Partida Rol por web

Memorias de Idhún

Prólogo

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08/10/2012, 01:59
Narrador

Aquel explorador te habló acerca de la profecía. Por fin lograrías cumplir uno de tus sueños, volverías a ver al unicornio que tanta impresión te causó.

El recorrido sería largo, tendrías que andar por tierra y rodear la Cordillera Cambiante. Tras días recorriendo los pies de las montañas llegarías al Río Illvar que era afluente del Río Yul que te llevaría hasta Rhyrr. Cuando lo alcanzaras, el recorrido sería mucho más sencillo para ti y no sentirías esa frustración que te causaba estar bajo el sol radiante de Aldun.
El sacrificio iba a ser muy grande, quizá no te importaría tanto abandonar a tu familia, aunque sin duda echarías de menos a Yude, tu hermana más pequeña, pero lo que verdaderamente echarías de menos sería a la preciosa joven de la que estabas empezando a enamorarte.
Aquella relación prohibida era mejor dejarla atrás, no solo te causaría más disputas con tu familia, sino que la suya tampoco estaría por la labor. Lo mejor era aprovechar ese viaje para dejar todo tu pasado atrás y quizá empezar desde cero.

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08/10/2012, 01:59
Narrador

Habían llegado hasta ti los rumores de una profecía. Aquello era la oportunidad perfecta para viajar y explorar el mundo. Para conocer nuevos lugares y quizá en aquel camino conocer a tu padre.

Decidiste salir de Delian, en dirección a Rhyrr y en un momento dado, mientras ibas andando a la orilla del río Iveron, un grupo de bandidos te asaltaron. Uno de ellos llevaba a un pequeño washdans herido. Los tipos iban armados con antorchas y cuando viste el fuego recordaste los malos momentos de tu infancia, los chavales que te atemorizaban con ello. Pero esta vez la situación era diferente, tú habías camiado, ahora eras más fuerte y más después de la aparición del unicornio. Para protegerte convocaste un fuerte aire que apagó sus antorchas, después conjuraste un ligero temblor que hizo que los atacantes cayeran al suelo y que soltaran a la criatura, por último lograste que las enredaderas que había por allí cerca atraparan sus cuerpos impidiéndoles que se movieran.
El animal que estaba con ellos se acercó a ti y restregó su mejilla entre tus piernas, aquella pequeña cría de washdan había sido desubicada de las montañas en las que solía vivir y ahora no tenía a donde ir. Sin dudarlo la criatura se limitó a seguirte allá donde fueras.
Ahora tenías un pequeño acompañante que en algún momento podría serte de ayuda en aquel viaje.

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08/10/2012, 01:59
Narrador

Estabas refrescando tu cara en el Mar de Raden, justamente en las lindes del Desierto Kash-tar cuando escuchaste hablar sobre la profecía. Dos varu de agua salada estaban comentando lo que habían escuchado. Parecía que un unicornio se iba a dejarse ver ante la mirada de los muchos allí presentes. Aquella era la oportunidad perfecta, quizá ver otra hermosa criatura como lo era un unicornio te devolvería la vida, te llenaría ese vacío que sentías por dentro.

Necesitabas atravesar el desierto para llegar hasta el lugar de la aparición, pero eso no sería ningún problema para un semi-yan como tú.
Así que así lo hiciste, atravesaste la soledad del desierto a paso rápido y silencioso, pocas fueron las criaturas con las que te encontraste, quizá algún que otro torka inofensivo que andaba por allí pero nada más. Hiciste una pausa de descanso en Dyan, para recuperar las provisiones que habías perdido en tu viaje. Allí ya se oía hablar de la profecía y muchos peregrinos habían parado en aquella ciudad para descansar. Tan solo quedaba atravesar Celestia para llegar a su capital, podías ver como algunos de los habitantes de la ciudad viajaban en sus pájaros Haai mientras que otros seguían reuniéndose en grupos para llegar hasta allí. En cambio tú seguías tan solo como empezaste, solo que esta vez veías la luz del camino, la luz que el unicornio te brindaría con tan solo su presencia.

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08/10/2012, 02:00
Narrador

Aquellos días la ciudad en la que te encontrabas, Dyan, estaba atestada de gente. Los grupos se estaban organizando para El Viaje del Unicornio. Parecía que era así como todos lo llamaban. La profecía había anunciado la visión de esa mágica criatura y tú sentías la necesidad de ir a verla.

Hacía algún tiempo te habías quedado con la necesidad de que su cuerno rozase tu mejilla para que te transmitiese la magia, pero no, tan solo se quedó en una mera aparición, frustrándote y dejando atisbos de magia en tu interior. Desgraciadamente tú no tenías tanto interés en la magia como el que sentías por la religión por lo que decidiste criarte como un buen sacerdote, pero cuando escuchaste la profecía te fuiste directamente hacia allí.
Estabas en la otra punta de Celestia pero no te costaría ningún trabajo atravesar el territorio con tu pájaro Haai. Muchos de los celestes ya viajaban hacia allí, otros estaban reacios sobre la aparición y ponían en duda la profecía.
Dyan jamás había reunido tanta pluralidad de razas como hasta ahora, tan solo te quedaba por ver algún gigante para haberlos visto a todos. Sin duda se estaba organizando algo grande y si así estaba aquella ciudad no querías saber cómo estaría la capital. Pero tendrías que ir, la ciudad de Rhyrr tendría la aparición de un unicornio y tú no te lo podías perder.

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08/10/2012, 02:13
Narrador

Blindt se encontraba cazando en unos bosques cercanos a la Cordillera de Nandelt. Le encantaba la libertad que le concedían esos parajes y todavía se sorprendía de sus capacidades físicas.

Buscaba su comida de ese día. Se movía con agilidad entre los árboles, rastreando cada mínima pisada que algún animal podía haber dejado en un terreno farragoso. Estuvo moviéndose durante un tiempo hasta que pareció encontrar el rastro de un ciervo. Algún temor antiguo volvió a su mente, pero salió en su busca. Notaba cada vez más próxima la presencia del animal, hasta que entrevió algo entre unos arbustos. Se agachó, preparado para atacar con su arco. Puso una flecha en la cuerda y la tensó.

Cinco, cuatro, tres, dos, uno...

