Partida Rol por web

El Normandía, llevas varios días pensando en la propuesta que te han hecho, el comandante Anderson en persona había ido a buscarte, te quería dentro de la Normandía. Al parecer querían integrar a seres de toda la galaxia, hacer una convivencia juntos, que la paz entre razas fuera posible. Pero también quería a una persona del comando Asari a bordo para que enseñara a los nuevo reclutas a luchar, que le sirviera como ejemplo.

La Normandía saldría ese día de Thessia en busca de una nueva misión, algo fuera de lo común, te habían pedido que los acompañases, que vieses por ti misma lo que allí hacían, el comandante Anderson te había dicho que si después deseabas irte te dejarían allí donde quisieras ir

Desde que mataste al verdadero Darren Frost, lo que más te preocupaba eran las revisiones que pudieran descubrirte, aunque sabías que Darren nunca había estado en la Normandía, el temor que algun recluta lo conociese era el mayor miedo. Pero allí estabas, habías pasado las pruebas de reconocimiento, estabas a bordo del Normandía preparado para la primera misión, pero aún no salíais, el comandante Anderson había dado la orden de no salir aún, parecía impaciente, mirando la puerta a la espera de algo o alguien. Una parte de ti pensaba que serían los demás reclutas, otra parte, temía que hubiese llamado a las autoridades porque te hubiesen descubierto

Después de llegar a la Ciudadela, Jer pensaba en donde podría encajar en este nuevo mundo para él, tenía que empezar de nuevo, pero para alguien como él, no sería fácil. Mientras bebía en el bar, un hombre se le había acercado, no había dicho nada, sólo le había dejado una tarjeta en la mesa, al inspeccionar la tarjeta pudo ver el numero de un andén, una fecha y una hora. Instantes después, recibió un correo:

"Señor Jer, la Normandía querría contar con usted para una nueva misión, de estar interesado ya sabe donde debe estar.

Comandante Anderson"

Nunca habías estado en una nave, no en una nave de exploración y de guerra, pero allí te encontrabas, en el Normandía, por orden de tus superiores estabas allí para establecer relaciones con los miembros de la Normandía, para mantener la paz entre sus tripulantes, así como en los diversos planetas en los que viajases.
Con el comandante Anderson a cargo de la Normandía, esperabas a los nuevos reclutas, solamente había llegado uno, Darren Frost, que esperaba junto a los demás a que Anderson diera la orden de emprender el viaje

Después de una de tus borracheras apareces en un camarote que no conoces, miras a tu alrededor, para confirmar que estás en una nave, pero no recuerdas haber llegado allí, te levantas, ves que no estas atado, tampoco tienes signos de haber sido drogado, encima de la mesa ves una nota con tu nombre

"El comandante Anderson me ha hecho el favor de acogerte, de darte una oportunidad en su tripulación, de hacerte un nombre o morir limpiando tu nombre. No espero gran cosa de ti, sólo espero que si has de morir lo hagas limpiando mi nombre.

El general Srural Kasian"

De Luca sabía que para que su plan funcionase, debería convertirse en Darren Frost. Creerse realmente su personaje...y parecerse a él. Guardaba alguna grabación de él. No fue dificil disimular su aspecto para parecerse un poco más. Se tiñó el pelo, se puso lentillas...por suerte eran aproximadamente de la misma altura. También tuvo que disimular su voz para que se pareciese a la suya lo más posible.

El riesgo siempre estaría ahí, pero al fin y al cabo, si hubiera querido una vida sin riesgos, se habría hecho granjero.

Durante el interminable retraso en la salida, se mostró tranquilo y lo comentó distendidamente con otros miembros de la tripulación.

Me desperté lentamente, sin saber muy bien donde estaba. << Vamos a ver Varius, piensa, ¿Cómo has llegado hasta aquí?>> susurré, y al instante me arrepentí. Me dolía la cabeza como si me la hubiese pisoteado una manada de Elcors al galope, o peor aún, una manada de Elcors tan lentos como solo pueden ser los Elcors posando con inquina todo su peso y sus patazas sobre mi maltratado cerebro. Mi estómago no estaba mucho mejor, y algo en la manera que gruñía y se retorcía me decía que ya había vaciado su contenido varias veces, pero que guardaba un puñado de bilis para terminar de agriarme el sabor de boca. 

