Partida Rol por web

Escuchando atentamente a su buena amiga Rilwen decir "Además según ellos Imledair está asentado en los bajíos del sudeste, más allá de la Colina de Storch." Le respondió duditativo. - Entonces el misterioso camino al sureste debería ser donde se oculte su morada. Quizás el ir a la posada del norte solo lo ponga bajo sospecha de nuestros movimientos. - He hizo una profunda y severa pausa. - Yo creo que lo mejor es un ataque directo. Imeldar y su nombre, no me dán ningún tipo de buena espina. Cuanto antes acabemos con su banda, antes me sentiré a gusto. Cuento con la magia de mi lira y el abanico de buenas habilidades de ustedes. Si bien nos serviría mas ayuda, tengo la impresión que ese tal Trancos de seguro no quiera venir con nosotros, del mismo modo que esos dos cabreados hobbits. - Hizo una pausa y miró a Lily que se reincorporaba al grupo. - Estoy de acuerdo contigo, tu tío no es la persona más senzata a la hora de actuar. Pero, aún así, parece alguien de bondadoso corazón, no ha obrado con maldad. No te las tomes con el, tranquila. - Hizo una pausa y posó su mano en el hombro de ella suavemente. - Resolveremos esto, como resolvimos lo de los trolls y tendrás todo el derecho de reclamarle una temporada de tranquilidad. Te la habrás ganado. - Luego continuó escuchando las palabras de Rilwen y por último dijo. - Muy bondadosa eres, Rilwen de la casa de..., pero creo recordar que Heather Groundsel es mujer. Aún así estoy de acuerdo con ofrecerle una mano. Pues bien, por mi partimos de inmediato.

- No creo que sea buena opción Gallind no podemos estar andando por donde se supone está su base sin saber donde se posicionan. Nos prepararían una trampa eso seguro, y seríamos carne de buitre. Estoy seguro de que es un campamento bien formado, y tendrá sus vigías bien apostados y ocultos. Y a no ser que supiéramos el lugar exacto alertaríamos a toda la banda. Ir hacia la posada no tiene que ser una alerta para nadie además, nadie sabe a donde vamos si a la posada o al mercado, es un lugar de tránsito de viajeros, y no creo que la posada tenga vigías por los alrededores y si los tiene no se sentirán amenazados. Pero ir a su guarida sin saber donde posicionan sí sería un error.

Siempre os he dado buenos consejos... que luego sirvan o no es otra cosa, pero la verdad que sería de locos ir directamente a su guarida sin saber cuantos son ni donde la tienen.

Gallind se para detrás de Lily y Tolman y tomandolos de los hombros con una enorme y amplía sonrisa dice - Cuento con la discreción que estos dos pequeños tienen para encontrar esa guarida sin que nos vean. Ya han demostrado en el pasado ser más silenciosos que las sombras. - Y mirando a los hobbits musitó. - ¿O no es así queridos amigos?

Volvió a mirar a Rilwen. - ¿Segura que es lo mejor ir a una posada con mala fama? Podríamos obtener algo de información, pero ten por seguro que no pasaremos desadvertidos.

- A ver Gallin no estoy diciendo de entrar. Estoy diciendo de escondernos en algún sitio cerca y vigilar, para ver los que entran y salen, los que pernoctan y hacia donde van.

- Nosotros también somos sigilosos y podemos escondernos en las sombras, pero escondernos de lo que no vemos no creo que sea la solución.

Sentándose en la mesa y mirando astutamente - La posada, si no he entendido mal está en el camino del norte. La guarida parece estar al sur-este. - Y con cara claramente calculadora. - ¿Qué tan fácil nos sería reconocer a cualquier bandido si simplemente estamos espiando? Seguro obtendremos información luego de estar un buen rato, pero dudo mucho que si no actuamos podamos sacar algo en limpio. Y es a esto último que me refiero cuando creo que sería perjudicial para la causa. Pero no sé, siempre has tenido buen ojo por donde avanzar. - Y con una media sonrisa que se le escapa. - Sabes que lo mío es la música.

