Partida Rol por web

Vinda Rosier hizo una leve inclinación de cabeza en agradecimiento a Bovary por sus palabras halagadoras. Le resultaba una mujer muy interesante y de utilidad, no solo porque conocía los objetos mágicos a la perfección, si no porque sus dotes adivinatorias eran una ventaja con la que muy pocos contaban, algunos porque no creían en las visiones futuras, y otros porque eran artes poco exactas, pero siempre una guía para poder determinar los finos hilos del destino.

Las pociones anti vampíricas podían ser un problema porque el que funcionaran dependía de la elevada percepción que tuviera el vampiro para ello, un riesgo innecesario y más si unas gotas de la sustancia caía sobre su propia piel. NO, Vinda prefería actuar sobre seguro.

- Vaya, parece ser que Schiro y yo tenemos gustos muy similares, ¿le leyó a él también su buena fortuna?.... - le pregunta la mujer con curiosidad -...Es para saber hasta qué punto conoce mi existencia y su futuro... - comenta la bonita fémina haciéndose una composición de lugar -...Vaya, el precio acordado es muy concreto a decir verdad... ¿sabe usted lo que simboliza ser mordida por un vampiro Madame Bovary?... ¿Tiene idea de lo que implica que Schiro le muerda?.... - los ojos de Vinda se clavaron en los de la dama y se dispuso a dar sus argumentos -...En el momento que él le muerda le deseará físicamente y ansiará que tome su cuerpo... Acto que según lo acordado, a veces sucede.... Luego usted deberá beber la sangre de Schiro por tres veces, se sentirá muy unida a él, le amará con intensidad y casi sin razonamiento, como corresponde al vínculo vampiro... Durante un tiempo todos sus anhelos serán los de Schiro, pero esa sensación se suaviza conforme más tiempo pase sin que beba directamente su sangre... Pero cuidado porque si él lo sugiere usted no deseará negarse...  Mientras tanto será su esclava, hará lo que él quiera y podrá utilizarla para sus designios y usted no tendrá lucidez para decir que no.... - era completamente sincera, así funcionaba la transformación, no era tan bonita como se imaginaba -.... Cambiar además duele, todos los líquidos de su cuerpo saldrán del mismo, por la boca, nariz, uretra y ano...Quedará seca y sentirá ansia... Le tendrá que enseñar a contenerse... No es algo sencillo que deba hacerse en un momento señora mía... Si no, será una chapuza que a usted puede dejarla marcada, en mala situación... Su sire debe ser alguien responsable....

Rosier escuchó los motivos que movían a Bovary y asintió con las palabras de ella, estaba claro que estaba decidida a hacerlo todo por amor y Vinda podía ayudarle, no solo porque le conviniese, si no porque creía firmemente que a los aliados había que tratarlos como si de hermanos se trataran. Por eso ella sería una líder ideal, no traiciona a quienes le tienden la mano.

- Hagamos una cosa Bovary, usted ha mirado mi futuro y sabe cómo soy, me aborda porque confía en mi.... Le propongo algo.... Deme las armas para acabar con Schiro, todas las que pueda facilitarme, y la cabeza del traidor esta misma noche estará sobre la mesa de Umberto Salieri... Su amado Damian Fratelli va a ayudarme a derrotar a los enemigos del legítimo príncipe y cuando deba hablar con Salieri pediré clemencia para él por su traición inicial.... Le doy mi palabra de que Umberto no dañará a Damian pues interpondré mi propia vida en ello... Y tras la reinserción de Fratelli en la sociedad vampírica usted será convertida... Yo misma lo haré bajo petición al príncipe, y le aseguro que no abusaré de usted de ninguna de las maneras, de hecho Damian podrá estar presente para asegurar que cumplo mi parte y que la trataré con el respeto debido, aceptándola a usted como mi chiquilla, bajo mi protección y cuidados.... Seréis libre para amar a Damian, ambos formaréis parte de mi familia... 

No usó ninguna de sus artes de manipulación, estaba actuando con legalidad frente a Bovary, pero le ofrecía algo mucho mejor que Schiro, no serviría a Rosier, ser parte de la familia de Vinda implicaba que la vampira cuidaría de ambos, de ella y de su amante, serían respetados y tendrían una posición de lealtad para con quien en el futuro, sería la princesa de la ciudad. Schiro solo ansiaba servidumbre, Vinda Rosier ofrecía una amistad profunda de ayuda mutua.

- No es recomendable transformarla ahora, lo haremos después de que Damian sera aceptado de nuevo por el príncipe. Y le diré el porqué, si yo la transformo sin el consentimiento de Umberto Salieri, podría tomarlo como un insulto. En nuestra sociedad hay normas morales y sobre el buen gusto, y lo educado es pedir permiso, algo que no me negará Umberto llegado el momento. Además de eso debo destruir a Schiro y si la transformo a usted ahora mismo no podría cuidarla como una chiquilla mía se merece... Si quiere y no confía en mí puedo hacer un juramento inquebrantable de que la transformaré, yo cumplo con mi palabra siempre, no le quepa la menor duda.... - Vinda no mentía, estaba siendo tan nítida como el agua clara que de un arroyo manaba.

- Hable con Damian y dígale que me ayude, deme el colgante para que pueda ponérmelo, además quiero la daga, la poción matalobos y un amuleto contra garous.... La daga me la llevo ya y facilíteme la poción contra vampiros... a ver si soy capaz de darle buen uso...- se acercó a la mujer y le dio un suave beso en los labios, fríos por su condición -... Madame Bovary, seremos muy buenas amigas a lo largo de la eternidad, no solamente disfrutará su amor por Fratelli.... - le aseguró antes de retirarse con los objetos adquiridos. El siguiente paso sería salir a la calle y plantear ir por Schiro.

Casi la descubren, pero fue lo suficientemente rápida, aunque su encantamiento solo afectase a uno. Hizo un gesto con la cabeza a su compañero, si iba a desmemorizar a los otros dos era el momento, si no, mejor salir de allí cuanto antes, esconderse y desaparecerse.

Mientras se pensaba, se percató del nervioso trabajador que miraba a todas partes, estaba claro que sabía algo... Y cuando estuvieron lo suficientemente lejos para que no los escucharan mientras se alejaban y encontraban un lugar en el que poder "esconderse", se lo comentó.

