Partida Rol por web

Ragab sabía la fama que los egipcios tenían a la hora de conducir. El caos circulatorio que se formaba normalmente en su país, en especial en El Cairo, era algo que a los extranjeros les sorprendía y asustaba a partes iguales pero para alguien acostumbrado a recorrer sus calles como él lo estaba, no significaba más que un nuevo punto de emoción para los turistas, una forma como otra cualquiera de despertar la adrenalina de los cuerpos.

Mientras circulaba hacia su destino, Ragab fue haciendo algún que otro comentario sobre las costumbres más típicas de su pueblo, del cual se sentía lo suficientemente orgulloso para hablar con un tono emocionado y vehemente. El calor empezaba a apretar, y más lo haría cuando llegaran a su destino y tuvieran que recorrer el tramo hasta el templo a pie.

Conocía la zona y sabía que no se encontrarían a nadie, ni turistas con sus cámaras, ni otros guías ni la seguridad típica de los templos más emblemáticos, pero también conocía los peligros de adentrarse en ese templo en concreto ya que era un lugar que estaba en pleno estudio arqueológico, lo que implicaba que había que andar con sumo cuidado y que los pilares y las zonas endebles que aún no habían sido apuntaladas y fijadas eran más que las que ya estaban estabilizadas.

Por más que Ragab les pidió que actuaran con suma precaución y que tuvieran mucho cuidado si se adentraban algo en el templo, no le hicieron ningún caso y, bufando por lo bajo ante la terquedad de aquellos ricachones que no eran capaces a respetar nada ajeno ni las costumbres de otros pueblos, no le quedó más remedio que ir tras ellos, pendiente de que no alteraran nada de lo que se fueran a encontrar.

—Tengan mucho cuidado por favor.

Y a punto estuvo de gritar con más fuerza, pidiendo respeto para todo lo que se encontraban, cuando pudo comprobar que ya era demasiado tarde. Ragab no quería adentrarse por las zonas que no estaban acondicionadas, sobre todo porque aún eran zonas que estaban sin asegurar y sin explorar, lo que conllevaba peligros de derrumbamiento, no encontrar la salida o darse de bruces con algún tipo de trampa que aún no había sido desactivada. Muchos de sus compañeros habían tenido accidentes por no mostrar el respeto debido o por imprudencias de los turistas.

Cuando la mujer se echó encima, casi literalmente, de las joyas que sorprendentemente se encontraban tiradas en uno de los pasadizos, el grito de Ragab coincidió casi simultáneamente con el temblor de tierra.

—¡No!

Y lo que tanto temía sucedió. Una trampa, una maldita trampa era lo que había activado aquella alocada mujer. La codicia sólo traía problemas, eso él lo sabía sobradamente.

Sintió cómo su cuerpo volaba antes de golpear duramente contra el suelo. Ahogó un grito de dolor mientras, una vez recobrada la respiración y puesto en pie, se masajeó el hombro que había recibido mayor impacto.

—Sí, sí… Bien. —Fue lo único que respondió una vez todos hubieran asegurado que se encontraban en perfecto estado. Por lo menos no tenían que lamentar una desgracia, eso caería como una mancha demasiado oscura en su impecable currículum.

De todas formas se acercó a la egiptóloga que, por su edad, era la que más le preocupaba. —¿Seguro que se encuentra usted bien? —La confirmación no le dejó del todo convencido pero había otro asunto más urgente que atender en esos momento, saber dónde estaban y, por supuesto, cómo podían salir de allí.

Lo sintió en el aire. El sitio al que habían ido a parar llevaba sin ser abierto demasiado tiempo y la oscuridad… La oscuridad los rodeaba con un manto que sólo conseguía causar más temor del que ya tenían. Echó mano a la alforja que siempre llevaba encima y, cogiendo una antorcha que solía utilizar para dar más realismo y aspecto aventurero a sus excursiones, la encendió para iluminar algo que mejor se hubiera mantenido en la oscuridad. Ellos no eran los primeros en caer en aquella trampa, alguien antes había llegado hasta allí y, como presagio de lo que podía pasar, no había conseguido salir.

