Partida Rol por web

LA CASA JUNTO AL CEMENTERIO

Una escapadita rápida más a la ciudad en busca de provisiones y, sobre todo, de cualquier cosa que pueda utilizarse como arma. De nada sirve tener el estómago lleno si no puedes mantener alejadas de él las manazas putrefactas del zombie de turno. Nuestra búsqueda está resultando igual de infructuosa que de costumbre, eso no es ninguna novedad. Escuchar cómo varias ráfagas entrecortadas de disparos rompen aquel silencio sepulcral, eso sí lo fue.

¿Se puede saber qué es ese alboroto? ¿Y qué hace ese capullo disparando desde la ventana de aquella cafetería? Si Ned no estuviese con nosotros, pensaría que a algún zumbado le ha dado por ponerse a intentar batir el récord Guinness de malgasto de munición, y todo para abatir a cuatro zombies mal contados. Aunque, con la suerte que tenéis, no te extraña que sea ESO PRECISAMENTE lo que está ocurriendo. Por lo menos él sí tiene un buen arma... Lo que le falta es cabeza, porque así lo único que va a conseguir es terminar rodeado primero, y como comida para zombies a continuación.

La zona no parece demasiado peligrosa, y al fin y al cabo siempre viene bien contar con un otro pirado en el grupo. Llegar hasta él no va a ser especialmente fácil, porque nos separa un edificio totalmente tapiado; y no veo por aquí ningún gancho de escalada... Pero supongo que siempre podremos reciclar ese camión de basura para reconvertirlo en bola de demolición improvisada.

- La misioncita de las narices; la misioncita de las narices, algo jodido por tener que dejar la birra a medias Josh se encamina al armero para hacerse con una pipa; para ver de que se trata esta vez.

Llegado al punto de reunión se encuentra con Ned y con Phil, a Ned aún lo aguanta pero al poli... de tanto en tanto tiene retazos de su anterior vida antes de que ocurriese el desastre.

Exhala una buena bocanada de su porrillo soltando el humo en pequeños retazos; - joder que buena está esta mierda; sonríe con los ojos vidriosos y se lo pasa a Ned antes de salir disparado por la calle en busca de las putas herramientas.

- Sabes bien que no ha sido una buena idea, Ned. - dijo, mientras observaba como aquel quinqui, que en el pasado habría acabado merecidamente bajo el yugo de sus esposas, corría calle adelante, el humo de su porro aleteando por el camino que había escogido. - Debería haberse quedado atrás, puede darnos muchos problemas, y más con una pistola en sus manos. - agregó, cabeceando negativamente y dejando claro, por enésima vez, que no confiaba en aquel pandillero, por mucho que fuera el único capaz de escabullirse entre los malditos zombies sin ser atrapado. Si, era una gran habilidad, un don, sin duda, pero el resto de sus habilidades, y su marcada forma de ser...

- Ya da igual Phil. Se decidió que viniese, pues nada, habrá que intentar meterlo en vereda y tenerlo controlado. - Vamos Ned, no lo dejemos solo mucho rato.

Sin más que añadir, y con el hacha agarrada con firmeza en su mano diestra, el policía se puso en marcha, siguiendo el molesto aroma de la mierda que fumaba Josh.

Todavía refunfuñando por tener que haberse conformado con aquella mierda de palanca -no tiene sentido, ¿cómo le va a ganar el puto papel a una piedra bien grande?-, recibió el porro de manos de Josh sin entusiasmo. Pero sentía curiosidad por saber qué pasaría si se lo terminaba de una sola calada... Con los pulmones inundados de humo, una tos incontrolable, y la sensación de que el cerebro el estaba ardiendo, escuchar el sermón de turno de Phil no resultaba nada sencillo.

-¡A mí no me grites, que llevo chanclas! -le respondió al poli entre toses, a medias con la voz, y a medias a base de señales de humo. Pero venga, vamos, a ver si en el chalé este encuentro algo que merezca la pena -sentenció mirando de reojo la pistola del otro. Tras lo cual echó a correr con la palanca en alto, como si fuese una espada medieval con la que estar a punto de atacar a un atajo de orcos.

En verdad os digo, que la calle estaba tranquila. No más de un solo caminante apareció por el Norte, casi tropezando con sus propios pies.

