Partida Rol por web

Ahora que estáis los tres juntos, decidís investigar este pasadizo y así cercioraros de que no hay peligro alguno. El pasadizo hace una curva ante vosotros, siempre con las reveladoras marcas borrosas sobre su suelo arenoso. A Lily le suenan que son de algún tipo de criatura bípeda. De repente, a una docena de pasos más adelante, oís un ruido metálico. Avanzáis despacio y al sobrepasar un cerrado recodo llegáis a tiempo de ver hacia vuestra izquierda, y donde termina el pasadizo, cómo se desliza la lisa pared. ¿Se está abriendo?

¡No! La pared ha parado de moverse. Estaba cerrándose y ahora descansa inamovible. Es un enorme bloque de granito sin señales de tirador, agujero para llave o goznes. Las criaturas que hicieron las borrosas marcas que Lily ha visto por el suelo arenoso parece que están al otro lado y algo os dice que no pueden ser amistosas.

¿Lo han notado verdad? —Comentó el pequeño—. El fuego de este candelero es verde, verde precioso —dijo y sus ojos se iluminaron con el bamboleo de las llamas. Aunque llevase consigo la antorcha, la había apartado a un lado. Teniendo la luminaria de aquel recinto no veía necesario desperdiciar esfuerzos en mantener la otra mano en alto. Luego se dirigió a los nichos—. Curiosos objetos, mira... Una cota de mallas. Podrían servirte en... —Giró en todas direcciones— ¿Dónde ha ido Gláin? —Se palmeo la cabeza— Cierto, comentó que iría por mi hermana. ¿Qué dicen muchachas?¿Creen que me quedaría bien? —Y puso la cota sobre su torso a modo de prueba mientras bailoteaba tarareando. 

¡Qué demonios ha sido eso! —Dijo mirando a sus compañeros— ¿Lo has llegado a ver bien, Lily? —Miró preocupado a la pequeña—. Mejor dicho ¿Tu estás bien? —Se acercó para cerciorarse de que la pequeña no se encontraba herida o lastimada—. No se que halla sido ello, pero aquí no parece seguro. Recomiendo volver. Pero antes, creo será bueno tratar de quedarnos con los detalles de sus huellas. —Observó con detenimiento el suelo por un momento antes de insistir en regresar hasta la otra sala y comunicar a los demás el misterioso hallazgo. 

Rilwen se había acomodado, y tras beber unos tragos de aquella agua tan fresca, que aprovecho para llenar cantimplora y pellejos. Y tras masticar un poco de su ración de viaje, estaba relajada y tranquila, descansando. Cuando escucho a Tolman. -Si, es un fuego especial, fíjate que en un momento ha calentado toda la estancia.- Y se quedó allí relajada, descansando los músculos, y pensando que podrían hacer a continuación.

-No te preocupes Tolman, seguro que tu inquieta hermana se ha puesto a investigar por su cuenta. Pero parece que Gallind y Glaín ya han ido a buscarla. Mejor que nosotros esperemos aqui hasta que regresen los tres. No debemos separarnos aun más, o nos arriesgaremos a perdernos en este inmenso lugar.- Y aquello comenzó a preocuparle. esperaba que la mediana hubiese sido sensata y no se alejará demasiado.

-Si no regresan pronto, iremos tras ellos. Aprovechad para descansar un poco y comer algo, tenemos que reponer las fuerzas, pues aun queda mucho por delante. Y no debemos olvidarnos de que un montón de enemigos han llegado hasta las ruinas, y no tenemos ni idea de que les ha podio traer hasta aquí, justo en este preciso momento.- Y aquello era otra cosa que la preocupaba, había sido algo casual, o venían a por ellos. Habían aparecido desde todas las direcciones, como si estuviesen cerrando una trampa, o viniesen convocados por algo o alguien desde lugares distantes. Aquello era un problema para el que de momento no había solución, eran demasiadas las cosas que desconocían. 

