Partida Rol por web

No me gustaba aquel tipo prepotente, pero quizás un poco de ayuda para conseguir el local no me vendría mal. -Dígame lo que sepa sobre él y veré lo que puedo hacer. Deme también su número de teléfono y ya le llamaré. Y recuerde, si me miente, lo sabré.

Esperé a que me contara lo que supiera sobre el tipo que le robó el libro y le acompañé a la puerta. -Ya le llamaré cuando tenga algo. Dele recuerdos al señor Modin de mi parte. Tengo que llamar a Tommy, a ver qué pasó con el maltratador aquel y a ver si sabe algo de esto.

Me quedé en el despacho, que más que despacho era una gran suite donde vivir. Por mi naturaleza aquel refugio era más seguro que cualquier casa u hotel de la ciudad. Seguridad 24 horas, persianas que cerraban herméticamente, sistema de vídeo de seguridad interno, alarmas y todo tipo de sensores de movimiento y de calor. Más seguro que un banco.

El señor Djizarliev sacó un pequeña libreta y una pluma del bolsillo de su chaqueta y empezó a escribir un número de teléfono y varios nombres mientras hablaba. No dejó notar ningún gesto de sorpresa por el cambio en la decisión de Vincent.

- Tenemos la sospecha de que estas personas podrían tener relación con el robo. Podrá encontrarlas probablemente en este local - dijo mostrándole y dándole la hoja arrancada de la libreta.

Justo cuando salía de la habitación, Tommy llegaba, de hecho estuvo a punto de llamar a la puerta cuando Dimitri salió, al cual miró con expresión curiosa por un momento y con el permiso de Vincent pasó.

- Saludos de nuevo, Don Deline. El tema está solucionado, si se le puede banalizar llamándolo "tema"... - dijo al entrar con expresión seria.

- Por cierto, quería comentarle que nos hemos puesto en contacto con una nueva bailarina, ya que hacía tiempo que necesitábamos ampliar el personal. Además con más motivo ahora con esto de Linda... Vendrá mañana a las ocho a entrevistarse.

No se acabó de marchar Dimitri cuando Tommy apareció en la puerta. -Bien Tommy, muchas gracias. Espero que a ese tipo se le hayan quitado las ganas de volver a tocar a una mujer. ¿Linda está más tranquila? -Miré la sala pensativo y luego volví a Tommy. -Perfecto Tom, que mañana esté en mi despacho a las 8. Estaré esperándola, aunque debería ser muy buena para poder suplir el vacío dejado por Linda. Es una chica muy buena y trabajadora. -Eché un vistazo a la hoja que me había tendido Dimitri y la guardé cuidadosamente en el escritorio bajo llave.

Miré el reloj que colgaba de la pared de mi despacho y ví que ya era un poco tarde. La gente comenzaba a dejar el local entre murmullos mientras otros, los menos, tenían que ser sacados a rastras por el personal de seguridad. En un negocio como este, o controlas a los borrachos o te destrozan el local. -Muy bien Tom, nos vemos mañana, que descanses.

Acompañé a Tom a la puerta y cerré con llave, luego activé la alarma y corrí un seguro extra de titanio para dejar la habitación perfectamente cerrada. La puerta pese a parecer una puerta blindada normal tenía más plomo y acero que una caja de seguridad. Las paredes de hormigón reforzado y la ausencia de ventanas al exterior hacían de aquel despacho un fortín.
Me dirigí a mi habitación, apagué la luz y me dejé llevar por el día dentro de mi oscuridad particular.

La noche siguiente parecía presentarse igual de monótona y "controlada" que siempre, así que para no variar tus costumbres Vincent se levantó se vistió con elegancia cómo correspondía a alguien de su estatus social.
Tras salir de su amplia y reforzada habitación uno de sus guardias de seguridad apostado junto a ella le saludó de forma diligente y le informó con educación de que "su cita le espera en su despacho", así que decidió ir hacia allí ya que nunca había sido impuntual y ésa no va a ser la primera vez.

El mismo vigilante le siguió hasta allí y abrió las puertas para después cerrarlas quedándose afuera esperando por si requieriese sus servicios.
En el interior esperaba una atractiva y podría decirse que incluso "explosiva", Graziella Adduci.