Miró con cierto resentimiento al hombre que le había contratado cuando vio en su mirada cómo les echaba en cara lo sucedido. ¿Acaso él no les había pedido por activa y por pasiva que tuvieran cuidado? ¿Acaso no había sido la codiciosa de su mujer la que se había lanzado ante la primera baratija brillante que había visto? Pero Ragab, armándose de paciencia, intentó calmar la rabia que empezaba a sentir.

—Este es un templo que aún se está estudiando. Les he advertido que tuvieran cuidado. —Pero no me han hecho caso, fue lo que pensó pero no plasmó en palabras—. No conozco esta zona, pero seguro que habrá alguna salida por aquí.

Era la primera vez que Ragab se encontraba tan desconcertado y sin saber cómo reaccionar en una de sus salidas. Hasta ese día siempre había sabido qué hacer y qué decir, pero lo que estaban viviendo en esos momentos se le escapaba completamente de las manos.

Respiró hondo un par de veces antes de acercarse al cadáver y, rebuscando con cierta aprensión entre sus pertenencias y ropajes para descubrir quién pudiera ser, dio con un mapa que colocó ante sus ojos y justo debajo de la antorcha.

—Vaya, esto sí que es interesante. —Se giró hacia la egiptóloga a su lado y asintió a las palabras que ella decía. En verdad aquello era sumamente extraño.

Ella era la experta así que Ragab la dejó hablar, buscando la lógica a aquel plano y, sobre todo buscando una salida de aquella sala que esperaba no se convirtiera en su tumba.

—Elija el camino que más le convenza, pero asegúrese de que elige el correcto.

Luca tuvo que contener el impulso de  coger de la pechera a ese maldito guía pretencioso. El intentaba sacudirse la responsabilidad de encima y culpar a su mujer. Es cierto que ella había cometido una imprudencia pero su responsabilidad como guía era llevarlos solo a sitios seguros y estaba claro que lo que habían visitado era de todo menos seguro.

"No es momento de buscar culpables Ragab. Salgamos de aquí primero y luego hablaremos largo y tendido...."

Las ideas de la egiptóloga le parecieron bien, a fin de cuentas ella era la experta, así que asintió levemente.

"Usted es la experta. Nosotros confiamos en su criterio.... y prometemos no tocar nada que no nos digan. Saquen de aquí a mi familia."

Luego miró a su mujer y le dijo

"Cariño, saldremos de esta.... Yo iré delante con los guías, pon a Rebecca entre tu y yo. Es el sitio donde estará más segura."

Luego miró a la niña y le sonrió tendiéndole su teléfono

"No es tan moderno como el tuyo pero te ayudará a hacer fotos y también tiene la app de linterna... quítale mi tarjeta y métele la tuya.... "

Recogí el móvil de Luca entre mis manos un tanto sorprendida. Lo miré a los ojos y le devolví la sonrisa. Sólo esperaba que tuviese suficiente batería para todas las fotos con flash y para la aplicación de la linterna.

Saqué su tarjeta y metí con cuidado la mía.

Y me pusieron entre Luca y Mamá.

Megan vio que la mujer no estaba muy bien pero porfiaba en decir lo contrario.Era mayorcita así que no insistió.Cuando Luca habló asintió,por supuesto su hija debía ir portegida

-"Becky,mi vida,ponte aquí delante mía,que yo te pueda ver.Venga,a ver si salimos pronto y podemos contar esto como una pequeña anécdota ¿eh?"-le dio un beso en la mejilla y se colocó la última,esperando que la egiptóloga empezara a guiarlos con el mapa

La decisión estaba tomada, y asintiendo levemente con la cabeza busqué con la mirada verde los ojos carbón de Ragab. Nosotros iríamos primero.

Yo iré primero.

Me sujeté el costado con una mano al dar el primer paso y, poniéndome a la cabeza del grupo, rebusqué en mi mochila la linterna que solía utilizar.

- Muy bien... Es de suponer que si el... caballero... - me negué a mirar en la dirección del cuerpo y tragué saliva deseando dejar atrás aquella visión. Enfoqué el haz de luz que ahora ya se proyectaba de mi mano hacia la puerta - el caballero que nos... proporcionó... este mapa pudo cartografiarlo, es porque la zona es segura. Relativamente segura, por lo menos. Aún así... seremos precavidos. Caminaremos en fila, pisando donde pisó el primero.  

