Partida Rol por web

Manhattan

— Manhattan

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16/05/2023, 21:55
León de la Rosa

El español estaba a punto de reñirla por casi montar un desastre, pero el gesto de Mena hace que se quede a medias. Sólo le da para levantar la copa caída, que inesperadamente ha sobrevivido sin romperse, y besarle el dedo en un gesto juguetón. 

En ese caso, gracias por los cumplidos — le sonríe con los labios aún pegados a su dedo. 

Puede que sea por el mezcal, porque de repente la diosa rubia se ha convertido en un vínculo entre ambos, ya sea para quejarse sobre ella o para pactar ni mencionarla por el bien de ambos. León le mantiene la mirada desde hace rato, porque es más cómodo que darse cuenta que le baila un poco todo alrededor, y porque le hace sentir bien. Sinceramente, tiene una idea que lleva unos minutos dando tumbos en su cabeza pero que ni de coña se va a atrever a desarrollar así que…

Si llegas a tirar una botella de quinientos pavos te mato — le sale en un susurro. 

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16/05/2023, 22:28
Mena Cruz Vega

Él habla, me besa los dedos, yo le acaricio los labios cuando habla… Tonteo, sí. Es divertido, y lo mejor, me distrae. Además ahora siento que si intento recular para volver a sentarme no atinaré al asiento y acabaré al suelo; me voy a quedar aquí ofrecida en la mesa como un aperitivo.

Tuerzo la cabeza mientras se me muere la risa por falta de aire, encandilada con el contraste del naranja de mis uñas con el perfecto rosáceo de sus labios. Los tiene demasiado bonitos.

Y pensar que estabas ofendido porque quise pagar a medias… —aplasto su labio inferior con dos uñas.

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16/05/2023, 22:31
León de la Rosa

Puedes pagar otra y tirarla, si quieres. Los ricos lo hacen mucho — vuelve a bromear, riendo suave aún con los labios entre sus dedos, aunque termina liberándose para morderle ahora el dedo. Si Mena no aparta su mirada de sus labios, él tampoco pierde vista de cada movimiento de la latina — Estás tan inclinada que temo que vayas a caerte de la silla, creo que no voy a dejarte beber más — dice esto al tiempo que alza él una de sus manos para acariciar su mejilla. Si Mena cree que los labios de León son suaves y delicados, sus manos tampoco se quedan atrás al respecto. 

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16/05/2023, 22:40
Axwell Donovan

El plan de ir al parque de atracciones debería esperar.
Porque Fifi aún quería más… ¡¿Más?!
¿Pero esta chica que comía?

Axwell se puso a reír, no pudo evitarlo. Aunque fue una risa corta, porque pronto se acercó a Fía para agarrarla.
Pues habrá que poner la mesa para desayunar… dijo en un tono juguetón, y llevó a Fifi a la mesa, donde la sentó abierta de piernas.

Comenzó a besarla, notando que su miembro había despertado en forma.
No hay mucha variedad en el menú… pero yo de esto nunca me sacio… y bajó hasta encontrar sus labios inferiores, comenzando a lamerlos con intensidad gradual.

Y aunque estaba hambriento y algo cansado por la noche loca, la libido se impuso y se encontró disfrutando de aquel desayuno.
Lástima que no tuvieran nata o mermelada…

Tras estimular un poco la zona, volvió a subir, y sin perder tiempo la penetró allí mismo, él de pie y ella sentada en la mesa.
Ohh… vaya maratón… de sexo… haha… ohhh… me encantas Fifi… sí es que era imposible que estuviera más buena, y además le gustaba jugar sin parar. No se podía pedir más.

Notas de juego

A esto se dedicaba el amigo Harry antes de cantar en solitario. Por ahí ha de haber alguna con lyrics, que encajan mucho en la escena! :D

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16/05/2023, 22:50
Mena Cruz Vega

¿Y tú no eres un rico? —la idea es tan graciosa que mi risa se reanuda. Ni siento su mordisco ni me importa demasiado que note lo ebria que me encuentro; lo que sí hago es bajar la mirada a mí misma y, al percatarme de que no luzco escote, maldigo mi suerte por desaprovechar tan idónea oportunidad. El condenado frío del otoño atlántico.

