Partida Rol por web

Esta escena la abro por petición de Miyo :D. Aquí dejo la recopilación de la banda sonora de nuestra irreverente aventura.

Dos largos meses de conquista. Han pasado dos meses desde que salieron en la incursión mundial. El reino humano se veía cada vez más reducido y los pocos bastiones restantes estaban trabajando duro, pero hubo algo que la nueva reina demonio y su séquito había olvidado: la prisión subterránea donde todo comenzó.

Los ataques crecían uno por uno. Kristoff sacó a su infalible A.M.I.G.O, el cual lucía como un arma completamente seria y en absoluto como un juguete para la tina del baño. Apretó la barriguita del patito y el “quack” que salió de este, se mezcló con un poderoso rayo láser que salió disparado hacia el demonio, quien tenía una katana japonesa.

Una música de fondo demasiado pop comenzó a sonar de la nada mientras Tali se metía sus manos entre su busto para sacar una tarjeta que recordaba a los que usaban los sentai motociclistas. Se la puso mientras se podía leer que decía el nombre de "Hiiro Kuro" y un aura de brillantes colores la rodeo. Miró a Izayoi cuando ésta le hizo señas y comprendió lo que debían hacer.

Tras la limpieza del pozo, solo restaba seguir bajando. Kristoff llevaba al pequeño Raijinko en sus hombros mientras este lloraba. Era un pequeño niño sin su electricidad, por lo que habló con voz lastimera después de un rato de silencio.

 - Yo no quería. Por favor perdónenme. Prometo marcharme y no volver – aunque Sral’zi no parecía inmutarse en lo más mínimo por aquello -. Yo solo seguía órdenes de Camael –.

Y un escenario parecido, al que vieron con Raijinko se empezó a formar. De repente, una enorme tormenta empezó a formarse, mojándolos de pies a cabeza y haciendo que las ropas que llevaban se pegaran aún más a sus cuerpos. Y mientras las nubes tronaban, la reina demonio mostraba su miedo.

Otra vez no... -.

 Sí que sí. Un rayo salió disparado hacia ella electrocutándola. Y mientras la reina caía al suelo dolorida, una figura se formaba entre el agua que caía.

- Raijinko, eres un traidor. ¡Viva Camael! Yo, Mizu no Hime, terminaré con esta farsa. Prepárense a morir -. Un dragón de agua se formaba, listo para luchar en su contra.

El cuerpo de Raijinko se prendió en llamas de repente y esa risa de la cual había hecho gala antes resonó en la habitación: enorme intimidante y sobre todo, malvada. De las llamas se desplegó una figura alada y cuando estas formaron un cuerpo, las alas parecieron absorber las llamas para estabilizarse. Los miró con indiferencia mientras extendía sus alas.

- Tontos. Miyo, ven conmigo y con tus tonificadas piernas. Te haré la reina de mi reino de ángeles. Juntos dominaremos. Eso o perecerás con ellos -. Y extendió su mano hacia ella para darle la oportunidad de escapar.

Una semana había pasado desde que la discusión había iniciado. Aún se debatía qué era lo que se hacía. Sin embargo, el siempre exótico Kristof con su creativa ropa interior había hecho un gran avance y era elegir su blanco de conquista, tarea que la misma Reina demonio le asignó por ser el más habilidoso de su servicio. Mientras tanto, el consejo de Guerra seguía y el siguiente año de dominio mundial estaba siendo planificado.

De repente, un potente estruendo se escuchó a la lejanía. Sea lo que fuera, mandó un poderoso rayo de luz hacia el cielo, el cual generó una luminosa explosión que sacudió el suelo. Tal vez los planes de Camael se habían adelantado, pero lo que pudieron ver es que el cielo se teñía de rojo.

Los comandantes del ejército de la Reina demonio habían llegado victoriosos: algunos con objetos y otros con trofeos. Lo más importante era que ahora el Rey Volodar hacía parte del ejército de la Reina demonio, junto con el reino de Esken, quien había puesto a disposición de la reina su poder militar y sus poderosos magos, además de alguno que otro don. Sin embargo, era mejor que los comandantes mismos fueran quienes contaran lo exitoso de estas operaciones para plantear la estrategia. Lo que no podía ser obviado era el enrojecimiento del cielo, un rayo de luz que se extendía por un enorme territorio y los animales huyendo de allí. Esto solo sucedía si percibían peligro, ¿verdad? Si era el caso, los augurios no eran buenos.