Acababa de caer la noche. Por suerte en Londres los días son muy cortos y la noche se hace infinitamente más agradable y apacible al tener más horas de oscuridad. Me levanté y me vestí con uno de mis mejores trajes, pero... es que todos son los mejores. Salí al pasillo y un guardia me estaba esperando para indicarme que mi cita de las 8 estaba ya en mi despacho.

Me dirijí al despacho. Mi rostro serio e imperturbable. Abrí la puerta y allí estaba Graziella. Una chica morena, imponente, realmente atractiva. Está claro que llama la atención, ahora tendrá que demostrar que es capaz de mantenerla durante el espectáculo. -Buenas noches señorita Adduci. Espero no haberla hecho esperar -dije con la voz más suave y dulce que podía tener. Me acerqué a ella mientras le miraba los ojos y le sujeté la mano delicadamente. -Un placer conocerla. Mi nombre es Vincent Deline. -Agaché la cabeza y le besé la mano con mucho cuidado.

-Tiene nombre italiano, ¿Es usted italiana? Algo exótico sin duda para nuestro local nos vendría bien. -Sonreí ampliamente para darle confianza y que no estuviera incómoda durante la entrevista. -Por favor póngase cómoda mientras charlamos. Le señalé un asiento cercano a la mesa mientras yo me dirigí a un sillón de enfrente para que estuviéramos cara a cara. Me puse cómodo y crucé las piernas mientras observaba a la bella Graziella.

El local muy lujoso y el despacho mas de lo que esperaba, aunque sigo pensando en lo ocurrido la noche anterior, dejo mi chaqueta a un lado mientras aliso mi vestido esperando a mi entrevistador sentandome en una de las sillas con las piernas cruzadas cuando oigo como se abre la puerta del despacho, me levanto y me giro para mirarle.

Buenas noches Señor Deline digo despues de que se presente con una sonrisa No se preocupe, acabo de llegar y la verdad admiraba la decoracion de su despacho Le acompaño a nuestros asientos
Si, naci en Alessandria del Carreto, creo que no he perdido el acento y no lo puedo disimular mucho digo medio en broma con un leve acento italiano mientras me siento en la silla y cruzo las piernas quedandome recta y con las manos sobre ellas sin perder la sonrisa La verdad es que me sorprendio la llamada que recibi ayer, no esperaba atraer la atencion de nadie y menos que alguien me recomendara

El vestido de Graziella mostraba más de lo que dejaba intuir y si esa era su vestimenta para una entrevista habría que verla vestida con la ropa de trabajo. Y si se movía la mitad de bien de lo que me imaginaba tendríamos a una buena chica en nuestro local.

-Oh, así que no me equivocaba, efectivamente aún tiene un poco de acento, pero me gusta. Hace tiempo que no sentía ese aire tan familiar. Me alegra. -Una amplia sonrisa acompañaba mis palabras, daba a entender que estaba ilusionado con ella o que al menos era un tipo cordial y cercano. -Si le soy sincero hasta ayer por la tarde no sabía quién era usted, pero un buen amigo de confianza se ha encargado de traerla aquí, y confío bastante en su criterio. Que le parece si me cuenta algo de usted, en qué sitios ha trabajado y por qué le interesa este puesto. ¿Le han informado de qué va el trabajo, cierto? -Esperé cómoda y relajadamente su repuesta allí sentado en el sillón.

Espero que tambien le guste cuando comience a hablar en italiano, me suele pasar a veces debe haberselo comentado Gerard mantengo la sonrisa mientras no aparto la mirada ¿Aire familiar? acaso ¿es italiano? me quedo sorprendida y respiro hondo antes de continuar. La verdad es que llevo unos cuatro años en Inglaterra y cosa de dos trabajando en EL Royal Rabbit. El gerente es bastante simpatico y las chicas son muy amables y me lo paso bien alli aunque bueno ya sabe en cada trabajo hay dias que es mejor no levantarse. Pero debo reconocer que no he faltado ni un dia a mi trabajo amenos que tenga una buena excusa o este enferma Me relajo un poco en la postura pero me mantengo mirandote Antes trabaje en Roma en otro local, hubo un accidente y se quemo una noche, despues me centre en mis estudios de baile aunque decian que tengo un don natural. No se si sera verdad, bueno los que me han visto bailar lo sabran mejor que yo la sonrisa se agranda un poco mientras muestra una dentadura blanca como las perlas Si, aunque no entro en muchos detalles preferi que me los contaran mas cuando viniera a la entrevista, ¿espero que no haya problema por ello?

