Partida Rol por web

En lo alto de las murallas de La Ciudad ardían las antorchas al ponerse el sol, y los guardas (perros que así les llamaban) hacían su ronda, pero no vigilaban hacia afuera sino hacia dentro.

Pegadas a las murallas estaban las Cloacas, restos ruinosos de antiguos arrabales abandonados cuando el Teocrata construyó el anillo interior y toda la población se encerró con el.

Las calles laberínticas y estrechas de las Cloacas estaban llenas de tabernas oscuras y sucias, poco más que agujeros donde se movía el contrabando y te podías colocar pero había mucha gente últimamente.

Había rumores de una nueva mina al norte. Los chatarreros traían buen material. Gemas, armas de manufactura exquisita... Todo el mundo estaba alborotado y se movía mucho oro últimamente.

Les habían citado en un callejón oscuro a altas horas de la noche, cuando los fuegos comenzaban a extinguirse y los borrachos volvían a dormir a sus agujeros. Una pieza de oro en mano a cambio de presentarse allí para hablar de negocios. Alguien con mucho dinero necesitaba saqueadores del yermo.

Fueron llegando uno por uno al lugar a la sombra de las murallas. Sólo las ratas correteaban por las ruinas...

Igual que las ratas que recorrían las lúgubres calles, ataviada con las sombras que cubrían el lugar y silenciosa cómo los gatos una figura femenina se acercó al lugar acordado para la reunión.

Pequeña en talla y delgada, algo inusual entre los de su raza, la mediana descubrió la capa que cubría su rostro mirando alrededor en busca del individuo que contrataba sus servicios.

Se podría decir que era guapa con un destello de picardía en los ojos.

Buscó un lugar cómodo sobre alguna piedra o columna caida para esperar sabiendo que seguramente habría otros interesados próximos a arribar.

Trago con desagrado aquel hedor y escupo. Este lugar tan infecto es horrible. Ni yo ni mi montura nos sentimos cómodos, incluso siento como aquel hedor se encostra en mis narices, y lucho por no expulsarlas con un resoplo. Eso solo haría que el hedor que se mitiga ligeramente, volviera a entrar con fuerza. 

A como podemos, nos adentramos más en aquella herida infecta hacia el lugar de reunión.

Thrinder sale de una de las tabernas tras haber pasado la noche vagando por ellas. Se coloca la capucha de su capa y avanza por las cloacas rápidamente mezclándose entre la multitud. Tras caminar un rato llega al lugar de reunión.

Una vez allí oculta su figura, alta y delgada, entre las sombras a la espera de que apareciera quién fuera que le hubiera citado en aquel lugar.

Entre las sombras aparecen dos figuras encapuchadas. Una es mas alta que la otra, de movimientos graciles y el mas bajo camina vivamente detras.
Al llegar donde estan los aventureros se detienen y el mas alto dice.

Podeis salir, no hay peligro

Al tiempo que descubren sus capuchas. El mas alto es un elfo vestido con cuero negro y el mas bajo es un humano con ropajes ceñidos al cuerpo.

Os he mandado llamar porque he oido de vuestras habilidades. Necesito gente capaz para un trabajo delicado y confidencial. Hay buena paga y mucho en juego.

El humano mira inquieto a su alrededor.

No estoy seguro de que no nos hayan seguido

Dice mientras observa nervioso los alrededores.

Sin bajar de mi montura me coloco frente a los dos contratistas. Escucho sus palabras y preparo mi arco.

-Si en verdad están en peligro y serán mis contratantes puedo asegurarles que si alguien les sigue y se atreve a acercarse a ustedes, terminará con mis flechas en su cuerpo. Cuidaré por mientras sus espaldas, en lo que acordamos las condiciones y el pago.

Thorkall da dos pasos y sale despacio de las sombras de la noche que le envolvían en la esquina de la muralla donde estaba situado. Es un hombre delgado y enjuto, de piel blanca y pelo muy negro, que proyecta un inequívoco aura de profesional de las armas. Lleva armadura de cuero, y una espada al cinto en una funda de cuero negro con remaches de bronce.

- "Salud, camaradas de armas" - dice a todos mientras se pone sus guantes de cuero.

Y dirigiéndose al Elfo y al humano añade: "Creo que estamos todos expectantes por oír vuestra propuesta"

Thriner sale de las sombras dónde se ocultaba y avanza un poco hacia donde están el elfo y el humano. A diferencia de los otros allí presentes el no tiene aspecto de hombre de armas. Parece más bien un noble de bajo rango venido a menos.

- Bueno, aquí estamos. Hablemos de negocios- dice dirigiéndose al elfo.

-Negocios y pago.

Recalca una vocecita cantarina a dos de las estipulaciones mencionadas por los que al parecer serían sus compañeros.

