Partida Rol por web

El andar era lento, seguro y muy pegado al de su esposo, es que Annika luego de aquel lío que ella misma ha realizado, prefiere mantener el perfil bajo cumpliendo con la guía de quienes conocen más este lugar. Si bien el primer trayecto fue sumado a un silencio palpable, su corazón se inquieta en pos de la adrenalina que va surgiendo en ese latir que advierte como todo peligro, incertidumbre y un mar de dudas, que la mente no calla ni razona del todo. 

Y mientras avanzan el Egiptólogo contempla algo en la pared, pero Annika lejos de querer acercarse, aprender o como sea que hubiera ejecutado gracias a la curiosidad que ostenta, se quedó allí al lado de la persona que ama con el alma. Pero cuando menos lo espera, puede vislumbrar a unos leones durmiendo y tras cubrir su rostro con el hombro de su esposo para evitar alertar a los animales siquiera con su respiración, observa que se despiertan por el rabillo del ojo. 

- ¡A correr! - alerta, ya cogiendo de la mano a su esposo para tironear de él, era momento de escapar, de correr, nada de enfrentar esas criaturas que en teoría no deberían estar. ¿Qué clase de juego macabro ofrecen a los turistas? Nada de esto le cerraba al fin de cuentas y su objetivo principal era salir de allí. 

En otras circunstancias, incluso habría disfrutado del peligro que inminente, parecía cernirse en cada paso que eran capaces de dar, pero siendo su mujer quien le acompañaba, quien corría el mismo peligro que él era capaz de sentir, la tensión que el noruego irradiaba era notoria en cada uno de sus pasos, en esa mirada oscura con la que escrutaba cada paso incluso antes de darlo mientras alumbraba con el teléfono el suelo, y las paredes, sin intención de ir más allá de lo que podía servir como un punto de referencia, como una guía en la que basarse a la hora de continuar. Sujetando la mano de su mujer con una fuerza que en gran medida intentaba inspirarle cierta tranquilidad, la mantuvo siempre cerca de su cuerpo, prestando atención a sus pasos, a cualquier sonido que proveniente de su espalda, pudiese adelantar una acción que en resumidas cuentas, pudiese salvar a su mujer, así tuviese que dejar su propia existencia entre aquellas paredes. 

Pero deteniendo su andar, cuando el Egiptólogo lo hizo, rogando a sus propios dioses por un halo de luz en ese camino que se tornaba agobiante por momentos, la presencia de aquellas dos leonas, lejos de petrificarle en el lugar, le hicieron correr en la misma dirección por la que habían ido minutos atrás, sabiendo que al menos, parecía seguro. Por ello, y siguiendo desde una cercanía casi completa el correr de Annika, no fue consciente de qué pasaba a su alrededor, o de quien caía o no en el camino, siendo su mujer, la única persona cuya seguridad le podía importar. 

El guía fue avanzando lentamente, se le veía disfrutar de cada paso que daba.. fue apuntando con la luz por cada lugar que pisaba, pero también a las paredes y zonas más ignotas. Aún había polvo de la caída en la que por suerte no se había hecho nada salvo pequeños rasguños, por suerte, conforme se alejaban pudo ver algo más.

Fue en el segundo pasillo donde vio los jeroglíficos, se detuvo. Por supuesto...dejó que el experto hablara sobre ellos. Malak tambień los reconocía aunque con más dificultad, no obstante era clara la referencia a Ra, a sus hijas y a gobernar..leyó en voz alta mientras pasaba los dedos por el aire justo delante de los símbolos para que los viajeros pudieran seguir su significado:

-Las hijas de Ra gobiernan..o gobernarán más bien-se corrigió a si mismo-el mundo

Era curiosa una referencia a  Ra en un templo que no era de él, pero no dijo nada...era de los dioses más conocidos y seguro que los viajeros disfrutaban de ello.

Tras desplazar la piedra vio a los "pequeños" felinos... la luz se reflejó en sus ojos y Malak dudó. Todo se volvió confuso y peligroso y dudó. Intentó cerrar la puerta de nuevo pero los momentos de duda previo quizás le pasaran factura.

Sin que pudiera evitarse, las leonas clavaron sus garras y dientes en vuestros cuerpo prácticamente indefensos. Notabais como cada mordida arrancaba una parte de vuestra piel, de vuestro músculo, de vuestro ser;  el dolor era intenso y deseabais que se acabase ya. Por fortuna, la última dentellada hizo que todo se tornase negro: ahora podíais descansar en paz.