-¿Has visto a ese tipo?, - dijo mirando hacia el trabajador que ya se alejaba a su puesto, - demasiado nervioso ¿no crees? es como si buscase a alguien o algo... sabe algo, estoy segura... Deberíamos interrogarlo... y también deberíamos ver si en ese cargamento, no me fio nada de del tiparraco ese... - dijo refiriendose al dueño de todo aquello, - menos aún después de lo que acabamos de escuchar...Mi padre debía saber algo de todo esto... ¿por qué iba a venir aquí si no?

Su compañero le recordó la cita a la que habían pensado acudir.

-Cierto... Pues debemos darnos prisa si queremos echar un vistazo rápido a ese cargamento y salir ya para la cita... ¿cómo podríamos hacerlo sin que nos viesen?

Estaba memorizando toda la información que habíamos obtenido, que no era poca, y además... la exigencia del hechizo desmemorizador con la presión de ver venir a los auténticos federales hizo que me perdiera un poco... 

Afortunadamente, la joven Selwyn se percató del detalle del empleado... y ahora, habiéndome llamado ella la atención... es cierto que parecía especialmente nervioso...

Abandonamos la escena del crimen... - bien visto, Selwyn... sígueme... a ver que nos cuenta...

Nos acercamos de manera indirecta hacia donde estaba el empleado. Éste nos había visto hablando con los agentes de policía, con lo cual, supondría que éramos también investigadores... decidí jugar una carta un tanto arriesgada, pero que si salía bien, no nos comprometería... 

Nos situamos a escasos dos metros del susodicho y, subiendo de repente el tono de voz, le dije a Diana - joder, Miranda... no se como espera el señor Shevlin que lo haga... ya estaba intentando que esos maderos dieran por finiquitado el asunto... ¿por qué ha tenido que venir personalmente? ¿Acaso ya no confía en nosotros? - miré con gesto de impaciencia a ambos lados, fijándome en el hombre ahora, como si no lo hubiese visto antes... me acerqué con presteza y le interpelé - eh, usted... ¿quien demonios es...? ¿Y qué hace aquí? ¿No ha oido las instrucciones? La jornada ya está empezada, venga... no le pagamos para remolonear... ¡¡espere!! Mejor... busque al señor Dwyer y dígale que venga, inmediatamente - observé como su mirada de desconfianza desaparecía poco a poco mutándola a una de ¿miedo? Si, eso parecía... el mero hecho de nombra a Dwyer y hacerle entender que éramos peces gordos le había causado cierto desasosiego... aunque no las tenía todas conmigo de que funcionase... 

Aproveché esos pequeños momentos de duda en el tipo ese para mirar el lugar al que dirigía todas sus miradas hace unos momentos... ¿que estaría buscando ahí? ¿O a quién?

Mientras aguardaba la llegada del senador Walker para acudir a la fiesta en el Cotton Club, Alma decidió permanecer en el vehículo observando desde la distancia la casa del político. Resultaba demasiado extraño que habiendo recibido un ataque la noche anterior, no se le hubiese procurado una escolta constante y vigilancia en las inmediaciones de su mansión. Justo al contrario de lo que cualquiera pudiese pensar, la zona estaba demasiado tranquila, como si en ningún caso esperase que algo similar pudiese volver a suceder. ¿Cómo era posible que estuviese tan tranquilo? Es más, ¿Cómo acudía a una fiesta al día siguiente como si tal cosa? Alma era muy analítica y observadora, en ello le iba la vida en todas sus misiones como aurora, pero aquello francamente resultaba sorprendente.

Sebastien no tardó en llegar hasta el umbral de la puerta principal con paso firme y decidido, y no tardó en entrar dentro de la mansión, por lo que una vez Alma quedó a solas, no le fue difícil requerir la atención del pequeño que acababa de dar el aviso haciendo sonar el timbre y que de inmediato se había a puesto a jugar. Con ciertas dudas miró a la atractiva mujer que le indicaba con la mano que se acercase, pero tras meditar un breve instante, se acercó creyendo que quizá por sus servicios recibiría algunas monedas por su parte. 

- Hola, me llamo Billy Bagley. - respondio con cordialidad, quedándose prendado de la belleza de Alma, a la cual no dudó en responder con abrumadora sinceridad. Wow, es usted muy guapa, muchísimo más que las otras que vienen por aquí a veces... ¿Sabe qué? El señor Walker siempre me da unas monedas si llamo al timbre y le alerto cuando llega alguna de esas señoras... A veces las veo venir muy enfadadas, otras veces llorando, incluso una vez vi a una con un bebé en brazos gritando...¿Cómo dijo?... Ah sí. - y poniendo una voz como simulando una voz llorosa de mujer, levantó un poco la vi y dijo. " Debe tomar la responsabilidad. Me lo prometió" - aunque por su expresión, se notaba a la legua que el pequeño Billy no entendía el significado de aquellas palabras, si no que simplemente le divertía ver cómo llegaban muchas mujeres distintas cada cierto tiempo.

Escuadrón con la mirada a Alma, como queriendo saber en realidad cual era el motivo por el que lo había requerido, y ni corto ni perezoso le preguntó.

- ¿Para qué me ha llamado? ¿Me dará unas monedas si la ayudo en algo? - Y sí, así eran los mozalbetes de aquellos días. Una vez los malcriaban dándoles unas monedas por hacer cualquier cosa, siempre solicitaban monedas a partir de entonces. ¿En eso se había convertido la juventud? Si no quiere nada, volveré a jugar con el aro. Estoy esperando a mi amiga Meredith...tiene la misma edad que yo y a veces jugamos a los médicos igual que hace el señor Walker en su cama, en aquella ventana de allí - y el mozalbete señaló una de las ventanas del primer piso acristaladas, que en aquel instante tenía las cortinas corridas. Ayer me dijo Meredith que hoy deberé hacer pipí delante de ella y que comprobará que todo funciona bien. ¿Cree que me dejará verla hacer pipí también? No es justo que ella siempre sea la médico, yo también quiero tocar...