Justo cuando fue a disparar, la voz de un humano le detuvo

Ya he terminado, ¡ya voy! gritó el que Blindt había confundido con un ciervo. Aliviado pero nervioso, Blindt caminó haciendo ruido para alertar de su presencia al hombre, que se dirigía a un camino cercano. Al llegar, vio un pequeño carro del que tiraban dos caballos. Montados en él, iba una mujer y dos niños jugando en la parte de atrás.

Blindt se acercó para saludarles. Ellos le dijeron que si también se dirigía a Rhyrr por la profecía. Ante el desconocimiento de la misma, la familia le contó todo lo que sabían y su interés en ver al unicornio. La curiosidad movió a Blindt a acompañar a esa familia hasta la capital de Celestia.

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08/10/2012, 02:14
Narrador

Se acercaba el día de la profecía y, con ello, la visión del unicornio. Sentías la necesidad de ir a Rhyrr. Algo en ti te impulsaba a moverte, a visitar aquella ciudad. Algo te decía que el unicornio te daría respuestas, respuestas a preguntas de una vida entera olvidada.

Partiste junto a un grupo de gente que se dirigía a la capital de Celestia. Por el camino otras caravanas se os unieron. Gracias a la cantidad de gente, podías aislarte y pensar. Pensar día y noche era lo que más te resultaba familiar, así que no dejabas de hacerlo.

Por el camino, te fueron indicando el nombre de los lugares, para ver si podían ayudarte a recordar cosas. A la izquierda estaban los Picos del Fuego y caminabais junto al río Yul. atravesasteis el río Dor a través de un puente que os internaría en Celestia.

Allí acampasteis. Quedaba poco para llegar a la ciudad y estabas emocionada. De una manera inconsciente, te habías convencido de que ese unicornio te ayudaría a descubrir quién eras.

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08/10/2012, 02:14
Narrador

Tu sueño parecía que podía cumplirse pronto. La noticia sobre la profecía del unicornio te llenó de esperanzas. No tardaste mucho en recoger todas tus cosas y empezar el viaje hacia Rhyrr.

Tuviste que atravesar una parte del desierto de Kash-Tar. Ese pequeño camino no se hizo muy complicado. Las criaturas que se presentaban hostiles tenían un enfrentamiento con tu espada. Lo peor era encontrarse a algún swanit. Esa imagen hacía que tu sangre hirviera, pero al mismo tiempo te paralizaba. Salías corriendo y te escondías donde podías, maldiciéndote por ese terror y rezando a Aldun para que la criatura pasara sin verte.

Así conseguiste atravesar el desierto, llegando sin más incidentes a Dyan. Allí pudiste recuperar provisiones y notar la ansiedad de la gente por la visión del unicornio. Muchos peregrinos pasaban por la ciudad en dirección a Rhyrr.

Podías haberte unido a alguna de esas caravanas, pero la desconfianza te podía más que la búsqueda de compañía. Había pocos yan por el lugar, pero cada uno seguía su camino, así que tú optaste por lo mismo.

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08/10/2012, 02:15
Narrador

En Puerto Esmeralda casi te sentías como en casa. Trabajabas en el puerto, en particular revisando y arreglando barcos. Tanto tiempo en ellos te ayudaban a conocerlos mejor que nadie.

Los forasteros te confundían siempre con un hombre, hasta que tus prendas marcaban tus formas femeninas, lo que les dejaba asombrados y perplejos.

Poco a poco te fueron llegando rumores sobre una profecía. Un unicornio se presentaría en Rhyrr y todo el mundo quería verlo. Nunca te habías planteado la posibilidad de ver una criatura como aquella pero, ahora que tenías la oportunidad, no la ibas a dejar pasar.

Conseguiste una pequeña balsa y, recorriendo el rio Iveron, llegaste hasta Aren. Allí la multitud era mayor. Te uniste a una pequeña caravana que atravesarían las Cordilleras de Nandelt. A pesar de que ibas tranquila, no pudiste evitar que se te contagiaran las ilusiones y los nervios de los demás. Muy pronto verías a un unicornio, la criatura más maravillosa de Idhún.

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08/10/2012, 02:17
Narrador

Notas de juego

¡Por fin comenzamos la partida! Empezaremos con un prólogo justo antes de llegar a Rhyrr. Vuestros mensajes deberán ir sólo al director y deberéis narrar en él lo que os sucede hasta llegar a las puertas de la ciudad.

Allí, haremos una descripción.

Tenéis 3 o 4 días para contestarnos.

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08/10/2012, 08:52
Blindt Amberon
Sólo para el director

El corazón de Blindt se aceleró cuando descubrió que lo que creyó el rastro de un ciervo era el de una persona. A su mente acudió el reciente recuerdo de aquel hombre que había matado por accidente. La situación había sido la misma, lo había seguid pensando que se trataba de un animal, y le disparó al notar su movimiento tras unos arbustos. El hombre había muerto enseguida, pero había tenido tiempo para entregarle un sobre a Blindt y pedirle que se lo entregara a Darma ¿Quien era Darma? No lo sabía ¿Qué había en el sobre? Tampoco. Pero sentía que le debía al menos aquello a aquel hombre. Los recuerdos asaltaron su mente al descubrir que una vez más se había equivocado.

¿Cómo puedo ser tan estúpido? Se regañó. El temor de perder su capacidad sensitiva volvió a su mente.

Blindt se descubrió saliendo entre la maleza y conoció a la familia que viajaba en un sencillo carro. Según le contaron, se dirigían hacia la capital de Celestia por una profecía que anunciaba la presencia de un unicornio. Animado por la perspectiva de aquella oportunidad única, Blindt los acompañó durante el viaje, y en los días que duró el mismo, se dedicó a cazar para toda la familia.