Escuché atentamente las palabras de Graziella mientras su forma de hablar me rememoraba mis tiempos de juventud viviendo con mis padres. Me evadí un momento en esa sensación y volví a mirar a Graziella a los ojos. Por suerte, dada mi condición, el deseo sexual que podría ejercer sobre mí es bastante nulo así que podía mantener mi concentración en su ojos durante todo el tiempo que quisiera.

-¿Italiano?, no, que va, no soy Italiano, aunque hubo un tiempo en el que viví en un lugar con arraigadas raíces italianas. ¿Un don natural? Bueno, doy por hecho que por tus raíces debes ser una artista, sin embargo ahora lo comprobaremos. -Me levanté del sillón y me acerqué hacia la zona del minibar y la cadena de música. -¿Quiere algo de beber señorita Adduci mientras le explico el trabajo?

-No sé si al entrar ha visto usted que había una sala a la derecha, es un salón grande donde cada noche hacemos espectáculos de diferente índole. Tenemos varios locales donde tenemos chicas que bailan para distraer al público masculino sobre todo. Nada porno, no se asuste usted. Yo lo veo más como un baile sensual. Todo dentro de una gran y detallada puesta en escena. Es un gran epectáculo, sin duda. -Sonreí pícaramente y continué hablando. -Pues bien, sólo las mejores chicas de todos los locales, sólo unas pocas elegidas, son las que actúan en esa gran sala del casino. El caso es que tenemos alguna vacante libre ahora mismo para el gran salón de variedades y necesitamos completar ese cupo, pero no encuentro la chica adecuada entre las que ya trabajan para mí. Es decir, necesito a la mejor chica de la ciudad para que baile. ¿Cree que estará a la altura signorina Graziella? -Añado con un marcado acento Italiano.

Una pena, hace mucho que no veo a ningun italiano y pense...bueno da igual digo con un leve gesto de cabeza quitandole importancia siguiendote con la mirada Por favor, llamame Graziella ante la pregunta de la bebida me quedo callada unos segundos Si, seguro que tienes un chupito de O+ en el minibar, una copa por favor. Eso me recuerda que no he comido hoy nada Gracias, pero no suelo beber escucho atentamente toda la explicacion sin apartar la mirada Si, lo he visto, se refiere a algo asi como un espectaculo de las Vegas, como en esa pelicula ¿no?. Me siento muy halagada por que me hayan elegido pero me quedo callada pensativa mientras miro al suelo y al oir el italiano te miro de reojo con mis ojos miel Yo puedo decir que si y que cuando me vea opine que no, eso solo lo puede saber viendome actuar y no voy con ropa adecuada pero me puedo adaptar.

Sonreí al escuchar sus palabras. Me cae bien esta chica, parece inocente dentro de ese cuerpo salvaje, aunque estoy seguro de que de inocente sólo tiene leves retazos. -No soy Italiano porque no nací en Italia, pero soy hijo de emigrantes italianos, así que salvo haber vivido allí conozco bastante bien la cultura y costumbres, así como el idioma.

¿Una chica insegura?, eso si que no me lo creo. No querrá dar mala imagen ante un posible jefe. -Esperaba una respuesta más convincente, algo de seguridad en usted misma. La seguridad en uno mismo es muy importante cuando se está ahí arriba, pero admiro su sinceridad. Espero que esto no se pierda si consigue el puesto.

Dejé las copas en la mesa y cojí un mando a distancia. Caminé hasta el sillón mientras sentía la mirada de Graziella. Me senté en el sillón relajadamente y con el mando a distancia bajé las luces un poco, para crear ambiente. -Está bien, tendré en cuenta que no lleva la ropa adecuada y si quiere puedo pedir que le traigan algo, pero creo que bastará con lo que lleva puesto. No necesito grandes alardes. Con verla moverse ya me hago una idea de si tiene lo que necesito. Son muchos años de profesión querida, y muchas bailarinas que querían comerse el mundo que tras un par de compases de la música ya quedaban descartadas. Estoy seguro de que con usted no ocurrirá lo mismo.

Apreté otro botón del mando y la música empezó a sonar.

