Partida Rol por web

Instintivamente me interpuse entre las leonas y Jane.  No iba a dejar que nada le sucediera.  Tomé el medallón de oro y, utilizándolo como arma contundente, asesté un brutal golpe a una leona.  No sabía qué tan fuerte era, pero eso era más que suficiente para darle tiempo y espacio a Jane.

Al ver a las leonas me quede paralizada durante unos segundos. Pánico, terror, ansiedad... Vinieron muchas emociones, todo sucedió muy rápido. Alex se interpuso entre mi posición y las de las leonas... Alex, el hecho de pensar que lo podía perder borró todas mis dudas e hizo que mi cuerpo se moviera instintivamente hacia las leonas.

El escalofrío que recorrió a James en el momento que vio aquella gigantesca bola de piedra caer fue indescriptible. Había pocos segundos para reaccionar, ¿huir?¿saltar? Él decidió seguir adelante hasta encontrar una oportunidad mejor.

El crujido del suelo ante el paso de la roca de la muerte alertaba al valiente egiptólogo que debía apresurar el paso si no quería morir en el intento, por aquel momento pasó por su mente grandes incógnitas ¿cuál era realmente el secreto de la pirámide? ¿estaría su padre orgulloso de haberla encontrado?¿cuál sería el destino del matrimonio sin ningún experto en el campo acompañándoles?

Entonces ocurrió lo último que debía suceder: el sprint implicó un sobreesfuerzo, dicho movimiento generó que la irregularidad del suelo forzase una mala postura que derivó en una torcedura de tobillo. Aquel desafortunado traspiés hizo caer a James dejándole un primer plano de la gigantesca roca acercándose a él de manera imparable.

Por un momento hubo dolor, pero éste desapareció para dejar que todo estuviese en silencio, en paz...

La leona cayó rendida ante el golpe con el pesado medallón.  Esperaba que Jane corriese pero, para mí sorpresa, había decidido quedarse a luchar.  Pude ver cómo logró derribar al otro felino y, jadeando, la miré con una sonrisa de admiración.

Eres simplemente increíble... Te amo.

Mi adrenalina estaba en un máximo y, la emoción del momento hizo que dejara de lado las leonas, el laberinto y a Egipto mismo.  Me acerqué a ella, la tomé en mis brazos y la besé apasionadamente.  Sabía que no podía saciar mi apetito de ella en esa situación.  Pero mis manos no respondieron a mi mente, sino a mi corazón... O bien un poco más abajo.

Haces que Lara Croft parezca una niña exploradora.  Dije alejando mi boca solo lo suficiente para poder hablar.  Corrí el pelo de su rostro con una caricia y me acerqué a su oído con sensualidad.  Quisiera arrancarnos la ropa en este momento...

Debíamos seguir adelante.  Pero, a pesar de todo, ese momento me hizo recordar por qué estábamos allí.

Trozos de piedra caen del techo tras producirse un temblor más. La pirámide sigue reclamando sangre, o al menos eso es lo que os teméis puesto que el sentir toda esa arena sobre vuestras cabezas os recordó que cada segundo allí parados podía significar un paso más hacia la muerte.

Mierda... Digo alejando mi rostro.  Esto se vendrá abajo!.

Tomé a Jane de la mano y la arrastré conmigo lejos de la sala.  Me dirigí a la sala 3 del mapa para reencontrarnos con James.

Alex tomó de la mano a su esposa para llevarla al encuentro de James, el experto que les ayudaría en la búsqueda de una salida a aquella pesadilla, sin embargo lo que encontró la recién estrenada pareja fue algo aterrador.

En mitad del pasillo que daba acceso a la sala destino (3), encontraron en una imagen grotesca el cuerpo aplastado de su compañero. Parecía como si algo extremadamente pesado le hubiese arrollado por completo, dejando visibles huesos, vísceras y sangre, mucha sangre.

Era casi inevitable sentir arcadas ante una imagen así ¿qué demonios le había pasado? ¿había sido víctima de una trampa? Era curioso destacar que por todo el pasillo había un rastro de arena y pequeñas rocas, como si algo se hubiese movido por la zona.

Aquella terrible noticia tan solo significaba una cosa: Alex y Jane estaban solos...

Y entonces, ya todo se reducía a Jane y a mí.

Vamos... no podemos quedarnos aquí.  Claramente debemos ir a la maldita sala de los gatos si queremos seguir hacia adelante.  De lo contrario el techo nos caerá encima.  No hay más tiempo que perder.  Podremos lamentarnos cuando estemos fuera.

Repasé el mapa nuevamente para encontrar la ruta más rápida.

Viendo lo que pasó con James, una idea pasa por mi cabeza.  Parecía que una especie de roca había pasado por encima al egiptólogo, por lo que debía haber salido de algún lugar.  La entrada que estaba tapeada por una pared, por ejemplo?

Jane, tengo una corazonada.  Dije mientras la tomaba de la mano y avanzaba rápidamente hacia la sala 9, donde habíamos encontrado el muro.

Muchas cosas habían pasado tras nuestro incidente con las leones. Quería ir con calma y poder asimilarlo todo pero estas ruinas parecían no querer darnos descanso alguno. Tras esto, habíamos visto el cuerpo de James... más bien lo que quedaba de él. Tenía esa imagen grabada dentro mio.

Atrapados, sin salida visible y ahora con habitaciones que disponen de trampas que podrían acabar con nosotros al acto. ¿Y si le pasaba algo a James? ¿Y si moría yo en la siguiente sala... Todo mi pensamiento se torno en un bombardeo de "y si..."

- Vale, Alex, paremos. - Alex parecía determinado a tomarme de la mano y guiarme hacia la sala 9 - Y si activamos otra trampa y si.. !Dios! - intenté calmarme pero de manera paulatina mi tono se iba volviendo más agudo, me apoyé contra la pared y empece a respirar calmadamente.

- Deberíamos reflexionar con calma.. Y.. - me interrumpí a mi misma y me di varios golpes en la mejilla, intenté sacar la gran cantidad de estrés que llevaba dentro mío.

El plan de golpearme a mi misma pareció funcionar, el aire entraba en mis pulmones y empezaba a ver las cosas de manera más clara, finalmente respiré y exhalé con fuerza.

- Dime cuál es tu corazonada... Y sí crees que es correcta, sigámosla.

Creo que la pared de la sala 9 debe haberse roto, de allí podría haber salido lo que sea que aplastó a James.  Creo que nos evitaríamos pasar por la sala de los gatos.  Y podríamos seguir adelante hacia algún tipo de salida.

- Está bien, vamos - dije mientras seguía a Alex.