Partida Rol por web

El empeño de Yusuf en seguir adelante a pesar de la advertencia conllevó a que al intentar empujar de nuevo la puerta de piedra caliza, una descarga aún más fuerte impactó contra su cuerpo con súbita violencia.

El dolor era indescriptible e insoportable, y mientras se retorcía en la agonía el resto pensaba por qué había querido insistir en abrir esa puerta a pesar de que todo apuntaba a que era una mala idea ¿el instinto de supervivencia tal vez? ¿la búsqueda de respuestas? Es posible, pero aquel era ya el final de su camino…

Fue un segundo, apenas sintió dolor, todo se desvanecía, los sonidos se entremezclaban, las imágenes se emborronaban.... y una luz muy brillante, ¿sería la famosa luz al final del tunel de la que tanto se hablaba? Avanzaba con velocidad por esa luz... Unas figuras se vislumbraban al final, por un segundo pensaba que solo se había desmayado, esperaba encontrar al profesor mostrándole una sala llena de objetos de valor histórico incalculable, pero no era eso, lo que vió le llenó aún más de alegría... Era su familia, todos esos familiares que durante toda su vida Yusuf había estudiado, su antigua y extensa familia.

El misterio había quedado resuelto, Yusuf en efecto descendía de una familia antigua de Egipto, ahora podía verlo claramente, los tenía delante, podía conversar largo y tendido con ellos. Yusuf no había salido con vida de allí, y no había podido proporcionar una buena experiencia a sus turistas, imaginaba que verlo muerto, no iba a ser una imagen muy agradable; pero había conseguido su otro objetivo: descubrir el secreto del origen de su familia.

Se sentía en paz, una paz que nunca antes había experimentado, Yusuf se había ido, pero había logrado uno de sus objetivos de vida: descubrir quién era y de dónde venía, su objetivo vital se había cumplido ahora era verdaderamente feliz

Andrea escuchaba emocionada al arqueólogo. Parece que su propuesta en este juego le había convencido. Iban a seguir buscando para colgar algo en aquellas estatuas. Por supuesto le dejarían a ella colocar una, para eso había pagado. Bueno, su marido, pero ya se entiende.

Con cara risueña intentó empezar a escrudiñar que podría haber de camino a la habitación 5.

¡EH!  ¡ yu - SUF !...

Escuchó a Cameron decir algo, se giró para ver qué idea se le había ocurrido al guía y a ver si les dejaba la antorcha para seguir iluminando aquella aventura, cuando de repente... aquel sonido.

A pesar de estar a varios metros y en otro cuerpo, pudo sentir dolor. Se quedó paralizada. ¡NO! Fue el único grito ahogado que le salió de la boca. Instintivamente se acercó a Robert, colocándose detrás de él, abrazándolo temblorosa. Sácame de aquí, por favor. Las pocas palabras que le pudieron salir mientras las lágrimas le corrían rápido por los ojos.

- ¿! PERO TU TE HAS VUEL…

Había dado un paso en dirección a Yusuf para ponerlo a caldo cuando la descarga hizo que se encogiera como papel mojado. Todas sus largas extremidades retrayéndose en una bolita en cuclillas. Al levantar la cabeza, todavía tenía la esperanza de que… algo... algo hubiera explotado si más. Pero nunca había visto una luz como esa. Pensó en arrastrar el pobre hombre hacia aquí pero lo primero que noto fue el olor. No tuvo que avanzar mucho para ver crepitar el cadáver de Yusuf, y eso lo dejó totalmente de piedra… bloqueado por completo. Un conejo en medio de la carretera. 

