Partida Rol por web

Te fijas de que todos los perros tienen collar puesto, y cerca de la puerta encuentras una alta cantidad de correas de cuero, más de 20 podrías contar, aunque cada cual en un estado muy malo o relativamente medio. Sabes que servirían, pero si alguno te tirase fuerte, sería complicado de que la correa aguantase.

El perro más dócil parece estar junto a Dest, quienes están con los hocicos bastante cercanos, aunque los demás parecen tranquilos, este parece mucho más, incluso más que Dest al comienzo.

Los perros tienen cerrojos en las jaulas, que, o bien podrías romper, o tal vez forzar su apertura. Estando en tu posición son cerrojos muy fáciles de romper, ya que están a medio oxidar, o tan dañados, que de un solo golpe no demasiado fuerte serían fáciles de abrir

Alatia repite al gesto del hombre lagarto llevando su mano hacia su corazón y señalándolo. Luego señala a Alvina y entrelaza los dedos indicando que existe un vínculo entre ambas.

Tras esto se centra en la cerradura del dragón hada.

- Habría que abrir las otras celdas pero dejando un hechizo, una ilusión o algo que mantuviera a las bestias dentro, para liberarlas en el momento adecuado. No se si la cocatriz y las ratas podrán entendernos, los lobos quizás podrían ser más amistosos, pero si los han amaestrado para luchar...

Calló, intentando abrir la jaula.

Alvina asiente, no entiende el común pero algunas palabras sueltas las puede interpretar y "Amigo" es fácil.

Al gesto de Alatia responde con un gesto similar, entrelazando los dedos de la misma forma. Con ligereza se acerca al hombre lagarto aunque no entra en su celda. Señala al resto de animales, incluyendo al dragón hada...

- ¿Amyghos? - dice, con fuerte acento, intentando repetir la palabra. Por si no lo ha entendido, señala a todos los que le acompañan - ¡Amyghos!

- Una ilusión tardarían poco en detectarla e ignorarla. Los animales usan más sentidos que la mera vista. Mejor avisad a Hrönn y pedidle que hable con los animales. – le dijo a Alatia girándose.

Volvió su atención al hombre lagarto.

- Sí, magia – hizo unas pequeñas ilusiones delante suya para enseñárselo.

- ¿Sabes si dejan alguna copia de las llaves por aquí? – le preguntó por si sonaba la flauta. Eso les ahorraría tiempo.

Las correas no parecían estar en buen estado, pero si estaban ahí era porque los bandidos las usaban.

 A pesar de las reticencias iniciales debido al corto margen de tiempo de que disponían hasta que los esclavistas dieran por terminada la fiesta de la arena, la dasharii se propuso intentar comunicarse con los perros.

Hrönn se sentó en el suelo, con las piernas cruzadas. Cerró los ojos y respiró profundamente antes de comenzar a mover su cuerpo con balanceos rítmicos en un ritual que Dest ya había visto, aunque en esta ocasión parecía algo más apresurado y menos fluido.

–*Bien, espero que ahora podamos entendernos un poco mejor* –bramó entre murmullos mientras abría los ojos y se reincorporaba lentamente.

–*Me llamo Hrönn. Mi manada está fuera. Hemos venido a rescatar a todos los prisioneros y esclavos. Vosotros podéis ser libres, o acompañarnos y pelear*

Sus ojos verdes refulgían con la tenue luz analizando los gestos de los cuadrúpedos, al tiempo que se paseaba alrededor de las jaulas con paso firme y orgulloso, sin llegar a ser altivo.

Los perros se miran entre ellos con la poca amplitud que les permite la jaula

- Tenías razón Destripador, sabe hablar como nosotros. Nos uniremos, al igual que Destripador queremos luchar, pero también queremos salir de aquí.

+ Os podéis fiar de ella, parece muy distinta, pero no lo es tanto. 

Dice Dest, parece que los demás le están dando la razón mientras te olisquean.

< A mí no me saquéis de aquí, los amos van a venir y nos van a sacar, vosotros seréis los próximos en la arena.

El resto de perros parecen dudar por un momento, pero verte allí junto con Dest parecía que les hacía confiar de tí.

Dest hace que te agaches y te dice algo que no quiere que los demás se enteren

+ Todos son amigos, dejemos a ese atrás, no merece la pena.

Casi sin fuerzas el dragón hada te sisea agresivamente. Es un cerrojo y una jaula bastante fuerte, comparándolo con lo de los demás, es de una clara mejor calidad, parece que es una de las joyas de la corona.