Di un paso hacia la puerta y de repente me detuve para volverme a mirarles. Y sonreí, sonreí con una sonrisa amplia y luminosa, casi se diría que emocionada.

-Estamos en un lugar sagrado. Un lugar de poder. Y saldremos de él, sanos... y salvos y... fortalecidos. Una aventura digna de ser contada por generaciones. Así que.. si me siguen, por favor... Por aquí, por favor.

Ragab apretó los puños con fuerza para tranquilizarse. No era el momento ni el lugar de comenzar una discusión con aquel hombre que, además, sería el encargado de pagarle. Negó con la cabeza ante el comentario que el ricachón italiano había hecho y el egipcio no pudo más que pensar en qué momento él había hablado de culpables. Sólo les había dicho que tuvieran cuidado y no le habían hecho caso... En fin. Estaba claro que con gente así era imposible hacerles entrar en razón.

Al ver cómo la egiptóloga se ponía en cabeza portando una linterna, Ragab decidió ir el último con la antorcha, de esa forma todo el grupo tendría luz para seguir el camino y, de paso, controlaría que no cometieran otra estupidez, como que la mujer se dedicara a buscar oro o la niña se perdiera por cualquier otro pasadizo intentando hacerse una foto.

—Yo cerraré la marcha. —Esperó a que todos comenzaran a caminar y, echando un último vistazo al desgraciado que había muerto solo y abandonado en aquel lugar, los siguió rumbo a lo desconocido—. Saldremos de esta, seguro que saldremos. —Murmuró más para sus adentros que para que lo oyeran los demás, en especial no quería que la jovencita se asustara más de lo que ya debía estar.

Me quedé mirando la espalda de Luca, fijándome en cada paso que daba para dar yo el mismo, siguendo los consejos de la anciana, con el móvil de linterna alumbrando el suelo. Sentía la presencia de mi madre pisándome los talones.

Comencé a toser. Allí olía a humedad y polvo, cada bocanada de aire se me atragantaba. La piel se me puso de gallina, en cuanto más nos internábamos en aquel lúgubre pasillo.

-_{Yo no quiero una aventura} -gemí.-_{¡Quiero volver a la superficie!}

Me estremecí al oír un gorgeteo. Sólo esperaba que no fuera una asquerosa rata.

Cada segundo allí dentro era a la par emocionante como espeluznante. El lugar no estaba demasiado iluminado (p1) y para colmo, a cada paso que dabais, un susurro ininteligible rodeaba las paredes que os “vigilaban” en vuestro avance. ¿Qué os depararía este laberinto?

Este nuevo pasillo (p6), bastante oscuro por cierto, revelaba un nuevo jeroglífico que a ojos de un experto podría revelar algo de interés...

Tanto Nerthus como Ragab pudieron interpretarlo:

La maldición de la carne corrompe a los infieles

La nueva sala descubierta (8) tenía una peculiaridad bastante peligrosa: a lo largo del recorrido todo el tramo estaba repleto de más de una docena de gatos escuálidos que ¿dormían? En el suelo.

Si se quería atravesar cualquiera de las otras salas había que pasar con sumo cuido debido a que el más mínimo ruido podía despertar a aquellas criaturas y viendo cómo de enigmático era el laberinto no merecía la pena correr el riesgo.

Esos gatos le ponían la piel de gallina a Luca y no sabía porqué. Al fin y al cabo solo eran gatos, no? pero... que hacían tantos gatos concentrados en una misma habitación? Por que no se movían? Estaban escuálidos pero parecían vivos.... y para postre un un jeroglífico indescifrable....

Luca miró a los expertos y preguntó en voz baja

"No sé que dice el jeroglífico...pero esos gatos me dan mala espina, y si probáramos en otra dirección?"

Quizás simplemente fuera que Ragab estaba más acostumbrado a los circuitos turísticos que a adentrarse en templos aún por explorar, o quizás simplemente que el enfado que sentía por lo sucedido hacía tan sólo unos momentos le había hecho recapacitar si habría sido buena idea aceptar el trabajo, pero fuera lo que fuera, el egipcio cada vez se encontraba más incómodo y tenso con aquella situación.

