Partida Rol por web

El silenció cortaba de tenso que era.

No creo de ninguna manera que sea el mejor lugar para comenzar una lucha. Estamos en su casa que contara con sus defensas y nada mas que uno de ellos sea Lasombra nos quedaremos completamente a ciegas.

Me acerco al ductus consciente de que no puedo seguir inactiva. Le toco el hombro para que me miré mientras inclino ligeramente la cabeza. – Ductus, han aceptado sus peticiones y ahora...

Asiento con la cabeza tras la frase de Helena. Todo parecía que iba a estar en orden y que podríamos actuar en nombre de Moncada y poder movernos más o menos a nuestro lobre albedrío. Teníamos que dividirnos y hacer las cosas con cabeza, y sobretodo bien. Porque teníamos que salir de aquí con todo bien peinado e interrogado y no molestar demasiado a nuestros anfitriones.
-Helena, ¿Te piedes hacer cargo de los interrogatorios junto con Carlos o Antuan? El que esté más versado bastará. Hablad con el inquisidor y ved cómo podeis enfocar el interrogatorio. El resto comprobaremos el refugio, junto con Guy. A menos que él mismo piense que es más necesario en los interrogatorios.
Me giro hacia Velasco y le hago una leve reverencia respetuosa hacia su persona.
-Si no le importa guiarnos por su refugio... le estaríamos muy agradecidos.
Mi intención es dejar a Velasco como el último en ser interrogado y poder estar todos con él mientras lo hacemos. Es el más nervioso de todos, por lo que si tiene algo que ocultar es mejor estar todos presentes.

Ya he logrado el protagonismo que no quería obtener.

Paso de detrás suyo a estar a un lado intentando no dar completamente la espalda a ninguno mientras busco la mirada de Guy esperando su ayuda. – Como deseéis ductus, haré preguntas. Sólo confió en no avergonzar a la manada haciendo una preguntas que denoten mi inexperiencia delante de estos doctos expertos.

Guy asintió con la cabeza dando a entender que participaría en el registro del refugio. ¿Sería por qué no tenía labia para el interrogatorio o por qué quería dejar todo el peso de este en la manada? Siendo como fuera Guy se dispuso a seguir a Scott y a Ezequiel en la visita turística al monasterio.

Azur Kildeam dio un paso hacia delante. Seré vuestra humilde guía. En esta casa no tenemos nada que ocultar, y los invitados son siempre bien recibidos. Hizo una reverencia al resto de grupo y comenzó a caminar por una de los corredores. Mientras caminaba con paso lento y sosegado comenzó a recitar la historia del monasterio, con voz clara y potente igual que una guía turística. El monasterio de San Bartolomé de Lupiana data del siglo XV. Su construcción como monasterio comenzó en el año 1474 sobre una ermita ya existente dedicada a San Bartolomé, que databa de 1330. Fue levantado por orden del arzobispo Alonso Carrillo de Acuña… La voz de Azur se perdió por los pasillos mientras continuaba recitando la historia del monasterio,

Asiento con la cabeza en dirección de Helena. Lo mejor será ponernos en marcha antes de perdernos la explicación de la Azur, con lo que faltaríamos al respeto a nuesyros anfitriones y no tengo ganas de tensar la cuerda más de lo necesario. Espero no encontrar nada que sea sospechoso, porque si son protegidos de Moncada... nos estaríamos metiendo en la boca del lobo sin remedio.

La hermana continuaba dando su clase de historia sobre el convento, en ella mezclaba la historia oficial de los humanos con la historia del mundo de tinieblas. Aunque la charla de Azur era interesante y entretenida, no aportaba datos útiles a la investigación.

Tras cinco minutos recorriendo el claustro y las salas más vistosas del convento como el refectorio, la capilla y el comedor, Azur os condujo hacia el sótano. Aquí en el sótano es donde tenemos nuestras celdas personales. Es un lugar muy seguro y protegido. El sótano estaba formado por una serie de pasillos estrecho y bajos, por los que solo pasaba una persona encorvada, de paredes de piedra y suelo de tierra apelmazada.

La monja se detuvo delante de una puerta de tablones viejos y la abrió con un fuerte empujón. Esta es mi humilde morada. La habitación era un cubículo donde apenas entraba una pequeña cama y un escritorio. 

Pablo Velasco se ajustó con gesto distraído la túnica y pregunto con tono sarcástico. ¿Y bien? ¿Puedo ayudarles en algo, o solo me necesitan para contemplar el paso del tiempo? Aquí no encontraran nada

Saúl Montague no hizo ningún comentario a mayores de las palabras hirientes de su superior.

Por el contrario Vicente Daniel tamborileo los dedos nerviosos sobre la pierna. Si me permite, desearía retirarme. Pueden interrogarme más tarde si lo desean, pero ahora tengo trabajos que hacer. 

Tienes que hacer alguna cosa Helena o esto acabara en combate, y dudo mucho que aparte del inquisidor los demás pudiéramos sobrevivir.

En ese momento el ductus de la otra manada vuelve a aumentar la tensión al aumentar sus quejas.

Tengo que separarlo de los demás antes de que logre provocar la pelea.

Haciendo una leve inclinación hacía él. – Ductus Velasco, sino le molesta comenzaría las preguntas por usted, ¿aquí mismo o prefiere que vayamos a otro lugar?

La charla de nuestra compañera era interesante, o al menos eso parecía. Supongo que habrá oídos más entrenados que los míos para escuchar tanta cháchara, pero a mi sólo me interesaba que nos llevara de una vez por todas a algún sitio dónde poder empezar la investigación. 