<<Céntrate Varius. Estabas en el bar, no te iba mal la noche, llevabas tres manos ganadas, el Volus te había ofrecido una ronda gratis de dextro-martini y tenías a esa Asari mirándote con buenos ojos ¿Qué pasó después?>> Fruncí el ceño, intentando recordar que había pasado después de eso, pero el dextro-martini no era ni la primera ni la décima copa que tomaba esa noche. Todo después se volvía borroso, con un fundido en negro sobre un puñado de créditos que ocupaban mi parte del tapete de juego. Y ahora estaba aquí.... ¿Pero dónde exactamente era "aquí"?. Con un cuidado extremo, como si tuviese todos los huesos del cuerpo rotos, intenté levantarme. Mala idea, muy mala idea. Rodé de la cama mareado, me arrastré como pude por el suelo y vacié el amargo contenido de mi estómago en una papelera cercana. Me quedé abrazándola hasta que la habitación dejó de dar vueltas. Quizá fuese el frío del suelo, o el estómago vacío, pero comencé a sentirme lo suficientemente bien como para ponerme de pié, inseguro aún, pero al menos ya era un triunfo.

Miré a mi alrededor: decoración nula, plástico y metal, un camastro anodino, una mesa con una silla atornillada al suelo, luz artificial.... sin duda estaba en una nave estelar.

<<¿Cómo diantres...?>> Comencé a pensar. No tenían que embarcarme, al menos, hasta dentro de dos semanas. Me miré las muñecas en busca de ataduras o marcas de ellas, por si los Omega habían decidido venir a por mi, pero estaba limpio y no me dolían (no más que el resto del cuerpo, en todo caso). Pasé la lengua por el interior de mi boca, buscando algo que no fuese el sabor de vómito, bilis y alcohol del día anterior, pero tampoco parecía que me hubiesen drogado.

Me apoyé en la mesa, más confuso aún que cuando había despertado. Al hacerlo, desplacé una pequeña nota, con mi nombre pulcramente escrito. Maldita sea. Conocía perfectamente la letra. Abrí la nota con cuidado, así como si estuviese manejando alguna criatura venenosa e impredecible, y leí las escasas lineas con una mueca cada vez más disgustada en la cara:

"El comandante Anderson me ha hecho el favor de acogerte, de darte una oportunidad en su tripulación, de hacerte un nombre o morir limpiando tu nombre. No espero gran cosa de ti, sólo espero que si has de morir lo hagas limpiando mi nombre.

El general Srural Kasian"

La decepción rezumaba de todas y cada una de las palabras de la nota y según las leía podía imaginarme el gesto severo y dolido en el rostro de su autor. "Joder, padre, básicamente me estás pidiendo que muera para dejar de deshonrarte" pensé con amargura. Esta vez la debía de haber jodido bien. O quizá simplemente su padre se había cansado. O se había enterado de.... de algo. 

Me dejé caer con pesadez en la cama, sujetándome la cabeza, e intentando sacar algo positivo de aquella misiva catastrofista. O al menos, intentando que me dejase de doler la cabeza. Algo se me escapaba. ¿Padre había descubierto algo y estaba decepcionado por ello? Claramente. ¿Estaba tan enfadado que ni siquiera había citado su relación? Estaba claro que para Srural su hijo estaba muerto (o más le valía estarlo pronto). ¿Le había embarcado en....? <<Espera espera, eso es, el comandante Anderson... le ha pedido un favor.... ANDERSON ¿Eso no es un nombre humano? Centrate Varius, a ver ¿Qué recuerdas? Guerra del primer contacto, un marine condecorado. Capitán ¿Capitán? Si, capitán de la SSV Normandía, miembro de los N7... ¿Me ha mandado a servir con un humano?>> Mi cerebro pareció despertar de repente, y comenzar a procesar todo a toda velocidad, para compensar lo abotargado que había estado hasta ese momento.

