Partida Rol por web

Coincides en algunas de tus excursiones con Lullach, se siente satisfecho con tu iniciativa y ves que él hace algo similar. Suele atender con calma a varias personas aquejadas de males, poniendo sus grandes manos en diversas partes del cuerpo. También atiende a algún animal, ya que la supervivencia de la gente depende de ellos y de que como pasen el invierno. El Bonisagus casi no habla, tan solo algún gesto tras el agradecimiento de los lugareños. También vas de vez en cuando con Mijail que está explorando la zona y conociendo a la gente del lugar. A pesar de sus trabas se nota que es un viajero experimentado y parece estar agusto cerca de los animales.

El invierno hace estragos en la zona, pero en los poblados más cercanos a la alianza notas menos penurias. Todavía tienen bastante comida y los animales gozan de buen aspecto. La reputación de la alianza se extiende a las zonas alejadas hasta dos días de viaje, esa es la zona que cubrís, o al menos por tu parte. El Bonisagus permanece la mayor parte de la estación en su torre.

No tienes dificultades en encontrar a una chica dispuesta a acompañarte a la alianza y ayudarte en tus tareas.

Durante las estaciones de tiempo suave coincides con Lullach y sobre todo Caledonia, los dos viajan a aldeas cercanas y ofrecen sus servicios de curación a las gentes del lugar y sus animales. En general cerca del alianza eres bien recibido debido a la buena reputación de esta, aunque no evita alguna mala mirada o gestos de desprecio debido a tu aspecto, pero ya estás más que acostumbrado.

En cuanto a los pueblos cercanos son todos pequeños, en un radio de 2 días de viaje la reputación de la alianza todavía está presente, pero más allá se os hace complicado buscar refugio o información. La ganadería y la madera son el sustento principal de los habitantes, los cultivos tienen menos importancia que en otras regiones que conocéis, seguramente por las condiciones del terreno y el clima.

También coincides a veces con Sagittarius y Sylvanna, ella convertida en aguila casi todo el tiempo, y acompañados del jabalí mágico de la Bjornaer, y una Urraca del otro mago. Ellos se dedican a explorar la zona, sobre todo bosques. Bosques vírgenes, sobre todo lo de más al norte, con muchos animales y seres faéricos. En general son bastante agresivos en su territorio y no toleran con agrado vuestra presencia. Al parecer llevan siglos con poca presencia mundana, cualquier cambio les altera.

Tu les ayudas a encontrar varias areas mágicas. Uno de esos lugares os parece bastante interesante, a un día de viaje de la alianza, en una zona con poca presencia faérica. Se trata de un conjunto de grandes piedras antiguas, tras varios días de investigación interpretando símbolos y mediante magia dais con la entrada a un Regio. Tan solo hay que dar tres vueltas alrededor de una de las piedras mirando al cielo, al momento os encontráis en un lugar similar. Pero en ese Regio el conjunto de piedras está completo, hay claridad, pero el cielo permanece oscuro y estrellado. Fuera del Regio el aura de la zona es suave, pero dentro es algo mayor.

Decidís construir una pequeña cabaña cercana al lugar que está terminada al final del verano. Durante el otoño se amplia un poco para tener un campamento mínimo para pasar el invierno.

Sylvanna se sentía en los viejos bosques como en casa, a pesar de las hostiles criaturas feercias algo en su interior le daba una armonía con aquel lugar, reduciendo los ataques hacia su persona. Al vivir en forma de águila y cazar solo por necesidad tenía na mayor facilidad para adentrarse en aquellos lugares lóbregos y oscuros, evitados por las supersticiones mundanas. Al final los esfuerzos dieron sus frutos al encontrar las viejas piedras, o así fue como las bautizó la Bjornaer, conteniendo una pequeña regio en la que quizás con tiempo se pudiera adecuar un pequeño laboratorio.

La Bjornaer decidió establecer su campamento cerca de allí, enseñando a Otto a entrar y salir de la regio, nombrándolo ilustre guardián de las viejas piedras en una solemne ceremonia donde le ungió con pinturas azuladas, echas de moras chafadas y una corona de flores. Era algo más parecido a un juego que no a nada ceremonial.

Se puso muy contenta al encontrar el pequeño manantial del cual emanaba vis, tanto que le cedió la primera cosecha integra a su compañero, esperaba poder darle un buen uso a la vis de herbam al hacer crecer el bosque*. Con dicha vis Sylvanna esperaba poder imbuir la esencia de la vida en las semillas de los arboles viejos para hacerlas crecer con mayor rapidez.

Los fae de estas tierras eran salvajes realmente. No esperaba ese trato dado su sangre y la de Sylvanna. No es que esperase una cálida bienvenida, pero al menos algo más templado. Ya habría tiempo de tratar de ser diplomáticos en el futuro y limar asperezas. Ahora era más importante encontrar un sitio donde poder aprender más deprisa de la Vis.

Aquellas piedras eran un buen comienzo. Aún habría de buscar un lugar más potente, pero para empezar valdría. Y no estaba demasiado lejos de la Alianza. Eso era importante para no preocuparse demasiado por los suministros de comida y agua.