Si sus ojos no le habían engañado, el enano creyó ver una parte de la pared de roca deslizarse hasta cerrarse por completo. Una puerta que a todas luces parecía ser un paso pero ¿de quién? La preocupación de Gláin fue en aumento pues si los que habían descubierto esa puerta eran los orcos o los trasgos entonces... Entonces estaban en serios problemas.

—Esto no me gusta ni un pelo —murmuró, fijándose en las marcas, en las paredes o en cualquier cosa que le pudiera indicar quién o qué había pasado por allí—. Sí, deberíamos volver. Pero si quien haya pasado por ahí es enemigo eso significaría que conocen la manera de acceder a donde estamos.

Negó con la cabeza sin dejar de observar el suelo, intentando identificar a quien fuera que hubiera caminado por allí.

De puntillas con mis pies descalzos avanzo hasta la pared que se ha cerrado. Me llevo un dedo a los labios y susurro a mis amigos.

- chist! Están al otro lado. Y creo que no quieren nada bueno para con nosotros. Pero esta puede ser una ruta por la escapar. No esperarán que les sigamos por aquí.  Debemos encontrar la forma de abrir esta puerta secreta. Averiguar quiénes son es la única forma de que no nos sorprendan cuando menos lo esperemos. Ayudadme a encontrar la forma de seguirlos. No repararán en mi presencia, como no lo han hecho antes...

comienzo a palpar con cuidado en busca de un mecanismo que accione la puerta. Mi voz suena nerviosa a pesar de que es solo un susurro.

Tatharina se estaba dedicando tan efusivamente a la tarea de clasificar y valorar la viabilidad de los suministros que prácticamente parecía ausente. Tan metódicamente como sus mentoras le habían enseñado, fue separando en diferentes tarros y botellas aquellas semillas que aún le podían ser de utilidad. De tanto en tanto se le podía escuchar musitar algo que solo ella misma podía entender, algo que era habitual en ella cuando se dedicaba a hacer inventario junto a la hoguera.

Cuando su tarea concluyó, bastante satisfecha consigo misma y con el hallazgo, se percató que el grupo había sido reducido a la mitad y se acercó a Rilwen con cara de angustia. Su amiga no tardó en ponerla al tanto de la situación. En ese momento ya pudo relajarse y comer algo junto a ella, estaba segura de que esos portantorchas les iban a dar problemas y mejor tener energía para cuando llegarán.

Los tres os movéis despacio por el fondo del túnel, observando todo cuidadosamente. Gallind y Gláin se miran al unísono al reconocer las huellas: orcos. También Lily, que se afana en buscar algún resquicio, línea o gozne en la pared donde habéis visto que algo se movía, coincide con la autoría de las huellas. El experto enano se acerca a investigar esa pared, pero si existe una puerta secreta, está demasiado bien escondida. Después de estar un buen rato y de no encontrar forma de ver la puerta, si es que la hay, decidís volver sobre vuestros pasos y avisar al resto de los compañeros. Salís al túnel empedrado de los enanos por el agujero en la pared y giráis a la izquierda para traspasar la puerta y llegar al rellano. Enfrente vuestra está la otra puerta y la escalera de caracol que sube y baja. Tras la puerta, arde un verdoso fuego que ha calentado la estancia posterior en muy poco tiempo. Los demás se encuentran allí descansando y comiendo algo. Entráis en la sala y os distribuís por ella.

Pasada casi media hora, en la que tanto Tolman como Tatharina se habían entretenido en mirar y clasificar las cosas que por allí había, Rilwen se levantó dispuesta a salir a buscar al resto. Las cosas no parecían ir bien, con todas esas criaturas pululando por el exterior, aunque aquí dentro daba la sensación de que estabais protegidos. La beórnida estaba haciendo acopio de las hierbas y frutos secos que había creído que podían aún valer, y los guardaba en varios de sus saquillos y su zurrón. Justo en ese momento aparecieron por el dintel de la puerta los demás, entrando en la sala y acercándose al fuego verdoso del brasero para calentarse un poco.

