Partida Rol por web

Mi mirada salta repetidamente de Vanidad a Lujuria.

De una calada, termino el pitillo cuyo filtro mando a tomar por culo con un rápido movimientdo de mi dedo corazón sobre el pulgar.

Me reclino sobre la mesa y pego un largo trago al nuevo vaso de whiskey.

- Si os portáis bien - me dirijo a ambas. - Igual tenéis suerte y os dejo que me la chupéis luego un rato. - 

Siguió con la mirada a todos aquellos que entraban, dejando escapar de vez en cuando pequeñas sonrisas que se asomaban en la comisura de su boca, mientras se llevaba la botella a la boca.

Tenía que reconocer que Enfermedad era gracioso, al menos cuando aquellos a los que se dirigía ni eran él mismo, ni estaban cerca. Algunos parecían hasta llegar a preocuparse por su presencia allí, a Egoismo le daba completamente igual mientras a él no le pegase nada, y estaba bastante seguro de que no ocurriría.

Su mirada se detuvo más de la cuenta en Vanidad y Soberbia. En una situación normal no podía evitar dudar sobre quién llevaría la voz cantante, pero en este caso, lo tenía bastante claro. Soberbia no se comería ni un rosco si Vanidad no quería, era una mujer, ella tenía la voz cantante, al menos cuando se trataba de sus piernas.

- Sigue intentándolo, amigo. -Soltó una sonora carcajada tras la cual alzó la botella a modo de brindis y se la llevó a la boca.

Soberbia junto a Avaricia y Vanidad eran sin duda sus compañeros favoritos, en muchas ocasiones el egoismo que había en los humanos era acompañado por estos otros sentimientos, y sentía que en más de una ocasión le debían favores, porque obviamente, el egoismo era el sentimiento que hacía que el resto aflorase, y no al revés.

Compañeros. Porque eso es lo que son, para Egoismo no hay amigos solo... gente que sirve, como ellos dos, y gente que no sirve una mierda, como... muchos otros.

La reciente presencia femenina hizo que la mirada de Enfermedad se activara, mirándolas lascivamente, se levantó de su asiento haciendo mover descoordinadamente las grasas y pus de su barriga.Se acercó directamente a las damas y con una reverencia un tanto asquerosa, ya que al agacharse gesticulando con su brazo, dejó a la luz la cantidad de costra, mierda y caspa que tenía en su pelo.

-¿Cómo están señoritas? Vanidad y Lujuria, bonita pareja- vio como había un entretenido pique entre Egoismo y Soberbida.Le gustaba ese ambiente-.Tranquilos muchachos, seguro que las damiselas quieren pasar un rato con el tipo grande, ¿verdad chicas, os surge un trío? Os prometo una noche de pasión desenfrenada, un poco de sífilis por aquí, gonorrea por allá y por último algo de SIDA, no os arrepentiréis muñecas jajaja- carcajeó dejando ver hasta lo más profundo de su garganta, que no se diferenciaba mucho a una cloaca.

Muy deprisa todo parecia animar en ese antro, con cada uno de sus compañeros llegando en su momento. Se levanto de su mesa en el fondo de aquel antro y empezo a moverse dedicandole una sonrisa a cada uno de los que pasaba, pero ninguna palabra. Fue cuando estuvo frente a locura que sonrio mas grande y con mayor malicia.

A Locura podia o no entenderlo, de cualquier forma dejaria que él y los demas pensaran que podia hacerlo. Aunque esa no era la verdadera intension de los encuentros con él, siempre habia una gran diversion cuando se lo engañaba y este se lo creia sin mas remedio. Por eso hablaban en el mayor de los casos de cosas que no existian y probablemente nunca existieron hasta que uno de los dos se cansara de tan absurda conversacion.

Se sienta junto a él. Me gustaria saber que es lo que ves en toda esta fauna. comento sonriendo al escuchar las palabras retorcidas de enfermedad.