Quizá, quizá no fuese tan malo, si el viejo Srural había pedido un favor al capitán Anderson, un humano. Por mucho que los respetase ahora como aliados, el viejo General Kasian había participado en la guerra y quedaba en él un resquemor amargo... no debía de haberle resultado fácil pedir ese favor. Así que quizá, y sólo quizá, toda esa carta llena de amargura tapaba la preocupación que sentía por mi. Quizá me enviaba lejos para evitarme problemas (e indudablemente para enderezarme, no me iba a engañar en ese punto). Quizá aún quedase algo de esperanza entre mi padre y yo. 

Reí por lo bajo, mientras pensaba todo esto. Quizá el viejo fuese un sentimental en el fondo. O quizá yo era demasiado positivo. Fuera como fuese, era un cambio, una oportunidad. Una nueva aventura. Se me erizaron las crestas solo de pensarlo. Tripulación humana, una nave nueva, un destino desconocido. Quizá las cosas cambiaran a mejor.

Lleno de energía me levanté rápidamente, dispuesto a encontrarme con mi destino... y me encontré vomitando de nuevo en el cubo. Puede que mi cerebro estuviese más espabilado y animoso, pero el resto de mi cuerpo no estaba de acuerdo. Me recompuse como bien pude, miré a ver si estaba medianamente presentable y con mucho cuidado salí de la habitación, dispuesto a ver si mis suposiciones eran ciertas.

Abandonar Thessia no suena tan mal. Ni siquiera el tiempo que sea requerido mantenerme fuera de mi planeta natal es importante. Son humanos los que piden mis servicios para esta misión, y aunque ello requiera el tiempo que durase el resto de sus vidas, cosa altamente improbable, ni mucho menos lo será de la mía, así que tarde o temprano volveré a mi planeta natal.

Por otra parte puede ser divertido formar equipo con miembros de otras razas. Además de que podría aprender más de ellos personalmente, ninguno de ellos debería tener ningún reparo por mi origen pura sangre, incluso de llegar a conocerlo, pues no creo que ese concepto exista ni tenga importancia fuera de la cultura de mi especie. 

Además, ¿Qué tengo que perder? Sopesar mis opciones no es algo difícil. Continuar con las fuerzas Asari, que difícilmente podrán ofrecerme alguna nueva experiencia, o apostar por el cambio a un nuevo equipo, con nuevas misiones, nuevos viajes y nuevas estrategias. Apenas hay lugar para la duda. Sea por mi edad o por cualquier otro mon mi interior ya lo ansío, mi sangre pide novedad, mi sangre pide experiencias, mi sangre pide viajar.

Sin duda alguna acepto la propuesta de Anderson, pues tampoco es que tenga ninguna mejor. En principio su oferta no parece tener ninguna laguna, y de encontrarla en el primer contacto que me ofrecen, siempre puedo declinar la oferta si esta acaba por no convencerme.

-Mi primera misión en la Normandía y ya hay contratiempos antes de partir ¿es siempre así?

Un humano intolerante con los contratiempos. Supongo que no es la autocrítica de la que tan faltos estais los recién llegados. Os queda mucho por aprender de la eficiencia de las especies del Consejo. Diagnosticó Sardok distraídamente mientras miraba por encima del hombro a la tripulación, sin que eso disminuyese la velocidad de sus puyas.

Me dirigo al lugar indicado, con cierto retraso.

Darren se sonrió cuando recibió una contestación que según entendía, solo podría pretender provocarle. 

-Otro alienígena intolerante con los humanos. Supongo que no son los prejuicios de la que tan faltos estáis los que os creéis una raza superior, simplemente porque haber esado en el lugar indicado en el momento indicado. Me caes bien, pero no has respondido a mi pregunta.

¿Quieres jugar? Juguemos.

