Partida Rol por web

LVPERCALIA.

Las lupercales.

Cargando editor
07/05/2009, 11:00
Silvia Montes


No no no no no!! No entres... No nos dejes solas... Yo... Lágrimas amargas empiezan a rodar nuevamente por mis mejillas, recordando lo que vi al salir de la casa, un escalofrío recorre mi espalda...

Aquí... Continúo explicando entrecortadamente. Cuando salí... Había una criatura horrible... Mis labios tiemblan visiblemente mientras las palabras salen por ellos. Estaba acosando a mi hija. No se qué está ocurriendo, pero tengo miedo. Mantengo abrazada a mi hija. He intentado mantenerme cuerda, pero siento como si algo en mi interior se derrumbara.

Cargando editor
14/05/2009, 12:22
Francisco Jose Gonzalez "Pacojó"

En el momento en el que mis intenciones eran las de entrar de nuevo en la casa, Silvia se derrumbo, se puso a llorar...pobre mujer...aunque Paco estaba tambien a punto de derrumbarse por esas constantes apariciones de su antigua compañera. Pero no podia debia mantener la compostura y sobretodo la cordura...no podia dejarse llevar por el panico...e intento transmitir este sentimiento a Silvia, agarrandola suavemente de la muñeca...despues se le acerco y la susurro...

-Calma, todo ha acabado ya...ese hombre no hara daño a tu pequeña...

Despues saco un paquete de pañuelos, y se lo ofrezco.

-Ese ser, no volvera,pero espero que entienda que debo ir al interior de la casa, hay una mujer herida, y quizas alguien podria estar sufriendo daño.

Cada palabra, sale por mi boca lentamente, con sosiego, calma. Me voy alejando lentamente de la mujer, tras haber acariciado en la mejilla a la pequeña.

-No te preocupes nena, mama y tu estais a salvo.

Despues miro fijamente a Silvia y con cara seria.

-Si pasa algo, grite y saldre corriendo en su ayuda.

Pacojo se mete con sigilo en la casa, atento a cualquier cosa.

Cargando editor
15/05/2009, 11:50
Director

Alberto está hablando:

-Deja ya de dar chillidos, Isa, eh, no me asustes. Estamos en esta mierda de poblado, ¿no te acuerdas o qué? Escucha, te he desinfectado la herida lo mejor que he podido con esta porquería que tengo a mano –le muestra el agua oxigenada, las tiritas, unas gasas, betadine, un par de toallas empapadas con su propia sangre – pero esto no vale; hacen falta agua hervida, jabón, aguja e hilo. Y antibióticos. Escucha, te desmayaste durante algunos minutos, no es más que eso. Pero aguanta aquí, ¿eh, bonita?, que voy a asomarme, no sé dónde carajos se han metido estos dos, han estado gritando ahí fuera, ¡no sé qué coño está pasando y necesito su ayuda!

El muchacho, sin apartar los ojos de ella, se dispone a salir de la habitación… ¡sólo para pegar un gran respingo justo al girarse para afrontar el pasillo! Asustado, recula hasta el quicio de la puerta, llevándose una mano al corazón, y por fin habla entre aliviado y enojado:

-¡Cojones! Es usted. Me ha dado un susto de muerte. -Se detiene a tragar saliva y prosigue: -Oiga, necesito su ayuda. Tengo que coser la herida de mi amiga, y necesito agua hervida, jabón, aguja e hilo. Y antibióticos.

Regresa sobre sus pasos y comunica:

-No pasa nada, Isa, aquí están.

Cargando editor
15/05/2009, 11:51
Director

Vigilado por Silvia desde el umbral, Francisco José entra furtivamente. Sus ojos se disparan hacia las huellas ensangrentadas que recorren todo el piso, hacia las escaleras en penumbra, hacia el salón del fondo, hacia la puerta corredera a su izquierda, la de la sala de estar… ¡justo para ver a alguien saliendo de espaldas de ella! Reconoce de quién se trata al cabo de unos segundos, tan reconcentrado avanza: es el muchacho de la bata blanca, que se gira en ese momento para afrontar el pasillo en su dirección y se lleva un susto de muerte al descubrirlo allí en medio, desplazándose a hurtadillas.

Empalidecido, el joven de nariz chata recula hasta el quicio de la puerta, llevándose una mano al corazón, y por fin habla entre aliviado y enojado:

-¡Cojones! Es usted. Me ha dado un susto de muerte. –Se detiene a tragar saliva y prosigue: -Oiga, necesito su ayuda. Tengo que coser la herida de mi amiga, y necesito agua hervida, jabón, aguja e hilo. Y antibióticos.