Le miro de nuevo, él me acaricia con suavidad y yo reclino mi rostro sobre su mano, cómoda pese a mi extraña postura. Se está... tan bien...

Ahora mismo estoy muy bien, papi. Pero no es justo que me controles la bebida por que la compraste tú —le saco la lengua un poco.

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16/05/2023, 23:06
León de la Rosa

Oh, pero no te controlo la bebida por eso — León ladea la cabeza — Lo hago porque cuanto más bebes, más te inclinas sobre mi, y temo que empiece a ser peligroso.

A pesar de sus palabras, que desvelan que es plenamente consciente de lo que está pasando, acaricia unos segundos más su rostro antes de usar la yema de sus dedos para bajar por el lateral de su cuello. Se mueve en un movimiento lento sobre su silla para acercarse un poco más a ella. ¿Sería tan malo? Ahora mismo son dos animales heridos. Dos adolescentes ebrios buscando refugio en una tarde tormentosa para sus mentes. 
León termina muy cerca de ella, y tras un pensamiento del tipo “de perdidos al río”, termina de romper la distancia entre ambas bocas para juntarlas en un beso cálido. Mena puede confirmar con rotundidad que efectivamente los labios del español son tan suaves como aparentan, incluso algo blandos, sensibles. 

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17/05/2023, 00:16
Fía Baxter

Es que no pude contenerme, era sexy verlo al despertar y me he tentado igual que un niño delante de un delicioso pastel. La sensación era la misma, no pude con ello y cuando quise acordar, se vino el desmadre. Resistirse al influjo de Ax era difícil, muy muy difícil. 

— Toda para ti...

Terminé en la mesa, mis piernas abiertas y un manjar que degustó un rato, de nuevo esa oleada hermosa de placer, la necesidad misma de sentirlo y perdernos en lo que surge. Era una maldita adicta de su persona, nunca un hombre provocó eso en mi. Estaba fascinada, así que en cuanto se incorporó le cogí con mis manos el rostro para besarlo con ganas, intercambiando sabores, manteniendo ese juego a pleno. 

Y lo sentí, un grito de placer solté sobre sus labios mientras me aferré a él para acompañar en el movimiento. Este sería a por todas, me gustaba eso también porque era rico. 

 —Ahm, maratón brutal. Joderrr que rico Ax—comenté entre jadeos, no podía ser educada en este momento, me ponía mucho—. Me encantas... Ah... Ah... 

Notas de juego

Me gusta, me gusta. Te pongo mi favorita de Harry. 

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17/05/2023, 00:36
Mena Cruz Vega

Quizás el hecho de ser algo peligroso es lo que termina de convencerme de que no puede ser tan mala idea. Se siente de hecho como algo de justicia, ¿por qué tenemos que aguantarnos los demás mientras Clem hace y deshace como se le antoja? Una cosa es que yo sea un peón pero eso no me convierte en una sirvienta amordazada. ¿Y León por qué tiene que sufrir tanto con lo bueno que es? 

No es como si nunca hubiera pensado en besar a León, y desde hace una media hora cada vez más. Pero como tantas cosas ha tenido que dar prioridad a los caprichos de mi mejor amiga porque hasta si ella no lo sabe, le debo lo que tengo y lo que soy. Aunque me rabie. Esta noche la prioridad quiero ser yo. 

Por eso no me espanto, al contrario: su beso es quizás justo aquello que necesitaba para mi tristeza. Ni siquiera es un beso torpe ni desesperado, sino que parece tan calculado como en el guión de una serie de Netflix. Como algo que tenía que haber ocurrido hace meses. 

Entiendo muchas cosas cuando comienzo a corresponder ese beso con lo que procuro sea el mismo cuidado, disfrutando de cada milímetro en el que nuestros labios se acarician y revuelven el brillo de los míos. Tengo que agarrarme a los bordes redondos de la mesa porque el escenario da vueltas a mi alrededor cuanto más tiempo paso con los ojos cerrados y la mente embaucada por la ternura de este beso. 