- Bueno la posada está antes de llegar a Combe por tanto creo que está en el Gran Camino del Este. Le comentó a su compañero. - Pero gracias por ceder, bueno ya me dirán los demás qué opinan. La verdad que ir sin saber a las fauces del lobo no ha sido siempre mi opción. Pero somos una compañía, que entre todos decidamos y aceptemos las consecuencias. Esta vez dijo apoyando sus dos manos sobre la mesa y moviendo su pelo suelto de un lado a otro según con quien hablara. Le gustaba mirar al rostro de con quien hablaba, ya que su primera aventura exitosa había despertado en ella su espíritu de guerrera.

En ese caso, ambos lugares quedan en la misma dirección. - Se rasca la barbilla como si se percatara que su atención no has sido la mejor. - De nada. - Y le guiña un ojo. - Si, estoy de acuerdo. Ustedes aún no han dicho que prefieren. ¿Algún pensamiento? - La magia fluía fuerte por él. La buenaventura estaría seguro de su lado. Imeldar no le daba nada de buena espina, y cuanto antes dieran con él, mejor para Gallind. Pero en cualquier caso, como antaño, nada le hacia estar más a gusto que ver a su buena amiga Rilwen animada.

No nos enfrentemos mis queridos compañeros de fatigas, está claro que debemos pensar sobre todo esto un poco más hasta llegar a una conclusión. La mejor posible por supuesto. Tenemos información y tenemos los medios, aunque quizás no deberíamos seguir hablando de este tema aquí en medio de la posada, de hecho no es para nada necesario. Propongo de momento retirarnos a una zona más privada donde comentar con tranquilidad todo y de esta manera estoy seguro de que llegaremos a un buen razonamiento. ¿No os parece?- Tolman intentaba ser lo suficientemente precavido para que no hubiera mayores problemas.- Lo único que se a ciencia cierta es que sea como sea no tiene pinta que vayamos a solucionar esto sin arriesgarnos, de cualquier manera.- Terminó diciendo.

- Me parece correcto - respondió a Tolman. - Pero ya he hablado demasiado iré a visitar a Heather Groundsel mientras ponéis las ideas en claro. Gallind si vienes te espero en la casa de Heather... hay que aprovechar el día antes de que se haga de noche, vuelvo en un rato compañeros. Comentó la dama elfa, y aprovechando que se iban a levantar para ir a un sitio más discreto Rilwen salió no sin antes corresponder a la sonrisa de Gallind. Después preguntó al posadero por la ubicación de la casa de Heather para acto seguido dirigirse hacia allí.

Estabais todos sentados en una mesa del salón del Poni Pisador, la mejor posada de todo Eriador, o eso decían. Su dueño, Cebadilla Mantecona, era un posadero excelente, que sabía cuidar muy bien de su clientela. Una excelente comida y una mejor cerveza, que hacían las delicias de cualquiera, eran el santo y seña del lugar. Aunque era pronto, el salón estaba ya abarrotado de gente. El olor a comida, bebida y tabaco se olisqueaba por todos los lados.

Vosotros debatíais en voz baja, a ratos sí y a ratos no, cómo conseguir desmantelar la banda de Imledair Corazón Negro, el que parecía ser el jefe de los bandidos. La primera en exponer la información conseguida fue Rilwen, obtenida al hablar con dos hobbits que se fueron muy enfadados de la posada. Os contó la historia del robo a la pareja de medianos y la existencia de una posada o mejor dicho, tugurio, que había a un día de camino de Bree, dirección este. Por sorpresa, Lily volvió a aparecer de la nada, explicando que había ido a hablar con su tío Holfast, el alguacil. Gláin expuso lo que el montaraz les había comentado a él y a la beórnida, que no era mucho. Tolman el Buscador, que ya parecía estar entre vosotros, dio su opinión sobre la información obtenida. Tatharina era ahora la que andaba mohína, sin decir nada, solo escuchándoos. Gallind disertó con Rilwen sobre los pormenores de sus ideas, entrando también Tolman en la conversación. Al final, parecía que debíais seguir debatiendo un poco más el plan de acción, pero no aquí, si no en un sitio más íntimo y seguro, fuera de oídos indeseados. Rilwen aprovechó para despedirse y salir hacia la casa de la pobre Heather, la cual había ardido hace escasas horas, con la intención de ayudarla. Los demás os levantasteis y os mirasteis unos a otros. ¿Hacía dónde iríais ahora?

