbaro que le habían asignado. Le saludaba y amablemente le devolvió el saludo moviendo la cabeza.

Preparo presto su escudo y espada cuando vio al bárbaro salir al ataque, demasiado precipitado. Poco calculador. Se movió rápido hacia la criatura y lanzó su espada hacía ella intentando ensartarla de un golpe.

Los dos trozos de ave cayeron al agua de la fuente, tiñéndola de rojo. El pájaro había muerto sin poder reaccionar.

El bárbaro vio como lo que había pretendido hacer lo hizo el compañero en un abrir y cerrar de ojos, se lamentó para si de no haber sido el, pero le felicitó asintiendo con la cabeza, era hombre de pocas palabras,era más de acción, y ahora debían esperar que se les avecinaba.

El bárbaro se puso en guardia para estar preparado y actuar de inmediato.

El impacto fue brutal y el ave cayó en dos pedazos frente a él. Pero que más les esperaría allí, miraba a las puertas con recelo pendiente de las bestias que pudieran surgir. Miró a su camarada y le avisó.

- Debemos de cuidarnos de que no nos rodeen. Cuando nos superen en número deberemos replegarnos en una de esas entradas. Si nos rodean será fatal. le sonrió complicemente, esperaba que pudieran tratar aquello con un poco de estrategia.

Aún no apareció ninguna criatura más por lo que se preparó 

Dos enormes ratas gigantes entraron a la sala, una por la entrada por la que había entrado Hector y la otra justo por el otro lado. Al ver a los dos guerreros en la parte central de la sala, junto a la fuente, corrieron a por ellos.

Cuando la primera rata se acecó a Hector, él la atacó con el ataque que tenía preparado, pero se había preparado para un enemigo más alto, y la espada pasó por encima del lomo de la criatura. La rata intentó contraatacar pero en vez de al joven mordió la fuente, rompiendose un diente y soltando un chírrido antipático.

La segunda rata atacó a Huan, que también la había recibido con un golpe preparado. Pero esta rata tuvo más acierto y se enganchó en la pierna del bárbaro.