Cuando ya no puedo más, cuando sé que tengo que tomar una decisión o acabaré en el suelo, me separo de su boca para rodear la mesa sin levantarme del todo, caminando prácticamente doblada sólo para poder sentarme en su regazo y continuar disfrutando del alivio que es su boca. 

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17/05/2023, 00:40
León de la Rosa

El español tampoco se espanta, para nada, ni siquiera en ese corto periodo de tiempo en el que Mena se separa de él para terminar en su regazo. La acoge, pasando los brazos por su cintura para pegarla a su cuerpo y seguir besándola: sabe a coco, y Mena no puede saber que el sabor y olor a coco es algo que de siempre le vuelve un poco loco. 

Aguanta ese tipo de beso aún comedido, deshaciendo ese estado triste y frustrado de ambos, tratando de acariciar sus labios como lo harían unas caricias o un abrazo de consuelo. Se siente bien, y es por eso que de momento no se ve capaz de separarse pese a asaltarle la idea de que están en público, comiéndose con hambre. Aprieta las manos sobre su cuerpo al tiempo que empieza a buscar su lengua con algo más de pasión añadida. El maldito Clase Azul le ayuda a encenderse. De repente, ese hambre se convierte en pura gula, hasta el punto de incluso faltarle el aire de tanto querer más. 

Tiene que parar un momento a respirar, aunque se ha resistido por si en cualquier momento uno de los dos se da cuenta de que aquello es una locura por puro despecho y falta de atención. Y es algo que prefiere no saber, o al menos alargar el momento de darse la hostia, así que vuelve a buscarla, y esta vez baja las manos a su culo para pegarla más, si cabe, a él. 

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17/05/2023, 19:56
Mena Cruz Vega

Me llego a preguntar si León se refería a esto cuando dijo que sería más fácil conmigo. Desde luego lo parece, porque desde que me he acomodado sobre sus piernas he perdido esa sensación de vértigo en mi entorno. O a lo mejor es sólo por la forma en la que yo me aferro a su cabeza, en la que él se agarra a mi cuerpo… o que se ha hecho justicia de algún modo.

En el punto en el que hemos tocado lengua con lengua hemos activado el verdadero hechizo del mezcal. Al menos yo ya no me siento en control de lo que ocurre, la presión de la gravedad fusionándonos cuando me mueve agarrándome del trasero y el beso mutando en esa bestia nacida del complejo de inferioridad y el orgullo herido.

No sé cuándo se me acaba el aire, pues es mi propio instinto de supervivencia el que me hace cortar el beso a la distancia justa para poder respirar una segunda vez. Mis oídos todavía capturan la música de fondo y el rumor de conversas que nos son ajenas. Es cierto, estamos en público y en territorio enemigo.

Interpongo los dedos, de nuevo aprovechando para disfrutar del tacto suave de su labio inferior pero esta vez sin resistir demasiado la tentación de morderlo. Termino comiéndomelo hasta con la mirada, perdiendo el hilo de lo que sea que fuera a decir; un pensamiento tan volátil como mi voluntad. Ninguno ha dicho nada las veces que nos hemos detenido y yo lo que saco de eso es que no hay nada que decir.

Excepto…

Tengo que ir al baño… —susurro contra su boca. Ese era el puñetero pensamiento que me estaba pasando a ratos por la cabeza, de nuevo, por el puto mezcal. Es en serio, pero a la vez, ¿no es el baño algo más privado? Para que me entienda, espero, le guiño también un ojo.

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17/05/2023, 20:52
León de la Rosa

León la deja ir, y no es hasta que ella desaparece que se pasa las manos por la cara y bufa. Bufa por varias cosas. La primera es porque aunque besarse con Mena le hace sentirse bien, se plantea si es correcto. Ella es la mejor amiga de Clem, y no querría causarle problemas a la latina bajo ningún concepto, y él…vale, lo único que hace es tontear con ella y, claro, discutir. Cosa que tampoco es muy justa.
Por otra parte, ¿todo aquello es por despecho? ¿Y por ese sentimiento de inferioridad de Mena? No lo sabe, y el mezcal tampoco le deja planteárselo. No quiere planteárselo tampoco. 

Vuelve a bufar, dándose palmadas en los muslos mientras se muerde el labio y piensa a marchas forzadas. 

