Partida Rol por web

Mahrayan (Noche de San Juan)

الحب والغيرة (Epílogo. Amores y Envidias)

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10/01/2013, 00:34
Director

Nada más llegar, el médico observó a la joven Nuba, la cual no poseía heridas, aunque seguía inconsciente. Aún en este estado, uno de los Ulemas de aquella aldea, de familia con tradición religiosa muy arraigada, propuso la necesidad y cautela de practicarle un exorcismo. Y así fue, estando ésta aún sin sentido, temiendo que aquel demonio, del cual le hablásteis a los presentes, apareciera de nuevo.

Abdalláh, Mustafá, Rabea y Omar os dieron las gracias por encontrar a Nuba, y sobre todo por acabar con la Tarasca, aquella serpiente portadora de los rayos. Vuestro jefe, Rachid el Ghani, se enorgulleció de vosotros (pese a ser quien os pagaba os tenía en aprecio desde hacía tiempo). La jineta musulmana fue entregada a vuestro jefe, una vez devueltas a las manos de Omar. Rachid, sólo tiempo depués, os la entregaría a uno de vosotros, siendo tal otra historia digna de contar en otra ocasión. Pero volviendo a estas cuestiones...:

En algo más de una semana Nuba despertó gracias a los cuidados de los médicos. Durante ese tiempo, os quedásteis a descansar en Dar-el-Geuza y vuestra presencia allí en la pequeña aldea granadina os hizo un pequeño renombre, pues habíais visto y vivido mucho esa noche: el castillo abandonado, el espectro, el demonio, la cueva, la tarasca... harto impensable para cualquier hombre.

El caso es que una vez recuperada Nuba, se hubieron de enterrar a todos los vecinos víctimas del temporal de la tarasca: tanto los que le cayeron objetos encima, los que fueron arrastrados y a los que les dirigieron directamente los rayos hacia su persona (de éstos últimos sólo si quedaban restos, claro). Además, se hubieron de conocer los hechos de la historia de la joven, asi que Nuba, al oir esta petición, se ruborizó, y pidió contar la historia a solas con su padre y el líder Omar.

Estuvieron toda una noche en vela hablando del asunto en casa de Abdalláh, y a la mañana siguiente supísteis cómo Omar, en mutuo y completo acuerdo con Abdalláh, decidió expulsar a ésta de Dar-el-Geuza. Por aquel entonces ya teníais pensado marcharos de allí, por lo que le pidió a Rachid poder acompañarle, y a vosotros, pues no tenía a dónde ir ahora ¿Qué había pasado? ¿Qué le había contado a su padre y a Omar? Nada se supo a priori, y Rachid aceptó llevarla a trabajar a su almunia, a la que íbais en esa época estival.

Mustafá y Rabea, pese a la espina de la marcha de su hermana, vivieron felices el uno con el otro el resto de sus días.

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10/01/2013, 00:37
Rachid el Ghani

Días después, camino de la almunia de Rachid:

¿Vas a contarnos de una vez lo que pasó, muchacha? -le dijo Rachid a la chica mientras caminábais-. Al menos, y en agradecimiento a que te dejemos venir con nosotros, cuéntanos qué sucedió. Me atravesó úna puntiguda roca por ir a buscarte aquella noche, y mis chicos, míralos aquí -os señaló-, casi no lo cuentan. Y todo por tí. Dinos... ¿qué ocurrio durante la fiesta del Mahrayán? ¿Porqué desapareciste? ¿Hiciste algo tan malo como para que te expulsara tu propio padre? ¿Qué padre no perdona a su hija? -pensaba para sí-.

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10/01/2013, 00:47
Nuba

Aquellas razones fueron suficientes para que Nuba, ya totalmente recuperada, hablara de una vez.

Está bien, sólo espero que no me matéis aquí mismo. Me dísteis vuestra palabra que me cuidaríais... veamos... -y comenzó a narrar lo sucedido-. Todo ello se resumiría de la siguiente forma:

La noche del Mahrayán, Mustafá y Rabea, como novios en secreto que eran, se alejaron del pueblo para estar a solas. El lugar: la torre en ruinas donde fuísteis en primer lugar. Nuba, que además amaba en secreto a Mustafá también, lo buscó con la mirada y se dio cuenta que se marchaba con su hermana, y por ello los siguió hasta el lugar. Allí Nuba sufrió un terrible desengaño viendo como éstos dos se abrazan, y escuchaba palabras de amor mutuo.

Nuba, dolida, transformó su amor a Mustafá en odio en apenas un instante. Sollozando, maldijo entre dientes a su propia hermana, ya que escuchó sorprendida los planes de la pareja de anunciar su amor esa misma noche, aprovechando que estaba el pueblo reunido en los festejos. El lugar, las circunstancias, la rabia de la hermana despechada, la noche mágica… Un cóctel que Frimost, desde el averno, pensó en beber. La copa de la venganza estaba servida. El demonio apareció entre una nube de azufre enterado ya de los motivos de Nuba, pues gracias a la noche mágica de San Juan, hay fiesta también en el Infierno y los demonios tienen más poder que durante el resto del año.