Lo que en un principio se perfilaba como una excursión más de la cual podía sacar un buen provecho, no sólo económicamente sino también de reputación ante posibles nuevos clientes, se estaba volviendo una auténtica pesadilla. Ragab se sentía responsable de aquellas personas pero estaba claro que las circunstancias habían cambiado radicalmente y, aunque no dejaría que les sucediera nada malo, primero tenía que saber en qué lío se habían metido exactamente.

Caminaba en silencio, siguiendo el paso de los demás que a su vez eran guiados por Nerthus, procurando dar la mayor iluminación que fuera posible para evitar contratiempos a la vez que no perdía detalle de las paredes y el suelo, aunque no podía evitar estremecerse ante la sensación de que los muros susurraban palabras que, con toda seguridad, sólo podían contener amenazas hacia ellos. En su cabeza se agolparon cantidad de leyendas e historias sobre exploradores o cazadores de tesoros muertos en el interior de tumbas, caídos en el olvido y sin reposo eterno por haber mancillado el sueño de los muertos.

Pero no fue hasta que enfocaron el siguiente pasillo y ante ellos apareció una inscripción que, al leerla, Ragab vio confirmados todos sus temores. Por unos instantes la mano que sujetaba la antorcha tembló ligeramente mientras sus labios murmuraban palabras en árabe que se asemejaban a una oración.

Después vinieron los gatos. Cantidad de gatos durmientes a la espera de ser despertados para abalanzarse sobre los incautos como ellos. Ragab se consideraba un hombre valiente, pero en aquellos momentos ya dudaba incluso de su propio coraje.

—Los guardianes de Bastet —susurró cuando sus ojos se posaron en los animales—. Será mejor que no los despertemos, Bastet está considerada una diosa pacífica pero cuando se enfada… Su ira puede ser muy peligrosa. —Tan bajo estaba hablando para no molestar a los gatos que no sabía si sus acompañantes lo habrían escuchado—. Nerthus, ¿tú que dices? ¿Buscamos otro camino?

Luca se acercó discretamente al oído a su mujer y le deslizó unas cuantas palabras mientras atendía las explicaciones de ambos guías

Al acercarse a su mujer el aroma de su cabello subyugó su voluntad, la fina linea de su cabello le invitó a morderlo y las graciosas pecas lo incitaban a besarlas una a una pero tristemente no había tiempo para aquello así que con un pequeño suspiro de descontento deslizó unas palabras en el oído de su esposa

"Cara mia, no quiero asustarte pero esto es peligroso, muy peligroso. Hay algo aquí dentro que me pone los pelos de punta... tendríamos que hablar con Becky, tiene que estar preparada por si nos pasase algo... pero es tu hija, tu decides... si quieres yo hablaré con ella"

¿Gatos? Odiaba todo bicho peludo que pudiera llenarme sus preciosos vestidos de pelos. Odiaba estar allí perdida. Odiaba la oscuridad. Odiaba el olor a humedad. Odiaba ese silencio, roto por el cripiteo de la antorcha. Odiaba a su madre por haberse dejado convencer por Luca. Y sobre todo, se odiaba a sí misma por no haber sido más perseverante. Podría haberme quedado en el hotel, ricamente, con la wiffi, la sauna, la piscina, el gimnasio, las comilonas,... En cambio, me topaba en aquel maldito lugar, con mi vida balanceándose entre las manos de la vieja señora y un hombre que corría demasiado con el coche, contrapunto que me daba en pensar en que no tenía miedo en entregar su vida y la de sus acompañantes a la muerte.

Sentí un escalofrío recorriendo toda mi columna desde el coxis hasta la nuca, vértebra por vértebra, cuando observé más de acerca a aquellos animales decrépitos. Parecían muertos de hambre, aunque quizás, fuese eso lo que les ocurriese. ¿No había un chiste así? ^{_{Si te encuentras en un camino con dos destinos irrevocables: primero, tres leones muertos de hambres y el segundo, con una piscina llena de pirañas, ¿por cuál pasarías?}} No, quizás no lo recordase de todo. Pero esa era la idea, pasar por los leones muertos porque, obvio, estaba muertos. ¿A qué venía tanta precaución? ¿Qué se iban a levantar de su descanso eterno para comernos a nosotros? ¡Estupideces!