En ese momento, el desconocido de la ventana le disparó con saña, y estúpidamente puesto que estaba claro que no haía forma de que consiguiera darle. ¡Eh, vosotros! ¡Ese de allí es mío, ni se os ocurra tocarlo!

Fue poca la sofisticación que demostró en el uso de la palanca: se puso a arrearle a la puerta una y otra vez, sin descanso, como si estuviera sacudiendo una alfombra, hasta que la pobre terminó derrumbándose de puro miedo.

-¡Oye, tú, el de la ventana! Me vas a poner dos menús McPollo y un batido de frambuesa para llevar, !gilipollas! Aún no había terminado de meterse con el desconocido, pero del repelús que le entró al ver a aquellos zombies apareciendo por las alcantarillos se metió de golpe en el edificio y rebuscó en el recibidor hasta encontrar una mira telescópica. ¿Pero a qué clase de grillao se le ocurrirá guardar una mira telescópica en el paragüero? Pues vaya, ahora sí que no voy a fallar ni un sólo golpe con la palanca -bromeó con sus compañeros, colocando la mira como si la palanca fuera un rifle.

A continuación se desplazó hacia el Oeste y se puso detrás de la puerta, con su palanca lista para abrirle el cráneo al zombie que estaba en la habitación contigua en cuanto fuera hacia donde estaba él.

Phil miró hacia al edificio donde se escondía el desconocido, y tras apagarse el sonido de la detonación de su disparo negó visiblemente. - Así solo malgastas munición, además de llamar su atención, claro. - le gritó, empleando un tono claramente en contra, antes de darle la espalda y seguir a Ned al interior del edificio. De reojo vio a uno de los zombies en la habitación contigua, pero sabedor de que más disparos no harían más que delatarlos, lo ignoró y se metió en la habitación de la izquierda, donde tras un escrutinio superficial concluyó que allí no había herramienta alguna.

- Aquí ni siquiera hay un maldito destornillador. Tendremos que seguir buscando. - aclaró, señalando la habitación al frente.

Mientras Josh se toma un breve respiro en mitad de la calle el poli y Ned se adentran en la casa mientras espero a ver que se nos viene encima.

- Si sólo pides 2 menús es porque el poli no tiene mucha hambre no?; comenta al adentrarse en la casa, - fuera está bastante tranquilo, de ese idiota de allí me encargo yo.

Echa un vistazo al zombi quien parece no haberse percatado de la presencia de Josh; - chiquitín tu comida está aquí; apunto y hago un par de disparos para acabar con su sucia existencia.

- Buscad en los dos cubos que quedan; me quedo aquí para abrir esa puerta.
 

El arma del desconocido abate a uno de los zombies que habían surgido desde las alcantarillas; y sigue estando de suerte, porque dos nuevos engendros se aproximan: uno desde cada lado de la calle.

Por lo demás, la zona sigue desconcertantemente tranquila.

El agente de policia escuchó detonar el arma que llevaba Josh, y con el ceño arrugado, se guardó para si mismo la opinión de que la mejor opción habría sido usar un arma más silenciosa como la palanca de Ned o su propia hacha, pero era consciente de que aquel granuja solo cargaba con la pistola, y como además estaba el otro loco fuera, disparando sin descanso desde el edifico de en frente, concluyó que podía guardarse sus palabras, pues esta caerían en saco roto.

- Yo voy a esa Ned. Tú la otra. - dijo en cambio, señalando las dos habitaciones que faltaban por ser registradas. Sin demora, Phil se adentró en la señalada habitación, y con celeridad, rebuscó en sus desordenado contenido, hallando tan solo basura y un poco de arroz. - Aquí tampoco hay herramientas. - pensó, guardando la comida pero decidido a seguir buscando, pues quizás podía hallar algo más allí.

Al parecer han encontrado las herramientas lo que es un alivio; estar mas tiempo encerrado en esa casucha medio derruida es como una mierda y necesito ventilarme.

Un zombi asoma por la puerta y estoy a punto de ponerme a bailar por tener algo que hacer; levanto la pipa y con la puntería que me caracteriza le doy entre ceja y ceja; - otro pal bote; jajaja.

Eliminada la amenaza y para distraerme un rato comienzo a rebuscar por la habitación a ver que hay de interesante; - PREMIO; tengo una motosierra, JODER QUE ALUCINE; jajaja; sin poder remediarlo la arranco para ver como suena; - esto es una delicia...