No sabes demasiado de candados, pero te haces a la idea de que incluso alguien que supiese de los mismos se llevaría un rato para intentar abrirlo.

Le comentas esto a los demás mientras miras al pequeño hada dragón, y ahora confirmas lo que habías podido ver cuando bajó Alvina por primera vez, está enroscado sobre un huevo

El hombre lagarto por su parte parece bastante contento, y se queda repitiendo la palabra

Llaves... Llaves... Oh

Hace una mímica de acercarse hacia la puerta y meter algo y girarlo, sabía lo que era una llave.

No... Llave, goblin con pelo. Dice haciendo señas indicando ser alto. Y elfo malo. Pero llaves perros todos tienen.

Señala hacia la sala en la que se metió Hrönn.

Allí comida. Os señala hacia la puerta del este.

–*Oh, no sabía que los cobardicas pudieran sobrevivir aquí* –dijo la jocosa norteña para tratar de darle una última oportunidad al renegado–. *Bueno, no te preocupes por la arena porque la pienso quemar, como todo este lugar inmundo.*

–*Bien. Si Destripador confía en vosotros, yo también lo haré. Prometo sacaros de aquí. Es vuestra decisión si preferís luchar contra vuestros carceleros o huir, pero necesito que me prometáis no hacerle daño ni a mis compañeros ni a los demás prisioneros que hay al otro lado. Tú, ¿Cómo te llaman los carceleros?*– preguntó a uno de los que estaban cerca de Dest.

–*Aléjate de la puerta* –dijo mientras alzaba la guja.

Con un golpe seco el cerrojo se desprendió.

–*Necesito que vengas conmigo a la otra sala. Ahora vendremos a por los otros.*

Parecía haber conseguido algunos aliados. Era el momento de ver como les iba a los otros y confirmar que los perros podían comportarse ante los monstruos.

El plan seguía sin gustarme, pero procedía apegarme al mismo mientras espiaba la arena con ayuda de Sephiroth. Al menos de momento las cosas iban saliendo bien, pero era un hecho que todo podía torcerse muy rápidamente.

Yo puedo abrirlo, pero me va a tomar tiempo, tengo cierta experiencia en estos menesteres. - anuncio mientras saco mis herramientas.

Luego me giro hacia el dragón y el hombre lagarto y empiezo a hablar en dracónico.

Voy a ayudarte, pero necesito saber todo lo que conoces de este lugar, tu amigo está en la arena, es el que lleva armadura o el otro dracónido, según escuché, dicen que les costó mucho capturarlo.

¿Cada cuánto rotan los guardias?

Ya estaba sacando mis herramientas para forzar cerraduras cuando la descripción del goblin con pelo me hizo pensar en un osgo y que el Ollot ese era un osgo. Tenía un manojo de llaves, con las que abrimos la puerta para entrar. Era más que probable que las llaves que estaba buscando ya las tuviéramos, así que saqué el juego de llaves y me puse a probar llaves, primero con la cerradura del hombre lagarto y luego con la del dragón hada.

- Mis compañeros – señalando a los demás - mataron a un goblin con pelo en el pueblo cuando atacaron estos bandidos y le quitamos unas llaves que nos sirvieron para entrar aquí. Con suerte serán las llaves que estábamos buscando para abrir vuestras celdas… - le fui contando al hombre lagarto con la esperanza de que me entendiera.

- Eladamri, espera antes de ponernos a forzar que pruebe las llaves, que esa cerradura parece de las buenas, de las que rompen ganzúas como si las mordiesen. Bien las conozco y más de una me ha dado una mala noche en el pasado. – le dije al elfo para que tuviera un poco de paciencia – Si no funcionan las llaves yo te echo una mano para forzarla e ir más rápido.*

- Nornas, Alatia, ¿podríais avisar alguno a Hrönn para que hable con las ratas y los lobos? La otra vez necesitó varios minutos para hacerlo y no sabemos cuándo vendrán a por más prisioneros para subirlos a la arena. – les pidió mientras seguía probando llaves.

El perro te gruñe en desaprobación.

Los perros parece que te asienten.

Me llaman Dentada Grrrr. 

Te enseña sus dientes para que lo compruebes

Voy, confío en Destripador, y si eres su amiga, confiaré en tí

Te pones con el candado, y sientes como ya lo tienes, pero justo en el momento que crees que está ya allí, el siseo agresivo del dragón te desconcentra, haciendo que muevas un poco las herramientas, pero lo suficiente como para hacerte perder el cierre.