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08/10/2012, 12:13
Iridal
Sólo para el director

Iridal había tenido un viaje cómodo en su descenso del rio Iveron, los reinos humanos eran realmente tranquilos, no había asaltos ni demasiados problemas, era de agradecer el control que tenían en sus tierras, acostumbrada a Tares esto le parecía el paraiso.
Al llegar Aren, a Iridal no la costó ser aceptada en una carreta liderada por una mujer valiente, una mujer que a Iridal le hubiese encantado que fuese su madre; Ambar era una humana fuerte, se veía que había trabajado toda la vida en el campo, al conocer a Iridal pensó que era un chico al darse cuenta que era una chica, Ambar al momento sintió afecto por Iridal, cuidándola e intentando que se feminizara algo más, en esto fracaso pero en el amor que le profesó Iridal casi al instante, triunfó.
En la carreta iban sus 3 hijos, Aerys y Roland sus dos hijos varones de 13 y 16 años, unos muchachos fantásticos, que Iridal aunque más mayor se divertía brutalmente con ellos; y también iba la pequeña Alma, una niñita de 4años adorable y preciosa.
Aunque Iridal no sabía mucho de campamentos en el campo, su vida eran los barcos, aprendió rapidisimo y empezó a ser una verdadera ayuda para Ambar en el transcurso del viaje; durante el viaje Iridal estaba cada vez más ansiosa por ver el unicornio de Rhyrr, hubo una época que ella ni se acordaba de los dragones, unicornios o sheks, no se acordaba de ninguna maravilla de Idhun, sólo era capaz de pensar en despertarse al día siguiente, pero ahora no, ahora vería un unicornio el ser más bello sobre todo Idhun.
Cruzar las cordilleras de Nadelt, fué la parte más penosa del viaje, aún así la ilusión de esa caravana era tan fuerte que hasta los mayores contratiempos, se solucionaban pensando que verían el unicornio.
Cuando por fin las atravesaron y llegaron a Celestia, el ánimo general era una locura todo el mundo estaba feliz, todo el mundo soñaba con ver un unicornio, Iridal estaba exultante, por primera vez desde hacía mucho se podía permitir soñar, y la encantaba esta situación, no sabía cuanto iba a durar pero lo iba a alargar todo lo que pudiera; durante el tramo en Celestia hasta Rhyrr se les unió aún más gente; así que cuando llegaron a las puertas de Rhyrr parecían un ejercito de carretas, Iridal estaba atacada y junto a Ambar empezarón a buscar un buen emplazamiento para aparcar la carreta; mientras lo buscaban Iridal no se podía creer que en un viaje se pudiera ser tan feliz, volvía a soñar...

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08/10/2012, 15:49
Yu-Len
Sólo para el director

Avanzo  entre la multitud mientras el viento agita mi capa de la orden de Yohavir , contemplo a las diferentes razas mientras, involuntariamente me llevo la mano al saquillo de algas balu por si en cualquier  momento fuera a estallar un conflicto entre alguna raza.

Inspiro profundamente  y tras asegurarme de que el pájaro que me trajo esta bien en su nido, entro en la ciudad por la puerta principal tratando de ignorar los sentimientos que percibo de todas las razas no celestes, ya que, a pesar de haber vivido en un Oraculo donde vivian distintas razas, siempre me ha pertubado la manera de expresarse de estas.

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08/10/2012, 17:08
Sólo para el director

Una señora de avanzada edad, me había dado algo de ropa nueva, atuendos de campesina como decía ella, algo que cualquier mujer joven debía poseer al menos para conquistar a algún buen hombre, pero en mí sentía que no era eso lo que buscaba, mis memorias se han marchado, pero mi personalidad puede ser que siga intacta, aunque he aceptado las ropas con una sonrisa, la verdad es que no me siento muy cómoda cuando me hablan, me da la sensación de que me estorban, que son algo parecido a obstáculos en mi camino. Muy por el contrario, al estar sola, me dejo llevar por mi mente, y me siento extrañamente a gusto, un placer enorme que recorre mi cuerpo al meditar, aunque sea por cosas tan triviales, como el porque las ropas de las mujeres son diferentes a las de los hombres, o también cuando medito sobre cosas mas complejas, como el porque he perdido la memoria, pero siempre que creo encontrar algún recuerdo las jaquecas me fulminan.  

-Disculpe señorita - Escucho una voz de un hombre que habla, es un anciano, de larga barba y con un ojo blanco, seguramente ciego -He pasado mi vida entera entre nuestra clase, y puedo decir que usted no es una mujer normal - Toma una pausa para continuar hablando, debido a mi silencio - ¿De verdad cree que el unicornio la ayudara a recordar?

Continua caminando a mi lado mientras avanzamos, esta gente me ha cuidado todo este tiempo, pero era la primera vez que escuchaba una pregunta así, no sabía muy bien que responder, aunque en mi interior una voz me decía que sí, o que al menos era el comienzo, el inicio de recordar mi identidad. 

-Eso creo - Respondo finalmente - Y eso espero, pero siendo realista según lo que todos ustedes me han dicho, son criaturas misteriosas y raramente, si es que alguna vez lo han hecho hablan con nosotros - Quedo meditando unos momentos y vuelvo a hablar - ¿Porque dice usted que no soy normal?

El ojo del viejo brilla, y esboza una sonrisa, que provoca que en su rostro se marquen aun más las arrugas, revelando unos dientes en mal estado.

-Porque la mayoría de las mujeres que he tenido la oportunidad de conocer, no se tomarían tantas molestias por asistir a ver a un animal - Dice finalmente, hablando con un tono de voz de confianza, logrado a través de largos años de experiencia. 

Aunque era cierto lo que decía el viejo, ¿de donde saco tanta confianza en una bestia? y aun sin memoria ¿Porque me he tomado tantos problemas para llegar a la ciudad, que ya se divisaba en la distancia, pues el camino fue duro, se paso hambre, frío y calor por igual, ademas de sufrir las emboscadas de algunos grupos de bandidos, en los cuales se perdieron algunas vidas inocentes. Aunque aquella pregunta ya no tiene tanta importancia, pues en unos momentos, ya estaríamos a salvo dentro de los muros de la ciudad, tan solo unos veinte minutos mas de caminata.

-Y unas cuantas horas mas... para comenzar a resolver mi problema... ¿que sera lo que he olvidado? - Siento algo de miedo a descubrir quien soy, pero también emoción e impaciencia. 

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12/10/2012, 01:58
Pyke ¨Nyz´Tar¨
Sólo para el director

El agua fresca cayó sobre el cuerpo de Pyke limpiando la suciedad del viaje, la arena del desierto y el sudor que perlaba su piel haciendola brillar bajo el bello e implacable trio de soles provocando en el Semi-yan un gemido de puro placer ante el frescor del agua que caía de sus manos sobre su cabeza y cuerpo apartando de estos el incesante calor abrasador del desierto que sabía que era su lugar de nacimiento pero hacía años que no pisaba.