Venía de una familia estricta. En la cultura Amish, las muestras de emoción no eran ni bien vistas, mucho menos en un hombre. Y su cerebro estaba tardando en ajustarse. Al final, todo fue demasiado. Se quedó en el suelo, con la mano tapándose la boca y la nariz ahogando como podía el llanto y las convulsiones que se iban abriendo hueco - fmmmfmff. Tardó un mundo en levantarse. Unos pasos por detrás se oían los sollozos de Andrea. Pobrecita, parecía buena chica, pero no muy lista ¿no es cierto?. Hizo un intento de reincorporarse y sus nervios explotaron… – baaaarfff. Vomitó contra una de las paredes del pasillo. Y se quedo ahí hasta que se pudo calmarse.

Después de que Robert y Andrea parecieran tranquilizarse, recogió su sombrero y se les acercó con la cara llena de rosetones de barro y secándosela con las manos…

- ¿Están bien? 

- Robert. Le dijo con un cabeceo en dirección al cuerpo de Yusuf. El gesto internacional de ¿me ayudas a mover el cadáver? Estaba claro que no había nada que hacer, pero no lo podían dejar ahí espatarrado en el medio del pasillo. Por lo menos contra una pared, con algo de dignidad.

Y ese olor… Dios, ese olor se le había metido hasta el cerebro

Cuando ya parecía decidido que se iban a investigar otra sala, un fogonazo hizo mirar a Robert hacia lo que parecía el cuerpo sin vida de Yusuf.
Antes de que pudiera hacer cualquier gesto notó el abrazo de su esposa, muerta de miedo, al igual que él. Se tomó un instante para recuperar la compostura, aunque le costaba horrores. No podía venirse abajo, tenía que ser fuerte por él y por Andrea. La devolvió el abrazo, la acarició la cabeza y le dio un beso en la frente. Saldremos de aquí.
Miró al doctor cuando éste pronunció su nombre y entendió el gesto al instante. Yo le cogeré de los brazos y usted cójale de las piernas.
Una vez apartado el cadáver, recogió la antorcha del suelo y se la cedió a Cameron.Me temo que no nos queda más remedio que seguir adelante.

Murmuro una breve oración en Deitsch, algo que sonaba como una especia de Alemán, por el alma de Yusuf, y al acabar con el, volvieron con Andrea. Cameron fruncía el ceño con bastante más determinación. Bebió agua y al ver a Robert recoger la antorcha, asintió y le extendió el brazo sin mediar palabra.

- Bien. Vámonos. Un trago de agua y enfiló el pasillo. – Síganme. No veía el momento de dejar atrás el olor.

Su marido hace caso a las señas del arqueólogo para recoger a Yusuf. Andrea parece quedarse desnuda cuando Robert se separa de ella.
Está temblando. Las lágrimas recorren sus mejillas. Intenta no llorar, parecer fuerte, pero no puede.
Tampoco quiere observar la escena, así que mira en otra dirección, completamente opuesta.
Se guía de su oído para suponer que lo están apartando del suelo.

- Me temo que no nos queda más remedio que seguir adelante.
- Bien. Vámonos, siganme
 

Andrea supone que se refieren a la sala 5. Sin dejar de mirar en esa dirección, simplemente extiende su mano esperando que Robert se acerque desde atrás y se la coja para acompañarla.
Tenia que parecer fuerte. Aquello no era ningún juego.

Nada más acceder a la sala (5), pudisteis ver que en el suelo había un jeroglífico grabado que a ojos de un experto sería traducible.

El Sol es Justicia

La sala encerraba un gran secreto: estaba vinculada a un dispositivo que estaba ubicado en el centro de la sala; se trataba de un pequeño pedestal donde sobre él recaía lo que parecía ser un ornamentado rompecabezas donde había que colocar una serie de piezas en un orden concreto. Por desgracia, la puerta que había detrás vuestra se había cerrado ¿significaba aquello que no se podía salir de allí hasta resolver el puzle? 

Por fortuna, todos los allí presentes podíais contribuir a su resolución porque… ¿qué ocurriría si se tardaba demasiado en resolverlo o se hacía de manera incorrecta? Mejor no querer comprobarlo.