Me mentiste una vez, y no me vas a mentir de nuevo orejas picudas, me robasteis ya a dos de mis pequeños, y este ni lo vas a tocar. Te mataré si es necesario.

Pese a que es evidente que es incapaz de luchar ya que está bastante débil y repleto de heridas, parece no atender a razones el pseudodragón, se está enroscando sobre un precioso huevo de colores rosados. Se coloca de tal forma que protege más el huevo con su cuerpo.

El hombre lagarto te mira con asombro.

Sabes hablar fluido nuestro idioma... Mis guardianes y yo eramos los defensores de ella y de otros muchos seres del bosque. Ella ha sufrido demasiado... Está demasiada débil y ya no escucha a nadie, su dolor ha trascendido aquello de lo que deberían soportar esas preciosas criaturas, hemos perdido de momento a dos de sus pequeños descendientes, y me temo que ella va detrás.

Lya se acerca con otra de las llaves de ese juego, pero el cerrojo del dragón era distinto, más sofisticado, no serviría, aunque de las otras celdas tal vez...

Eladamri se pone de rodillas a toquetear el cerrojo, y habla en un idioma desconocido por todos, el pseudodragón le sisea desde su jaula, y el hombre lagarto por su parte se pone a hablar con el elfo.

–Ajá, buena dentadura –respondió con un gesto de aprobación. –Dentada, ¿crees poder controlarte o te sentirás más cómoda si te pongo la correa?

Pensándolo mejor, creo que será interesante ver cómo reacciona a la presencia del resto del equipo y los monstruos sin la correa. Teniendo a Dest al lado, no creo que sea un problema reducirla en caso de se desmadre.

Con la respuesta de la perra, Hrönn tomó una correa y le hizo un gesto para que saliera de la jaula.

–Vamos, Dest.

La perra te mira y gira la cabeza

¿Más cómoda sin la correa?... Sí... Creo que sí... Pero como quieras, ahora yo te sigo

Mueve el rabo con ganas, y se acerca a Dest

¿Te puedes creer? Pregunta que si queremos ir sueltos

Terminé de abrir la celda del hombre-lagarto para dejarle salir y probé con la cerradura del dragón-hada, pero pronto quedó claro que necesitarían una llave especial para esa cerradura.

Llegó Hrönn por lo que me giré al oír los pasos.

- Hrönn, ¿podrías hablar con las ratas y los lobos para explicarles que somos amigos y nuestro plan? Si se unen a nosotros mejor que mejor. Toma, con las llaves de Ollot pude abrir esa celda. Cuando estén tranquilos los animales, prueba con ellas a ver si están ahí también las llaves de esas celdas.

Me giré de nuevo a Eladamri.

- Te echo una mano, a ver si entre los dos podemos abrir esa cerradura. Si no… podemos probar a congelarla y romperla, pero eso puede causar bastante ruido… - la idea del ruido no le hacía gracia, eso estaba claro.

–Hey, ¿cómo va la cosa? ¿Qué dicen los prisioneros? Ah, saludad a ésta preciosidad. Su nombre es Dentada –dijo Hrönn apareciendo con Dest y otra perra, la cual iba también sin correa.

–Ahí dentro tenemos unos cuantos aliados, todo gracias a este campeón –dijo con una sonrisa mientras acariciaba el lomo de Destripador.

La norteña aguardó expectante mientras los dos canes se acercaban a las celdas. Tenía total confianza en Dest, que no había hecho ningún gesto agresivo anteriormente, pero le interesaba ver cómo reacciona día Dentada. Hrönn les había pedido a todos que prometieran no hacer daño ni a sus compañeros ni a los prisioneros.

–No los he sacado a todos aún hasta ver qué tal se comportaba ésta chica con los... prisioneros. Todos, menos un... cobarde, han pedido ser liberados y estarían dispuestos a luchar contra los esclavistas.

La dasharii gruñó con aire fastidioso a las palabras de Lya. 

Coño, si me hubiera concentrado unos minutos más...

–Euh, claro, puedo intentarlo. Necesitaré unos minutos para concentrarme. ¿Alguien ha ido a revisar el resto de a mazmorra?

Alatia se retiró un poco para dejar sitio a los más expertos en abrir cerraduras.

- También puedo lanzar un conjuro de ataque sobre el cerrojo, a ver si entre todos lo rompemos, o eso o los barrotes que quizás sean más débiles. Hay que buscar un punto de soldadura y golpear ahí.

Alvina ascendió más hacia el techo al ver llegar al nuevo perro y se volvió invisible.