Regresa al interior y comunica:

-No pasa nada, Isa, aquí están.

Cargando editor
15/05/2009, 11:55
Silvia Montes
Sólo para el director

Me quedo en silencio, observando como Francisco decide abandonarnos, dejarnos solas a nuestra suerte y adentrarse en esa casa diabólica. Mantengo a Alicia fuertemente abrazada, mientras la voy acunando con un movimiento rítmico. Tengo toda la ropa pegada al cuerpo mientras la lluvia continúa cayendo incesantemente.

El terror atenaza mis entrañas, privandome de todo movimiento y razocinio. Intento cogerme a algo para mantenerme cuerda, un pequeño hilo de realidad que todavía puedo coger con dedos trémulos... Respiro profundamente, intentando calmar mi corazón desbocado mientras que con una mano voy acariciando el pelo de mi pequeña.

Un escalofrío recorre mi cuerpo haciéndome volver a la realidad, empiezo a sentir el frío de las ropas mojadas... No he escuchado ningún grito salir del interior, quizás dentro esté todo controlado... Miro a mi alrededor esperando ver aparecer criaturas arrastrándose por el suelo. Empiezo a dar pasos vacilantes, con Alicia bien sujeta a mi, encaminándome nuevamente a la casa. Venga cariño, tengo que quitarte estas ropas mojadas... Quizás mi hija sea la parte que me salva de caer en esta locura...

Cargando editor
15/05/2009, 13:21
Francisco Jose Gonzalez "Pacojó"

Horrorizado por todos los charcos de sangre, intento buscar el lugar de donde procedia aquel grito. con gestos bruscos, y con los ojos mirando de reojo a todas partes, se empieza a vislumbrar un poco neurotico a Paco. En ese momento aparece el joven medico. Atentamente escucho las solicitudes que me da., pero sigo mirando de reojo en todas direcciones, con gran desconfianza hacia esa casa. Despues con un gesto de cabeza y sin hacerle mucho caso, afirmo que me ocupare de lo que pueda. Entonces de repente vuelvo en mi y le hablo claramente.

-Bien, hare lo que pueda. Supongo que el jabon, el agua y todo esto podremos buscarlo por la casa. Le dire a la señora Silvia que vaya a buscar en el pueblo una farmacia. Dudo que quiera volver a entrar en esta casa...

Salgo a la calle y busco a Silvia con la mirada.

-Perdone Silvia, pero podria usted ir a buscar antibioticos a la farmacia del pueblo, mientras nosotros buscamos el resto de materiales. Asi quizas le de un poco el aire y pueda relajarse.

Sonrio a la mujer, para intentar tranquilizarla.

Cargando editor
17/05/2009, 11:33
Silvia Montes

Con pasos vacilantes me encaminaba a la casa, cuando vuelve a salir Francisco, me detengo abrazando fuertemente a mi hija... Escucho sus palabras y niego con la cabeza... La ropa se pega incómodamente a mi cuerpo y suaves temblores sacuden mi cuerpo.

No, mi hija necesita secarse. Está un poco enferma y aquí fuera, bajo la lluvia, se va a poner todavía mas. Además, yo no vuelvo a ir por allí sola. Me giro y miro hacia la otra dirección. La calle se ve desierta y se puede escuchar como la lluvia continúa cayendo incesantemente sobre el pavimento. Por mi cabeza vuelve a pasar la imagen del cuerpo arrastrándose y un escalofrío recorre mi espalda. Vuelvo a centrar mi atención en Francisco. Lo siento, pero algo está pasando en este pueblo. Y no tengo ganas de ser yo la que lo descubra. Ahora que caigo, con los gritos que hemos pegado no ha salido nadie a comprobar qué pasaba. Mi mirada se mantiene firme, sin apartarla de la de Francisco. Finalmente termino de dar los pasos que me separan de la casa y entro nuevamente en su interior.

Cargando editor
17/05/2009, 12:20
Isabel Fernández

Trato de reincorporarme lenta y torpemente mientras aquellas imágenes vuelven a mi mente una y otra vez. Era todo tan... ¿real? Miro a Alberto y luego a aquel hombre, desorientada aún, llevándome la mano a la herida, ahora tapada con unas gasas.