Había descansado, detrás de una frugal comida, el calorcito del brasero, y la comodidad de la postura que había tomado, casi la metió en trance. Tan solo la preocupación por aquellos visitantes nocturnos, y el pensar en donde estarían la mitad de sus amigos, la traía de vuelta a la sala. Aun así, estaba recuperada, físicamente, ya que se dio cuenta de que tal vez había estado descansando, mientras el resto trataban de encontrar algo útil en aquella sala.

Pronto llegaron Lily, Gallind y Gláin, y eso la reconforto, ya que era lo que más la estaba intrigando, donde se habrían metido y si necesitaban ayuda, mientras ella había aprovechado para descansar.

-Menos mal que ya estáis de regreso, estaba preocupada, este lugar es muy grande y no sería difícil perderse. Si os parece bien, una vez que hayáis comido algo, entrado en calor y descansado un rato. Podríamos ver a donde lleva ese túnel, es algo que me intriga, es posterior a la construcción del lugar, quien sabe quien y para que lo haya usado. Y hemos de tener cuidado, ahí fuera hay demasiados enemigos. Tratemos de no hacer demasiado ruido, no sabemos por donde estarán en estos momentos.- Sabía que los recién llegados necesitarían de un descanso y algo de comida, y se dispuso a ayudar a sus amigos en todo lo que pudiese. Se encontraba de nuevo fresca, lista para seguir investigando aquel extraño lugar. Pero no metería ninguna prisa a sus amigos, era necesario que todos descansasen un poco, no sabían lo que les esperaba, pero podría ser cualquier cosa, mejor que les pillase preparados. 

La preocupación del enano era visible. No solo no había conseguido dar con el mecanismo que abriera aquella extraña puerta sino que, saber que los orcos podían andar por esos túneles a sus anchas, no ayudaba a calmarlo. Por eso, cuando volvieron junto al resto, Gláin mostraba una expresión seria donde remarcaba su ceño fruncido.

—En el otro túnel hay una puerta que hemos visto cómo se cerraba, pero no hemos encontrado la forma de abrirla —dijo, con voz profunda y preocupada—. Lo peor es que hemos visto huellas de orcos.

Tampoco es que pudiera decir mucho más de lo que ya había dicho. Así que Gláin, acercándose a su petate, se sentó en el suelo dispuesto a descansar y comer un poco, aunque lo que más le apetecía era reflexionar con una buena pipa entre las manos. Si los orcos podían entrar y salir a sus anchas de aquel lugar, lo mejor que podían hacer era salir cuanto antes de allí.

—Quizás lo que deberíamos hacer es seguir subiendo hasta encontrar una salida.

Aún atónito por la valentía (quizás temeridad) de la pequeña hobbit, y claramente preocupado, dijo tras oír a Gláin— Desde luego que no. —Miró al grupo, ni se sentó, ni hizo ademán de detenerse—. Debemos cerrar la otra puerta. Nosotros la abrimos, nosotros la cerramos. —Se giró en dirección al descanso, observando el pasaje al otro lado—. Luego deberíamos corroborar si desde dentro es posible abrir esta estancia —miró a su alrededor— y una vez confirmemos eso, tomar una decisión: encerrarnos y reponer fuerzas, o continuar viaje, y rápido. —Se quedó viendo a sus compañeros—. No hemos visto cadáveres de orcos mientras subíamos las escaleras. Si han entrado, no ha sido por donde hemos llegado. 

Las palabras de los recién llegados la llenaron de dudas.