Una idea afloró súbita a su mente para acto seguido como era natural en el comenzó a desvestirse con parsimonia disfrutando del momento en que la luz de los soles refulgía en su bronceada piel arrancando destellos de su torso ahora desnudo cuando el chaleco de cuero cayó al suelo mostrando los diversos tatuajes y pinturas de índole tribal que surcaban su piel haciendo de su cuerpo un bello e intricado tapiz de pinturas que invitaban al estudio por parte de eruditos y mujeres por igual, cosa que a Pyke no le molestó cuando dejó caer también en cinturón con las vainas de sus armas, el arco, la camisa, las botas, los pequeños parches que usaba para viajar durante las tormetas de arena que le ocultaban los ojos parcialmente, el pañuelo de aquella extraña tela tintada que solía atarse al cabello para mantenerlo recogido cayó al suelo poco después liberando una larga y salvaje melena rojiza pero no por ello menos hermosa, se quitó holgados pantalones que solía vestir lanzandolos junto a las botas que hacía varios dias que no usaba debido a la familiar sensación que sentían todos los miembros de su raza paterna al caminar descalzos por las ancestrales tierras de los suyos, y así el joven conocido como ¨Niz´Tar¨ entre los habitantes del desierto de Kash-tar quedó vestido únicamente con unos ajustados calzones de seda azul tapando sus vergüenzas mientras el chico mantenía una despreocupada postura en lo alto de una zona elevada de tierra que como una amante dispuesta se abría al mar de Raden bajo los pies del chico a una docena de metros abajo, sonrió y respiró hondo esbozando una atrevida sonrisa antes de saltar al mar atravesando el agua como una flecha salpicando agua a las escasas personas que había en la zona circundante al donde el chico había caido, que tras salir a la superficie segundos mas tarde respiró hondo saboreando con placer el sabor del oxigeno y la pequeña descarga de adrenalina que recorrió su cuerpo durante unos pocos instantes.

 

Pyke se dejaba mecer lentamente por las aguas mientras el sol bañaba su cuerpo que flotaba en el mar a poco mas de diez metros de la orilla, allí mientras permanecía en silencio y respirando lentamente el aire puro, fresco del mar a la par que sus cabellos se extendían a su alrededor como venas sangrantes por el mar, como raices de un arbol rojo.-Tu también lo has oido?.-Dijo una voz pastosa, poco acostumbrada al simple lenguaje común de los mortales.-Acaso es cierto eso que dicen?.-Dijo otra voz, mas suave y femenina, bastante mas acostumbrada al idioma humano.-Claro que si, nos lo contó un semi-mago de esos algo mas arriba en la costa, junto a un pequeño pueblo costero.-Dijo otra voz, acuosa, pausada pero bastante mas suelta con el idioma, Pyke llamado por la curiosidad decidió hacer girar su cuerpo lentamente para hundirse nuevamente en el mar y nadar hacia la costa donde las voces conversaban. El ruido de diversas pulseras y adornos resonó en contraste con las voces que mantenían aquella conversación cubierta de misterio.-Buenos dias viajeros y habitantes del mar.-Dijo un semidesnudo Pyke que caminaba por la arenosa orilla del mar en dirección a un cuarteto de figuras que conversaban en una pequeña formación rocosa natural que se introducía en el mar como...bueno, haciendo alusión a un tema anterior a una pareja de amantes dispuestos.-Hm?.-Uno de los dos varus que se mantenían semi-sumergidos en el mar lo miró largamente.-Que buscáis?.-Preguntó el otro que le acompañaba, el que al parecer hablaba mejor de los dos al chico que caminaba hacia ellos vestido con numerosas alhajas en algunas de sus extremidades y algunos pequeños collares sobresalian entre la maraña de cabellos del color de la sangre húmeda que caían desordenados y mojados por su rostro y hombros.-Compañia y escuchar esa historia.-Dijo con abierto descaro caminando hacia la pareja de humanos que permanecían sentados en la pequeña formación rocosa, que al fijarse Pyke pudo comprobar que eran mujeres, una era de alguna zona agreste del norte por lo que pudo comprobar ante la poca adaptación de su piel  a la exposición solar y la otra...bueno que decir, era una de esas escasas bellezas que el desierto de Kash-tar encerraba con recelo, una mujer como él mismo.-No habéis oido pues de la profecía?.-Preguntó la chica extranjera con ilusión en los ojos.-Mi abuela dice que cuando era pequeña vio un unicornio.-La emoción brillaba en su rostro y en sus palabras tanto que hasta le arrancaron una jovial sonrisa a Pyke.-He oído muchas profecías mi joven señora.-Dijo haciendo una seductora reverencia mientras recorría los ultimos pasos hacia la pareja de chicas, aunque su mirada nunca se apartó de la semi-yan.-Dicen que será lejos de aqui, en...-La chica bajó la mirada de la cara de Pyke hacia su clavicula, su pecho, su vientre y entonces desvió la mirada azorada.-Oh..Disculpad mi poca consideración.-Dijo entre atrevido y provocador mientras se acomodaba entre las piedras de espaldas a la chica, junto a la desconocida semi-yan y frente a ambos varus.-Contadme, que sabeis sobre dicha profecía?.-Les preguntó con un abierto descaro a ambos varus, estos se miraron y el mas social de ambos volvió a hablar.-Dentro de algunas lunas lejos de aqui, mas al norte se reunirá un gran conclave a la espera de la visión de un unicornio...-Comenzó a decir el Varu mientras que Pyke se quitaba algunos cabellos húmedos del rostro dejando libre el perfil de su rostro, sabía que la Semiyan lo miraba así que el hizo lo propio y cruzó durante un instante la mirada con sus intensos ojos rojos, ella molesta apartó la mirada.-Si quereis mas información, id a Dyan pues de allí provenía aquel semi-mago.-Dijo alentador el Varu, lo que alimento un poco la llama aventurera de Pyke¨tal vez lleve razón¨ se dijo a si mismo mientras se ponía en pie y esbozaba una de sus mejores sonrisas de comerciante en apuros.-Disculpadme joven dama por mi indecoroso aspecto, me llaman Pyke.-Dijo tras la espalda de la joven tímida.-Me dirijo a Dyan y puedo acompañarlas  parte del camino si lo desean.-aventuró con cierta inocencia fingida.-No vamos solas, pero puedes unirte.-Dijo por primera vez su silenciosa compañera señalando tras ellas donde mas de una veintena diversa de viajeros de distinta etnia y sexo caminaban de aqui hacia allá y mas de uno lo miraba con extrañeza.-Cuanto mejor, iré a por mis ropas...hablaremos esta noche ante el fuego.-Dijo manteniendo una digna postura ante los numerosos ojos que vigilaban a aquel extraño joven semidesnudo, mas no importaba por que la mirada de Pyke permanecía clavada en aquella semiyan, que lo recorrió una única vez con la mirada de arriba abajo, esbozó alguna especie de sonrisa indescifrable y asintió de forma casi imperceptible.-Nos vemos mas tarde, encantado.-Dijo repitiendo la reverencia ante los varu para acto seguido caminar por la arena en busca de sus pertenencias con un único pensamiento en la mente¨No dormiré a la interperie mientras dure el viaje¨ se dijo a si mismo con una extraña fria seguridad.