Entre aliviado y decepcionado por no haber tenido la oportunidad de partirle la cabeza al zombie de la habitación contigua, tiró la palanca al suelo y se puso a carroñear.

-¡Oye, chapa, tampoco me agobies, que sólo tengo tres manos! Ned se encontraba visiblemente nervioso rebuscando en la habitación, ansioso por encontrar algo de más utilidad que el palo de hierro que le tocara en el sorteo. Cuando sus manos palparon lo que parecía ser una metralleta, sus ojos se abrieron de par en par y el corazón se le aceleró; cuando, a continuación, se topó con un bote de gasolina, casi le da un paro cardíaco de la emoción. Aunque tampoco hubiera importado demasiado, porque, como Ned bien sabe, eso de las enfermadades cardíacas es un bulo de la comunidad científica para apoyar a los revolucionarios veganos de Macedonia; está todo perfectamente documentrado en una entrada de su vlog.

Tras el subidón de adrenalina decidió apaciguar al ex-representante de la autoridad e ir a por las herramientas. Porque si alguien sabría utilizarlas, ese alguien era sin duda él.

Con un nuevo disparo certero, el desconocido manda al suelo a uno de los zombies que pululaba junto al camión de la basura. Sin pararse ni un segundo, recarga su arma con intención de volver a quemar munición en cuanto otra de esas asquerosidades se le ponga a tiro.

Parece que el escándalo empieza a hacerse notar, pues aparece en la zona un zombie desde cada uno de los puntos cardinales.

Josh se siente muy afortunado tras los hallazgos y al escuchar que el flipao ha conseguido una metralleta no quiere ser menos y se vuelve a poner manos a la obra poniéndolo todo patas arriba.

- OSTIA, JODER, UNA PUTA MAGNUM; sin poder creérselo la mira bien y la vuelve a mirar; - y es de verdad, coge el borde de su camiseta y le saca brillo relegando la otra pistola al fondo de su saca por la nueva adquisición.

- Esto mete unos peos de puta madre, impaciente por probarla mira en derredor en busca de algún zombi, pero al no ver a ninguno se plantea por un instante en probarlo con el poli, - mejor dejarlo de momento aún puede ser útil.

Phil levantó el recién hallado martillo, aparatando la montaña de escombros y mantas que lo cubrían, y se disponía a hacer lo propio con el segundo montón de trastos que había acumulados en una esquina de la habitación, entre dos armarios, cuando una de las supuestas cosas que componían esa pila de mierda se movió por si sola. Alertado por el anormal hecho, el policía dejó en el suelo el martillo y afianzó su agarre sobre el mango del hacha.

- Muy bien, estoy preparado, criatura del demonio, sal de ahí y deja que te abra la cabeza. - Y dicho y hecho, el ex-agente del orden público esperó a que el zombie se desbaratara de su escudo de ropas, abrigos y un sinfín de enseres más, entre ellos una percha alta y espigada, además de fea como ella sola, y cuando su cabeza quedó al descubierto, descargó un potente golpe, incrustando el filo del hacha en el centro mismo de aquella asquerosa cabeza. - Mierda,.. vamos joder, muere de una vez! - masculló mientras forcejeaba para recupera sus arma, atrapada en la cabeza de la criatura que aún era capaz de abrir y cerrar la boca. Con un segundo golpe Phil terminó de rematar a la criatura, pues como sucedía demasiadas veces, esos malditos zombies eran capaces de resistir los golpes más duros. - Dios, estoy hasta los cojones de vosotros.

Viendo que Phil parecía tenerlo todo bajo control, Ned se puso a rebuscar por su cuenta. Tenía un olfato especial para encontrar utilidad en cosas que otros descartan como chatarra, y este era el momento para aprovecharse de él. Primero calló otra mira telescópica. Déjà vu. En uno de los rincones, unas cuantas cajas con balas que de seguro harían feliz al polizonte. Y, como por arte de magia, de la pata de una mesa y del clavo de unos cuadros, el pirao se pergeñó un temible arma que pedía a gritos ser testeada cuanto antes.

-Creo que estas valen para el arma reglamentaria, tú -le contaba a Phil mientras se dirigía de nuevo hacia él, con la mochila repleta de cachivaches, en su mayoría inservibles, que, al chocar entre sí producían, una enervante cacofonía.