Vanidad recibio a Lujuria como a una amiga haciendole un sitio -querida, hoy estás divina- y es que siempre había una buena cantidad de vanidad en la lujuria, así como la vanidad provoca lujuria, como pronto se encargaron de recordar Soberbia y Enfermedad

-Soberbia querido, lo haría encantada, pero me temo que deberías estar totalmente depilado para mi, es una pequeña manía mía. ¿lo estás?- pasa el dedo sugerentemente sobre el muslo de Soberbia antes de volver su atención, siempre con una sonrisa perfecta, a Enfermedad.

-Enfermedad cielo, creeme que te aprecio de veras, eres el grotesco espejo en el que los hombres se miran antes de volverse desesperados hacia mi. Pero no me acercaría a ti a menos de un metro ni loca. Nada personal-

Pobreza entró distraido y con aire desenfadado al local. Saludó sin mucho entusiasmo con quienes se cruzó y se sentó en uno de los peores sitios , mal iluminados para poder seguir el espectáculo.

Puso los pies sobre la mesa y cogió una de las copas empezadas que habían sobre esta. Seguramente de otros clientes que se habían marchado sin acabar sus bebidas. Tragó esa mezcla de licores y se limpió en el puño de su camisa desgastada. Podía verse las suelas de sus zapatos agujereadas, un calcetín de cada color, unos pantalones harapientos a juego con la gabardina de lana sacada de una película de los años 20. La chistera con un agujero de bala en un lado le confería un aspecto único.

Finalmente se acercó a la barra, parecía dispuesto a pedir un vaso de agua y reparo en una conocida.

- Hola Pereza, ¿ Que tal? Oye vas a acabarte eso?¿ Cuando se calienta el alcohol pierde su gracia eh? Dijo refiriéndose a la copa que la mujer tenía medio llena y que llevaba en su mano sin muchas intenciones de acabársela. Pobreza como era costumbre en el desprendía un tufillo a bolsa de basura que era mas intenso cuanto mas cerca estaba de la gente. A el no parecía importarle, se le veia encantado.

La clase de Pereza saltaba a la vista y no es que fuera vanidosa, es sólo que era una de las mayores, así que su experiencia se percibía en la elección de cada prenda de vestir.

La llegada de Vanidad con el juego de Soberbia y la sana competencia con Lujuria, le hace ver que ella estaba por encima de todo eso. Sus métodos eran diferentes y bueno, todos tenían diferentes formas de ver la vida.

Pereza observa a Enfermedad y sin hacer ningún tipo de gesto, le dice - Hola, Enfermedad. Ciertamente, debo decir que la artrosis y yo no hemos tenido el placer de encontrarnos. Sé que lo sabes bien. Mi cuerpo es más saludable que el de muchos de los presentes - con un gesto travieso y elegante, Pereza toma un buen trago de su vaso y dice - Creo que hoy todos han venido muy vitales. ¿No te parece? Es una lástima. Disfruto más del ocio - su voz era tan pasiva como el sonido del agua corriendo y lograba que sus palabras llegaran a quien la escuchara para calmar hasta los más fervientes deseos.

La llegada de Pobreza le toma por sorpresa, pero con una mirada maternal le dice - Es un placer verte, Pobreza. Me has causado bastantes alegrías estos días. Creo que debo agradecértelo. Tal vez, te invite a una copa para que no trates de tomar la mía - le guiña un ojo y le hace un gesto al camarero para que siga su orden. Ella no tenía prisas ni apuros. No era necesario.

Lujuria esboza una sonrisa picarona a Soberbia.

-Ya veremos quien es el que le chupa el qué a alguien- Se relame los labios y le tira un beso.

Se gira hacia Enfermedad y cruza las manos sobre su rodilla.

-Enfermedad cariño, sabes que me encanta tu estilo, tan... asqueroso...- parpadea- Pero me gusta mi cuerpo sano y esbelto. No me gustaría que le metieras SIDA... -Niega con la mano.

Bienvenido Engaño! Por favor únete a nosotros. Sabes, he de contarte algo… Ellos, todos ellos, están locos.