Las noches se sucedían entre las dunas del desierto y Pyke aprovechaba las oscuras noches para bailar al son de las llamas y contar historias al nutrido grupo de viajeros al que se había unido hace tan solo unos escasos dias, sonreía a todos e incluso llegó a cantar tímidamente en privado para la otra compañera de linaje que había en el grupo, no es que fuera malo cantando...pero detestaba cantar en público, pero tras algunos días su timidez tuvo sus resultados entre las pieles de aquella tienda...ese mismo amanecer recogió sus escasas pertenencias de la tienda que compartía con Nam´te la semiyan que dormía profundamente entre las mantas y salió sin hacer ruido del campamento para proseguir en solitario su triste viaje y su nueva aventura.

 

Su camino por el desierto al fin le recompensó con sus frutos, sin apenas nada que llevarse a la boca y habiendo bebido las ultimas gotas de su odre de agua Pyke llegó a las puertas de Dyan cansado, sucio por el maltrato del camino, hambriento y con una pequeña llama de esperanza prendida en lo mas hondo de su pecho, allí paró el tiempo suficiente para comprar algunas provisiones mas con las que continuar su camino, asearse lo necesario, escuchar las noticias que recorrían el lugar y rellenar su bolsa con el dinero de los ricos incautos y el dinero ganado en las tabernas con sus historias y la música de un Laúd que consiguió...además de las atenciones de una joven camarera para aquella noche.La mañana siguiente comenzó con un joven Pyke cubierto por su capa de viaje sentado en un carro que lo llevaría lo bastante cerca de Rhyrr sin peligro a sufrir un percance en el camino.

La travesía duró una semana, por desgracia para Pyke fueron asaltados nuevamente por el camino a escasos dias de Rhyrr, muchos cayeron y no pocos fueron los que se confiaron con el joven Pyke y acabaron derramando sangre a sus pies sin obtener nada, el dia que sus pies pisaron Rhyrr nadie lo miraba ni clavaba la mirada en él, su cuerpo era una figura siniestra ataviada en una capa hilada en la misma oscuridad con un interior teñido con el carmesí de la misma sangre, dos ojos de un intenso rubí escrutaban el camino y muchos Celestes que cruzaron su camino con el suyo se apartaron turbados por la oscuridad que refulgía en su alma, el fuego se apagaba, la vida se le escapaba por las heridas recibidas, el cansancio se respiraba en sus pulmones pero su cuerpo siguió caminando...Lo que necesitaba estaba cerca, Rhyrr sentía el oscuro resto de la brasa recorriendo sus calles.

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12/10/2012, 21:27
Leinar
Sólo para el director

Leinar se detuvo justo cuando llegó a las puertas de la ciudad de Rhyrr. Por fin había llegado. Aquel era su destino. Allí, podría por fin ver a un unicornio y cumplir el sueño que había perseguido desde hacía tantos años. Miró a lado y lado y observó como multitud de peregrinos como él se adentraban en Rhyrr. Podía contarlos por decenas, prácticamente. Y, por supuesto, le incomodaban.

Ya al principio de su viaje le había sorprendido mucho ver a tanta gente caminar en la misma dirección que él, pero pronto se enteró de que todas esas personas compartían objetivo: ver al unicornio. Durante toda el camino, Leinar había estado observando a todos los que pasaban a su lado, siempre alerta y con la mano en la empuñadura de su arma, oculta bajo la capa. Algunos habían intentado entablar conversación con él, pero no lo habían conseguido: el joven yan los ignoraba, desviando la mirada o cerrando los ojos para mostrar que no le interesaba la conversación. Más adelante, más acostumbrado a la presencia de extraños, Leinar había cambiado su silencio por respuestas escuetas y a menudo cortantes, lo cual era un gran paso de cara a su socialización... aunque el resto de razas no parecía estar de acuerdo.

Pero no le importaba. Lo único en lo que podía pensar Leinar era en lo que le aguardaba tras las puertas de aquella ciudad.  Avanzó hacia el interior de Rhyrr.

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12/10/2012, 21:54
Sinderia
Sólo para el director

Con los ojos un poco enrojecidos por la despedida que tuvo con su madre en Even. Un atillo con sus poca pertenencias y algún útil, la joven Sinderia inició su primer viaje lejos de su ciudad natal. Se dirigía a Rhyrr a contemplar un evento que según decían las gentes sería algo grande y mágico. Digno de verse.

De camino mientras andaba por las orillas del río Iveron, se topó con una banda de bandidos, por suerte para Sinderia, no hacía mucho había recibido un precioso don. Gracias al poder del unicornio, pudo afrontar sus temores sobreponiéndose, convocó fuerzas de la naturaleza para protegerla.

Fue entonces cuando algo acariciaba sus tobillos, algo sobresaltada dió un respingo, pero al ver aquella pequeña cría indefensa, no pudo reprimir su instinto y se agachó para acariciarlo. -Pequeñuelo, ¿estás herido..? - Dijo algo preocupada por el animal, a saber cómo habrían tratado al pobre washdans aquellos hombres. Con los conocimientos que la chica poseía intento sanar los daños de la cría. -Así estarás mejor, ¿sí? - Comentó mientras le sonreía dulcemente y le acariciaba la cabecita con ternura.