Observé a Luca como ya andaba a secretos con mamá, incluso, en estas situaciones seguían comportándose como adolescentes. Y ¿si era el caso? Y si, ¿esto era sólo un parque temático para meterme miedo? ¿No había leído que el cerebro confundía el estres del miedo con el del enamoramiento en casos extremos? ¡Claro que no quería enamorarme de ninguno de los cuatro presentes? ¡Puaj! ¡Qué ascazo!

Me volví hacía mamá y con un tono normal le pregunté:
-¿Cuándo me gritáis "inocente"? -La miré fijamente a los ojos.- Me he hecho daño, Mamá, esto ya no tiene gracia...-Me ladeé suavemente para mirar al guía que se encontraba detrás de ella.-¿Ya podemos volver? ¡Qué sí! ¡Qué vale! ¡Me habéis pillado! ¡Ahora quiero volver al hotel! Y quiero volver, ¡YA! -Grité esta última palabra dando una patada al suelo, siendo el principio de una rabieta llevada por la química de mi cuerpo incontrolado.

A Luca se le desorbitaron los ojos al escuchar el berrinche de la muchacha. De un salto puso una mano pesada en la boca de la chica para silenciarla antes de que se pusiera a gritar, firmemente pero sin violencia. Sin darle tiempo a reaccionar la cogió por la cintura y la levantó en volandas y la llevó de vuelta a la habitación 1. Al llegar la deposito en el suelo con cuidado pero sin quitarle la mano de la boca

"Ahora te quitaré la mano en la boca y no gritarás.... la vida de tu madre depende de ello. Estás lista?.. la voy a quitar..." y quitó la mano con mucho cuidado, arrodillándose para mantener el contacto ocular y parecer poco amenazante

"Becky" dijo el hombre con cariño e infinita paciencia, llamándole por su diminutivo algo que nunca hacia "esto no es un parque temático, ni la casa del terror, es real y peligroso. Muy peligroso y la mejor manera de que lo entiendas es enseñártelo..." dio una patada al montoncito de piedras dejando parte del esqueleto al descubierto "podemos morir Becky, los guías, yo... tu madre..." hizo una pequeña pausa para que las palabras calaran en su cerebro "Se que no me quieres y que apenas me toleras, está bien, no te voy a pedir nada para mi.. pero te pido por favor que me ayudes. Los dos queremos a tu madre y queremos que no le pase nada...así que te ofrezco una tregua, de acuerdo?. Pórtate bien y cuida de tu madre e intenta ayudar en lo que puedas... después cuando salgamos me puedes seguir odiando.... pero por favor, ayúdame a sacaros de esta, lo harás?."

Señaló con el pulgar hacia la habitación 8 y siguió con la charla...

"Estamos muchos metros por debajo de la superficie y esos gatos parecen tener miles de años... no es juicioso ponerse a gritar... puede ser peligroso. Por favor, sé que estás asustada....pero es bueno tener miedo, agudiza los sentidos y te impide hacer tonterías....yo también tengo miedo.... pero no quiero que lo tenga mamá.... los dos seremos fuertes por ella, de acuerdo? cuento contigo?"

A Luca se le desorbitaron los ojos al escuchar el berrinche de la muchacha. De un salto puso una mano pesada en la boca de la chica para silenciarla antes de que se pusiera a gritar, firmemente pero sin violencia. Sin darle tiempo a reaccionar la cogió por la cintura y la levantó en volandas  de vuelta a la habitación 1

A Luca se le desorbitaron los ojos al escuchar el berrinche de la muchacha. De un salto puso una mano pesada en la boca de la chica para silenciarla antes de que se pusiera a gritar, firmemente pero sin violencia. Sin darle tiempo a reaccionar la cogió por la cintura y la levantó en volandas y la llevó de vuelta a la habitación 1

Se estremece al sentir cerca a Luca aunque no lo deja entrever.Asiente a su marido y le susurra igualmente

-"A mi tampoco me gusta todo esto,mi amor.Noto algo extraño...es una sensación muy rara"-le mira con dulzura-"No te preocupes ahora hablo yo con ella.Y creo que no querrá pasar por ahí,odia los animales,ya lo sabes"-le sonríe justo cuando su hija empieza a hablar y hablar y hablar y ¡GRITAR! Se vuelve con rapidez hacia ella pero Luca es más veloz y le tapa la boca.Megan se agacha y le pone las manos en la cabeza