Y por donde empezamos es por las "celdas", curioso nombre para ser el lugar donde descansan. Nunca me ha gustado el mundo eclesiástico y al final mi venganza me ha traído hasta un escenario que poco o nada me gusta. Suspiro y comienzo la investigación, aunque me noto bastante cansado de tanta tontería... la verdad que estaría bien que estos estuvieses limpios y nos pudiéramos enfocar en otros...

-Perdone, hermana. ¿Le importaría hablarme un poco sobre sus compañeros? ¿Gustos, aficiones?

Por supuesto. Contesto dócilmente. Nuestra labor evangelizadora y teológica apenas nos permite tener ratos libres, dedicamos la mayoría de nuestro tiempo a engrandecer el Sabbat.

Comentaba mientras cerraba la puerta y volvía al pasillo donde  abrir otra puerta que daba a una celda idéntica a la anterior. Esta es la celda de Pablo Velasco, nuestro ducuts. Como se puede ver Velasco es un apasionado de la historia española y los escritos de Santo Tomas de Aquino. Cree que en las hipótesis del Santo Tomas sobre el mundo y el alma se encuentra la respuesta a la lucha del Sabbat. Como muestra verídica de las palabras de Azur, se veía sobre el escritorio un montón de libros del mentado Santo y otros de teología.

La monja cerró la puerta y volvió al pasillo por donde avanzo hasta la siguiente habitación. Esta es la celda de Saúl Montague. La celda, al igual que las anteriores, no dejaba de ser un pequeño cubículo con una cama y un escritorio. Montague es un apasionado de la mitología fenicia y las religiones precristianas mesopotámicas.

Guy seguía el tour por el monasterio con actitud hierática, sin hacer ninguna pregunta ni comentario, solo asintiendo con la cabeza. Pero su actitud cambio cuando la monja comento los gustos de Montague, sus ojos se abrieron como platos y estudio con detenimiento la habitación.

Sin mediar palabras, Guy avanzo con dos grandes zancadas y levanto la cama dejando ver una trampilla en el suelo. Hermana, ¿podría decirme que es esto? Pregunto con voz dura pero sin alzar la voz. Azur permaneció callada mirando la trampilla con asombro. 

No, claro que podemos empezar aquí. Cuanto antes empecemos antes acabaremos.  Con un gesto de la mano, Velasco despidió a los otros dos miembros de la manada indicándoles que esperara en una sala contigua.

Cuando solo quedo Velasco este comenzó a hablar. Puede empezar cuando quiera. Podemos saltarnos los preámbulos y pasar al grano, no me gusta perder el tiempo. No soy un infernalista, y ninguno de mis chicos es un infernalista. ¡Podría la mano en el fuego por ellos! Y con un gesto violento se descubrió el antebrazo, como si estuviera dispuesto a poner en práctica sus últimas palabras. 

No veía nada raro en la actuación de Velasco, aunque brusco en sus palabras, era totalmente sincero.

Pero algo no cuadraba, no lo vistes en los tres cofrades de San Blas, si no en uno de tus compañeros. Atuan no paraba de mirar a Montague mientras este salía por la puerta. ¿Qué habría visto el ventrue en el joven Montague?

Merda.

No acabo de escuchar del todo al ductus de la cofradía al estar desconcertada por lo que he creido ver.

¿Se conocen de antes?

Afortunadamente parecé que no se ha dado cuenta mi interlocutor.

Hago una respetuosa inclinación. – Disculpe las molestias ductus Velasco. Me ha parecido totalmente sincero.

Al cabo de unos segundos añado. – Podría llamar a alguno de sus compañeros. – Sonriéndole de forma conspirativa. – Si ya he acabado cuando vuelva mi ductus seguramente podremos marchar con tiempo de regresar antes del amanecer, sino tendríamos que solicitarles hospitalidad.

Como nos den hospitalidad aquí dentro no vemos la siguiente luna...

Asiento con solemnidad esperando a que venga el siguiente.

No ves nada raro en la actuación de Velasco, aunque brusco en sus palabras, era totalmente sincero.

Pero algo no cuadraba, no era una certeza, era simplemente una intuición. Cuando Velasco mando que salieran a los otros dos cofrades mientras gritaba que no que encontraríais nada, intuiste una sonrisa de satisfacción en la cara de Saúl Montague. Parecía que Atuan también había visto algo raro en Montague, ya que no aparaba la mirar a este mientras salía por la puerta. ¿Habría visto el ventrue las misma sonrisa de satisfacción en el joven Montague?

Montague entro en la sala con aire risueño. ¿Qué queréis saber? al igual que toda la manada no tengo nada que ocultar.

Empecemos por algo sencillo. Dijo Antuan que había permanecido callado hasta ese momento. ¿Cuál es tu campo de especialidad? La cofradía de San Blas se dedica a la iglesia en general, pero cuál es tu especialización.

Mi cometido se centra, sobre todo, en una labor teología preparo mucho de los sermones y homilías. Aunque parezca una labor baladí conlleva muchas horas de estudio, leyendo y releyendo viejos legajos, antiguos tomos de doctrina, otros sermones ya escritos. Todo ello para darle al discurso una imagen de homogeneidad que atraiga a nuevos seguidores. 

No, no…. Azur no tuvo tiempo de contestar. Como una flecha Guy cruzo la habitación y atravesó el corazón de la monja con una estaca de madera. La cara de Azur quedo petrificada en una mueca de horror y sorpresa. ¿Qué escusa iba a poner? ¿Realmente sabía algo? ¿sería una inocente?