La pequeña cafetería a la que habían acudido ambos aurores no era en exceso concurrida y gozaba de cierta tranquilidad en aquellas horas de la mañana. Solía ser un lugar rutinario para Gyp en donde desayunar tomando café con pastas, por lo que le sorprendió en cierta medida las precauciones excesivas que tomaba Jhonatan, prefiriendo no hablar del caso. Hasta cierto punto lo entendía, siendo que el MACUSA parecía estar completamente infiltrado de falsos agentes y magos oscuros, por lo que asintió a sus palabras y decidió zanjar el tema. Le valía con saber que le había logrado sonsacar a Miller más información, y supo que si llegado el momento Riley decidía compartirle sus hallazgos, se los transmitiría. No estaba preocupado y Jhonatan podría valorar aquello como positivo, dado que denotaba que pese a ser la primera vez que trabajaban juntos, se mostraba como alguien de confianza.

No solo eso, si no que había hecho los deberes hasta el momento de la reunión, logrando recabar información acerca de que federales llevaban el caso, incluso nombrando un doble agente que también era mago. A su vez, había concertado una hora para citarse con el mayordomo de la mansión Waterman, con lo que no mucho menos había estado pasado desde que el jefe Montgomery hubiese distribuido las misiones.

- Nada que objetar, Riley. Me parece una buena opción ir primero a interrogar al mayordomo que encontró los cadáveres del senador Waterman y su esposa, y ver si descubrimos que ocurrió en realidad para que terminasen en estado de inconsciencia o coma. - mencionó con tranquilidad, dando un largo sorbo a la taza de café. El mayordomo es afroamericano, lleva casi seis años trabajando para los Waterman y jamás ha sido amonestado por nada anteriormente, podríamos decir que es un nomaj ejemplar. Según el informe de la policía nomaj, a parte del señor Geoffrey, pues así se llama el mayordomo, solo estaban en la mansión el matrimonio, y una sirvienta que dormía plácidamente en el ala opuesta. Probablemente podamos interrogarla también aunque no haya prestado declaración. - y tras aquel informe, una vez ambos terminaron el desayuno con tranquilidad, dejaron una generosa propina y decidieron ponerse en camino con paso firme y decidido.

No tardaron ni veinte minutos en llegar hasta la zona residencial del barrio de Greenwich, todo plagado de edificios y mansiones de lujo, lo cual resultaba chocante con la lamentable situación económica de otros barrios como Little Italy, Chinatown o el mismísimo Bronx, pero así era la gran manzana de la ciudad de New York, y mientras algunos vivían por debajo del umbral de la pobreza, había mucha gente viviendo el sueño americano. Cuanto menos sorprendente.

Solamente el patio exterior y la entrada a la mansión Waterman era envidiable. Un camino adoquinado conducía hasta la ostentosa mansión, bordeado por setos bien recortados y extensos jardines de césped muy bien cuidado. Los pilares de la entrada principal recordaban a la mismísima White House, siendo más que evidente que todo aquello debía valer una fortuna.

Ambos aurores recorrieron el camino y decidieron adoptar identidades falsas simulando ser agentes federales encargados de seguir investigando el caso, y una vez llamaron al timbre, no tardó en salir a recibirles el mismo mayordomo, con su elegante traje de trabajo.

- Buenos días, soy el mayordomo de los Waterman, el señor Geoffrey. ¿En qué puedo atenderles, caballeros? - se mostró muy cordial y atento, no tardando en entender que se trataba de los agentes federales que habían solicitado volver a ver la escena del atentado e interrogarle como testigo. Son lo agentes federales que me llamaron hace una hora, ¿Cierto? Pasen por favor, mejor hablamos en el salón... ¿Gustarán en tomar algo mientras hablamos?

Camino a la casa del senador compré un paquete de cigarrillos de los más costosos que encontré, así como una caja de chocolates suizos,  los cuales planeaba emplear en casa del senador.

La casa de los Waterman daba mudo testimonio de la importante posición política y económica de la familia, lo que dejaba en claro que el ataque contra ellos había sido un movimiento muy osado que pretendía enviar un claro mensaje a los demás políticos involucrados en el presente caso.

Estaba especialmente interesado en interrogar a la mucama pues el hecho de que no haya prestado declaración, la hacía una buena fuente de información, más aún en un caso donde había magos tenebrosos involucrados.

Buen día caballero, en efecto, somos los detectives Jones y Dawson, nosotros estamos a cargo del caso y la verdad es que nos gustaría iniciar nuestra labor lo antes posible, pues sabemos que es usted una persona muy ocupada y en extremo responsable.

Así que, por favor, ¿Sería usted tan amable de conducirnos al lugar donde se produjo el hallazgo? Y una vez allí me gustaría que me hiciera un relato detallado de lo ocurrido en las cuarenta y ocho horas previas al suceso. - respondo con educación mientras un saludo llevando mi mano al ala de mi sombrero, para luego sacar una libreta de notas de mi abrigo.

El chiquillo tenía mucho que decir, quería hablar y no sólo decir su nombre, sin embargo lo que le contó le chispeó su dedos. Ese desgraciado era un depredador sexual y esa niña estaba en peligro. No le costó mucho darse cuenta de lo que hablaba el chico con su inocencia. Si no fuera un no-maj, se encargaría de hacerle pagar, pero como habían pactos que debía respetar, tendría que encontrar algún otro mecanismo para poder hacerle pagar. 

— pues sólo... quería saber de tu nombre, pero veo que quieres hablar y mucho, se ve que eres un chico muy listo y despierto, mucho más que otros chicos que he conocido de tu edad — le habla con tranquilidad, manteniendo en todo momento la dulzura de su trato, años de actuación y fingiendo ser quien no era le había servido para que en todo momento controlar sus emociones completamente.

— ah... por cierto, el señor Walker tiene familia, esta casa es muy grande... — sacó de su bolso unos dulces, y se lo extiende al chico, estaban hablando amenamente, esperaba que el niño no quisiera dinero por mantener aquella charla amena. De tanto en tanto desviaba la mirada hacia aquella ventana, ya se estaba haciendo una idea de cómo joderse al senador. Matarlo no sería el medio, sino, hacerlo caer en desgracia y arrastrarlo hasta la miseria, pero aún no había decidido bien cual sería el mecanismo. Pero sí, la forma de tenerlo entre sus garras. 