Robert entró en la sala agarrado de la mano de su esposa, tal y como ella le había pedido. No quería dejarla sola ni por un instante, tanto por su bien como por el de ella.

Al llegar al centro de la sala, la puerta se cerró detrás suya. Un vistazo hacia atrás. El primer impulso fue dirigirse hacia la puerta y empujar, pero inmediatamente le vino la imagen de Yusuf fulminado y Robert se quedó totalmente quieto.

Se quedó mirando el rompecabezas fijamente. Intentando comprender algo que le superaba claramente. Robert se consideraba inteligente, pero nunca pensó que tendría que enfrentarse a este tipo de cosas y mucho menos, que su vida fuera a depender de ello. No le venía ninguna idea clara, ni que tuviera mucho sentido, pero algo tenía que decir, y, aun a riesgo de parecer estúpido, soltó una idea.

-Doctor, ha dicho que la inscripción hablaba del sol. Y ¿si hay que colocar los bloque amarillos en el centro?. Imagino que las flechas indican como los debemos ir moviendo.

La idea parecía más ingeniosa en su cabeza, pero después de escucharla en voz alta, pensó que no tenía lógica ninguna. Aunque dada la situación, parecer estúpido, era lo último que le preocupaba.

No pudo revolverse a tiempo. El empujón que dio a la losa monumental que ocupaba la entrada fue pura frustración, y más bien testimonial. No habría podido derribado a su sobrino. Se giró sin perder un segundo, y se abrió paso a través de los turistas sin ningún miramiento - ¡MALDITA LA ESTAMPA DE JUDAS!. ¡Eso si que no! lo que le faltaba. Llevaba estudiando toda su vida y ahora además de morir ¿moriría como un imbécil?

Tres zancadas lo pusieron el centro de la cámara. ¿Pero qué te pasa Cameron? ¡¿Eres nuevo?! Creía haber inspeccionado el techo en busca de hendiduras, alguna palanca ¡Pues se ve que no! ¡Mentecato! Si los hubieran querido muertos ya lo estarían, así que esto o era una prueba, o en el peor de los casos, una tortura de las clásicas, lenta y más bien sádica… quizá ambas. El corazón le dio un vuelco al ver como el pedestal se hundía profundamente en la tierra. ¡Era un contrapeso! Las tallas desordenadas lo dejaban bien claro: un acertijo. Sonrió y se agarró a esa esperanza febril, tan característica de un hombre desesperado. – ¡Vengan! ¡VENGAN! ¡Aprisa! Aquí hay un mecanismo, pero… 

Se afanaba por examinar las piezas de forma metódica, como le había enseñado el Prof Spitz, pero mucho más rápido. Murmuraba. -  12 tallas, 4 direcciones, 2 Este… 4 Ankhs simbolizando la vida… 

- … el Sol es Justicia...

- .... el Sol es Justicia…. ¿Qué se estaba perdiendo?

- ¿La lucha entre Seth y Amon Ra? La victoria de la luz sobre la noche. Esa piedra del oeste es pórfido violeta, la usaban para las sombras… el dominio de Seth. Se encontró a si mismo buscando con la mirada a Robert y Andrea en busca de ayuda. No sabrían que significaba los símbolos, pero ¿quizá todo fuera más simple? 

- Ra nace al Este, es el dador de la vida… el día, esos 4 Ankh… que… ¿triunfan sobre esas 4 sombras? Pensaba en voz alta mientras agarraba las baratijas que le colgaban por el pecho. - Pero ¡se pueden colocar de cualquier manera!…  las rocas ígneas al Oeste... las de la luz aquí al Este…  No lo veía claro.

Oía hablar a su alrededor, pero no parecía prestar atención hasta que...

Doctor… ¿si hay que colocar los bloque amarillos en el centro?...

Levantó la cabeza. - Mmhmm… ¿el sol en el centro? y las sombras en las esquinas… Si, si, eso tenía sentido. 