Alberto, ayúdame a levantarme - pido tóscamente al muchacho pues aún estoy ligeramente mareada y mi exceso de peso no ayuda nada en estos momentos. - Pero... qué coño está pasando aquí? qué demonios era esa mujer? pregunto mirando a ambos a pesar de saber que están tan desconcertados y asustados como yo. Tenemos que salir de este lugar cuanto antes... Tengo que volver a casa con mi padre - pienso volviendo a recordar aquellas imágenes.

Cargando editor
17/05/2009, 15:11
Francisco Jose Gonzalez "Pacojó"

La desesperacion de Silvia se hace presente en sus palabras, y la entiendo...este lugar es tan inhospito, y lleva razon, no hemos visto a nadie todavia en el pueblo. Aunque es raro, aquel panadero, no nos dijo que ocurriese nada en este pueblo. Y parece que la mujer herida es de aqui.

-Esta bien Silvia, pase y seque a su hija...

La dejo que pase a la casa, echandome atras en la entrada, tras que pase, me asomo a la calle, y miro hacia ambos lados en busca de alguien. Parece desierto....Despues me meto a la casa, y la voz de la mujer herida llega a mis oidos. Intento responderla pero ni yo tengo la pregunta, asique en un inicio tartamudeando intento responderla.

-Pu-pu-pues no lo se. El caso es que no es la primera cosa extraña que vemos desde que hemos llegado a este pueblo. Esa mujer se supone que es...miro a Silvia...su tia...?¿

Mientras estoy respondiendo a la mujer empiezo a buscar por la sala los instrumentos que necesita Alberto para curar a la mujer.

-Su.....padre?¿ Asi que aqui vive en este pueblo gente?¿...digo con cierto tono ironico...Estabamos extrañados, pues no habiamos visto a nadie en la calle...

Cargando editor
17/05/2009, 20:32
Director

Aquí se hayan, reunidos tras los minutos de intenso horror: Francisco José trasteando por la habitación y demandando respuestas; Silvia sentando a su hija en la salita de estar, una niña con el cabello apelmazado por la lluvia y aire ausente, y preguntándose por dónde empezar a buscar todo eso que se le pide; Isabel siendo disuadida de levantarse por Alberto. En el pequeño mueble del televisor, Francisco encuentra un costurero, y simultáneamente, Silvia tiene la inspiración de que allí podría encontrar alguna medicina. Y así ocurre, tras una puerta encuentra una tableta de analgésicos.

-Para aliviarle algo servirán –decide Alberto tras mostrárselos. –Pero necesitamos agua para lavar esta herida en condiciones. Será mejor que nos traslademos a la cocina. ¿Alguien ha llamado a la policía, a urgencias, a algún sitio? Francisco, ayúdeme a llevar a Isabel a la cocina.

Cargando editor
19/05/2009, 11:35
Silvia Montes

Después de buscar un poco he encontrado unos analgésicos que se los entrego a Alberto... Ante el comentario de Francisco niego con la cabeza... No, no es mi tía, es... Es mi prima. Mi tía se encuentra arriba, en su dormitorio... Ella la mató... Termino diciendo tragando saliva nerviosamente.

Sí, alguien debería llamar a la policía... Si quieren ahora llamo, pero un momentito. Comento mientras me acerco a la  maleta que se encuentra todavía allí en medio, tirada tal y como la dejé. La abro y saco una toalla y algo de ropa limpia para Alicia. Ven cariño, le comento mientras le quito la parte de arriba y la empiezo a frotar con la toalla. La pobre lo está pasando realmente mal, ya estaba un poco enferma, y el frío que ha pasado fuera no le irá nada bien... Venga cariño, voy a llamar un momento por teléfono, ponte esto que está seco. Le comento dándole un beso en la mejilla. Me giro y me dirijo al teléfono de la sala, nerviosa marco el número de urgencias y espero a que contesten...

Cargando editor
20/05/2009, 22:27
Francisco Jose Gonzalez "Pacojó"

Mientras Silvia mantiene su narracion de la historia sucedida en la casa, Francisco intenta mantener la compostura...en silencio....aunque la situacion le desagrada, y ademas no la comprende...como alguien podia haber matado a un familiar con tanta sangre fria...

Mientras Silvia seca a su hijo, Francisco, saca un vaso de un armario y se lo llena con agua, mira antes en el frigorifico, haber si hay agua mineral, y que por lo menos este fresca, sino opta por beberla del grifo, aunque no le agrade la situacion, casi prefiere salir afuera y abrir la boca para beber el agua de la lluvia, pero esta muy cansado fisica y psiquicamente.Tras comprobar que el agua esta buena, ofrezco un vaso de agua a cada uno.