Anderlius, le dijo el primer verano en que llegaron a su nueva Alianza, ¿que tanto sabes gaélico, la lengua local?  Si sabes poco, mi humilde sugerencia fuera que lo fueras aprendiendo con la gente de la cantera, o los que ayudan a la construcción de nuestra pronto hermosa Alianza.  Así logras mejorar nuestros sitios, los bienes que generamos, y de paso ya te podrás entender con la gente del pueblo, algo que Lullach nos había pedido. 

Eso podría ser difícil para un Criamón, pero bueno, la adaptación a una Nueva Alianza era prioridad.

O bueno, si es más de biblioteca lo tuyo, podrías aprenderte la Summa de Ignem y con eso hacer mejor las fraguas del poblado.  Así forjaríamos mejores azadones, y -las hadas no lo quieran- para su alternativa. 

 - Gracias Caledonia  - Anderlius se mantuvo en silencio durante varios segundos tras su respuesta. No porque le hubiera incomodado el acercamiento de Caledonia (o al menos no lo parecía) si no porque barajaba si sería necesario dar más explicaciones.

Al final planteo su situación abiertamente

- Nací en un condado un poco alejado de aquí, pero no demasiado, donde también se habla gaélico así que si tuve alguna vez una madre, me habló en esa lengua.

Sorprendentemente, decidió añadir una cosa más...

- Y respecto a la gente de la zona, tranquila, no soy un Criamon al uso para eso y me relacionaré con ellos, aunque Ignem no sea mi mejor arte, me temo.

Tras llegar a la Alianza a finales de la primavera se avecinaba la estación favorita del Criamon. Aprovechó los primeros momentos para ir conociendo a sus compañeros, que afortunadamente no parecían muy propensos a encerrarse en sus sancta y no interactuar.

De hecho acompañó a Sagitarius en alguna de sus salidas a los bosques. Aunque en términos generales prefirió mezclarse con la gente del lugar. En verano era cuando más vivos estaban los pueblos de alrededor, atareados en las labores del campo y las fiestas. Era la estación en la que el hombre más capaz se sentía de dominar¹ la naturaleza, recogiendo los frutos del resto del año y disfrutando de las cosas que la naturaleza ponía a su disposición. Anderlius solía situarse en un lugar apartado, pero cercano, a estudiar. La gente se fue poco a poco acostumbrando a su presencia, aunque no hablaba mucho tampoco solía intimidarlos.

El otoño llegó enseguida, y aprovechó la cercanía que había conseguido con la gente para socializar con ellos. De este modo aprendió sus costumbres, las leyendas locales (y los lugares que les parecían mágicos). También les permitió a ellos acostumbrarse a la presencia de magia en sus vidas y, aunque al principio la acogieron con recelo, pronto le encontraron utilidad. A sus conjuros y a la colaboración con las plantas y remedios naturales que su sodale Caledonia podía proporcionar.

El invierno pasó en un abrir y cerrar de ojos, oscuro y desapacible en una alianza tan al norte y cercana a los acantilados.

Con la primavera retomó la salida a los bosques, donde la exuberancia de la naturaleza seguía impresionándolo. ¡Cómo era posible que surgiera tanta vida en tan poco tiempo! Acudía a los mejores lugares que Sylvanna había compartido con él y arrullado por los ruidos del bosque que ya le eran familiares

Al final del Otoño de 1065, Caledonia fue con Anderlius a comentarle:  Estoy preocupada que empecemos a observar casos de gente perdida en tormentas de nieve, o sufriendo frío extremo o congelamiento si no llegan a un refugio a tiempo; finalmente estamos en la base de las Highlands.   ¿Crees que pudieras inventar algún objeto mágico o hechizo para encontrar gente perdida, o para evitar la hypo-thermia (lo dijo en latín, que robaba el término del griego) cuando los rescatemos?  Mi laboratorio aún no está listo.   -Bajó los ojos un poco triste, queriendo que todo estuviera.

Sabía que el hechizo tomaría tiempo, y quizá no estaría listo para ese invierno, pero si para los siguientes.  Est melius sero quam numquam.

Mijail pasaba con el heno para Nemesio. Sabía que los grogs se podían encargar perfectamente, pero prefería ocuparse el mismo. Pasó cuando Caledonia y Anderlius estaban hablando.

Cierto... se acercaba el invierno. Quizas podía dedicar su tiempo y su nuevo conocimiento de la zona para algo productivo.

Suspiró y siguió su camino.

El segundo año Mijail lo va a utilizar en seguir recolectando información de la zona hablando con los animales del bosque y recoger hierbas para empezar una botica en la Alianza. Su intención es cubrir las necesidades de los magi y los grogs, pero no descarta coger de mas para alguna emergencia de los mundanos.

1 estación cada cosa.

El mago levantó la mirada, para nada incómodo con la interrupción de su compañera. Acababa de comer y estaban alargando la sobremesa un poco más, como hacían ahora que el clima exterior no invitaba a salir corriendo.

Estoy preocupada que empecemos a observar casos de gente perdida en tormentas de nieve, o sufriendo frío extremo o congelamiento si no llegan a un refugio a tiempo; finalmente estamos en la base de las Highlands.