Con un plan trazado en mente, Frimost se presentó ante la joven dolida como un viejo peregrino. De esta guisa, le salió al paso cuando volvía a la aldea por el camino del riachuelo, dejando a la pareja de enamorados en las ruinas. Frimost, al ver a Nuba y ataviado como peregrino, fingió interesarse por la joven y el motivo de su llanto. Nuba confió en él, y a pesar de la sorpresa inicial. El falso peregrino aconsejó a la muchacha que si su amor a Mustafá era tan fuerte y decidido todavía era posible lograr que Mustafá cambiara de opinión si fuera capaz de demostrarle sus sentimientos esa misma noche.

La joven le preguntó con asombro e interés como podría lograrlo. Con engaños, le mostró un reflejo del futuro, en el agua del riachuelo. En el reflejo aparecía todo la aldea de Dar-el-Geuza de día, en fiestas reunido por el enlace de Mustafá y Rabea, ambos muy felices. La imagen, de repente, cambió y aparecó ella misma (Nuba) convertida en una arrugada y solitaria vieja viviendo en una casa desvencijada. Esta visión resultó insoportable para Nuba y entre nuevas lágrimas, escuchó atenta lo que Frimost tenía preparado.

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10/01/2013, 00:58
Nuba

El plan de Frimost era el siguiente: En unas cuevas no muy lejos de la aldea existía una monstruosa criatura en forma de serpiente gigante llamada Tarasca, que tenía la facultad de originar tormentas y dominar los rayos. La criatura poseía unaa especial debilidad por las mujeres hermosas (y Nuba lo era, por cierto). Si alguna lograra penetrar en su madriguera y mirar de fijo al monstruo a los ojos, será capaz de dominarla y obedecerá sus órdenes como un perrillo…

Por ello, Frimost liberó a la terrible serpiente manipulando a Nuba para que apartara la alfombra de la entrada, la cual la propia Tarasca no podía quitar, siendo ésta una alfombra mágica. Después Nuba miró al monstruo y lo domó con la mirada, y bajo consejo del falso peregrino le ordenó que invocara una fuerte tormenta justo encima de la aldea. Le engañó diciendo que la gente malvada moriría víctima de los rayos y que no había de temer por su familia o por sus amigos, incluido Mustafá. Luego aparecería ella para dominar el monstruo y hacer que cesase la tormenta para asombro y admiración de todos y así lograr que el joven cambiara de idea, es decir, que viera a Nuba como algo más que una vecina de la aldea.

Nada de esto sucedió realmente. Lo que quería Frismot era liberar a la Tarasca y que ésta arrasara la aldea. Pero Nuba, aunque apartó la alfombra de la entrada, se arrepintió en el último momento. Ella no tenía más maldad en su corazón salvo la rabia y los celos, pero no deseaba la muerte a nadie. El demonio, que lo tenía previsto, poseyó entonces temporalmente el cuerpo de la joven y logró tener a la Tarasca bajo su control, los cuales ambos se encaminaron a la aldea para destruirla con una tormenta de rayos.

He aquí que aparece la lucha contra la Tarasca.

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10/01/2013, 09:44
Nuba

Al final, las palabras bondadosas de la hermana, una vez destruida la Tarasca, fueron suficientes como para desconvocar el odio creado en esa situación, y, a su vez, mandar ipso facto a Frimost de nuevo a los Avernos, tal y como vísteis al marcharse del cuerpo de la joven.

De ésto último es por lo que me han ido contando... -finalizó Nuba- ahora... ¿podré seguir con vosotros? Sin duda, que, mi padre, con razón me echó de la aldea. Quizá con el tiempo me hubiera marchado yo, pues aunque apreciara hasta el fondo a mi hermana, no podría haberlo visto siempre con Mustafá...

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10/01/2013, 09:47
Rachid el Ghani

¿Y he ahí la gravedad de los hechos? ¿en serio? -preguntó un incrédulo Rachid-. ¿Cuán rateras veces hemos hecho cada uno trampas en nuestros negocios? -confesó retóricamente-, y míranos, de camino a un buen retiro, y aquí están mis muchachos para atestiguarlo -vosotros-. En fin, no te preocupes, aún tengo el miedo en el cuerpo por lo de ese demonio que decíais haber visto -os dijo-, pero aún así... bueno, quizá no ha sido para tanto.

Esta respuesta positiva por parte de su jefe fue bien recibida por Alí, el cual desde el prinicipio había puesto sus ojos en la bella y joven Nuba, y ahora... ahora estaba con ellos. El camino hacia la almumia (y lo que llegaría) no podía haber sido mejor, ¿no?

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Años después, alguno de vosotros tres conservaba la jineta musulmana, cuya hoja había permanecido intacta hasta entonces. Estando en Gharnatah,  tan sólo el más viejo comerciante que encontrásteis os la quiso comprar a cualquier precio, sin saber vosotros porqué. "Si te encomiendas a Alláh, podrás controlar las tormentas" -y fue lo último que alcanzásteis a saber acerca de esa espada-.

::FIN::