YO estoy segura de que soy la mejor pero si preguntas a cualquiera de mis compañeras te diran que no, que mis bailes son poco sensuales incapaces de excitar a un hombre. me levanto cuando baja las luces y me pongo en el centro de la habitacion mientras me suelto el pelo que cae como una cascada sobre mi espalda. Siento el olor del cuero de los sillones, incluso el de él por encima del mio.
¿Quieres ver si soy la mejor? pues lo vas a ver ahora mismoEstoy bien como estoy digo mientras cierro los ojos.
Dejo que la musica me llene y abro los ojos mostrando un brillo inusitado mientras mi cuerpo comienza a moverse con movimientos sinuosos contoneandose mientras una de mis manos se desliza por mi muslo subiendo la falda levemente hasta la mitad antes de soltarla y girarme, flexiono un poco las rodillas y arqueo la espalda para subir un poco sin apartar la mirada. Cojo la silla y la pongo delante mientras deslizo las hombreras del vestido dejando que caiga hasta la cintura mostrando el sujetador. Me apoyo en el respaldo, paso una pierna por encima y me siento delante, pongo una mano entre las piernas y arqueo el cuerpo hacia delante levantandome haciendo que el pelo vuele un instante antes de volver a caer en mi espalda desnuda y la silla salga despedida hacia atras, me llevo las manos al vestido a como esta y los deslizo un poco mas hasta la cintura mientras camino hacia la mesita frente al sillon donde me paro y apoyo una de mis manos para deslizarme hacia delante humedeciendome el labio inferior y mordiendole levemente, me acaricio con la punta de la lengua los dientes antes de volver a morderme el labio en un pellizco.
El olor de mi perfume disimula el poco sudor que pudiera producir, que ironia ahora puedo hacer lo que quiera y ni siquiera sudare o me agotare, no es suficiente ejercicio para mi, flor de azahar emana de mi pelo y de mi piel.

Sonaba la música y Graziella se metía en el papel. El pelo suelto flotaba en el aire como plumas de paloma. Su perfume llenaba la habitación de un maravilloso olor, mientras que su sensual cuerpo junto a los sugerentes movimientos serían capaces de cautivar a cualquier mortal. Pese a que ya tenía suficiente para dar mi veredicto la dejé seguir, parecía que disfrutaba con lo que estaba haciendo y yo, la verdad, también estaba disfrutando.

Quien fuera mortal para poder desearte como mujer, para poder disfrutar de este momento con cien mil emociones y sentimientos.

Mi cara seguía impasible con una ligera mueca en la boca de media sonrisa dando a entender que iba por buen camino. Se acercó a mi asiento mordiéndose el labio y pasando su carnosa lengua por sus gruesos y perfectos labios. Semidesnuda aún estaba más maravillosa. Sus músculos, su figura, su piel, su pelo, sus dientes, su sonrisa... creía haber encontrado a la nueva integrante del grupo de bailarinas del casino.

Y la dejé bailar, y la dejé disfrutar.

Increible ni se inmuta o es muy bueno disimulando o es gay, una pena con lo mono que es me incorporo y camino con paso sensual hacia la silla de nuevo, la cojo haciendola girar en el sitio para pararla con el pie poniendolo encima. Un dedo sobre mis labios una mano deslizandose por mi piel desnuda hasta mi ropa mientras me giro con un suave movimiento de cadera No Graziella, no es local, solo preocupate de bailar
Una mano se desliza por mi rostro, cuello y entre mis pechos mientras la musica sigue. Vuelvo a la mesa donde me tumbo con un sensual deslizamiento que esta vez si hace que mis pechos toquen su superficie, mientras seguia mi camino hasta llegar al otro lado y apoyar la mano en la alfombra para levantarme y quedarme frente a ti terminando el baile sin apenas esfuerzo tras lo que vuelvo a colocarme las hombreras del vestido

Graziella continuó su baile. Sensual, atractiva, rebosante de pasión e intentado provocar el deseo. Bailó muy bien y cuando se acercó por última vez intenté parecer ligeramente excitado, pero no me esforcé mucho, así que quedó en un leve movimiento de retroceso en el sillón. No me apetecía esforzarme para respirar y hacerlo entrecortadamente, pero no quería tampoco dejar a la chica cortada de que no hubiera conseguido reacción alguna en mi. En el fondo daba igual, yo era un profesional y había visto a cientos de chicas como ella, aunque ninguna tan especial.

Graziella volvió a vestirse y puse cara de lástima, para quitarle tensión al ambiente. -Un cuerpo precioso, a juego con tu belleza. Te mueves muy bien y veo que el vestido no ha sido inconveniente. Creo que no me has decepcionado en absoluto y me gustaría verte junto a las chicas en la sesión de mañana. -Pulsé un par de botones y la luz volvió gradualmente a su estado habitual y la música dejó de sonar.