Cuando Silvia va a llamar por el telefono, opto por acompañarla y estar a su lado, consecuencia de mi anterior experiencia con la llamada telefonica.

-No mas cosas raras por hoy, por favor...digo mirando al cielo, cosa que me sorprende...

Cargando editor
23/05/2009, 12:56
Director

Silvia comprueba aliviada que hay tono y marca un número. Mantiene con tensión el auricular sobre su oreja. ¡La llamada se está produciendo!

Se escucha un clic, alguien se dispone a atenderla.

Sin embargo, antes de que ella pueda articular palabra, con velocidad dilapidaria, la esperanza se desmorona y deja paso, en un primer momento, a la extrañeza, e, inmediatamente, al horror: un murmullo masticador, vocalizando una especie de letanía insensata, se apresura a ilustrar el silencio mecánico.

-¡Ven corriendo desde la noche, Pan ! –Silvia puede capturar retazos de la desquiciada salmodia - ¡Io Pan !¡Io Pan ! Ven calzado de seda, y lava tu blanco muslo, oh, bellísimo Dios, entre la luna de los bosques, sobre el marmóreo monte (…)¡Dios o Diablo, a mí, a mí !¿No estoy madura? ¡Ven, oh, ven ! –se trata de una voz femenina- (…) a causa de la solitaria lujuria del poder del diablo. Mete tu espada entre los mortificantes grilletes, dame el signo del Ojo Insomne, y el exaltado augurio del áspero muslo, y (…) He nacido para morir en el cuerno del Unicornio.

Por fin la voz se hace reconocible, cuando interpela a la mujer temblorosa que sujeta el teléfono:

-Prima, primita… -está diciendo Carmela. -Eres malvada. Sabemos lo que has hecho. Pan conoce el lado oscuro de tu corazón. -¡Pero no puede ser Carmela! Ella no podía hablar, su cerebro había sufrido un cortocircuito de pequeña, jamás se había expresado con coherencia después de los ¿siete, ocho años? ¿No era más bien como si una inteligencia depravada y antiquísima se hubiese aposentado en la lengua de Carmela? Ella proseguía, implacable: -Lo mataste, antes de venir con prisas, lo apuñalaste, Pan lo vio todo. Lo apuñalaste, en la cocina, cuando no quiso hacerse cargo de tus hijos. Oh, sí, lo apuñalaste y pretendes no recordarlo. Pero su cadáver aún sigue tirado en tu cocina, en esa cochambrosa cocina de tu asqueroso pisito de esposa abandonada. – La voz se fragmenta en una risa de chacal antes de sentenciar: –Oh, prima Silvia, no dejaste ni un solo palmo de su cuerpo, tan deseado, sin apuñalar. Ni uno solo.

Cargando editor
25/05/2009, 11:40
Silvia Montes


PARA! PARAAAA!!! Suelto el auricular y me aparto rápidamente, mirando como queda colgando del cable, sin atreverme a cogerlo... Un sudor frío recorre mi espalda y lágrimas amargas empiezan a rodar por mis mejillas...

Dios, que he hecho! Me dejo caer a peso muerto en el suelo. Hundo mi rostro entre las manos mientras mi cuerpo empieza a convulsionarse por los sollozos incontrolables. Como pude hacer una cosa asi... Noooo!! Ahora que Carmela me lo ha recordado, puedo ver su cuerpo sin vida, mirándome con los ojos vacíos mientras su sangre tiñe las baldosas blancas...

Cargando editor
27/05/2009, 22:18
Director

En ese momento, una voz siniestra los sobresalta a todos: a Francisco José que se inclina para tratar de levantar a Silvia; a Alberto que está en trance de conducir a Isabel hasta la cocina. Giran sus cabezas hacia un ángulo de la habitación, y en él descubren a la niña, que cabecea y se tambalea como si estuviese ebria, de pie, sin moverse del sitio, cabizbaja, con el rostro oculto tras una cascada rubia y mojada. Cerca hay una ventana que da a la calle, velada por unas cortinas.

-Io, Io, Pan –está diciendo. Sin embargo, ¡es imposible que esa voz sea la suya! Sin duda pertenece a una mujer adulta. - Acude a la tonada de las flautas, desde tu tumba, la luna. Estoy lista para las nupcias.