La mediana, pragmatica y bastante descaradamente, extendió la palma esperando el pago de la moneda de oro acordada para solo venir a escuchar la propuesta.

Una vez recibida entonces satisfecha asintió.

-Ahora si, propuesta soy toda oídos.

El elfo saca un bolsa bastante abultada y lanza con un movimiento de muñeca una gran pieza de oro directa a la mano de los aventureros. Literalmente les cae en los dedos. Son monedas que nunca habeis visto antes, mayores de lo normal, por un lado tienen una nave de velas y por el otro un arbol en altorelieve.

Esto son minucias en comparacion con esto otro...

Dice sacando un hatillo de tela de un metro de largo de su capa. Lo desenvuelve y desvela una espada corta de acero oscuro con un filo de metal rojo brillante.
La mueve delante de vosotros a izquierda y derecha y el acero parece gemir con un sonido que da escalofrios., dejando un rastro oscuro de volutas negras que se desvanece en el aire.

Esta es un arma de los espectros, ha sido hallado un deposito de los dias antiguos. Tiene la capacidad de esclavizar el alma de quien fuese muerto por ella.
Hay que recuperarlas antes de que caigan en malas manos. Lamentablemente ya se ha corrido la voz.

Tomo la moneda con calma y la examino antes de guardarla. Luego, escucho con atención lo que comentan sobre las armas.

-Manos negras. Si algo tan terrible como eso existe...

El humano es un chatarrero del yermo. Una especie de tribu dispersa que habita en lo desconocido y viven de vender lo que sacan de las ruinas.

Hemos de partir al norte cruzando pantanos llenos de alimañas... Y cosas peores. Temeis a los muertos?

Dice observando al grupo.

Enarco una ceja al escuchar las palabras del extraño contratista que tenemos entre manos.

-¿Temerles? Solo un loco no les temería. Sin embargo peores son los vivos... y nos encontramos en esta calle y en esta ciudad.

Una figura alta y respingada se acerca al grupo con pasos silenciosos, va envuelta por una capa verde oscuro. Bajo la capucha se escapan rojizos mechones de cabello y unos finos labios atravesados por una envejecida cicatriz que se pierde en vertical hacia la sombra del rostro. No se pronuncia de inmediato, escuchando lo que los demás tengan que decir, hasta que responde a las palabras de Eleanar con una advertencia.

- Los horrores de la oscuridad siempre cobran peaje a las almas mortales. Ponen el espíritu a prueba, lo quiebran hasta tomarlo. Muchos no regresaran, y los que lo hagan no serán los mismos. - 

Su voz es como un débil susurro que roba el viento, casi inaudible de no ser porque la mujer se esfuerza en hacerse oír un poco. La silueta de capa verdosa trae encima una indumentaria sencilla, un peto de cuero y ropa de algodón, algo sucia y deslustrada, de diversos colores apagados en tonos verdes y marrones. Carga encima un par de armas, una espada contenida en una funda cuya forma se retuerce en una curva, un viejo arco entre los hombros y un carcaj que pende de la cintura. 

Los ojos de la muchacha siguieron con atención aquella bolsa abultada de dónde provinieron las monedas,con la suya entre los dedos la revisó a conciencia verificando que el material fuera genuino.

Después simplemente se recargo en la columna desplomada escuchando la oferta, las advertencias y el despliegue fantástico de aquella espada maldita.

-Já..

Se mofó la mediana después de todo lo presenciado.

-Impresionante, aunque si los estaban siguiendo ese llamativo derroche de habilidad con la espada habrá sin duda alertado a quien quiera que los está espiando.

Inclinando el cuerpo adelante y apoyando los codos en las rodillas la muchacha continúo.

-De cuánto sería el pago y cuál es el propósito para las armas del depósito.Si son tan peligrosas asumo que el objetivo sea destruirlas o transportarlas a un lugar seguro para evitar que caigan en esas malas manos, aunque nada asegura que eso ya no fuera el caso; eso incrementa la cantidad del pago sobre todo dependiendo de si nos enfrentamos a otros grupos. 

Thriner observa la moneda que le acaban de entregar y se la guarda. Se mantiene es silencio mientras Lilium negocia el pago.

El elfo contesta las preguntas de la saqueadora.

Se os pagará dos monedas de oro al dia a cada uno. Eso es la tarifa habitual multiplicada por tres. Partiréis al norte, Eleanar os guiará por los pantanos, el conoce el lugar. Deberéis entrar solos en las ruinas pero podréis quedaros con todo lo que encontreis salvo las armas. Por supuesto las armas deberéis entregármelas a mi. No pueden caer en manos del Teocrata. Las retiraremos de la circulación. Son diez días de viaje hasta el lugar que se os pagará por adelantado. El resto a la entrega de la mercancía.

Bien, que decís?