Me levanté y me acerqué a ella lentamente, mirándola a sus profundos ojos color ámbar. Le sujeté la mano una vez más y me agaché para besarla. -Un bellissimo spectaculo. Si quieres el puesto es tuyo, sólo te quedaría hacer una prueba mañana sobre esta hora, con el resto de las chicas. Para ver si en grupo te mueves igual. Pásate luego por la sala que te he indicado y pregunta por Pierre. Es nuestro coreógrafo, algo excéntrico, pero muy bueno. Él te enseñará la coreografía para la actuación de mañana y te presentará a las chicas. Ahora tengo cosas que hacer, pero quizás me pase luego para ver como te va. Un placer Graziella -Sonrío amigablemente y la acompaño a la puerta.

Gracias por el cumplido digo mirandote a los ojos sonriendo he bailado con cosas mas ajustadas y no ha sido problema, aunque estuve tentada en un par de ocasiones en....no mejor me lo guardo para otra ocasion me rio negando y me besas la mano todo un caballero, pero que....no se yo si sus palabras son sinceras, su reaccion me ha parecido extraña aunque puede que este equivocada me acompañas a la puerta cogiendo mi chaqueta que aun descansa en el respaldo de mi asiento Bien, ire a ver al coreografo y me esforzare mas si cabe en la sesion de mañana, estoy deseando trabajar aqui. El placer ha sido mio Salgo de la sala sin ponermela mientras me recojo el pelo de nuevo en el coqueto moño dejando mi cuello al descubierto con algunos bucles sueltos. Me alejo de la puerta y camino hacia la puerta llamando un par de veces antes de entrar y mirar la sala. Buenas noches, estoy buscando a Pierre, me envia el Señor Deline

Acompañé a la señorita Adduci a la puerta y le abrí la puerta dejándola salir. Fuera se encontraban Jack y Sveta jugando entre ellos a boxear. Digo jugando porque el brazo de Jack es como media Sveta, aunque hombres más grandes han caído bajo sus golpes. Ambos se pararon al momento y dejaron un pasillo para dejar salir a Graziella. Quedaron los dos firmes a ambos lados mientras ella se despedía de mí. Avanzó por el pasillo dirigiéndose a la la sala que le había indicado. Jack se quedó mirando el suave contoneo de sus caderas, mientras que Sveta se puso a imitar sus movimientos exagerándolos. Me reí por dentro al ver la imitación de Sveta y le dí dos palmaditas a Jack en la cara.

-¿Interesante Jack? -dije con sorna.
-Eh, eh, esto... si señor, buen culo señor, digo... está muy buena señor... oh, diablos. -dijo algo agobiado y acalorado por la vergüenza. -¿Va a trabajar aquí?
-Puede que sí, mañana tendrá la prueba definitiva, pero es bastante buena. Así que vas a hacerme un favor, aunque aún no es una de mis chicas, quiero saber algo más sobre ella. Vas a coger y vas a ir a la sala de espectáculos y te vas a sentar en algún sillón en la penumbra mientras hacen los ensayos. Cuando ella salga le vas a ofrecer acercarla a su casa. Si acepta la llevas a su casa y te quedas con la dirección. Si no acepta, porque tenga coche o porque vengan a recogerla, ve y trata de seguirla -Le miré a los ojos a ver su expresión, nunca se sabe cuando está realmente entendiendo y asimilando todo lo que se le dice -Si te pilla dile que yo te he mandado para protegerla, que es la costumbre en esta casa. Que las chicas deben llegar sanas y salvas a casa. -Le pasé la mano por la cabeza como a un niño chico -¿Entendido?
-Sí, señor, sentarme a ver a las chicas. Cuando salga le digo que quiero llevarla a su casa. Si no viene conmigo la obligo.
-No no, si no va contigo, la sigues a distancia, y te aseguras de que llegue bien a casa. A las chicas hay que tratarlas con cuidado, ¿verdad Sveta? -La miré de reojo a ver su reacción y ella se cruzó de brazos e hizo una mueca con la nariz de desaprobación mientras abría la boca y me enseñaba la poca lengua que tenía. Sonreí y dejé ir a Jack.