Dicho esto, volvió a ponerse en camino para proseguir su viaje, pues no era seguro permanecer por allí cerca mucho más tiempo. Echando a andar, notó como aquel animalito le seguía alegre, probablemente agradecido.   Oh, cómo no pude verlo antes, no creo que pueda volver a su hogar... Pobrecito...

Se paró girándose hacia el washdans y lo tomó en brazos hablándole con la misma dulzura que antes, como un arrullo. -¿Quieres venir conmigo, verdad? Cuidaré de tí lo mejor que sepa. - Al ver la alegría que mostraba la criatura asintió aún sonriendo. -Muy bien, mi nombre es Sinderia. Y a tí, mmm... Déjame pensar... - Dijo mientras torcía un poco los labios pensativa, escudriñando el rostro de su nuevo compañero. -¡Lo tengo! Tú nombre será Kimu. ¿Te gusta? - Añadió entrecerrando los ojos sonriendo y al poco volvió a dejar al washdans en el suelo. Poco después ambos reanudarían su viaje hasta llegar a las puertas de su destino, la ciudad de Rhyrr.

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13/10/2012, 10:49
Entu
Sólo para el director

El noble Marcu, su padre, le había pillado. Sin que él se diese cuenta le había seguido en uno de sus encuentros a escondidas con la joven de la que estaba enamorado. Era lo peor que podía pasar, cualquier otra persona habría intentado entenderlo o, al menos, lo habría hablado con él de una forma más sensata. Su padre lo consideraba intolerable. La joven pertenecía a una de las familias que habían tomado la decisión de expulsarles de los Ojos de Neliam, era una deshonra que su propio hijo tuviese ningún tipo de relación con ella. Ni siquiera se molestó en explicarle que le había espiado: simplemente envió a su otro hijo, Eceru, a informar a Entu de que si volvía a ver a esa mujer expondría la relación al público, abandonando a ambos a su suerte. Justo entonces, un explorador le habló de la profecía, de la futura aparición de un unicornio en Rhyrr; parecía cosa del destino, y era una oportunidad perfecta para escapar de todo, de su familia y de la muchacha a la que ya no podría ver más.

La despedida del resto de su comunidad no fue demasiado dura para Entu. Una corta visita a Iora, una última tarde conversando con Sarru y un simple "me voy" a sus padres, recibido con alivio por su padre y con resignación por su madre. El rastro más importante que dejó atrás fue una larga carta, escrita en un papel compuesto de algas apelmazadas tradicional entre los varu, a su amada. No era la primera carta de este tipo que escribía, ya que la mayoría de sus comunicaciones eran así, pero era especialmente emotiva. Aunque al principio pensó en mentir y escribir que era él quien quería acabar con aquello, fue incapaz de hacerlo, y explicó todas sus razones en la carta, repitiéndole que aun la amaba, pero que ella debía olvidarle y buscar un matrimonio posible. Le contó que se iba, que no creía que volviese jamás a su hogar, y que no pensase siquiera en seguirle, pues no iba a dejar ninguna pista de a donde se dirigía.

El primer paso del viaje fue el más fácil. Recorrer el río que une los distintos "Ojos de Neliam" es algo a lo que estaba acostumbrado y adoraba. Junto a él avanzaba Kuro, un pez gato azul que le hacía compañía a menudo en sus exploraciones. La razón de este camino, pese a que Rhyrr se encontraba al norte era obvia: el único camino seguro para atravesar la Cordillera Cambiante era El Paso; hasta un ser acuático y no relacionado con los pieles secas como Entu sabía algo así. El varu pensaba que lo más complicado sería encontrar el punto en el que el río pasaba cerca de este enlace a través de las montañas encantadas, ya que sus exploraciones nunca habían llegado tan lejos. Sin embargo, un enorme y transitado puente señalaba la ruta que cruzaba las montañas. Entu pasó unos días indeciso en este lugar, sin salir ni un solo momento del agua, observando con curiosidad a los viajeros que pasaban aunque sin atreverse a ser uno más. La vida en el río era fácil, el alimento era abundante, nunca se pasaba mucho frío ni mucho calor, conocía a la perfección todos los peligros y qué lugares eran seguros; más allá del puente le esperaba la indecisión, estar perpetuamente alerta, el miedo a comer algo venenoso, la sed, la torpeza de sus movimientos. Disfrutaba de sus últimos juegos con Kuro, a quien tendría que abandonar también antes de proseguir su viaje.

Entu podría haberse pasado mucho tiempo así, sin acabar de lanzarse a su aventura, pero finalmente algo decidió su rumbo: un niño humano que formaba parte de una expedición cayó al río al cruzar el puente, quedando atrapado en un remolino. El varu salvó al pequeño, arrastrándole a la orilla y venciendo su miedo a salir del agua para sacarle de ella. Los padres, agradecidos, ofrecieron a Entu dinero a cambio de su buena acción, aunque este prefirió pedir algo de ropa, recipientes para agua y comida que pudiese llevar en su viaje. También aprovechó para informarse de qué ruta debía seguir al otro lado del paso. Una vez superado su miedo, dejó libre a Kuro y se puso en camino.

Atravesar las montañas fue una auténtica prueba de resistencia para Entu, llegando a estar a punto de morir en varias ocasiones, debido al hambre, a la sed y a accidentes producidos por su torpeza, que le hacían resbalar y moverse con dificultad por los estrechamientos. Sus habilidades curativas le ayudaron mucho, además de sus aptitudes de supervivencia, que le permitieron encontrar alimentos válidos para su frágil cuerpo incluso en este entorno, aunque un par de veces tuvo que decidirse a pedir ayuda a otros viajeros. Lo único positivo de esta etapa fue conocer nuevas especies de fauna, especialmente aves, muy frecuentes y desconocidas para él. Mientras caminaba se entretenía observándolas e intentando clasificarlas, las atraía con algo de comida o utilizando su telepatía para hablarles dulcemente, y jugueteaba con ellas, ganándose su confianza.

Una vez al otro lado, el trayecto fue más cómodo para él. Aun tuvo que andar hasta llegar al río Ilvar, pero a través de zonas llanas, verdes y húmedas, por las que se movía con más comodidad. Se encariñó con una de las aves que solían acompañarle, un águila real a la que llamó Aili y que le ayudó a conseguir comida una de las veces que tuvo problemas, y el cariño parecía ser mútuo, porque le siguió incluso cuando abandonó las montañas. Solía ir por libre, alejarse bastante de Entu para cazar y alimentarse, aunque volviendo junto a él para pasar las noches o cuando este la llamaba telepáticamente.