Nuevos proyectiles salieron del arma de asalto del desconocido, llevándose por delante el lóbulo frontal de otro zombie y uno de los retrovisores del camión. Al otro lado de la calle, uno de los zombies estaba a escasos centímetros de Josh, quien era de esperar que tuviese preparada una calurosa bienvenida al engendro.

-¡Tú, muerto de hambre! -le gritó al quinqui. ¡Apártate de ahí, que esto que tengo en las manos no es precisamente un bisturí!

La afluencia de zombies comenzaba a resultar preocupante, puesto que surgían ya de forma continua desde todos los lugares posibles.

-Que sí, que sí, ¡para ti para siempre! Ned azuzaba al poli para que se quedara con su chatarra; no era altruísmo, sino más bien falta de espacio. Una vez se vio con un pequeño hueco en su mochila se lanzó de nuevo remover cajones y armarios, con las gafas casi a punto de resbalársele de la nariz y las melenas tapándole el rostro como si tuviera un pulpo por peluca. Visto lo visto, descubrir un machete no le causó demasiada impresión; pero ser capaz de improvisar una especie de 'escudo anti-zombie' a partir de una máscara de hockey -o, según él, la máscara del disfraz de Jason- le llenó de orgullo; a partir de ese momento, el nuevo cachivache pasaría a formar parte de su top 5 de cachivaches preferidos. La lista incluía nada menos que 87 entradas, así que era todo un logro por parte de aquel exótico accesorio deportivo.

Sólo una vez hubo terminado se percató de la ausencia de Josh. Así que, entrecerrando los ojos para luchar contra su miopía, preguntó en voz alta. ¿Dónde se metío el marginal? ¿Lo ves tú por ahí? ¡¡Ya nos ha abandonado, ya nos ha abandonado!! ¡Joder, si es que ya os lo dije: mejor que venga Wanda! Ella sí que es de fiar, y muy ágil, con ese pelo rubio, y la minifaldita del uniforme, y... y... ... ... ¡Coño, que tenía que haber venido Wanda!

Intentando disimular de mala manera, se dio cuenta de que el gatillo de la metralleta le llamaba con cantos de sirena que hasta él mismo sabía que no iba a poder resistir por demasiado tiempo...

- Esto si, si.. - se dijo a así mismo, cuando tras abrir el pequeño armario de aquel cuchitril el poli dio con la bonita recortada. - Esto es mucho mejor que no todo eso que traías contigo, Ned. - agregó ahora en voz alta, alzando el arma para mostrársela al tarado obsesionado con rebuscar allí por donde pasaban. - Y esto también. - añadió, con una media sonrisa, tras abrir un cajón y hacerse con una bonita linterna, que además funcionaba perfectamente.

Phil guardó sus nuevas posesiones, y deshaciéndose de alguna aportada por Ned, se encaminó a la salida del edifico, ignorando por completo las palabras de su compañeros acerca de Josh y su desaparición. - No caerá esa breva, - pensó, apurando el arroz que había encontrado y que no sabia mal del todo. - Seguro que está ahí fuera, fumándose uno de sus porros o haciendo el idiota... Ves a saber, a lo mejor se pone a tiro del gilipollas que dispara desde el otro edifico.

Respondiendo a sus suposiciones, el policía se asomó a la puerta de la calle, y al ver al porreta, carraspeó. - Está aquí fuera, Ned,... y no está solo. - aclaró, tras advertir la presencia de los zombies.

Mientras está fuera esperando y para no aburrirse Josh se entretiene en rebuscar en su mochila y sacar una birra la que abre y comienza a beber mientras los zombis se aproximan a él.

- Burrggg, eructa sonoramente; con calma y tranquilidad de quien lo tiene todo controlado saca su magnum y espera hasta que el zombi más cercano casi apoya su cabeza con el cañón del arma para apretar el gatillo.

- Comienza el baile; le hace un guiño al poli y vuela la sesera pringándose entero de sustancia gris; - necesito una ducha; jajajaja; con el frenesí del momento apunta al que viene detrás y vuelve a disparar certeramente borrando a otro engendro del mapa; - venga chavales que os estoy limpiando el camino; es lo último que escuchan sus compañeros antes de volver a perderle de vista nuevamente.