Pero existía algo, se llamaba instinto de supervivencia.

A pesar de las heridas queríais luchar, luchar por seguir adelante.

Usasteis todos vuestros recursos para intentar acabar con la amenaza, teníais todas las de perder pero... ¿qué otra opción había?

Malak agarró una piedra e intentó golpear con ella al gran felino... era un combate injusto, piedra contra garras..no le esperaba nada bueno, lo intentó sangrando a la desesperada con más ganas que posibilidades.

Cuando dirigió la piedra contra la cabeza, donde estaba la boca, el resultado era previsible.
 

Un dolor indescriptible traspasa su cuerpo en cada mordida, notando el ardor de la sangre descendiendo por su piel. Veía la muerte cerca, tanto que podía ver a su ba y ka abandonando su cuerpo para someterse al juicio de Osiris.

Sabía que su corazón pesaría más que la pluma, abandonando toda esperanza de poder cumplir sus objetivos.

Lo siento, padre.

Un tanto preocupada por la situación en sí, al saber que su esposo sigue sus pasos y se encuentra a salvo, le permite respirar profundo mientras piensa en lo que deben hacer de ahora en más. Annika al desconocer por completo esta cultura, ahora siente que en verdad esta situación no es la convencional, como si algo detrás hubiese sido pautado para complicar su existencia y la incertidumbre de vivir en vilo hasta salir, no le agrada para nada. 

- Mi amor, tenemos que tomar una decisión... Sugiero coger el pasillo opuesto y avanzar. -indica la rubia al perderse por un breve instante en la mirada de Thorlak mientras rodea con sus brazos la cintura de aquel hombre, un tanto aterrada, pero en parte esto le sirve para juntar fuerzas y avanzar gracias a la determinación que siempre ha sido un aspecto muy arraigado en la Sueca. 

Tras esos minutos de contención, se separa tras dejar un suave beso sobre sus labios y al desbloquear el móvil, usa la linterna del mismo para iluminar. Prefiere ir a la par de su pareja, despacio mientras ilumina las paredes para ver si descubre algún dibujo que lejos de interpretarlo como debería, quizás algo le sugiere o le advierte de un peligro que pueda ser evitado. Ella había cometido el error de estar allí por su obsesión con las joyas y ahora mismo, siente la responsabilidad de sacar a su esposo de allí. 

Cuando dirigió la piedra contra la cabeza del gran felino el resultado era previsible...de un zarpazo el animal casi cercena el brazo de Malak quien apenas llegó a sentir el dolor por la adrenalina; la famélica leona otrora majestuosa  dudó unos segundos y el joven guía vio su oportunidad. Rápidamente se consiguió levantar e intentó encarar la salida de la habitación hacia el pasillo de nuevo, estaba a pocos pasos. Tal vez en el pasillo tuviera más opciones a pesar del funesto reguero de sangre que se derramaba por sus piernas y que empezaba a gotear en el suelo.

Miró el techo quizá invocando a Dios pero pudo mirar de reojo como el egiptólogo no llevaba mejor mano que él en esta partida extraña..cerró los ojos cuando escuchó rugir al animal con quien había luchado segundos antes. Le impactó en la espalda y cayó de bruces al suelo con la leona encima haciendo que una mezcla de sangre, saliva y polvo inundara su boca...no tenía fuerzas para levantarse, ni siquiera veía bien de la sangre que le brotaba del golpe que se había dado. Por un momento pensó en los viajeros, había intentado que tuvieran un viaje inolvidable... y sospechaba que lo iba ser, para mal. Cuando la leona clavó sus mandíbulas en el cuello de Malak su columna y cráneo crujieron y fue una muerta instantánea.

Sus ojos ni siquiera se cerraron en el templo milenario..allí quedaron mirando hacia la salida.

Ya había dado la batalla por perdida entre las fauces de las leonas. Su viaje había acabado antes de comenzar, siguiendo la estela que su padre le había dejado.

No miró siquiera al guía, perdido entre sus propios lamentos y dolores, antes de cerrar los ojos totalmente vencido.

Al menos sabía que formaría parte de la tierra, de su querido Egipto.

