Partida Rol por web

Atala al escuchar la voz del enano decide seguirlo por si necesita ayuda. Será mejor que no nos separemos. Y se adentra en la oscuridad detrás del enano.

- Yo me quedaré a vigilar nuestras cosas.

El dragonborn permaneció alerta y pendiente.

- Tened cuidado, puede ser una trampa y trata de separarnos.

Yo iré con vosotros, maese enano y señora Atala, alguien más quiere venir?

Le pregunto al grupo en general.

El druida observa los alrededores, aquello es toda una estupidez, caminar en la oscuridad directo a quien sabe dónde no ha de traer nada bueno. Con calma descansa su bastón sobre la tierra y comenta a quienes están cerca para que le escullen. –Quedémonos en el campamento y decidamos cual es el siguiente paso, yo puedo ayudar en el rastreo convirtiéndome en lobo o alguna otra criatura hermosa, si la expedición ha de ser esta misma noche, lo mejor es ir preparados y con orden, a estas alturas no daremos ninguna sorpresa al enemigo y lo más probable es que nos entregamos en bandeja a él o ellos.

Tan solo las mujeres del grupo se atrevieron a seguir al enano. Tras escuchar las palabras del Svirf Galmor lo tuvo claro. No iba a alejarse dejando allí a su protegido, su juramento se lo impedía. De modo que tras marcar el lugar donde comenzaba el rastro, volvió tras sus pasos al campamento. Señoritas, parece que los hombres del grupo prefieren quedarse, no deberíais aventuraros solas...  Dijo a Atala y Juliana cuando se acercaban. El enano se puso justo al lado del gnomo mientras mascullaba algo en su idioma. Mientras vigilaba empezó a pensar en las guardias

Haremos guardias dobles por si vuelven. Uno con armadura con otro que no la necesite. El orden que lo elijan los que necesitan descansar más.... 

Al ver que Galmor vuelve atrás porque el resto del grupo, a excepción de Julianna, se queda en el campamento, Atala también regresa. No sería bueno que nos separáramos, pero estamos perdiendo una gran oportunidad para terminar con esto rápidamente. Piensa la joven humana.

Al llegar donde el resto del grupo Atala comenta en voz baja, aunque audible para todos. -Esto es una perdida de tiempo. Acabamos de perder una oportunidad inmejorable de averiguar lo que está ocurriendo en este lugar.- Y apoya la espada en el suelo frente a ella.

-Bueno la primera guardia la haré yo. Vosotros descansad tengo mucho en lo que pensar.

El gnomo observa regresar al buen Galmor y se apacigua un poco, no le hubiera gustado que arremetiera contra el enemigo sin estar seguro de lo que podría encontrar, los enanos a veces eran demasiado proclives a  actuar impetuosamente.. –Lo mejor es actuar con cautela Galmor, déjame adelantarme convertido en lobo, de esta forma pasare desapercibido por las criaturas que puedan estar vigilándonos y seguir al grupo de desconocidos. En su boca se dibuja una pícara sonrisa. -O regresar corriendo para avisarles de la celada.

-De eso nada! Replicó inmediatamente el enano a la idea de Amrü. -Si nos quedamos nos quedamos todos. Y si los seguimos los seguimos todos. Acabas de decir que lo mejor es quedarnos aquí, al igual que Heskan y Fadrique. De nada servirá que vayas tras el rastro en forma de lobo o de caracol si no vamos el resto. Si quieres seguir el rastro mañana podrás hacerlo, cuando vayamos todos.

El gnomo se encoge de hombros y se dispone a preparar todo para la cena y continuar su descanso, es evidente que prefiere no discutir con el enano, es malo arruinar una amistad tan profunda y al mismo tiempo repentina, solo por una excursión nocturna.

–Bien, entonces me quedare despierto con Atala para poder continuar con mi unión con la sabia naturaleza y saber si me continua considerando digno de sus dones.

Sin otra palabra, vuelve a alejarse hasta uno de los árboles del lindero al bosque donde había estado, toma cómodo asiento entre las hojas y cierra los ojos en profunda concentración.

En realidad voy a esperar a que el enano se duerma.

Decirle a Atala que escuche algo y voy a revisar.

Y convertirme en lobo para ir a investigar… 

- Pues yo estoy con el gnomo - intervino el dragonborn - no es mala idea que echara un vistazo en forma de animal, así pasaría desapercibido, luego podría regresar y informarnos.

A Heskan le pareció peculiar esa criatura de baja estatura y gran corpulencia. era un individuo con un sentido del valor encomiable pero  un poco tosco y cabezota. Agitó la cabeza, recuerda la mirada que le echó el enano y temía que volcara su hambre de sangre contra él, parecía un caballo desbocado que en cualquier momento podría saltar aplastándolo todo. las hembras eran curiosas, tenía la idea de que solían quedarse en su hogar cuidando de éste y de sus retoños, en cambio éstas rompía los esquemas; ¡cada vez entendía menos la sociedad "civilizada"!.

Fadrique había observado ecuánime pero en silencio hasta que casi ya se había resuelto la disyuntiva. Los últimos coletazos los estaban dando el gnomo y el dracónido. Se encogió de hombros.

Ya que vamos a hacer guardias dobles, me uniré a Atala en la siguiente guardia. E insisto en que tomemos la decisión que tomemos, deberíamos ir juntos hasta que sepamos mejor qué pasa y tengamos un plan en condiciones. Si se tomara una u otra decisión, debería ser por votos a favor o en contra. Prometo que me someteré a lo que salga si se hace así, aunque no esté de acuerdo, queridos amigos.

Sin más, se sentó en la parte opuesta del campamento que ocupaba Atala, en un lugar fuera de la vista del fuego. Se arrebujó en su capa rojiza y se entretuvo pasando el rato mordisqueando galletas de viaje.

Fadrique miró, ya acomodado, cómo le miraban los demás hasta que alguien se apiadó de él y le explicó pacientemente que tenían que hacer guardias siempre alguien que viera por la noche con alguien que no.

Oum. Se ve que estoy cansado, así que me voy a dormir, explicó con una leve sonrisa. Pero antes terminó con su galleta.

Atala se hacerco a Fadrique. -Que Anru haga la primera guardía conmigo será lo mejor, asi el podrá avisarme si se acerca algo o alguien.
 

Cierto, amiga mía, cierto. Buenas noches. Ya se le cerraban los ojos. Se había hecho un hueco para la cadera perfecto, el cobertor en el suelo eliminaba lo peor de la humedad y la manta estaba calentita. Fadrique era un tipo acomodaticio.