— es que es una casa muy gran y linda, sería triste que viviera solo en este lugar — mira nuevamente hacia lo alto de esa mansión. El maldito viejo estaba demorando bastante. 

Demasiadas preguntas seguían sin respuesta, y a medida que avanzaba la investigación del periodista, más interrogantes se iban formando en su mente en aquel enrevesado caso. Lo más sorprendente en aquellos instantes era el hecho de que un baúl de tamaño medio, lo suficientemente espacioso para que una persona pudiese meterse dentro si estuviese abierto se movía. ¿A caso había alguien encerrado?

Inteligentemente Glaser optó por levantar la voz e interpelar a quién pudiese estar dentro, por ver si se trataba de alguien consciente que por lo que fuese no podía hablar en esos momentos o se trataba de cualquier otra cosa, a saber si una criatura peligrosa. Tras golpear con los nudillos el cofre, al momento se repitieron sendos golpes en respuesta, y cuando Roman solicitó que golpease dos veces, solo dos veces fue golpeado el mobiliario. ¡Era evidente que se trataba de alguien confinado allí dentro!

El Alohomora fue suficiente para que la magia hiciese su efecto, empezando escucharse mecanismos internos como de cerraduras siendo abiertas, siendo un sistema de los más complejo y que posteriormente se revelaría como un baúl mágico de muchísima más profundidad de lo que aparentemente se veía desde fuera. A unos 4 metro de profundidad, y golpendo las paredes, se encontraba un hombre semidesnudo maniatado  y con una mordaza en la boca impidiéndole gritar para solicitar ayuda, solo teniendo libres los pies con los cuales había estado golpeando durante horas hasta prácticamente quedar agotada. Su mirada era mezcla de desconfianza y alivio a partes iguales, no sabiendo quién era Glaser ni cuales eran sus intenciones, aunque entendiendo por sus palabras que no había sido consciente de que alguien esaba allí encerrado hasta ese mismo instante, y viendo la posibilidad de ser liberado.

- Mmmghmmff....mmmfgmgmg.... mmmghammughfff,... - trataba de comunicarse sin mucho éxito a causa de la mordaza que le impedía hablar, y mostrando sus manos maniatadas entre sí a través de las muñecas. ¿le ayudaría a salir e aquel agujero?

El tiempo apremiaba y en cualquier momento podrían llegar al despacho el señor Shelvin y sus hombres. ¿Qué haría Roman? En aquel despacho ya había fotografiado lo más relevante y no parecía haber nada más destacable a simple vista, y al volver a mirar por la pequeña ventana, el hombre se percató que el señor Shelvin ya se dirigía hacia la entrada principal acompañado por varios hombres. Incluso le pareció ver a su compañero de batallas visiblemente nervioso, mirando hacia el edificio, probablemente temiendo que Roman fuese pillado con las manos en la masa. 

Sin duda alguna Melkias era un experto en las artes amatorias y la joven Lonergan en ningún momento pudo decir que no a ninguna de sus acciones. Despacito y con buena letra, esta segunda sesión de sexo en la cama fue profundamente placentera pero completamente distinta a la fogosidad y lujuria incontenidas mostradas en el baño, aunque no por ello menos agradable o placentera. Anna ya se había rendido por completo a aquel hombre que gozaba de un miembro descomunal, disfrutando y gozando como nunca de aquellas embestidas que expandían su tracto hasta el límite entre el dolor y el placer, evocando que nuevamente poco a poco alcanzase el éxtasis.

La explosión de fluidos volvió a producirse al cabo de un buen rato de disfrute entre ambos, siendo en algunos momentos Melkias quién llevaba la voz cantante y el mando, y en algunos la fémina, que cual amazona o diosa Afrodita lo cabalgó con cierta fiereza de arriba a abajo, y adelante hacia atrás, hasta que ambos llegaron a un intenso orgasmo. La cantidad de esperma recibido había sido muchísimo más de lo esperado, y la mujer sabía que tenía altas probabilidades de quedar embarazada, pero las palabras de Abelen la tranquilizaban, siendo consciente de que probablemente había encontrado al hombre de su vida, mil veces mejor que el borracho e indeseable de su fallecido marido. ¿Donde radicaba entonces el problema? En su hermano Richard "Pegleg" Lonergan, actual líder de la banda mafiosa irlandesa La Mano Blanca, el cual difícilmente aceptaría a un tipo como Melkias como esposo de su hermana. No iba a ser fácil lidiar con una solución...

- Oye Mel... - susurró la joven a la oreja del auror, acurrucada y abrazada a su cuerpo, todavía emanando parte de la semilla con la que Melkias le había llenado por su sexo. ¿Cuales eran realmente tus intenciones al venir aquí? Aunque pueda parecer ingenua, se de buena mano que clase de hombres frecuentan este lugar, y estoy convencida de que buscas información o algo así. ¿Cómo puedo ayudarte? De verdad me gustaría serte útil, ya fuese para ser tu acompañante, tu confidente o para sonsacar información. ¿Cómo iba a dejarte a solas después de lo de ahora? Desde hoy tu eres mío y yo soy tuya, que te quede claro... mi tigre... - y nuevamente volvió a besar sus labios con lascivia, como si fuese un animal en celo insaciable, aunque esta vez ya no pretendió calentar a Melkias. Desde ese día podrían verse y gozar de buen sexo siempre que quisieran...

Un vistazo al reloj de bolsillo le indicó a Melkias que era el momento de acudir a su cita en el Cotton Club o llegaría tarde, provocando el enfado de Alma Rhydderch. Era el momento de partir a la misión, pero precisaba de una coartada para aparecerse allí, quizá yendo acompañado. ¿por qué no usar a la joven Lonergan? Era obvio que tenía experiencia y sabía desenvolverse perfectamente en esos ambientes, y resultaría muchísimo más discreto ir acompañado a ese tipo de fiestas con compañía femenina.

La anciana había sido extensa en su explicación, teniendo serias dificultades para seguir un hilo conductor y no irse por las ramas, pero lo cierto es que la información revelada no había sido una completa pérdida de tiempo y se podían sacar bastantes conclusiones siendo un mago, que probablemente el inspector nomaj no habría reparado ni visto como importantes. Montgomery pudo intuir que en verdad el atentado había sido perpetrado por magos, y que según  los rostros que venían impresos en el periódico nomaj y de las palabras de la vieja, podría tratarse de los mismos, o habrían adoptado su apariencia para incriminarles. No le sería complicado al jefe auror investigar y obtener información más precisa de aquellos cuatro sospechosos, pero antes de nada tenía trabajo por hacer.