Otra cosa que me mantiene sentado de momento, es el hecho de que Mena le ha invitado cláramente a ir con ella al baño, y eso es algo muy arriesgado para su secreto. 

El español no sabe qué hacer, y siente la urgencia de su impaciencia. 

A la mierda — musita antes de levantarse de la silla de golpe, beber otro vaso de mezcal, e irse directo al baño. Se asegura de que nadie le ve colarse en el baño de mujeres y espera encontrarse dentro sólo con Mena. 

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17/05/2023, 22:05
Mena Cruz Vega

Sólo cuando he aliviado la presión de mi vejiga y mi mundo se ha asentado me he dado cuenta de que podría haberle pedido que llamara a su coche otra vez, mucho más privado en mi opinión que un baño público, y más uno femenino. No he estado acertada ahí. Ya no me puedo arrepentir porque entre ir al baño, lavarme las manos y disimular retocándome el brillo de labios para controlar que quedase al menos una letrina vacía para nosotros, ya asoma León su cabeza dentro del baño del bar.

Apurada le tomo de la muñeca y le arrastro hasta la misma letrina que yo había usado, dejo mi bolso sobre la cisterna y yo misma me recuesto sobre uno de los laterales, atrayéndole hacia mí con las manos acunando su rostro. Lo bueno de que no sea tan alto como debe querer es que yo tampoco necesito estirarme demasiado para volver a besarlo.

Pero esta vez me recreo un poquito con sus labios, quizás algo obsesionada por su textura, lamiéndolos y mordisqueándolos antes de que mi lengua regrese al interior de su boca. Mis dedos suben un poquito a contrapelo sobre el vello de su nuca en una suave caricia, de nuevo disfrutando de la sensación de… ¿de qué? No tengo tantos problemas en sentirme deseada, y en el fondo esto no puede ser mucho más que esto. No lo sé, pero sigue sintiéndose como un buen y prieto abrazo.

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17/05/2023, 22:27
León de la Rosa

El español la corresponde como si no hubiera habido ningún parón, besándola con ganas y enganchándola de nuevo de su trasero para pegar por completo sus cuerpos. La letrina de un baño siempre ha tenido su punto, más para dos adolescentes encendidos. Podrían haberse ido al coche de éste, sí, pero seguramente también corrían el riesgo, de tardar un poco más, de arrepentirse uno de ellos o ambos de lo que está pasando. Por remordimientos, o por lealtad. 

De momento, eso no ocurre; León se atreve a ir un poco más allá, incluso, y aparta una mano de su culo para llevarla a su vientre y subir después a uno de sus pechos, apretándolo por encima de la ropa. Huye un momento de sus labios para posar su boca en su cuello y lamerlo, morderlo y besarlo alternativamente. Tiene apagada esa parte del cerebro que suele alertarle cuando está a punto de ir de cabeza hacia ocasionarse un problema con su secreto, así que se va dejando y dejando llevar… Con lo poco que les cuesta a un par de adolescentes calentarse. 

La otra mano que permanecía en su trasero también se aleja para rodear el cuello de Mena, suave, en una caricia intensa. Pasa a morderle el mentón para volver a unir sus bocas. Siente un deseo casi irrefrenable de masturbarla ahí mismo, que mantiene a raya con la poca cordura que le queda. Pero le encantaría regalarle eso a Mena, y a sí mismo, que aquella tarde que empezó melancólica termine en orgasmo es de los mejores finales posibles. 

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18/05/2023, 08:11
Mena Cruz Vega

En la privacidad de la letrina parece que ya no quedan barreras hechas de dudas. Si alguien nos preguntara echaríamos todas las culpas al mezcal mientras que en el fondo sabríamos que no sería cierto. Despecho es el nombre de esta bestia que hemos creado.

Lo que había comenzado como un torpe pero afectuoso beso sobre la mesa en un pestañeo a una escena digna del inicio de una porno. Mi pierna ha terminado enredada a la suya, haciendo las veces de cepo para impedir una posible huida ahora que me ha calentado lo suficiente para tener mi pecho semi expuesto y los dedos un tanto inquietos sobre el cinturón de sus vaqueros. Tampoco es que sepa bien lo que quiero hacer con él, me estoy dejando llevar totalmente y vio como una veleta con cada sensación según me muerde o me besa.