Anderlius miró hacia la ventana, tras la cual soplaba el viento del otoño, ya frío por los aires invernales y después devolvió la mirada a Caledonia. Sus ojos eran muy fríos, parecerían hielo puro si no fueran de un verde intenso y sopesaban la idea, o la juzgaban a ella, no podía tenerlo muy claro.

Después, asintió levemente y continuó sumido en sus pensamientos.

Días después se pudo ver al mago acompañado de un grog acudir al mercado del puerto, en el que preguntó por varios objetos variopintos, un catalejo, una brújula. Incluso preguntó por materiales más extraños por aquellas tierras, ambar o incluso jade.

Sagittarius guardó silencio ante las preguntas y preocupaciones de Caledonia. No entendía su preocupación por las personas que habían vivido allí toda su vida y sabrían como lidiar con el invierno.

- Si alguien se pierde y me traes una Conexión Arcana de esa persona puedo ayudar a encontrarlo. - acabó añadiendo quedamente finalmente antes de seguir a lo suyo.

La actividad durante el verano era frenética, pudiste comprobar la buena reputación de la alianza en la zona lo que ayudaba a que fueses aceptado con relativa facilidad entre las gentes del lugar. Tu carácter callado te permitía prestar atención a las conversaciones, además con tu dominio de la lengua no se te escapaba casi nada. Por lo general eran chismes rutinarios sin importancia, pero algunas historias parecían más interesantes. Como la posible presencia de dragones en las islas del norte, o restos de tribus Vikingas con poderosos magos que hablaban de diversos dioses. Leyendas o viejos rumores posiblemente que pasaban de una generación a otra, la herencia de la gente del lugar era extensa y muchos pueblos diferentes habían compartido esa tierra recientemente.

En cuanto al lugar había todo tipo de historias, criaturas mágicas que habitaban los acantilados de la costa, incluso alguien dijo que había visto un grifo posado en una gran roca. Otros comentaban como en el norte habitaban magos que adoraban a las estrellas y seres del bosque perversos que hacían desaparece a las personas. Pero para ellos la fuente de magia más relevante era la alianza, Lullach protegía a las gentes y animales del lugar.

Durante la última primavera se hablaba de una nueva invasión vikinga y muchos hombres partían hacia al sur reclutados por los clanes o como mercenarios para repeler los ataques. Aunque era un tema menor, el ataque se esperaba por la costa este de la isla, la opuesta a donde estabais, para ellos quedaba lejos de sus vidas. Algunos jefes te preguntaban por tus poderes y si les ayudarías con tu magia para acabar con los invasores.

Ya se acercaba el verano y atrás quedaban las penurias del invierno, suave para los lugareños, pero uno de los peores conocidos para los foráneos del lugar. La estación fue algo más llevadera en la alianza gracias a algunos objetos mágicos que se activaban cuando las condiciones eran peores. Calentando un poco las estancias o disminuyendo la fuerza del viento capaz de acabar con varias de las estructuras.

Por vuestra parte ayudastéis a mantener la buena reputación de la alianza en el lugar, además establecistéis un campamento a un día de camino hacia al interior. En una pequeña zona boscosa, lugar donde hay un área mágica con un Regio en el que ya habéis logrado entrar. Dentro nunca anochece a pesar de tener permanente un cielo estrellado, pasar largas temporadas dentro puede ser fatigoso para la mente. De momento las cabañas permanencen fuera pero la idea de Sylvanna es construir algo en el interior.

Caledonia pasó varias estaciones adaptando un carro para preparar un laboratorio, en primavera comenzó a atraer a varios seres faéricos. Atraidos por la curiosidad de la novedosa estructura y la maga comenzaron a intercambiar hierbas de la zona por objetos mundanos. Sobre todo telas con las que vestirse cuando adoptaban formas humanas, de esa manera las más osadas empezaban a ser vistas cerca de la alianza.

Lullach volvía a salir de su torre de vez en cuando, viajando a pueblos cercanos para ayudar a las gentes del lugar. Durante este tiempo os daís cuenta de la poca influencia que tiene la Iglesia en la zona, parece que la alianza no representa un problema para el clero. Eran los líderes del clan del lugar quienes más insistían en la ayuda de la alianza, para convertirse en sus aliados y luchar junto a ellos. De momento Lullach los apaciguaba entregando víveres, animales y otros objetos con el fin de mantenerles contentos. En el sur los Normandos habían reunido a un gran ejercito para invadir la isla. Se oían noticias de vez en cuando, pero nadie creía que llegarían al norte, en el día a día todo seguía como siempre. Ahora las peticiones eran más intensas para ayudar en la posible defensa del territorio.

El Bonisagus estaba contento con vuestra adaptación a la alianza y no haber perturbado en gran medida el entorno. Era buena idea que los magos más extraños y sus animales mágicos pasasen la mayor parte del tiempo fuera de ella, alejados de las personas para evitar problemas. Sin embargo os llamó la atención sobre la visita de más criaturas faéricas de lo habitual, sabía del carro y os instaba a llevarlo lejos del lugar.

Reservado

Verano 1066 - Verano 1067