En cuanto el inspector terminó de prestar declaración y regresó al vehículo policial para regresar a comisaria, probablemente creyendo que todo había sido una soberana pérdida de tiempo, Richard se acercó con disimulo hasta la zona que la anciana había señalado anteriormente, y de forma sutil y disimulada, realizó el conjuro Specialis Revelio obteniendo más información precisa que confirmó el testimonio de la vieja.

Lo que era un erial, una zona llana sin nada más destacable que simple arena como el resto de la calle, al instante reveló que en ese preciso lugar se había usado algun hechizo o conjuro de magia negra poderoso, iluminándose una estrella de cinco puntas con un brillo inusual. Era complicado advertir cual era la finalidad de ese hechizo, pero una cosa tuvo clara Montgomery, y es que parecía corresponderse a algún tipo de magia canalizadora o que condensadora. ¿Estaban magos oscuros tratando de acumular magia negra en ese punto por alguna razón en particular? Desde luego preocupante, y ni si quiera un poderoso finite incantatem era a priori capaz de romper aquel conjuro. ¿Sería conveniente dar aviso para ver si algún especialista en esos menesteres pudiese arrojar más luz al asunto?

Fue tras aquello, y antes de que el jefe Montgomery decidiese tomar cualquier plan de acción, que desde una de las ventanas un joven se quedó mirando fíjamente al auror, como tratando de desentrañar que estaba haciendo allí parado. Precisamente la ventana se correspondía al edificio de Calvin Jones, y por sus rasgos físicos, era muy probable que se tratase de su persona. ¿Disimularía Montgomery como si no se hubiese percatado de que lo estaban mirando? ¿dirigiría su mirada en su dirección para revelarle que lo había visto? ¿Simplemente se dirigiría hasta su puerta y llamaría a la puerta o tomaría otro rumbo en base a la información recientemente obtenida?

Francamente el señor Shelvin era un tipo muy desagradable que solo miraba por su negocio, sin importarle lo más mínimo la muerte del padre de Diana. Para el hombre aquello era solo un estorbo o contratiempo que debía solventar con discreción, y realmente le resultó muy duro a la joven Selwyn estar escuchando los descalificativos constantes hacia el capitán de aurores, tildándole de escoria, de ser un infeliz y muchos improperios más. Aunque hubiese sido del todo agradable lanzarle un imperio y hacerlo sufrir, tanto Joshua como Diana fueron conscientes de que era el momento de abandonar el lugar disimuladamente para evitar problemas y preguntas que no sería fácil responder, razón por la que terminaron avanzando y entremezclándose con la multitu de trabajadores del astillero que regresaban a sus labores.

Diana fue muy perceptiva al advertir que uno de los hombres estaba un tanto nervioso, como esperando a alguien o algo, e incluso sus indumentarias no terminaban de encajar con el resto de estibadores, casi como si aquel en realidad no fuese su lugar. Joshua aprovechó para fingir una conversación y abordarle sutilmente dirigiéndose a su persona, pero el tipo trató de hacerse el sueco, desentendiéndose o fingiendo no haberle escuchado. Solo ante la insisitencia del señor Woodbridge, terminó por hablar tratando de evadirse.

- Yo no se de qué me habla. No se quién es ese tal Dwyer, y ya estoy yendo a trabajar,... no me atosigue, ¿quiere hacer el favor? - mencionó el tipo, ajustándose el sombrero y apresurándose en seguir avanzando para ver si Woodbridge le dejaba en paz, no teniendo claro quién era. Por sus gestos y actitud, parecía verdad que no conocía a Dwyer, pudiendo ser alguien que había acudido allí por alguna otra razón. Una vez más miró en una dirección concreta, hacia el almacén del astillero, como esperando ver aparecer a alguien de un momento a otro, y desde la ventana del despacho del señor Shelvin, un rostro apareció que por la cara de sorpresa del hombre, al parecer había reconocido. ¿pero qué diantres haces ahí dentro Roman? Joder... - susurró de forma casi imperceptible, sin ser consciente de que Joshua y Diana seguían cerca y le acababan de escuchar. El señor Shelvin en breves se dirigirá a su despacho... Mierda, mierda mierda...

Y en efecto, en esos precisos instante el dueño del astillero y su capataz conversaban con los federales recién llegados. Algo extraño estaba ocurriendo, como si hubiesen caras de incomprensión entre ellos y los inspectores de policía desmemorizados, los cuales se rascaban la cabeza. ¿Era posible que estuviesen preguntándose quienes erais en realidad vosotros? Como fuese, Shelvin le habló al oído al agente federal que parecía estar al mando, y de inmediato señaló en dirección a su despacho. Era altamente probable que se fuesen a dirigir allí mismo para conversar.

La revelación de Madame Bovary había propiciado un cambio drástico, un giro inesperado de los acontecimientos. La adivina escuchó las palabra de Vinda y supo que estaba hablando honestamente, y que sus intenciones realmente eran las de acabar con Nicola Schiro, para terminar convirtiéndose en princesa y cumplir su palabra transformádola en vampiro. Realmente le agradaban los términos, pero la joven Bovary había visto más en sus tiradas al príncipe Schiro, que tras comunicarle lo observado, probablemente el vampiro ya habría tomado medidas para evitar aquel funesto destino. ¿Hasta que punto influirían las decisiones de todos en el incierto destino?

- Ha dado en el clavo... El príncipe Nicola Schiro es en cierto modo muy similar a usted, pero muchísimo más ambicioso y cruel si cabe. Es perfectamente consciente del futuro que auguré en sus cartas y no dudo de que habrá tomado medidas para evitar lo que la tirada le reveló. - expresó con ciertas dudas en el porvenir, pese a que ya había tomado la decisión en firme de posicionarse en favor de la joven Rosier. Tal y como sospecha, él ya es consciente de que de seguir el curso natural los acontecimientos y no intervenir, será destruído esta misma noche por la carta de la emperatriz, aunque no es capaz de identificar ahora mismo de quién se trata. En su tirada observé, y así se lo compartí, que su destino solo podría ser evitado estableciendo una alianza con la jauría de lobos de Schultz y acabando antes con el príncipe Salieri. De hecho, el pronóstico que hice auguraba que esta noche volverán a verse las caras y que uno vivirá y el otro morirá, y quién logre sobrevivir será el príncipe que se alzará con el control y poder de todo el clan vampiro de la ciudad de Nueva York...