Tampoco es que me quede helada pero es que me es difícil distinguir ahora mismo entre lo que hago y lo que me hacen. Lo más que puedo identificar que sí ocurre sobre mi piel es cuando, supongo que él, suelta el botón de mis pantalones y baja la cremallera. Lo noto porque la ligera presión sobre mi cintura desaparece, poniéndome tan nerviosa como me excita.

¡Jimena Patricia!

Como buena latina, cuando escucho mi nombre completo en un grito me sobresalto y comienzo a intentar arreglar lo que sea que haya roto (en este caso, lo que haya perturbado con mis manos) antes siquiera de entender qué pasa. Es equivalente a recibir un jarro de agua fría, capaz de eliminar cualquier alteración química incluso de un mezcal de quinientos dólares la botella.

Entonces llega la confusión: ¿por qué he oído mi nombre en el baño femenino de un bar gritado por una voz masculina? Sólo después de asegurarme de estar “presentable” le hago un gesto a León para que se quede donde está, recupero el bolso y me asomo al exterior… para encontrar a mi hermano Vinny como raramente le veo, cabreadísimo. El de las emociones explosivas es Beto, por lo que sólo alguien que esté hartísima de verles la cara o reconozca las particularidades de sus estilos de vestir notaría la diferencia.

Vinny, ¿qué…?

¿Que no sabes que no puedes ignorar a papá cuando te llama? ¡Está hecho una furia! —como se acerca a zancadas, para que no vea a León, acabo saliendo yo de la letrina y cerrando detrás sin cuestionar ni siquiera cómo mierdas me ha encontrado. Además, ¿él no estaba en una cita con su novia? Al menos va vestido como tal, no estoy inventándome nada. — Así que si quieres volver a ver la luz fuera de la escuela será mejor que vuelvas conmigo sin armar escándalo.

Sigo sin comprender nada, pero supongo que es el modo que tiene Dios de castigarme por lo que casi he hecho. Todo me viene de golpe ya en el coche, con Rica al volante pretendiendo que no existe mientras finjo escuchar la chapa que me cae de boca de mi hermano. Espero paciente a que termine para sacar el móvil y abrir mi chat con León. Necesito disculparme antes de que se me olvide o la cosa se vuelva demasiado caótica en casa para hacerlo.

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20/05/2023, 16:01
Axwell Donovan

Si un día antes le dicen que se hubiera pasado toda la noche y mañana teniendo sexo con Fifi, la amiga de Ballet de su hermana, se hubiera echado a reír.
A ver, desde un primer momento le había echado el ojo. Era guapa y tenía esas curvas perfectas, no como las otras amigas delgaduchas de Mel.
Pero siempre había esa barrera de no liarse con los amigos del otro.

Y sin embargo, a estas alturas ya habían tenido sexo durante horas y no se cuantos orgasmos… y aún seguían en ello.
Era como si hubiera encontrado algo tan valioso que quería disfrutarlo en todo momento. Y Fifi, que había propuesto el sexo matutino, parecía igual.

Con ella encima de la mesa, empujó una y otra vez, se sentía algo cansado por la noche loca y el escaso sueño, pero la libido se impuso al cansancio. Y al hambre, que ya era un lejano recuerdo. Porque nada le daba más apetito que Fifi.

Vamos a por el Guiness… bromeó mientras seguía empujando con ella abierta sobre la mesa.
Aquella postura no era muy cómoda y terminó por llevarla a la cama, tumbándose de lado, y abrazándola por detrás mientras volvía a su interior, levantando ligeramente su pierna.
Echó la cabeza para atrás con los ojos en blanco por el salvaje placer que aquella inverosímil postura le provocó, y siguió adelante, con una de sus manos sosteniendo la pierna elevada de Fifi, y sus dedos jugando con sus labios inferiores y su clitoris mientras sus sexos se encontraban una y otra vez.
Su otra mano no se estuvo quieta, y agarró uno de sus pechos como jugando con él, notando la dureza de su pezon por el placer.