Magnifica idea amigo Tolman. Sugiero vuestro smial. - Guiñándole un ojo. - Estaremos más seguros allí. Pero ahora... - Dice mientras se levanta y se lleva un mendrugo de pan a la boca. - Dememos irbos - Suelta aunque no logra entendersele ni la mitad de lo que dice. Toma su mochila del suelo y la suelta sobre su hombro izquierdo. Con la mano derecha toma el arpa y buscando, a través de la niebla de la posada, consigue ver la dirección en la que va su buena amiga. Ya listo, con los siguientes pasos a seguir y sus cosas. Se da vuelta. Saluda con la mano al grupo y se retira del Poney.

Gláin escuchó atentamente la vaga información que el grupo había conseguido reunir. Se hallaba reflexionando sobre las posibles opciones que tenían cuando la pareja de elfos decidió partir. Se despidió de ellos con un ligero asentimiento y los vio desaparecer entre el ir y venir de los clientes que atestaban la taberna.

—Bueno, mis pequeños amigos —dijo refiriéndose a los dos hobbits— y mi no tan pequeña amiga —continuó sonriendo a la joven Tatharina—, creo que es hora de que terminemos este improvisado desayuno y nos vayamos al smial de los Pulgarverde. Estaremos mucho más cómodos y podremos hablar relajadamente, sin orejas ajenas paseando a nuestro alrededor, si es que entendéis lo que quiero decir... Tenemos importantes decisiones que tomar y creo que debemos meditar entre todos cuál será nuestro siguiente paso. Y prefiero hacerlo en vuestra apacible y tranquila sala de estar que en este gallinero.

El enano tomó su abultado petate y se lo echó al hombro con un gruñido. Miró a uno y otro lado, intentando encontrar el camino más fácil para sortear la maraña de cuerpos que se agolpaban en el salón. Uno de los camareros cruzó el gentío cerca de su mesa cargado de jarras de cerveza y los clientes le abrieron paso apresuradamente.

—¡Por aquí! —exclamó colándose por el estrecho corredor que se había abierto entre la gente.

Tolman despidió a Rilwen quien salió con gran rapidez hacia su destino para entonces prestar atención al resto de la mesa.- En efecto, creo que es la mejor opción por ahora. Así no perdemos el tiempo mientras Rilwen termina.- Se bajó de la silla para seguir a Gláin con ánimo renovado aprovechando los huecos que dejaba entre el gentío para evitar volver a molestar o ser molestado en la travesía.- A ver que sale de todo esto.- Dijo en voz baja sin llegar a susurrar.

Uno tras otro, vais saliendo de la posada, en fila india. Al pasar por la barra veis cómo Cebadilla os saluda con la cabeza a modo de despedida. La puerta está a vuestro alcance. Nada más salir, una paz y serenidad os inunda el espíritu. Atrás quedaron los ruidos y el humo, para dar paso a una mañana fresca y hermosa de verano. Con pasos firmes, vais yendo hacia la casa de Tolman y Lily, cuyo camino sabéis todos de sobra. A lo lejos, en una calle que discurre por otro lado, podéis ver la silueta de los dos elfos. Pasáis de las casas apretujadas de los humanos a las casitas típicas de los hobbits, smials. Casas bajas o agujeros en las lomas, con un jardincito a la entrada. Al cabo de unos minutos y, no sin antes aseguraros de que nadie os seguía, enfiláis las últimas calles antes de llegar al smial de los Pulgarverde. Solo os habéis cruzado con vecinos que van a hacer sus cosas y que os dan los buenos días.