Entonces miró fijamente a Vinda Rosier, recordándole lo augurado en su tirada del tarot.

- ¿Recuerda bien lo que auguraban sus cartas? "La Muerte es el camino que inevitablemente habrá de recorrer y que le seguirá allá a donde vaya, exigiéndole constantemente un pago o sacrificio si no desea ser usted quién la acompañe..."- mencionó con determinación para rápidamente incidir en lo relevante - Si no sacrifica algo, será usted la que termine muerta. Ahora bien, ¿qué deberá sacrificar? - No solo quedó ahí, si no que siguió citando sus palabras dichas anteriormente - "La emperatriz suele asociarse a la realización personal, a la fertilidad y a una posible unión en matrimonio o incorporación de un nuevo miembro o vínculo familiar - reseñó con más énfasis este último punto de la frase, recordándole el trato que estaban por realizar ambas. ¿A caso había predicho de antemano que Vinda la transformaría? "Sus inversiones rendirán frutos si les presta la debida atención, aunque en ocasiones andar por nuevos senderos resulta más beneficioso que arreglar o tender puentes..." - y tras una sonrisa, le reformuló esa frase de otra forma semejante - O dicho de otra forma, hay quienes son conservadores y pretenden mantener relaciones, cuando el mayor beneficio se logra tomando otro rumbo distinto al acordado. ¿Hizo algún trato con el príncipe salieri? ¿Tiene certeza de que se cumplirá por su parte o la suya? - dejó en el aire la cuestión, para dar por finalizada aquella charla y centrarse en lo importante a su modo de ver.

- Realicemos el juramento inquebrantable que una nuestros destinos. Suyo es todo lo que demanda y accedo a ser transformada al resolverse de una forma u otra el destino de uno de los príncipes. Como sea, el tiempo corre en su contra si quiere llevar a cabo su cometido con éxito e inevitablemente será secuestrada por Nicola Schiro en cuanto acceda a sus dominios, de eso no le quepa la menor duda. - Y tras sus palabras, le tendió el brazo y sacó la varita mágica para acordar lo hablado. Una vez sellado el juramento inquebrantable entre ambas, retiraría la maldición, le haría entrega de los objetos mágicos sin coste alguno y buscaría el modo de comunicarse con Damian para que les fuese de ayuda. 

El mayordomo de los Waterman se mostró muy atento y solicito en todo momento, no tardando en brindarles paso al recibidor de la mansión con un gesto servicial para que se adentrasen. Una vez dentro, asintió a las demandas de los dos aurores, quienes prefirieron ir directos al grano y ponerse a analizar la escena del crimen, no tardando por tanto en guiarles por la moderna mansión del senador republicano.

- Por supuesto, adelante por favor. - expresó con cordialidad, entendiendo que los dos hombres no querían andarse con preámbulos ni tomar un brunch. Pues verán, el dormitorio del señor Waterman y su esposa está en la planta superior, subiendo estas escaleras. Si tienen en gusto de acompañarme...

Mientras avanzaban por la lujosa mansión, la cual parecía completamente distinta a los esperado, con un estilo modernista y minimalista muy poco común y propio de lo que solía ser lo típico de la época, el señor Geoffrey fue relatando lo sucedido las últimas 48 horas, tal y como Jhonatan le demandó.

- ¿Las últimas 48 horas? Mmm, anteayer estuvimos todo el día de preparativos en toda la mansión y los jardines ultimando los detalles para la celebración familiar que se realizó ayer a mediodía. Meredith, la sobrina del senador llegó hace apenas una semana de Europa con la grata noticia de que finalmente iba a contraer nupcias con el apuesto joven italiano Salvatore Maranzano, de la noble familia de Castellammare. - relató con tranquilidad, dando por hecho que sería un dato fácilmente constatable y que muchos nomajs de New York tenían constancia, después de haberse hecho eco en los periódicos locales. Ambos vinieron a recibir el beneplácito del padre de la joven, apalabrar la dote, enseñar los anillos... La boda está prevista, o lo estaba, dado que ahora mismo la han pospuesto unos meses, para dentro de un par de meses. Podría facilitarles la dirección de la pareja de ser relevante, aunque ninguno de los dos ni del resto de invitados estaba presente cuando se produjo el ataque... - mencionó mostrando un profundo pesar al recordar lo sucedido. Como le decía, el día de anteayer fue todo de preparativos, realizando compras y regalos, decorando la mansión y los jardines, colocando las mesas y sillas, preparando las comidas... Realmente fue intenso pero mereció la pena, dado que la fiesta fue todo un éxito, con rostros de felicidad entre los presentes y agradeciéndonos al servicio todo el esfuerzo... La sobremesa se alargó hasta casi el anochecer, momento en que los invitados y prometidos fueron abandonando el lugar hacia sus hogares. Solo quedamos en la mansión el señor y la señora Waterman, quienes estuvieron charlando con tranquilidad en los jardines, cenaron frugalmente y se retiraron al dormitorio sobre las once y media, con una botella de champaña. Limpiando y reorganizando todo nos quedamos el personal de servicio, tres sirvientas, el jardinero, el ama de llaves y mi persona, y aproximadamente sobre las once ya habíamos dejado impoluta la mansión, como pueden ahora mismo comprobar...  Tanto las sirvientas como el jardinero se fueron, quedando simplemente Mathilda, el ama de llaves y yo. Ella duerme en el edificio colindante, y también marchó de la casa cuando los señores le indicaron que se iban a retirar a descansa, siendo yo el único que quedó a parte de los Waterman. - Y si, el mayordomo entendía que es lo situaba como al único testigo o sospechoso, según como se quisiese ver, presente dentro de la mansión a parte de los agredidos. 