Antes de que nadie pueda reaccionar, una batahola, una algarabía, una maraña de sonidos de animales estalla al fondo de la casa. Parece que proviene del cuarto de baño, donde la demente está encerrada.

Cargando editor
27/05/2009, 22:20
Director

Silvia la reconoce enseguida: es la voz de quien le ha respondido al teléfono, de la presunta Carmela.

Cargando editor
29/05/2009, 11:43
Silvia Montes

Levanto la cabeza al escuchar esa voz siniestra, una voz que me pone los pelos de punta. Con temor dirijo mi mirada hacia el rincón de donde proviene, pudiendo ver a Alicia de pie, tambaleándose con todo el cabello tapándole el rostro... Pero que... Mis palabras son ahogadas por el tumulto que de repente parece salir del cuarto de baño...

Me levanto del suelo, apartando a Francisco con una mano. Me dirijo lo más rápido que me permiten mis piernas, ahora más parecidas a bolsas de gelatina, hacia mi niña. Cogiéndola con los brazos empiezo a zarandearla... TÚ... SEAS QUIEN SEAS, DEJA A MI HIJA EN PAZ... Grito con voz histérica, mientras le aparto el pelo de su rostro para mirarla a la cara.... Alicia... Mi vida...  Sigo escuchando el ruido infernal salir del cuarto de baño, pero lo aparto a un rincón de mi mente, mi hija me necesita...

Cargando editor
29/05/2009, 22:18
Isabel Fernández

Mientras Alberto me guía hasta la cocina oigo una voz espeluznante tras nosotros. Me giro y veo a la niña de aquella mujer... Con el rostro desencajado observo la escena sin entender qué está sucediendo en ese lugar. Miro a la mujer como zarandea a la niña, mientras soy incapaz de articular palabra. Dentro de mi siento la necesidad de correr... huir... salir aprisa de aquel lugar... pero a dónde? cómo? Qué sentido tenía todo esto? Qué estaba ocurriendo?

Cargando editor
30/05/2009, 16:52
Francisco Jose Gonzalez "Pacojó"

Francisco se dirige en direccion Silvia para ayudarla a que se ponga de pie...

-No otra vez no....esos sonidos...y la pequeña...

-Era lo que temia, de nuevo por el auricular ha debido de hablar alguien....esas voces...parece que han desiquilibrado por momentos la mente de Silvia.

Un grito viene del salon...en esta casa no gana uno pa sustos...Cuando Pacojo se quiere dar cuenta, Silvia ya se ha ido al salon, en busca de su hija...su sentimiento maternal hace que reacione de forma tan acelerada...Me incorporo y adentro en el salon tambien y alli veo otra imagen...propia de la pelicula de Ring, y unas palabras que entran en mi cabeza...

-Pan?¿....flautas?¿...la faluta siringa...matrimonio con la luna?¿....selene....digo en voz alta

-Todas esas palabras tienen que ver con la mitologia clasica...el romance entre Selene y Pan...

Tengo la urgente necesidad de ir a mirar mis apuntes en busca de que por estos lugares, hubiese algun templo donde se practicase culto al dios pan o a la luna, o incluso al mismisimo Dionisos...Pero no puedo...mis sentimientos me hacen ir a preocuparme de la angelical niña...y en vista de que no pase nada, me pongo entre la puerta del cuarto de baño y la niña y la madre, para protegerlas de lo que pueda salir de ahi, me hago con aquello que haya cerca y que me pueda servir como objeto contundente...un candelabro o una lampara, o si hay chimenea el tiznador...Despues espero a q Silvia se calme, y tambien lo haga a su hija.

Cargando editor
31/05/2009, 19:56
Director

En cuanto las manos de Silvia se posan sobre los hombros de su hija, su cuerpecito se crispa y su cabeza se levanta como accionada por un resorte: durante unos segundos de horror infinito, todos perciben que, en lugar de un rostro, la niña ofrece un puro cardenal, un tapiz de verdugones inflingidos por algún tipo de objeto delgado y flexible.

Un pestañeo basta para que la ilusión se deshaga: la niña es ahora reconocible, a no ser por una palidez espantosa, y poniendo los ojos en blanco se desvanece y cae contra el pecho de su madre.

De improviso, un ruido hace que todos se giren bruscamente hacia la ventana para descubrir la figura de un hombre que manotea en el cristal a través de las rejas.