La primera en salir es Rilwen, que se despide de los demás y quiere dirigirse a la casa de Heather Groundel. Mientras se para un momento en la barra para preguntarle la dirección a Cebadilla, Gallind también se despide y la acompaña en esta tarea. ¡Para eso son amigos inseparables! Una vez con los datos en vuestro poder, salís de la posada al exterior. Afuera, una paz y serenidad os inunda el espíritu. Atrás quedaron los ruidos y el humo, para dar paso a una mañana fresca y hermosa de verano. Con pasos firmes, vais yendo hacia la casa de Heather, por las calles que os han dicho. A lo lejos, podéis ver una pequeña columna de humo que asciende débil hacia el cielo. Pasáis de las casas apretujadas de los humanos a las casitas típicas de los hobbits, smials. Casas bajas o agujeros en las lomas, con un jardincito a la entrada. Al cabo de unos minutos y, no sin antes aseguraros de que nadie os seguía, enfiláis las últimas calles antes de llegar al smial de Heather. Solo os habéis cruzado con vecinos que van a hacer sus cosas y que os dan los buenos días. Un fuerte olor a quemado ronda por los alrededores del smial. Al llegar, veis a una hobbit mayor sacando muebles de su casa para limpiarlos y quitarles el hollín y las cenizas. Algún hobbit más, entra y sale, haciendo lo mismo. Numerosos cubos de madera están tirados en un lado del jardín.

Ya estaban al fin en el acogedor smial de los Pulgarverde. Gláin había dejado su petate junto a la puerta y había cruzado la sala de estar para aposentarse en uno de los mullidos sillones. 

—Bueno, chicos, habrá que tomar una decisión —dijo cuando el resto estuvo ya acomodado—. Rilwen nos ha hablado de una taberna abandonada a una jornada de aquí por el Camino del Este. Parece que puede estar siendo usada como avanzadilla por los bandidos. O como puesto de vigilancia. Por otra parte, ese montaraz, Trancos, nos dijo que existe una misteriosa senda que parte de la vertiente sur de la Colina de Storch y se adentra en las tierras salvajes que hay más al sureste. Mmmfff...

El enano se mesó las barbas en ese tan característico gesto que todos habían contemplado tantas veces. Ese ademán involuntario indicaba que estaba reflexionando profundamente.

—Eh, Tolman, ¿no tendrás por ahí algo de esa hierba para pipa que tienes a veces? No me irían mal unas bocanadas mientras intentamos decidir nuestro siguiente paso. Sea como sea, creo que tenemos dos opciones principales: acercarnos a la taberna a vigilar o tomar esa senda. Tal y como yo lo veo, la taberna es un lugar real y ubicable en el mapa, pero si nos detectan puede poner a toda la banda sobre aviso. La senda no sabemos dónde conduce exactamente, pero puede llevarnos al campamento de Imledair. Si ese fuera el caso, nos encontraríamos con un campamento que no tiene a todos sus hombres, puesto que una parte estará en la taberna abandonada, y podríamos pillarlos por sorpresa. Las dos opciones tienen sus pros y sus contras. ¿Qué pensáis vosotros?

El ameno paseo hacia el smial de los Pulgarverde lo había recorrido completamente en silencio, reflexionando. Las escasas horas que llevaba despierta habían sido abrumadoras y Tatharina se había dejado arrastrar por el devenir de los acontecimientos. Agradeció este momento de pausa al aire libre, pues los olores de la naturaleza siempre le habían facilitado el estudio y sin duda la ayudarían a procesar toda esta información. Tan profundo fue ese diálogo interno que se sorprendió a sí misma en el salón del smial, sentada junto a una maciza mesa de roble.

-Bien, si no os importa, me gustaría dar mi punto de vista. La beórnida se sabía la más joven e inexperta, así que, aún entre amigos, su voz siempre albergaba resquicios de inseguridad. - He estado escuchando atentamente todo lo que habéis propuesto para dar caza a ese malvado rufián. He de decir que me impresiona como tanto Rilwen como Gláin son capaces de trazar planes tan detallados con tan poca información a la mano. Se gira a en dirección al enano y con un pronunciado asentimiento añade - ¡Eres increíble!