Sabiendo que el intentar salir de ahí, sería mucho más complejo sin la presencia de quienes, en teoría parecían ser los expertos del lugar, el noruego no tenía intención alguna de jugar innecesariamente al héroe, no cuando lo único que debía proteger, se encontraba de momento en el amparo de sus brazos. Pero aunque inquieto por todo lo que ese lugar parecía resguardar entre pasillos, entre inscripciones que no sabía cómo interpretar, no pensaba quedarse quieto a la espera de que alguien se diese cuenta que el piso de la planta superior se había venido abajo, más, tomándose un momento para pensar, dejó un suave beso sobre el cabello de su mujer, mientras rodeaba con los brazos su cuerpo  - Nos tocará dar vueltas hasta dar con la puta salida, así que me parece bien amor, vamos - asintió a las palabras de su mujer, y tras corresponder a ese beso con la medida intensidad que era mejor contener, tomó su mano para salir de donde se encontraban y comenzar ese nuevo recorrer. 

Lejos de usar la linterna de su propio teléfono, prefirió guardar la batería para cuando la de Hela se empezase a agotar, y usando esa intuición que durante una vida le había servido, no solo en los negocios sino que también en cada actividad realizada bajo su amor por el deporte aventura, los pasos del empresario fueron suaves, lentos pero ante todo precavidos, mientras su mirada comenzaban a buscar diversas cuestiones a la vez. Siempre cogido de la mano de su esposa, manteniéndola cerca suyo por lo que pudiese suceder, el noruego se mantuvo en silencio mientras recorrían aquellos pasillos, siempre expectante. 

Este nuevo pasillo (p6), bastante oscuro por cierto, revelaba un jeroglífico que a ojos de un experto podría revelar algo de interés, por desgracia no sabíais si tanto el guía como el egiptólogo aún seguirían con vida.

Poco después accedisteis a la nueva sala descubierta (8) la cual tenía una peculiaridad bastante peligrosa: a lo largo del recorrido todo el tramo estaba repleto de más de una docena de gatos escuálidos que ¿dormían? En el suelo.

Si se quería atravesar cualquiera de las otras salas había que pasar con sumo cuido debido a que el más mínimo ruido podía despertar a aquellas criaturas y viendo cómo de enigmático era el laberinto no merecía la pena correr el riesgo.

La situación no parece mejorar en demasía y esto comienza a preocuparle de sobremanera a Annika, por esa razón tras tironear suavemente de Thorlak, decide retroceder para dar la media vuelta y coger otro camino que esté menos peligroso. Prefiere resguardarse, buscar alternativas en este laberinto milenario antes que avanzar por caminos donde la vida corre un riesgo que no está dispuesta a asumir. 

Y gracias a ello, desde esa premisa que en verdad está plagada de determinación, como de raciocinio, decide avanzar por el mismo pasillo que había cogido para entrar a la sala y avanzar por esa extensión a oscuras, iluminando con su móvil cada tramo del camino, sin entender los dibujos que tallados en la pared cuentan una historia. Es que ignorante por completo a esa cultura, sólo le queda usar el sentido común. 

- Amor, mejor por aquí. - indica al señalar con el móvil tras apretar con fuerza la mano, estaba nerviosa pero nada coartará sus acciones. 

Sin que el panorama pareciese mejorar en demasía, convirtiendo cada sala en una posible ante los ojos del empresario. Indudable sería que de ser otra la situación el riesgo, sin importar el coste no le habría sido un impedimento para avanzar, pero estando su mujer a su lado, siendo ella y su seguridad lo único que realmente le importaba, la mirada del noruego paseaba por cada detalle que de alguna manera, pudiese prever algún tipo de peligro. 

Así con su mano siempre cogida de la suya, manteniendo aquella cercanía que yendo más allá de la mera necesidad de sentirla, era por la necesidad de protección hacía ella, cuando llegaron a aquella habitación donde a oscuras, una inscripción se hallaba en la pared, en ceño del nórdico se frunció, recordando demasiado bien lo que había sucedido cuando el egiptólogo había leído la anterior. Ignorante de la cultura pero con un alto sentido de la preservación, asintió a las palabras de su mujer, prefiriendo descartar posibles peligros antes de aventurarse por las buenas y a lo loco en cualquiera de aquellas habitaciones al azar. 

- Muy bien amor - se limitó a asentir, sabiendo que de los dos, quien podía mantener el raciocinio al completo era su mujer mientras que él, siempre sería más competente a nivel físico si llegaba a ser menester. 

Nada más acceder a la sala (5), pudisteis ver que en el suelo había un jeroglífico grabado que a ojos de un experto sería traducible, por desgracia seguíais solos en esta travesía.