Al pasar por el lado de la sala de estar, el mayordomo señaló el lugar donde se encontraba comiendo algo en el momento del ataque.

- Justo aquí me encontraba, corriendo las cortinas y apagando las luces para retirarme a descansar, siendo aproximadamente las doce de la madrugada, cuando escuche como un chasquido y un ruido estridente como de cristales rompiéndose, gritos y señales de lucha que no tardaron en ser silenciados, y como si se desplazase algún mueble similar en un forcejeo o similar, seguido de un golpe seco en el suelo, como si alguien hubiese caído a plomo. - Expresó con determinación y seguridad, probablemente habiendo tenido que testificar ya anteriormente. Inmediatamente subí las escaleras hasta el origen de aquello, el dormitorio de mis señores, y al abrir la puerta y entrar vi tanto a la señora Waterman  como al señor Waterman inconscientes e inmóviles, ella extendida sobre la cama y él tirado en el suelo, ambos en pijama y casi como petrificados. Cristales de la ventana esparcidos por el suelo, la cómoda desplazada varios metros de su posición... No soy capaz de entender que sucedió, pero al ver que no respondían a mi voz, ni a mis movimientos para que despertasen, no tardé en llamar al hospital para solicitar asistencia médica, y a la joven Meredith. En pocos minutos ya estaban aquí, trataron de comprobar sus constantes y hacerles reaccionar sin éxito, pero dijeron que estaban en una especie de estado catatónico o comatoso, y así se los llevaron los servicios de urgencias junto a la joven. Aún deben de estar allí ahora mismo...

Gyp había permanecido en completo silencio, tomando anotaciones de todo lo mencionado, y creyó que Riley podría ser quién siguiese llevando la voz cantante en la investigación. Solo si lo viese conveniente, formularía las preguntas pertinentes. Solo mencionó de forma casi inaudible, en un momento de cercanía con Riley y con el mayordomo más alejado, que quizá sería conveniente verificar si había rastros de magia usando un Specialis Revelio. Un simple gesto de Jhonatan sería suficiente para distraer al mayordomo y permitirle a su socio trabajar momentáneamente a solas...

Un momento... deténgase... - exclamé dirigiendome nuevamente hacia el tipo extraño - no me ha dicho su nombre... ¿y quien cojones es ese tal Roman que está dentro del despacho del señor Shevlin....

Me aproximé con presteza, diciendo las últimas dos palabras de mi frase con mi rostro a escasos 15 centímetros del suyo, asegurándome de que se escaparan un par de espumarajos por la boca...

Señorita Miranda... si en tres segundos este hombre no empieza a hablar diríjase junto a Shevlin y los federales y de parte de la extraña conducta... y de la presencia de un tal Roman en una propiedad privada... 

¿decía? - volví a centrar mi atención en el hombre...

Si el farol fallaba... suponía que tendrían que salir corriendo de allí.

El pequeño se sintió halagado por el cumplido de Alma al escucharla decirle que era un chico listo y despierto. No tardó en sonreír satisfecho y continuar hablando por los codos con cierto orgullo en su tono de voz.

- Es lo que siempre me dice el señor Costello, que soy muy listo y despierto, y que algún día seré todo un hombre, pudiendo usar una de "esas"....- refirió con satisfacción el pilluelo, quién al percatarse que la dama no reconocía aquel nombre ni a que se estaba refiriendo con "esas", miró a un lado y a otro atento a todo, antes de continuar hablándole en voz más baja, como si estuviese revelando un secreto. Pistolas. El señor Costello es un hombre que viene mucho por aquí, y que suele hablar bastante con el señor Walker... Tiene dos pistolas enormes y me ha dicho que un día de estos me enseñará a usarlas... Ayer mismo me contó que cuando tenía mi edad, él también se encargaba de hacer recados como yo, y que gracias a eso terminó siendo rico y pudiendo llevar pistolas. ¡Yo quiero llevar pistolas como en las pelis del oeste! ¿sabe que ya me encargo de repartir periódicos entre semana y palomitas los fines de semana en el Madison Square Garden? Me pagan varios peniques por ello... - Realmente era complicado saber hasta que punto se estaban aprovechando del pequeño y si podía terminar metido en un buen lío, pero para el jovenzuelo aquello era casi como un juego y su oportunidad de disparar un arma o sentirse mayor, que le considerasen un hombre y no un niño. ¿Así era la sociedad de hoy en día?

Ante las preguntas de si el senador tenía familia, el muchacho se encogió de hombros y negó con la cabeza, al no saber la respuesta. De ser el caso, probablemente estaría ocultándole a su esposa sus infidelidades o viviendo separados. Lo que estaba claro era que el hombre siempre gozaba del privilegio de contar con compañía femenina, quizá incluso pagándoles altas sumas de dinero por sus servicios, ya fuesen damas de compañía o féminas en apuros que precisaban de un aval o que estaban en una situación económica muy desfavorable.

Cuando la puerta del porche, justo en la entrada principal, volvió a abrirse, el pequeño Billy se alejó de forma disimulada, no sin antes agradecer que la mujer le diese unos dulces. Por la puerta apareció en primer lugar el mayordomo Sebástien, seguido por el senador Walker y dos escoltas. El pequeño grupo avanzó hasta el vehículo, y en cuanto le abrieron la puerta, Walker saludó con elegancia a la joven dama, besando el dorso de la mano y dedicándole unas palabras, al tiempo que le entregaba unas flores.

-Siento haberla hecho esperar, señorita Rhydderch. Asuntos ineludibles me han mantenido ocupado más de lo previsto, pero ahora mismo ya soy todo suyo... ¿Lista para ir a comer delicatesen al Cotton Club y escuchar la mejor música Jazz y Blues  del célebre trompetista Louis Armstrong? - Expresó con una sonrisa arrebatadora, manifestando un aura de tener todo bajo control y de gozar de lo mejor cuando así lo quería. También hay un joven italoamericano que me encantaría que escuchases, un joven promesa que ha empezado recientemente a frecuentar el lugar... Frank Sinatra. Y tras aquello, se sentó en el asiento al lado de Alma y abrió el periódico.