- Precisamente por eso no quiero que se malinterpreten mis palabras como una crítica a vuestras ingeniosas ideas. Prosigue su discurso a la vez que se levanta del asiento para localizarse en medio de la estancia - Sin embargo, me veo en la obligación de resaltar algunos puntos flacos. Creo, corregidme si me equivoco, que nuestra prioridad debería ser Imledair. Ya conocéis el dicho, corta la cabeza y la serpiente morirá. Hace una breve pausa para cerciorarse que aún le estáis prestando atención y viendo que así es continua. Siguiendo ese razonamiento, creo que lo que propone Rilwen nos aleja de nuestro objetivo. Es decir, si atrapamos a unos cuantos bandidos en el camino para intentar recabar información o si nos adentramos en su territorio a espiar, estoy completamente segura de que él lo sabrá y tomará medidas para hacernos frente. Más de las que ya haya tomado por culpa del alguacil...

Suspira brevemente y su mirada se fija en los celestes ojos de Lily - Sinceramente, creo que nuestra mejor baza es adentrarnos en la espesura por el camino que nos indicó el montaraz y confiar en el buen hacer de nuestros amigos hobbits. Es un movimiento arriesgado, puede que incluso estúpido... Por un momento su voz se apaga al darse cuenta de sus propias palabras, pero rápidamente vuelve con confianza renovada alzando la voz por encima de lo que es habitual en ella - ¡PERO eso es lo que hará que no se lo espere! ¡Una vez lo encontremos, le damos caza y el resto de sus secuaces no tendrá otra opción que dispersarse sabiendo que aquí ya no podrán cometer sus fechorías impunemente!

Cuando su intervención acaba se da cuenta de que se encuentra en medio de la sala con el puño alzado y casi gritando ante las miradas perplejas de sus amigos. Parpadea un par de veces a la vez que su pálido rostro empieza a enrojecerse ante el silencio sepulcral que ahora reina en la estancia. - ¿Y bien? ¿He dicho una tontería?

Bien Rilwen. Desde aquí te observo. - Le dice guiñando un ojo. - Si te soy sincero yo no sabría que decirle a la pobre mujer. Y si nos quedamos mucho tiempo aquí haciendo de postes seguro le incomodemos. Así que adelante. - Le dice con un ademán de ambas manos que incitaban al movimiento en dirección al smial. Mientras tanto, el joven elfo, mira a su alrededor. Desde hace rato la campiña y el aroma de las hierbas y flores de los jardines habían llenado de frescura la sutil nariz de Gallind. Ahora mismo, como si se le olvidarase su misión, se encontraba ensimismado apreciando la belleza del campo, a pesar del insipiente olor a quemado.

-Bien. Pues vayamos a buscar ese camino entonces-

¿Tenemos idea de cómo encontrarlo?

Cuando demos con él ya pensaremos en cual será nuestro siguiente movimiento. 

-Voy a prepararme para unos días en el campo...-

Y dicho esto Lily se pone a rebuscar entre sus cosas para montar su mochila de buscadora de campamentos de bandidos. 

Gláin asintió sonriente ante las palabras de la joven Tatharina. Le había cogido cariño a esa tímida muchacha desde el viaje que hicieron juntos desde las Montañas Azules. El enano la veía como la hermana pequeña que nunca había tenido. Una hermana pequeña que le sacaba dos cabezas...

—No has dicho tontería alguna, no te preocupes —le contestó con una sonrisa paternal—. Ese es el camino que yo hubiera decidido. E incluso Gallind ya dijo en el Pony Pisador que esa sería su opción si tuviera que elegir. Como bien dices, si conseguimos encontrar el campamento, podemos pillarlos por sorpresa y con parte de sus hombres fuera, en la taberna abandonada. Creo que merece la pena arriesgarse.

Se dio la vuelta entonces hacia Lily. La hermana de Tolman era inquieta como una anguila fuera del agua y ya iba de camino a empaquetar su equipaje.

—Encontrar el camino será la parte fácil: nace de la ladera sur de la Colina de Storch, que no está muy lejos de Bree. Lo difícil será no perderse mientras seguimos la senda...