Locura se gira hacia el vacío mientras masculla: NOO! No se lo cuentes! Pero ya he empezado. Da igual. Cállate, NO cállate tú! La conversación acaba en unos segundos cuando Locura lanza el vaso contra la pared de enfrente y hace un gesto al camarero para que le traiga otro. Locura vuelve entonces a girarse hacia Engaño.  

Sabes Engaño, están todos locos. Eso ya lo has dicho. Cállate, joder, estoy hablando yo… Vale, mira, observa a los hombres mientras danzan cada uno de ellos en su locura personal. Su terrible obsesión que altera su conducta creando una sombra del potencial que cada uno de ellos podría desarrollar. Se vuelven locos por la comida, locos por el sexo, obsesivo-compulsivos por Enfermedad, Enajenados de Ira, Lujuriosos bipolares comen cuerpos Vanidosos llenos hasta arriba de prozac para paliar el desencanto de un cuerpo perfecto que ellos ven horrible. Y Pobreza, que de la mano vas conmigo, hermano, cuantos de tus siervos nos alimentan también a nosotros. Otros están tan locos que lo único que ven es su magnificencia y es que el poder les vuelve locos. Debemos estar agradecidos a todos nuestros hermanos. A todos? A todos! Porque nuestros hermanos son el motor de la locura del hombre. Nuestros hermanos vuelven locos a los hombres. Y tú, Engaño, formas parte inherente de esta belleza. Pues todos y cada uno de ellos cree que su estado es normal, sano, cuerdo! Y no es esa la mayor de las mentiras?

Locura se sube a la mesa del bar y hace chocar con sutileza una cucharilla de café contra su copa para luego, levantandola, hacer un brindis.

Hermanos, GRACIAS! Por vosotros!

Parece que Enfermedad se estremece durante unos instantes, cierra su ojo como si intentara detener unas lágrimas.Sus dientes se frotaban entre si rabiosos.Sus manos se fueron a su cabeza agarrando la grasienta cabellera.

-Señoritas....acabáis de romper mi inocente y putrefacto corazón- dijo ahora llevándose una de sus manos a su pecho, justo en el lado del susodicho.Pero entonces abrió su ojo y su boca que antes expresaba dolor y tristeza, ahora volvía a sonreír.

Durante unos instantes, parecía que iba a vomitar, produciendo diversas arcadas, pero finalmente cuando abre la boca emerge un grave y sonoro eructo de larga duración.La peste que había dejado en aquella mesa era insoportable-.Cuidado chicas...no vayáis a coger tuberculosis pulmonar- sonrió de manera vil pero sabía perfectamente que todo aquello era un juego divertido.

-Os comprendo, habría que estar muy enfermo como para juntarse con alguien como yo jumjumjum- terminó por responder de manera graciosa para de nuevo centrarse en Pereza.

-Me alegra oír eso- respondió de manera descarada metiendo ahora su dedo índice en el ombligo, hurgando con ansia el orificio hasta sacar una especie de bola pastosa de color marrón verdosa.Tenía pelos, algunos grumos de vete tu a saber que y en algunas zonas variaba el color decantándose por tonos más claros.Con ayuda del dedo pulgar, perfecciona su forma redonda y acaba por lanzarla con un golpe seco.La bola sale despedida cayendo por la zona.

Tras un largo suspiro y un bostezo, comentó de manera resignada-.Bueno, recompondré mi roto corazón llevándome por delante a otros 15 millones de personas este año, quizá más- parecía pensativo, como si eso para él fuese pan comida, sencillo, un juego de niños.En ese entonces pobreza aparece en escena acercándose a la mesa de las damas.Enfermedad le sonríe complaciente, acercándose para pasar su brazo tras su nuca y saludarlo apretujándolo contra su obeso y enfermo cuerpo.

-¡Pobreza! ¿Cuánto tiempo viejo amigo, sabes cuantos mueren de enfermedades por no poder costearse un médico o simplemente por vivir en la calle? ¡Qué haría sin tu pequeño aporte jajaja!- le comentó de manera amistosa.Fue entonces cuando Locura gritó por todo el bar aquellas palabras.