Al llegar al río Ilvar, se desnudó y lanzó al agua sin pensarlo ni un momento. Pasó horas simplemente jugando y explorando antes de recordar cual era su objetivo. Antes de continuar, se fabricó una pequeña balsa juntando algunos troncos y utilizando cuerda que consiguió de otros viajeros. Dejó sobre ella la ropa que había llevado todo el trayecto y los pequeños objetos útiles para la vida fuera del agua (odres para el agua, alimentos, un simple bastón fabricado con una rama) y se lanzó río abajo, sujetando la balsa improvisada a sí mismo. El nuevo río era distinto al suyo natal, con peces y algas diferentes, y curiosamente vacío de varus, salvo algún pequeño asentamiento familiar, aunque de nuevo supo amoldarse rápidamente y encontrar alimento sin dificultades. Siguiendo las indicaciones que le habían dado se desvió río arriba al desembocar en el río Yul y siguió el curso de éste hasta llegar a su destino.

Una vez junto a la ciudad, decidió que era más oportuno acceder por tierra, por lo que recuperó sus ropas de la balsa, se bañó en el río con ellas puestas para mojarlas y que preservaran la humedad de su piel, llenó de agua los dos odres que llevaba y se dirigió con decisión hacia la puerta.

Notas de juego

Os dejo el artículo de wikipedia del pez gato americano http://es.wikipedia.org/wiki/Ictalurus_punctatus , estaba buscando algún pececito de compañero animal de antes del viaje y me ha encantado ese xDD

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14/10/2012, 21:58
Narrador

Rhyrr es la capital de Celestia. Es una ciudad-estado que solamente consta de una ciudad y un exiguo territorio circundante. Ella sola forma una pequeña república dentro de su región gobernada por un alcalde, elegidos por los habitantes celestes que administran la ciudad y las aldeas aledañas a ésta. El nombre de la líder de la ciudad es Re-Min y sin duda goza de todo el respeto de los celestes.

Es la ciudad más grande e importante de Celestia. Podríamos decir que actúa casi como la capital de la región, aunque no tenga ninguna competencia sobre las otras tres ciudades de las tierras celestes. Es un centro de gran interés cultural ya que allí se encuentra el museo y la biblioteca más grande e importante de Idhún.

Las casas son redondeadas como iglúes y fantásticas estructuras se alzan, como por arte de magia, desafiando la gravedad. La ciudad está muy limpia, es de anchas y amplias calles y grandes plazas circulares. Entre los edificios de paredes blancas se alzan esbeltas torres de cúpulas azules donde los celestes les gusta subir para sentirse más cerca de su dios, Yohavir. 

Afortunadamente habíais llegado justo a tiempo. La fiesta que iba previa al festival había comenzado en Rhyrr y la ciudad se preparaba para recibir a todo el gentío que se esperaba. De todas partes continuaba llegando gente y otra tanta estaba ya en la ciudad. Algunos turistas visitaban el lugar dando vueltas por sus calles, otros se dirigían hacia la gran biblioteca de Rhyrr.

Algún que otro gigante también se había acercado para ver si era verdad lo que las razas pequeñas habían dicho. Era muy raro ver a esas criaturas y seguramente era la primera vez que abandonaban su ciudad natal, pero la curiosidad había podido con ellas. Muy poco gigantes contaban con semimagos o magos entre los miembros de su raza y aquella era la oportunidad que deseaban.

En la ciudad también se veían Szhis que habían viajado hasta allí y se reunían en pequeños grupos sin entremezclarse con el resto de razas para no fomentar altercados. En otras partes todo tipo de feéricos habían llenado los parques y los jardines de la ciudad con su presencia, también se encontraban solos y reunidos en pequeños grupos mirando con ojos curiosos y algunos hasta amenazadores a todos los transeúntes que pasaban por la calle.

En otros lugares, una gran cantidad de fuentes circulares y de tonalidades blancas alojaban a algunos varus que disfrutaban de las aguas cristalinas de la ciudad mientras se mojaban, refrescaban y se salpicaban haciendo sonidos extraños pero que daban muestras de felicidad.

Las tabernas estaban a reventar, todos los hombres y mujeres e incluso los yan que no estaban dedicándose a conocer  Rhyrr se encontraban en las posadas y locales. Algunos bailaban, otros cantaban y algún que otro aprovechaba para hacer apuestas sobre el momento de la aparición del unicornio. El ambiente festivo era aún mayor en los locales de la ciudad, los celestes que regentaban las tabernas procuraban evitar los escasos altercados que se sucedían. Al fin y al cabo, aquella ciudad era la ciudad pacífica por excelencia y ninguno de los que había ido tenían intención de provocar ningún problema.

Los celestes se ocupaban de ayudar a los recién llegados, de atender a la gente y de dar las indicaciones que necesitaban y sobre los lugares que podían visitar. Sin duda La Plaza de los Haai era la más importante y donde todos ellos esperaban que hiciera su aparición el unicornio, puesto que un pequeño bosque daba al lugar. Otras zonas como los museos y la biblioteca eran reclamadas por los visitantes con más interés en el conocimiento, como los archimagos, sacerdotes o algunos hechiceros.

A excepción de los celestes que se relacionaban con todas las razas, ninguna de las demás se encontraban entremezcladas. Un ambiente de crispación se notaba entre ellas, aunque los nervios y la sensación de júbilo por ver al unicornio parecía apagar las llamas del malestar sentido.

No se sabía el momento exacto de la aparición de la criatura, por eso nadie dejaba de estar atento. Los más estudiosos habían calculado que aparecería al día siguiente, y si no lo hacía al amanecer lo haría en el momento del ocaso, justo cuando los tres soles comenzaran a dar paso a las tres damas de la noche.

Ahora era un buen momento para dar una vuelta por la ciudad, quizá introducirse en alguna taberna a tomar algo, o buscar una posada donde descansar, reunirse con alguno de los miembros de vuestra raza o simplemente dar un paseo para conocer la ciudad.

Los últimos rayos de los soles tintaban la ciudad de tonos anaranjados mientras se escondían por la cordillera llamada Los Picos del Fuego.