-"Ssssh,cariño,tranquila.No estamos de broma,esto no es un juego,no sabemos lo que ha pasado pero ahora necesito que te tranquilices y te comportes como una joven adulta,por favor.No es momento de gritar y enfadarse...No sabemos qué puede pasar.Ven,dame un abrazo"-le abre los brazos para que se refugie en ellos mientras lanza una mirada a Luca por encima de la cabeza de la niña.Paciencia,dicen sus ojos

Cuando de sus labios salieron las palabras "la vida de tu madre depende de ello" creí fervientemente que me estaba amenazando con hacerle daño. Me crispé, apreté los puños y tensé la mandíbula.

-_{¿Qué coño estás diciendo, pirado de mierda?}-Le pregunté, en un susurro silbante, más enfurecida de lo que ya estaba, mis mejillas blanquecina se tornaron rosadas, el color natural de mis labios se volvió más oscuro a causa de la tensión y comenzaba a temblar. Y esos pequeño tacos que nunca habían salido de mi boca, me hicieron sentirme aún más fuerte ante aquel usurpador.

Y entonces vi el cadáver que me enseñó. No me sorprendió. Toda casa de terror tenía un esqueleto, ¿no?

-Y ¿qué quieres decir con qué es peligroso gritar junto a esos gatos de miles de años? ¿Van a explotar si subo mi voz a una tercia más?-Pregunté retórica, cada vez más enfadada. Me crucé de brazos decidida a no dar mi brazo a torcer, mientras le desafiaba con la mirada. Y entonces, una idea pasó por mi cabeza.-¡De acuerdo!-Asentí a sus peticiones tan alegremente.-¿Quieres que sea la niña buena y dulce? Hagamos un trato.-Lo desafié con una fina línea dibujada en mis labios en una sonrisa.-Quiero que pases seis días y seis noches cada semana en tus viñedos y bodegas.-Alcé una ceja, con un "¿me captas?"-O sea, podrás venir una vez a la semana, sólo veinticuatro horas a casa, con mamá. ¿Entendido?-Alcé ambas cejas ante la pregunta.-Si no cumples tu palabra, iré al juzgado de menores a denunciarte por abusos sexuales a una menor, a mí.-Me señalé con el pulgar. Me puso muy seria, empecé a hacer pucheros y a balbucear como la mejor actriz.-Los dos queremos a mamá y queremos que no le pase nada... la vida de mamá depende de ello. Por favor, ayúdame a sacaros de esta, ¿lo harás?-Repití las palabras que él había utilizado mientras me secaba con el dorso de la mano sus lágrimas de cocodrilo.

Luca escuchó con el corazón encogido el discurso de la mocosa malcriada pero sin inmutarse. En los negocios había hecho frente a mucha gente como ella, tiburones sin principios que pretendían con chantaje salirse con la suya, pisando lo que hiciera falta para salirse con la suya, pero por muy acostumbrado que estuviera a ese tipo de actitud no lo estaba en que una mocosa con carita angelical le pusiera en esa tesitura.

Se debatió internamente entre darle una bofetada y suplicarle su ayuda, pero nada de eso hubiera sido efectivo, de hecho nada de lo que le dijera podría hacer mella en ella así que simplemente negó con la cabeza de forma triste

"Crees que sabes de la vida y eres una necia. Espero que tus tonterías no le cuesten la vida a nadie.... Por lo demás puedes denunciarme lo que quieras e inventarte lo que quieras. No pretendo usurpar el lugar de nadie, pero amo a tu madre y voy a permanecer a su lado hasta que ella lo quiera así"

Se encaminó hacia el resto del grupo musitando entre dientes

"un volto così bello e un cuore così nero" (una cara tan bonita y un corazón tan negro)

Ella no le iba a escuchar de ninguna manera.... esperaba que igual escuchara a su madre

Salí corriendo de la habitación, pasé al lado de Luca y me eché en brazos de Mamá, llorando contra su pecho. Sofocando el llanto contra su pelo.

-Tienes razón, mami. Lo siento.-Gemí contra sus pechos, empapada en lágrimas