-De nada hermano Locura! ¡Seguiré provocando esquizofrenias y delirios a tu salud!- le respondió con el mismo tono de voz-.Qué cojones- negó con la cabeza sonriendo desmesuradamente-...está loco humhumhum- dijo casi para sí mismo terminando por reír.

Miro el espectáculo dantesco que se ha montado en el bar con una mueca mezcla de cinismo y circunstancias. Con un rápido movimiento saco una pinza de coca del bolsillo con la uña de mi meñique y la llevo directamente a mi nariz. Acto seguido lanzo otro piti a mi boca y lo enciendo con una profunda calada.

- Insisto: puto antro - digo con la mitad de mis labios mientras la otra mitad sujeta el cigarro firmemente.

Doy un repaso de 180 grados al local desde mi puta mierda silla de plástico junto a la pared de un lateral.

- Bueno, y ahora que ya estamos todos, ¿qué? -

Haber sido ignorado por Soberbia no le había hecho ninguna gracia, y aunque él mismo era bastante dado a ignorar las palabrerías de otros, que se lo hicieran a él... era distinto.

Se limitó a quedarse sentado y a beber de la botella de ron que la misma camarera pagaría con su propio sueldo, porque él tenía bastante claro que no dejaría ni una moneda en aquel tugurio.

Cada vez que Enfermedad sacaba algún tipo de residuo extraño de alguna parte de su cuerpo, Egoismo se dedicaba a tapar la boquilla de la botella, solo por si acaso.

Sin girar la cabeza hago correr el zippo por la mesa lanzándolo hasta que su deslizar lo lleva hasta las manos de Egoismo. Evidentemente se lo va a quedar. Es lo de menos. 

Más me interesa que el cabrón egoísta le pege un buen tiro a los dos gramitos sin cortar que van bajo la tapa. Le pediría que se estirase un poco y agradeciese el detalle. Pero eso es como pedirme a mí que avise cuando alguna de estas guarras me limpie el sable.

- Si invitas no diré que no. Tengo que confesar que esta semana tambien has colaborado dándome muchas alegrias. Dedicó una sonrisa a Pereza de dientes sucios y algo mellados mientras se mesaba la barba descuidada.

- Lo se demasiado bien. Le dijo a la mole que era Enfermedad mientras lo aplastaba contra sus carnes con su achuchón. No Parecía molesto con el abrazo y si contento de ver a su amigo. Se separó sujetando su chistera para ver a Locura sobre la mesa haciendo de las suyas. Y al hacerlo tropezó de espaldas con Lujuría.

- Lo siento, aunque parezca raro no te habia visto. Saludó haciendo una reverencía con su chistera en su mano para volver a la barra. No perdía ojo a su copa y a la de Pereza.

Parece que llego el último al local, esta lleno de gente "maravillosa y estupenda", incluso decían que estaban todos, observó a todos los presentes y saludó de manera general

- Buenas noches a todos, ¡que alegría ver a tantos conocidos! Por favor no dejad de hacer lo que sea que tenéis entre manos. 

Luego dirigiéndose al impaciente que se había olvidado de él:

- Amigo Soberbia ¿acaso me habías olvidado?, tu que eres uno de mis favoritos!-  Mientras le ofrecía la mano a modo de saludo y con una malévola sonrisa- Siempre me haces más fácil la vida.

Echando una mirada a Vanidad y Lujuria - ¡Que bueno veros a las dos juntas, vuestra unión no puede dar más que cosas muy ...interesantes.

Dirigiéndose a todo aquel que quisiera escucharle

- Al resto, disculpad que no os nombre a todos,  somos viejos conocidos y siempre me gusta estar acompañado de todos y cada uno de vosotros, si Pobreza incluso de ti... Sois todos grandes chicos y chicas!

Las puertas que daban a la salida se abrieron de par en par por la sonora patada que Obsesión les propino. Sonriente y con su inseparable amigo hizo acto de presencia en su pub preferido. Camino hacia la zona de la stripper mientras sonriera a los presentes sin decir una sola palabra. Estaba feliz, llevaba feliz desde el inicio de década y necesitaba demostrárselo a los demás. La mujer dejo de bailar un segundo cuando ella subió a su lado la miro, sonrió y se acerco con su micro.