Un detalle más sorprendió a Alma una vez los dos estuvieron dentro del vehículo y este empezaba a ponerse en movimiento, y es que el pequeño Billy Bagley no había perdido detalle de las formas y trato que le había mostrado el senador a Alma, y justo en ese instante, con la llegada de la pequeña Meredith cruzando la calle sonriente y jovial, el muchacho replicó los mismo gestos, besando el dorso de la mano de la pequeña y entregándole posteriormente uno de los dulces que le había dado la aurora. ¿A caso no era ya todo un galán?

Cuando escuchó los dos golpes, se giró sobre sí mismo. Pasó de comenzar la retirada, a exclamar un alohomora y terminar de abrir de una patada la tapa del baúl, varita aun en mano.

¿Qué puta mierda…?

O hizo algo para ganarse semejante trato, o era víctima de un hijo de puta muy grande. Sea como sea, nadie merecía un encarcelamiento sin proceso. Él mismo había pagado muy caro el estar en el momento y lugar equivocado, e incluso si en algo el tipo era culpable, estas no eran las putas maneras. Se inclinó y lo sostuvo del brazo, ayudándole a salir del baúl.

Le quitó la mordaza al rehén, tirándola dentro del baúl de nuevo. Le hizo un gesto con la mano, para que guardara silencio antes de gritar y delatarlos.

¿Quién le ordenaba meterse en estos líos?

— ¡Silencio! — exclamó. — ¿Cuál es tu nombre y por qué carajo te encerraron como carga?

Mientras esperaba respuesta, observó. Por la puerta lo iban a atrapar. Por la trampilla, apenas vieran que se les escapó el individuo iban a buscar allí. Levantó la ventana, rogando por dentro porque Petri estuviera mirando.

Comenzó a quitarle las ataduras, tirándolas también a la improvisada celda. Volvió a cerrar el baúl, y a asomarse por la puerta de la alegre oficina. Ya iban a entrar, se le estaba agotando el tiempo. Bastante cagado era salir solo, ¿ahora con un hombre a rastras?

— Escúchame: si quieres salir de aquí, y no arrastrarme en el medio, vas a seguirme y hacer lo que yo te diga. — no estaba para darle palabras dulces, porque ya bastante favor le estaba haciendo. Ya de por sí estaba arriesgando el cuello, con un tipo desconocido a rastras… si no hubiera sido por el recuerdo del campo de concentración y su propia celda…

Lo jaló consigo, abrió la ventana, y comenzó a salir para ayudar al otro a subir también a la azotea.

La información de Geofrey era clara y bastante concisa, quizá demasiado, tal vez supiera más de lo que decía, pero aún no entendía porqué aparecerse en la habitación del senador, sólo para petrificarlos.

Esto parecía más una chiquillada que un verdadero ataque, por lo que, antes de empezar a usar magia, decidí que era hora de hacer algunas preguntas.

Geofrey, además de usted y el ama de llaves, ¿Quién más conoce esta habitación? ¿Acaso el futuro yerno del senador llegó a ingresar a la misma alguna vez?

¿Podría decirme si el senador cuenta con alguna caja fuerte o escondite en este lugar en el cuál guardar documentos y/o enseres valiosos?

¿Escuchó usted un segundo chasquido antes de abrir la puerta? - pregunto pensativo mientras tomo algunas notas en mi libreta intentando atar cabos.

Fue divertido y muy placentero, realmente lo fue, se sentía libre y en paz junto a ella, y al parecer Anna también, ahora estaban abrazados juntos en la cama, entrelazando su brazo al cuerpo de la mujer para cubrirla entre las sábanas húmedas.

-Melkias... Ese es mi nombre completo preciosa - 

Acarició su cintura suave cómo la seda, sintiendo su cabello sobre el hombro, antes de que ella se incorporara para besarle en los labios nuevamente, aún qué era un beso lascivo, no era para motivarlo nuevamente, al terminar el beso, se dedicó a responderle. 

-Estoy buscando a un bastardo que traicionó y mató a muchos de mis amigos, se llama James Sullivan, pero esa no fue la razón por la que entré al bar en primer lugar...

Colocó su mano en la mejilla de la fémina, mirándola directo a los ojos, con infinita ternura. 

-Realmente estaba buscando a una persona que pudiera sacudir los cimientos de mi propia existencia - 

Dijo de forma tierna, antes de volver al tema principal y confesar lo que era realmente. 

-Soy un auror, y tengo una fiesta a la que debo asistir, por su puesto es parte de un trabajo que estoy haciendo... Pero no hay razón para que no sea una cita para nosotros dos, ¿Qué te parece? ¿Te gustaría venir conmigo?-

Preguntó ya sintiendo confianza en la mujer, su mujer. 

Caminó decidida para ponerse junto a su compañero, y miró al tipo levantando una ceja, esperando respuestas, impaciente, ya habían llegado los auténticos federales, iban a darse cuenta de todo, debían salir de allí lo antes posible.

-¡Vamos! no tenemos todo el día caballero.

Esos dos se traían algo entre manos, o bien estaban metidos en el ajo, o bien lo estaban investigando también...

Montgomery se mordió el labio al divisar esa estrella de cinco puntas trazada en el suelo. No sabía qué significaba el símbolo, aunque lo más probable es que se tratase de un condensador de energía mágica. No sabía qué hacía allí, pero desde luego tendría que dar parte de ello a sus superiores y que enviasen a un especialista para analizar el símbolo. No obstante, a esas alturas los magos del MACUSA en los que confiaba podían contarse con los dedos de una mano, y no estaba muy seguro de que sus subordinados pudieran identificar en qué consistía el condensador. ¿Quizá Woodbridge lo supiera?

Sin embargo, Montgomery divisó a un joven que se había quedado mirando fijamente hacia él y que, por su aspecto, diría que se trataba del propio Calvin Jones. El jefe auror dudó durante un instante sin saber cuál debía ser la mejor opción de proceder pero sabía que si el testigo había visto a unos magos atacando la noche anterior, lo que menos debía hacer Montgomery era hacer notar al joven que le había visto.

Por ello, el jefe auror decidió fingir que no había visto a Jones y decidió dirigirse hasta su puerta, golpeándola un par de veces con los nudillos de sus dedos para que le abriera.

-¡FBI, abra la puerta! -anunció, en tono tranquilo y sin tratar de elevar la voz.