- Un momento, decís que en ese túnel hay huellas de orcos, y que hay una puerta abierta o cerrada. De esto último me surgen dudas (Glaín decía una cosa y Gallind otra diferente). Sendo así, y sabedores de que los orcos están muy cerca, tal vez debamos cerrar la puerta de la estancia en la que nos encontramos, y esperar a que pase el peligro.- Lo dijo sin saber muy bien a que puertas se referían sus amigos, pero pensando que esa era la puerta que Gallind quería cerrar.

-Aquí no parece que hayan entrado de momento, aunque si nos detectan, no tendríamos forma de escapar. Por otro lado si tratamos de seguir subiendo, podríamos salir al exterior y encontrarnos con ellos.- Menuda situación, aquellos orcos podrían ser una terrible amenaza, si se quedaban allí encerrados, podrían no ser descubiertos, o si, y en ese caso estarían atrapados. Pero salir de allí era un peligro, ya que podrían encontrarse con ellos en cualquier lugar, y eran muchos, demasiados. 

—Es... esto... No me gusta nada —dijo el pequeño preocupado—. Pero si cerramos la puerta y no hay forma de abrirla desde dentro, ¿No podríamos quedar encerrados? —No lo sabían, y podría decantar en un trágico final. Aún así, sería extraño que la estancia no tuviese un dispositivo de abertura en el interior. 

Se dirigió a su hermanita, y susurrando— Me has ganado, esta vez has sido tu la que se ha puesto a hurgar. Ese es mi trabajo —agregó guiñando un ojo— ¿Qué crees que debamos hacer? —Su hermana era la lista, el solo el travieso. Las respuestas siempre las tenía ella. 

-no sé qué me está pasando últimamente, Tolman. Me cuesta entenderme a mí misma desde que nos rebelaron el pasado y destino de nuestro padre. Siento como si algo me empujase a lo desconocido sin poder evitarlo. Aunque siempre encuentro la forma de que me parezca lo más razonable justo lo que la antigua Lily no hubiese hecho...

Me agito el pelo nerviosa.

- Deberíamos adentrarnos en este lugar y encontrar una salida más segura que la que han cavado los orcos. Debe haberla. Los enanos siempre tienen una puerta trasera escondida en alguna parte. ¿No es verdad Glàin?

Tras las revelaciones de Gallind, Gláin y Lily, la preocupación surge en todos los rostros allí presentes. Al parecer, en la gruta que hay tras el agujero del túnel de la puerta oriental, parece haber una puerta. Allí han encontrado huellas de orcos y al parecer han visto cómo se cerraba, aunque no han logrado abrirla. Os miráis unas a otras, preocupadas, y dais ideas sobre lo que se debería hacer a partir de ese momento. ¿Encerraros en la sala del fuego verde y esperar a ver qué pasa? ¿Cerrar la puerta oriental? ¿Seguir subiendo las escaleras? ¿Volver a bajar por la escalera de caracol hasta las profundidades del complejo? ¿Internaros por el oscuro túnel de la puerta oriental? Tantas son las incógnitas, que no os decidís sobre lo que hacer. Parece que el tiempo apremia, o esa es vuestra sensación ahora que sabéis que este sitio puede que ya no sea seguro. ¿Sabrán los orcos que estáis aquí dentro? ¿Estarán jugando con vosotros como el gato y el ratón? Volvéis a pensar en qué hacer y cuando haya quorum, actuaréis en consecuencia...

El joven Tolman escucha a su hermana y se gira a mirar al sabio enano— ¿La hay? —Pregunta preocupado— porque si es así, no deberíamos perder más tiempo. —Camina hasta el montón de cosas y levanta algunas para mostrarles a los recién llegados— Aquí hay algo de equipo, quizás podría servirles. Antes de correr, deberíais mirar un poco.

Estaban en una situación complicada. Habían visto como en mitad de la noche, los orcos procedentes de diferentes lugares habían llegado hasta las ruinas en las que se encontraban. Habían entrado en la construcción enana y cerrado la puerta. Los orcos habían llegado a las ruinas, eso lo habían podido ver, pero además, había allí túneles que habían sido hechos por ellos.