El ejército se preparó, se puso en posición, todos los demonios se alistaron, pero tal vez solo una persona sabía qué esperar, y ese era Zaos. Lo que vieron excedería las expectativas de cualquiera.

Un enorme dragón se asomó por el cielo dejando brillo a su paso. Era fácil comprender por qué se le llamaba Dragón arcoiris: sus escamas doradas brillaban de los colores del arcoiris al mínimo contacto con la luz. Era magnánimo y temible. ¿Cómo hacerle frente a semejante bestia?

Entonces, una fuerte ráfaga se hizo sentir de la parte trasera de la batalla, justo en el castillo donde un sabio pervertido parecía conjurar un enorme círculo mágico. Con rostro serio, extendió su mano y otro círculo del mismo tamaño se formó frente a su palma.

- Vamos, niñas, es hora de luchar. Demuéstrenle a Ages lo que saben hacer -.

Varios gritos femeninos se hicieron sentir por el círculo y salieron disparadas hacia el dragón lo que parecían... Sexys demonios. ¿En realidad era esa una novedad?

   

El rugido del ángel herido hizo temblar el cielo. Camael estaba furioso, y es que no era para menos. Había perdido a Esken, el país de magos que se había convertido en una de sus mejores bazas en esta guerra.

Al horizonte, podía verse una enorme ola de luz acercarse. Y no era que estuviera amaneciendo, no, era el ejército luminoso que de verdad brillaba. Un misterioso coro sonó detrás mientras se desvelaban sus oponentes: los querubines más hermosos jamás vistos. Eran aún más hermosos que los magos de Esken y eso era ya mucho decir.

  

Al fondo de esta procesión, se asomaba la estrella más brillante: Camael en persona. A pesar de verlo, tendrían que derrotar a su ejército para poder alcanzarlo. Era el momento cumbre, la lucha por la supremacía, el héroe que se podía convertir en leyenda.

Por un momento estuvo por decir: "calla, Stuart", pero recordó que eso había alejado al primer Stuart de su lado. Se sintió algo triste, sintiendo que algo faltaba en sus pantalones.

 -Ven aquí, Stuart. Te ensuciarás. Cálmate -se levantó y la cargó. Sí, debía tratar a las mascotas con cuidado o se irían de su lado -Yo puedo proteger a la señora si así se requiere. Después de todo, puedo atacar a distancia.

Al parecer el verse tan kawaii se presento como una gran ventaja hacia ella que le favoreció para vencer a los querubines pues la mayoría no querían luchar contra ella y dañar tan adorable apariencia... antes recibía halagos del tipo ''Que lindo michi'' y aunque sus mejillas estaban sonrojadas, no permitiría que su actitud tsundere saliera a la luz, solo Zaos era digno de verla así.

Así que tomando con firmeza su guadaña para levantarla sobre su cabeza y dejarla caer con fuerza para quebrar el suelo que estaba bajo sus pies como una advertencia ante los guardianes, levanto el arma como si no pesara nada y con pose de heroína y una música épica sonando de fondo, se lanzo hacia ellos; estaba dispuesta a cortar sus alas, así como se las cortaron a ella.

La situación se había tornado favorable, y pese a lo duro que había sido aquel combate habían conseguido lo que deseaban, hundir a Camael. Miyo le observó largo y tendido. - Eres un embustero y no mereces otra oportunidad. Pero antes dijiste que lo más preciado para ti era la libertad, es un justo castigo privarte de ella. Respondió con severidad.

 - De acuerdo, aceptaré que me sirvas. Pero habrá condiciones. Se te pondrá un glifo de la verdad que te obligará a ser sincero conmigo. Si en algún momento se te pasa por la cabeza traicionarnos, se te castigará y después se te quitará la vida. ¿Ha quedado claro?

Las palabras de la maid sonaban firmes y seguras. Mientras se apartaba el pelo del rostro y se limpiaba la sangre del combate.

Volviste con tu reina junto a Stuart, a quien te encontrabas sobre ti cada que tuviera la oportunidad, claro que elogiando tu ropa interior para ella poder quedarse. Tu única debilidad. Claro, después del ama.

Volviste y Sral'zi los recibió complacida. Sonrió y dijo - Creo que conquistaste más que un territorio. Y es cierto, Volodar sí me propuso ser parte de su harem una vez. Cuida bien de Stuart. Es una orden. Complácela también. Y tú Stuart, cuida de Kristof. Hasta que la muerte los separe - y sonrió. ¿Estaba dándoles su bendición o algo así? Eso parecía.