Aquello era irresistible, salvaje… y aunque al estar a su espalda era difícil besarla, lamió su rostro, buscando su lengua desde el costado…
Demasiado placer.

Notas de juego

La mía es “Golden”!

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21/05/2023, 01:38
León de la Rosa

León casi agradece la interrupción, básicamente porque la situación se les estaba yendo de las manos, y de llegar Mena a insistir en desabrocharle el cinturón tendría que haberla parado por el bien de conservar su secreto. No es que le avergüence, hace tiempo que no, pero se siente tan bien porque le traten como un chico sin más preguntas ni explicaciones, sin rechazos, que le da pena pasar por todo eso. Puede que sea por eso también que a menudo auto boicotea esa relación, o como quieran llamarlo, que tiene con Clem. 

Espera paciente a que Mena y su hermano abandonen el baño, y un poco más para asegurarse de que van del pub, para salir él del baño y encontrarse con que nadie se ha llevado su botella de mezcal. Se sienta en la mesa para al menos beber algo más, ni que sea por lo cara que ha sido, y lidiar con los sentimientos que le produce lo que acaba de ocurrir. No se arrepiente. Tampoco le debe nada a Clem mientras ella tenga novio, así que simplemente prefiere quedarse con las buenas sensaciones. No le importaría que volviera a pasar en otro momento, e incluso podría él mismo buscarlo si se da la situación adecuada.

Por eso, cuando recibe aquel mensaje de disculpa de Mena, no tarda en escribirle de vuelta para tranquilizarla:

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21/05/2023, 19:33
Mena Cruz Vega

Aunque he visto que León me responde no he podido responder nada hasta que he pasado mi propio Via Crucis, con el incómodo viaje en silencio en el ascensor hasta nuestra planta y el regaño de papá con mamá intentando mediar con que “no es tan tarde” o “al menos se mantiene en pie”. Porque ha sido enseguida evidente para todos que estaba bebida. No ha habido castigo más allá de la regañina, pero sólo después de desmaquillarme y desplomarme en mi cama empiezo a preguntarme cómo mierdas me ha encontrado Vinny.

León. Recordarlo a él hace que mi mano se quede sobre mi boca, conteniendo ese mismo recuerdo y a la vez protegiéndolo del mundo exterior. Tengo que comprobar la cuenta de Gossip Girl.

Nada. Lo que sigue ahí son los mensajes sin responder de León. No ha estado mal, ¿no?

Con el espanto de mi hermano no sólo se me había pasado de golpe la borrachera, sino también el calentón.

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05/06/2023, 21:13
León de la Rosa

25 de agosto
~Nuevo ático de los de la Rosa, Hudson Yards~

Abro la puerta del ático nuevo, capricho de mamá. Lo malo es que aún no ha tenido tiempo de amueblarlo ni decorarlo así que hay poco más que un par de sofás, una mesa de café y los electrodomésticos básicos. Al menos ya ha contratado la luz y el agua. Poco más necesitamos que lo mencionado, los porros que me llevé de la fiesta y las botellas de alcohol que el conductor del coche compró para nosotros en una licorería por una más que generosa propina. También tenemos droga más dura, las pastillas, pero lo cierto es que con el viaje tan deprimente que hemos tenido, han dejado de apetecerme.

Ponte cómoda. Siento lo vacío de la estancia pero mi madre necesita tiempo para decorarlo con mimo y últimamente no tiene demasiado — me disculpo con ella mientras la conduzco hasta el sofá — De hecho, tendremos que beber a morro — sonrío de lado antes de sacar el porro que se había quedado a medio fumar y ponérmelo entre los labios. Lo enciendo y empiezo a poner sobre la mesa las botellas de alcohol — ¿Por dónde quieres empezar? 

No es que no quiera seguir hablando de todo aquel tema de mierda. Claro que quiero. De hecho, debería intentar desahogarme con Mena para sacar todo lo que llevo dentro, pero no me sale. No suele salirme, la verdad. Mi psicóloga dice que es porque sigo teniendo ese miedo intrínseco a quedarme demasiado expuesto a la maldad de los demás. Además, ella está peor que yo; ha recibido un golpe doble de su mejor amiga y un tío parecía realmente interesado en ella. Sí, me sé su nombre, pero no me apetece mencionarlo. Y sí, también sé que es normal que Clem haya conocido a alguien después de aquel plantón con la que la cagué, pero aún así, no me gusta una mierda. 