-Es importante que tomemos pronto una decisión, y que actuemos en consecuencia y con celeridad. Sabemos que los orcos hace ya un buen rato que han llegado a las ruinas, y procedentes de diferentes lugares. No sabemos que es lo que les ha traído hasta aquí, y justo en el momento en el que nosotros estamos en las ruinas. Pero sabemos que ellos ya han entrado antes aquí, ya que habéis visto un túnel hecho por ellos.- Tras estas palabras, paro un momento, antes de continuar, quería exponer las posibilidades que a ella se le habían ocurrido, que podía haber otras en las que no había pensado, pero no se le ocurrían más, y no había tiempo que perder.

-Si cerramos la puerta y nos quedamos aquí, podríamos pasar desapercibidos, o tal vez no. Tal vez puedan olernos, o incluso podría ser que estén aquí para capturarnos o matarnos. Y no podríamos escapar.

Por otro lado si seguimos subiendo, tarde o temprano habrá una salida, es de suponer que en la cima de la montaña o cerca de esta. Y sería de día. Pero es posible que los orcos estén fuera. Habría que combatir, pero con suerte podríamos huir.

Bajar no me parece una buena opción, sería peligroso, y es posible que ya estén los orcos. Y escapar sería más complicado. 

De estas tres opciones, tal vez la mejor es la de tratar salir de aquí, subiendo hasta la salida, y hacerlo de día, cuando los orcos están menos activos. Así que yo os propongo tratar de salir y alejarnos, antes de que caigan sobre nosotros los orcos.-

Rilwen distaba mucho de estar segura, pero la idea de quedarse allí encerrada y que los orcos les atrapasen era demasiado preocupante como para ignorarla. Y había algo que no la dejaba tranquila, porque justo cuando ellos llegaron a las ruinas se produce aquella llegada masiva de orcos. Era algo casual, o iban ya tras ellos. Luchar en el exterior y tener de nuevo el cielo sobre su cabeza, y el aire fresco alrededor, era algo que ya ansiaba. No estaba acostumbrada a los subterráneos. 

—No creo que conozcan la entrada secreta por la que ingresamos. ¿Cómo podrían saber que estamos aquí? Sugiero encerrarnos. Algunos de nosotros estamos muy cansados, y si debemos correr no tendremos fuerzas. Hay que hacernos fuertes en esta posición. —Miró seriamente a sus compañeros— Además... Las runas indicaban que este lugar —señala la estancia del fuego verde— nos haría fuertes. Aún no sé que significado tienen aquellas palabras, pero me rehúso a largarnos tan aprisa de este sitio sin develar, al menos en parte, el misterio. —Gallind tenía una fuerte decisión en su semblante, confiaba en las inscripciones, pero quizás podría estar equivocándose. 

Tatharina se encontraba muy cansada, sentía como el estrés de las últimas horas se acumulaba en sus parpados y los cerraba irremediablemente. Al fondo de la sala, la beórnida bostezo audiblemente y, frotándose los ojos para mantenerse lúcida unos minutos más, se dirigió al resto: - Debemos dormir, eso es inevitable. Me preocupa que el enemigo se encuentre tan cerca, pero tenemos la certeza que aún no sabe como adentrarse en el complejo. Sugiero que lo aprovechemos. Creo que resultaría más seguro bajar a las profundidades y buscar un camino que nos aleje del ejército a salir a la superficie donde seguro no tardarían en avistarnos. Las probabilidades de luchar y escapar ilesos son minúsculas, en mi opinión, es demasiado arriesgado.

Dicho esto, empezó a apilar las mantas de lana que habían encontrado en los nichos para improvisar un colchón que la aislara de la fría piedra y colocó su mochila como almohada. Tenía intención de escuchar las réplicas de sus amigos, pero sabía que si la conversación se alargaba mucho, no la acabaría despierta.