-Querida, no se cuantas veces tengo que decírtelo. Ese pecho es insuficiente, fijate en ella o ella.-Señalaba a Vanidad y Lujuria.-Maldita sea niña, si hasta ese par de viejas tienen mas tetas que tu.-Se acerco mas todavía.-Créeme yo misma puedo restregarle el pecho a tu esposo mejor que tu. Te lo dije ayer y te lo digo hoy, necesitas mas volumen, una 100, no mejor una 110. Bueno mira, tu recoge los ahorros de tu marido y hazlo, lo necesitas y seguro que te lo agradecerá, y no te preocupes yo siempre estaré aquí para ayudarte, ahora corre al medico niña.-Sonriente vio marchar a la mujer por la puerta que ella misma dejo abierta y miro al resto de los presentes, la fin el escenario era solo suyo.

-O locura cariño, siempre fuiste mi favorito. Lastima que no tenga tiempo para ti.-Dicho esto se acerco el micro a la boca, aclaro su voz y curiosamente cambio totalmente de voz a una mas grave, perfecta para su canción.

Aquel lugar infernal, nunca mejor dicho, siempre le había agradado. Habían tantas posibilidades.

Podía beber hasta quedarse ciego o "simpatizar" con las mujeres que no decían a nada que no por un módico precio. Y las drogas, no podía olvidarse de las drogas. En fin, que se podía hacer de todo siempre que éste fuera ilegal, inmoral y lascivo.

Así que Duda se preguntaba qué haría esta vez, sin decidirse por ninguna en particular, así que hizo lo propio... todo junto y a la vez, ¿para qué elegir algo cuando se puede hacer todo? Cuando terminó de probar las drogas, la bebida y las mujeres es cuando se percató de la presencia de los otros seres indeseables, sin saber cual de ellos le agradaba más. O menos.

-Hola "gente", ¿qué hay? Me negaréis que este sitio es la leche, dudo que haya un sitio mejor.

Aunque la duda era real, él se lo pasaba bien en cualquier parte donde pudiera corromper algo.

-Apestas Enfermedad- le dice y ríe con él.

Se gira para coger una copa de vino que le trae un camarero, y le da un pequeño sorbo cuando Pobreza choca con ella. Le guiña un ojo e indica al camarero que le sirva otra copa para él.

-Si es que te tenemos mimado Pobreza. 

Observa como entra Odio en el local y le saluda con la cabeza, acercándose más a Vanidad y lanzándole a Odio un beso.

Ve como Obsesión echa a la stripper y se pone a cantar -¡Pobre muchacha! ¡La vas a hacer llorar!- Ríe y baila al ritmo de la música de Obsesión.

Impunidad pasó por la puerta y se metió de lleno en el infierno, en medio de una conversación algo extraña. Se acercó a Lujuria y la miró de arriba abajo sin ningún tipo de decoro. Agarró lo que ella estaba tomando y le da un largo trago sin reparo.

Hmm, gracias monada. Estaba sediento. Posó la copa vacía al lado de Lujuria y miró a los demás con una sonrisa falsa. Sacó su cajetilla de tabaco y miró al interior: estaba vacía.

Vaya, parece que me he quedado sin tabaco, ¿tenéis un pitillo? miró a Enfermedad y no trató de disimular una mueca de asco. Tú no... amigo.

Para variar sus hermanos tenían que dar el cante. Cómo les gustaba llamar la atención. Culpa era más tímida, procuraba esconderse y pasar desapercibida aunque siempre estaba presente.

El peor era Locura, ese sí que no le caia nada bien. Cuando él aparecía ella se escabullía. Su sola presencia la hacía retroceder. Bueno al menos ahora Obsesión estaba tomando todo el protagonismo junto a la barra de la striper. Ella sí la gustaba mucho. Recordaba con deleite días en los que iban de la mano divirtiendose por los institutos, manipulando adolescentes. Era tán divertido!