Empezó a mover las tallas.

Cautelosamente entro en aquella sala. Casi institivamente cierro los ojos ante el miedo a algún ataque.
Solo sucede un golpe. La puerta se ha cerrado. ¡NO! ¡NO! Grito rápidamente presa del pánico.

Me intento tranquilizar y analizar la situación. Observo la rocambolesca escena ante nosotros.
Escucho a Robert. ¿Porqué no estudié un poco más sobre Egipto antes del viaje? Son las únicas palabras que vienen a mi mente en ese momento. Es cierto que vi muchas revistas y leí algunos artículos, pero solo prestaba atención a lugares bonitos que fotografiar y poco más

Escucho al arqueólogo. Maldita sea, ¿qué dice este hombre? ¿qué es un Ankth? Deduzco que deben ser los lazos aquellos. ¿Un Sol? ¿Este? ¿Oeste? Sigo en silencio analizando y observando. Evidentemente necesito más información para comprender aquello.

El Sol es Justicia... Es lo único que comienzo a decir en voz alta, repitiendo las únicas palabras que había entendido del Doctor.

Intento analizar aquello, darle forma, pero me falta información previa.
Lo único que puedo ver a simple vista es que en el centro, si ignoramos las flechas, las otras figuras forman una cruz.

Tras seguir pensando y reflexionar sobre las palabras de su marido (a quién sí habia entendido). Tienes razón cariño, esas flechas indican los movimientos, y el hecho de que tengan distintos colores, representará el movimiento en esa dirección de aquellas con las que comparte color. ¿Pero en qué orden? ¿Y de qué piezas? ¿Todas las que están en el centro? ¿Todas las que están en los laterales? ¿Solo las que comparten línea con ella?

Me siento a analizar aquello con un poco más de frialdad, mientras observo como el profesor no para de molestar bastante con sus movimientos erráticos

¡Robert! ¡Probablemente tengas razón cariño! ¡Tengo una corazonada! Dice Andrea tras estar un tiempo sentada reflexionando. ¡Probemos a intentar colocar en el centro las piezas amarillas formando un sol, y desplacémoslas en el sentido que indican las flechas! Continúa mientras se levanta. Aunque parece que es una petición hacia su marido, ya que Andrea muestra una pasividad absoluta por acercarse al lugar mientras habla. ¡Y usted! ¡Quédese quieto! Le grita al Señor Cameron que ha vuelto a golpear una pieza mientras pensaba. Esto último no parece una petición, sino una orden.

Al parecer la idea de Robert, aunque le pareciesa estúpida, era la acertada. Andrea pensó lo mismo que él y eso le hizo sentirse mas seguro de sí mismo. Se pusó a colocar las piezas para que cuadrasen y ver si estaban en lo cierto. El Dr. Cameron estaba hablando de cosas que a los turistas se les escapaban y complicaba un poco la idea que había tenido Robert.

Una vez colocadas las piezas en el centro, ignorando al experto, la puerta comenzó a abrirse por suerte para todos. ¡Síiiii! Robert dió un salto de alegría. Cogió a Andrea por la cintura y la levantó un par de palmos del suelo. Su compenetración había sido clave para resolver el acertijo. Juntos podemos con esto. La devolvió al suelo con delicadeza y la besó en los labios.

Robert se acercó al Dr, que estaba claramente afectado por su error, y le tendió la mano. Dr. Cameron, tranquilo. Todos estamos asustados y es normal quedarse paralizado o dudar de todo. La voz de Robert intentaba sonar conciliadora y amigable. Pero no se acostumbre a que nosotros saquemos las castañas del fuego siempre, jejeje. Una pequeña broma para suavizar la situación.

Volvamos por donde hemos venido. Habrá que seguir buscando la salida. Cogió de nuevo la mano de su esposa y se dirigieron hacia el pasillo del que venían.