Notas de juego

Seguimos con los post individuales, en este momento vuestro personaje tiene que quedarse solo, si es que ha llegado acompañado a la ciudad, y deberá decidir a qué lugar dirigirse de la ciudad.

En principio el unicornio aparecerá mañana, o bien al amanecer o bien al anochecer.

Aunque estemos en pleno ocaso aún queda mucha tarde y noche por delante, así que aún no es momento de dormir, podéis ir donde queráis.

Cualquier duda planteada, por el off os la contestaremos lo antes posible.

Saludos ^^

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16/10/2012, 22:20
Entu
Sólo para el director

Durante el largo camino a través de los ríos Ilvar y Yul, el águila que había conocido en la Cordillera Cambiante le había seguido. Con el tiempo se había creado una especie de vínculo entre ambos, que Entu ya había vivido antes con otros animales, y que llegaba incluso a permitirle una cierta empatía con el ave. Aun así, juzgó que la ciudad no sería un entorno apropiado para Aili. Se concentró en explicarle al águila que lo mejor era que se alejase y aguardase por los alrededores, y finalmente ésta salió volando. Los ojos de los varu carecen de lagrimal, inútil bajo el agua, pero aun así los grandes ojos de Entu mostraban una gran tristeza a medida que su "amigo" se alejaba de él, hasta convertirse en una silueta sobrevolando la ciudad.

Se adentró en la ciudad caminando con torpeza y lentitud, sujetándose en la rama que le servía de bastón, descalzo, y vestido con una especie de túnica con capucha que prácticamente chorreaba agua, en un intento por mantener su piel húmeda.

La variedad de criaturas de la ciudad llamó poderosamente su atención. Raramente había visto algún celeste, y jamás un gigante, ni un yan, ni un szish. Tanto szish como gigantes le causaron pánico desde el primer momento, los primeros por su apariencia fría y despiadada y los segundos por su tamaño. Los yan eran criaturas entretenidas, siempre moviéndose y hablando a carrera. Enseguida se sintió perdido y desorientado en la ciudad, hasta el punto de vagar por sus calles no muy seguro de donde estaba. Finalmente, arrastrado por la gente, su recorrido dio a una plaza, cuyo extremo daba a un pequeño bosque ajardinado. Una celeste se acercó a él, al verle perdido, y le habló con una sonrisa.

-¿Puedo ayudarte, pequeño varu? Me llamo Celil-Ga.

Entu tardó en darse cuenta de que la celeste le hablaba a él, aunque finalmente le preguntó con su telepatía lo que había oído decir en la multitud.-Es... ¿Aquí? ¿Aquí va a aparecer el unicornio? ¿No llego tarde?-

-Así es. Eso creen los sacerdotes al menos, pequeño varu. Pero no será hasta mañana, deberías buscar una fuente en la que refrescarte, tu piel parece reseca. ¿Cuál es tu nombre?

-Ah, soy Entu... Gracias, Celil-Ga.- Se despidió con la mano mientras se alejaba.

-Por ahí no, pequeño varu, si sigues esa otra calle llegarás a una fuente cercana, en la siguiente plaza. Un placer ayudarte.- Antes de que Entu pudiese dar de nuevo las gracias, la celeste ya se había acercado a otro grupo.

Algo más situado, Entu siguió el camino marcado por Celil-Ga, y al llegar a la fuente se lanzó a ella vestido como estaba. En la fuente había otros varu, a los que saludó y se presentó con amabilidad. Aunque se separó de ellos antes de lo que la cortesía indicaría, tumbándose boca arriba en el fondo de la fuente con los ojos cerrados. El camino había sido muy largo, la ciudad demasiado bulliciosa para su naturaleza, y deseaba que el tiempo pasase todo lo rápido posible hasta el día siguiente. Permaneció un buen rato así, tumbado sin mover un músculo, perdido en sus ensoñaciones; a ratos recordando a su familia, a su amada, o recreando el momento en el que había visto el unicornio. Tenía tantas ganas de que llegase el día siguiente... Seguro que no era capaz de pegar ojo, a pesar de que estaba más cansado de lo que recordaba haber estado nunca.

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17/10/2012, 11:42
Blindt Amberon

Blindt no era capaz de captar todos los detalles que sus ojos querían abarcar. Todo en Rhyrr llamaba su atención y generaba en su mente sensaciones que nunca había experimentado. Los esbeltos edificios, las calles impolutas, las blancas paredes, las casas redondas... Pero sin duda lo que más maravilló al joven fue la dispar congregación de especies que se habían reunido en aquel lugar. Los celestes albergaban en su ciudad a todas las especies más o menos civilizadas de Idhún.

Blindt se dirigió hacia el mercado y se dejó embaucar por los cientos de comerciantes que gritaban intentando llamar su atención, no obstante, no gastó ni una sola moneda en compara nada hasta alcanzar la zona de frutas y alimentos. Allí aceptó la ofrenta de probar unos exquisitos manjares de tierras lejanas que le ofrecieron con la intención de que su sabor lo atrapara y comprase más, y aunque los disfrutó, Blindt solo tenía ojos para una fruta grande y redonda que se exponía más adelante.

- Quiero este melón -dijo Blindt con los ojos iluminados sosteniendo ante su cara un enorme melón.

Tras pagar al comerciante, se alejó hacia una zona más tranquila y usando una daga, fue cortando enormes trozos de melón que fue comiendo sin reparos ni miramientos.

Tras unos intensos minutos, Blindt se dejó caer hacia atrás sobre el césped, junto a los restos del melón que se había comido entero. Allí reposó aquella abundante injesta para finalmente levantarse y buscar alojamiento.

Las posadas que localizó estaban demasiado concurridas para su gusto y no quería quedarse dormido y perderse el amanecer donde quizá apareciera el unicornio de modo que decidió buscar un lugar elevado donde el sol lo pudiera despertar con su luz. Por desgracia, en la ciudad, las construcciones impedían contemplar con claridad el horizonte. Teniendo esto en cuenta, Blindt escaló uno de aquellos altos edificios y se acomodó en su tejado.

No era de noche, y no tenía sueño, pero desde allí tenía una perfecta visión de diferentes puntos de la ciudad de modo que permaneció allí contemplando el atardecer.

Notas de juego

No sé cuánto dinero tengo ni si tengo que descontarme el melón de esa cantidad :P