-Hey Jack, ¿llevas el arma? -Dije desde lejos.
-Sí señor. -Dijo tocándose la chaqueta a la altura del corazón.
-Recuerdas las normas, ¿verdad?
-Sí señor. Proteger, respetar y machacar. -Se puso firme como si estuvieran pasando revista.
Proteger al objetivo.
Respetar al enemigo para no subestimarle.
Machacar sin piedad a quién se interponga en mi misión. -Terminó de recitar y se dio la vuelta orgulloso hacia su nueva misión.

Me volví hacia Svetlana. -Ven, vamos a salir a por comida -dije guiñándole un ojo. Ella asintió con la cabeza muy sonriente y nos fuimos hacia la salida.

Salimos del casino y Sveta e agarró a mi brazo. Como una pareja de novios nos confundimos con la noche. Paseamos durante largo rato en dirección a los burdeles más cercanos. Sitios discretos donde la gente entra y sale y nadie hace preguntas. Una fuente inagotable de alimento.

Entramos en uno de los locales y el gorila de turno nos dijo que sólo lo hombres podían pasar, que las mujeres no podían ni mirar. Si querían participar deberíamos acordar una cita. Me relajé ante tamaña estupidez y le indiqué a Sveta que esperara en la puerta junto al gorila mientras yo volvía.

Me dirigí a la barra y me quedé mirando al "ganado", nunca mejor dicho. Me fijé en una muchacha joven y le hice un gesto para que se acercara. Rubia natural, por lo que dejaba ver en su bello púbico, y algo descuidada, ya que no se había vuelto a poner las bragas desde su último cliente. Nunca fui delicado en ese sentido, así que aunque afirmaba tener 18 años, debía tener unos 23 o 24 años.

Subí con ella a su habitación.

Entré al baño como era costumbre. Curioso que el cliente entre al baño a lavarse cuando estaba seguro de que ellas no se lavaban entre cliente y cliente, pero tampoco estaba de humor para discutir. Uno aprende con la edad que a veces es mejor dejar ciertas cosas pasar y así se consigue antes lo que se desea en vez de ponerse a discutir.

Cuando volví del baño la chica estaba tumbada en la cama. La misma ropa que llevaba abajo, no se había quitado nada, claro que poco más se le podía quitar. Me acerqué a ella mientras me quitaba la camisa y la miré a los ojos. -Date la vuelta. -Ni lo dudó, se dio la vuelta en la cama y se puso a cuatro patas. Parecía aburrida, pero pronto se le pasaría.

Me acerqué lentamente por la espalda y me subí a la cama. Me arrodillé tras ella y acaricié su espalda en dirección a su cuello. -Déjate hacer. -Le sujeté el cuello con la mano e hice que se incorporara. Los dos de rodillas y mi boca acercándose a su cuello. Noté como las venas de su cuello latían rápidamente y como su respiración se aceleraba. Después de todo no estaba hecha de hielo. La sujeté fuertemente contra mí rodeándola con mis brazos y mi boca se fue hacia su cuello. Su cuerpo se estremeció posiblemente a causa de mi fría piel, pero era una profesional.

-Te va a gustar. -Tras un par de besos mis colmillos se hundieron en su suave piel. La tomé durante mucho tiempo, demasiado. Me gustó su sabor. Sus gemidos y su respiración entrecortada hacían que quisiera más de ella. No paré a tiempo. Sus músculos se relajaron y enseguida la solté. Había perdido mucha sangre y había caído desmayada. No estaba muerta, pero tendría que tomarse un buen batido energético para reponerse.

Bajé las escaleras del tugurio y le indiqué al camarero que a la chica le había dado un bajón de azúcar, seguramente por el esfuerzo y que estaba en la cama tumbada, que seguramente estaría mareada cuando se levantara, pero que se repondría. Salí de allí y me fui de vuelta con Sveta. Se agarró a mi brazo otra vez sonriente mientras olía el perfume de la chica y sentía el calor renovado dentro de mi cuerpo.

Dos figuras recortaban, orgullosas, la oscura madrugada invernal de Londres.

Dos rostros eternos, inmutables, poderosos entre las cortas e insignificantes vidas de la multitud de mortales que poblaban, como hormigas, la antigua ciudad.

Dos miradas frías, casi vacías, encharcadas en los resquicios de sus almas. Las miradas de aquéllos que habían desafiado al tiempo y a la muerte, de aquéllos que habían osado desafiar al mismísimo Dios.