No obstante, hay algo que me está quemando por dentro, y me está costando mucho retenerlo. Hacía tiempo que no me sentía así, y sé por qué es y desde cuándo: desde que les vi de la mano y me fijé brevemente en él. Tan alto, fuerte, atractivo… Tan hombre. 

Entiendo que os guste, en realidad. Es…bueno, ya sabes. El típico tío que os gusta a las chicas — me encojo de hombros. Sobrio jamás habría dicho eso, pero espero que Mena no le dé demasiada importancia.

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05/06/2023, 22:11
Mena Cruz Vega

Yo ya he comenzado a beber desde dentro del coche, sólo porque le he prometido a K (nuestro amable conductor) que bebería de una botella con dosificador y a morro. La de bourbon ha sido la escogida, porque no lo soporto y pega lo bastante fuerte para que su ardor se pegue a hostias con el de mi corazón.

El ático nuevo de los padres de León es una pasada, sobre todo por las vistas al puente, pero hay algo desolador en lo vacío que se ve un lugar tan espacioso. Me dejo conducir por León y por el peso de mis sandalias hasta el sofá, donde lanzo la chaqueta de pelos y yo misma me tiro encima con todo el cuidado que puedo de no volcar la botella de bourbon. Una de las sandalias sale volando, quedándome medio descalza con las piernas colgando del reposabrazos. Me estoy haciendo daño con el collar en esta postura pero lo único que hago es amorrarme al bourbon mientras él se prende el porro que tenía comenzado. ¿El mío? Debe estar en el bolso. En el suelo.

Giro la cabeza cuando le escucho, hiriéndome con el collar y ahora incluso con el pendiente de ese lado. No le presto mucha atención, sólo siento que están ahí y pinchan.

¿Qué? Ni siquiera es eso; yo… —en realidad sé que lo dice por Clem pero me ha salido de dentro. Encima me tengo que callar porque decir que Aaron no es atractivo sería como admitir que estoy ciega, o que soy completamente asexual. Aprieto los labios, sintiendo lo secos que están ya. — Te hace sentir única, ¿sabes? Al menos hasta que viene otra más guapa. Como todos los “típicos tíos” —casi me río de lo irónico. Al final sí ha resultado ser como todos. Vuelvo a dar un trago no muy largo. — No quieres ser así. Eres mejor que eso.

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05/06/2023, 23:00
León de la Rosa

“Te hace sentir única…”. No he escuchado el fin de esa frase, la verdad, porque ha dolido tanto que me he quedado ahí estancado. Sé lo importante que es para Clem hacerla sentir como si fuera la única chica de este mundo, así que si a él eso se le da bien, puedo terminar de constatar que la he perdido para siempre. Tiene que gustarle mucho ese tipo como para que incluso le dé igual dañar a su mejor amiga; la rubia puede ser fría y cruel en ocasiones, pero el año pasado me dejó vislumbrar retazos de su verdadero yo, y bajo esa capa de maquillaje y un arte inusual para ocultar sentimientos, hay una chica bastante vulnerable a la vida real y cotidiana. ¿Sabrá él ese tipo de cosas de ella? ¿Le habrá dado tiempo durante ese idilio de verano a verla sentirse expuesta, triste o agobiada? 

“Mierda, León, deja de torturarte…”

Siempre decís eso, pero no es verdad — no me atrevo a especificar que me refiero a lo de “eres mejor que eso”. Si no lo entiende y lo deja pasar, da igual. Tampoco importa.

Mena se ha enganchado al bourbon, y yo fumo casi compulsivamente. En contraste de cómo ella se ha tirado encima del sofá, yo no termino de sentirme cómodo. Me acerco a la cristalera para admirar las vistas; las luces de la ciudad son casi hipnóticas. Suspiro hondo. 

¿Has pensado cómo vas a enfrentar la situación? Porque siento decirte que aquí ni siquiera podemos pasar la noche — intento bromear — De todas maneras, puedes quedarte en mi cuarto de invitados esta noche.