La sala encerraba un gran secreto: estaba vinculada a un dispositivo que estaba ubicado en el centro de la sala; se trataba de un pequeño pedestal donde sobre él recaía lo que parecía ser un pequeño rompecabezas donde había que colocar una serie de piezas en un orden concreto.

Por desgracia, la puerta que había detrás vuestra se había cerrado ¿significaba aquello que no se podía salir de allí hasta resolver el puzzle?

Por fortuna, todos los allí presentes podíais contribuir a su resolución porque… ¿qué ocurriría si se tardaba demasiado en resolverlo o se hacía de manera incorrecta? Mejor no querer comprobarlo.

Nada más entrar a la sala luego de caminar por aquel extenso pasillo, descubre el puzzle que se encuentra allí y tras intercambiar alguna que otra mirada con su esposo, comienza a rodearlo entre paso y paso con el fin de comprender de qué va este sistema. El punto de quiebre surge cuando ya quedan encerrados, dejando en el ambiente esa imperiosa necesidad de salir de allí como sea, más aún luego de ver todo tipo de animal habitando en esta pirámide. 

- Como sea tenemos que resolverlo. - afirma al avanzar y creer que si mueve la pieza central amarilla hacia arriba, formaría una escala de tres de un mismo color, incluso si corre la otra pieza amarilla para formar otra línea recta de tres en el costado derecho. - Voy a formar estas líneas, la superior de tres amarillas, la del lado derecho de tres compartiendo color y correré las dos azules de abajo para alinearlas en perpendicular a la amarilla superior. No sé cómo diantres se hace, simplemente lo intento. ¿Me ayudas amor? - pregunta al ingresar al puzzle y comenzar a mover las piezas. 

Sintiendo una ligera sensación de agobio al ver como la puerta se cerraba tras de ellos, dejándoles encerrados en aquella habitación, Thorlak siguió siempre de cerca los pasos de su mujer con la única intención de no dejarla sola, siempre priorizando su bienestar y seguridad por encima de todo lo demás. Por ello y rodeando la mesa que se encontraba en esa sala, el empresario alzó una ceja ante el puzle que, sin que hubiese otra opción, parecía ser la única manera de seguir avanzando. 

Escuchando las palabras de Hela, y dejándola mover, en noruego se tomó unos segundos para intentar usar la poca lógica que en aquella situación era capaz de poseer - No tengo ni puta idea amor, pero yo probaré al revés, a mover hacia el centro las piezas del mismo color, a ver si juntándolas de esa manera, sucede algo, sea como sea, una de las opciones tendrá que ser la correcta - comentó, y al ver cómo su mujer movía la ficha azul de abajo, hasta dejarla al lado de la amarilla, él por su parte, movió una de las azules del costado (1) creyendo que, al formar una L entre las tres fichas, algo podría hacer.

Y de esa misma manera, mirando las ficha que aún quedaban en su sitio, se atrevió desde una mesura que incluso en él podría parecer impropia, a mover una de las amarillas inferiores (2) para crear la misma forma L aunque ahora invertida, con el otro color. 

Las piezas del puzzle encajaron perfectamente mostrando la silueta de un sol con un ojo de Horus en el centro. Segundos más tarde la puerta que os había dejado encerrados en la sala se desplazó para permitiros abandonar el lugar con total libertad: habíais superado aquella prueba.

Aquel desafío no había resultado difícil para Annika y al pensar de la misma forma con Thorlak, todo ha resultado ser un éxito. Al menos en esta instancia, no sucedió nada más que ese Ojo de Horus que en algún lado decía que significa: Él que todo lo ve. No obstante al ser una ignorante confesa de esta cultura, simplemente guardó entre sus recuerdos lo visto y tras coger la mano de su esposo, ligeramente aliviada, decide salir de allí caminando de la mano. 

Una vez en el pasillo, la rubia muerde su labio inferior mientras decide si es mejor izquierda o derecha, esto dentro de la adrenalina que ofrecía, dejó cierto halo de incertidumbre y esa recurrente pregunta sobre lo sucedido con el Guía y el Egiptólogo, lamentando el haberlos dejado solos no deja de estar presente en su mente. ¿Culpa quizás? Puede ser, pero no es momento de pasarse factura y por esa razón, tras dejar un efímero beso en los labios de su esposo, avanzan. 

- Amor, por aquí. - decide por el lado izquierdo, esperando no encontrar algo peor que unas leones u otra animal.