Supongo que es lo justo. Replicó Sardok un poco divertido. Creo que hoy tendremos una tripulación de lo más variopinta. La política interplanetaria tiene estas cosas. Los salarianos no es que tengamos todo el tiempo del mundo, pero nos podemos permitir algo más de paciencia que los Vorcha. Yo lo acepto. Es parte de mi linea de trabajo. No podemos volver a los tiempos en los que los salarianos no teníamos que esperar a nadie, pero ¿quién recuerda esos tiempos? Puedes imaginar que han pasado muchas generaciones de los nuestros. La ventaja: no tenemos nostalgicos, supongo.
 

Darren asintió, más relajado ahora que la actitud del salariano parecía más cordial. Siguió sonriendo pero ahora su sonrisa parecía más sincera y amable.

-Eso es bueno. La nostalgia puede hacer que olvidemos los errores del pasado. Supongo que para vosotros tenernos por aquí es como tener a una pandilla de niños revoltosos.

Ahora que lo pensaba, el símil era bastante absurdo, pues no sabía como era un niño salariano ni Sardok sabría cómo era un niño humano.

-En cualquier caso, no pretendía quejarme. Es solo que es la primera vez que sirvo en una nave como la Normandía ¿Cómo es servir para el comandante Anderson? En concreto para tí, resultará extraño tener como superior a uno de nuestra especie, supongo.

Despiertas en el centro médico de una nave, la reconoces, la Normandía. Has vuelto a tener una pesadilla, la misma que últimamente te está atormentando, una nave de Cerberus ataca tu planeta, tira bombas, acaba con todas las mujeres Krogan, con todos los pequeños, nuevamente tu raza se ve afectada por una genofobia, aunque en este caso haya sido diferente. Recuerdas despertarte sola, con tu mundo destrozado, eres la única superviviente de esa masacre, aún no sabes como pudiste sobrevivir, pero allí estas, temías morir a causa de las heridas, del hambre y la sed, pero entonces apareció la Normandía para rescatarte. Después de una semana de atención médica, allí te encontrabas

-¿Cómo te sientes hoy?- te pregunta el Capitan Anderson

Las noches y días habían sido, ya desde algún tiempo, todos iguales. Las imágenes de mis compañeros de clan muriendo, las imágenes de los cuerpos cayendo uno tras otro, los gritos de dolor…

Yo moría, mis fuerzas ya estaban en lo mínimo cuando la Normandía me rescató. Yo no pedí ser rescatada, yo no pedí la ayuda de extraños. Quizás debería haber caído junto a los míos, quizás yo no debería haber sido rescatada.

- Yo estoy… bien. Los que nos hicieron esto estarán mal. – digo cortantemente mientras le doy la espalda al capitán.

-… gracias por la ayuda prestada.- añado con poca gracia y sacando lo más sensible de mí.

-Cuando lleguemos a la Ciudadela le hablaré al Consejo sobre lo que ha sucedido, esto no quedará así- te promete el Capitán Anderson- Me veo en la obligación de comunicarte, pese a estos fatidicos momentos, que los miembros de esta tripulación en estos momentos se está reuniendo con un espectro, el Consejo quiere añadir un espectro a sus filas, es por ello que todos han ido a instruirse, en caso de que quieras probar suerte deberías reunirte con ellos, en caso de ser una de las elegidas, el Consejo te escuchará y será más propenso a serte de ayuda en tu lucha

- Espero que ese espectro no sea ni turiano, ni salariano. Iré a reunirme con el grupo. Quizás golpear algunas cosas, y disparar mis armas, me hagan olvidar en parte lo sucedido- le digo a Anderson a modo de respuesta.

-¿Me podrías indicar en que lugar de la nave están reunidos?-

-Lamentablemente sí, se trata de un turiano, espero que deje al lado sus rivalidades por un posible ascenso. Sus compañeros están ya en tierra firme, no sabía si se despertaría a tiempo

-Pedirme que tenga una relación de amistad o compañerismo con un turiano es algo imposible para mí. Quizás intente mantener las relaciones lo más normal posibles-

-Creo que ya es tiempo que vaya tras el equipo.-