Partida Rol por web

Son las 5 de la mañana, una mañana fría del mes de mayo... el sol aún no ha salido, pero ya asoma ligeramente por el horizonte tras el dique de abrigo. Gonzalo como cada mañana se dirige hacia su barco, el Chanquete I, un pequeño arrastrero que ya tiene unos cuantos años encima, aunque está bastante bien conservado, Gonzalo es bastante cuidadoso y se preocupa que sus herramientas de trabajo estén en perfectas condiciones. 

Gonzalo suele pescar Atún, Emperador y en general peces de mar abierto, suele hacerlo con artes tradicionales, Caña, Línea de anzuelos, etc.. Esta es una mañana como otra cualquiera... al llegar al barco ya le esperan sus dos compañeros de faena, Mohamed y Antonio.

Me desperté como todos los días, con la cara empapada de sudor saliendo de un sueño lo suficientemente incomodo como para arruinarme las pocas horas de sueño que había tenido esa noche. Aquellos primeros minutos de incomodidad y desconcierto se habían convertido en mi rutina desde hace muchos años. Ha pasado tanto tiempo que ya ni me acuerdo de cómo era despertarse como lo hacen las personas normales. Al menos no hay dolor que unas cuantas aspirinas arreglen. La radio despertador se encendió como cada madrugada a las cinco, pues así lo había programe hace quien sabe ya cuantos años. 

<<Buenas madrugadas compañeros de la noche, espero que todos estéis oyéndome de camino a casa de alguna fiesta o no podais dormir por los motivos que sean. En cualquier caso, aquí os dejo con un último éxito que nos ha llegado al estudio esta semana. Espero que lo disfruten y nuevamente… Buenas madrugadas>>

Me hace siempre gracia despertarme con aquella emisora en aquella hora en concreto. Las voces de los locutores nocturnos no son tan frenéticas y enérgicas como las de los programas matutinos,  son sosegadas y suenan como si alguna mujer alegre les este practicando una felación debajo del escritorio.  Aquella imagen me hizo arrancarme una leve sonrisa. Es gracioso, en ese momento no tenía ni idea, pero hacia 8 años exactos justo ese día desde que me fui de Madrid. Supongo que no era una fecha que recordar para celebrar siempre que se pueda. Pero es curioso como son las coincidencias: Inexplicables e Imprecisas.

Una vez que estuve totalmente despejado, salí del barco de mi padre. Ni siquiera se aun porque me sigo refiriendo al Lorena como el barco de mi padre, hace años que ni siquiera viene por aquí. Supongo que es porque nunca lo he sentido como un hogar. Aquel día hacia frio, más de lo común, el Sol estaba a punto de salir y el cielo estaba empezando a clarearse. La brisa termino por despejarme y respirar el olor del mar me abrió las fosas nasales por completo. - No tiene la impresión de ser un gran día, pero al menos no será de los peores – Pensé mientras me bajaba del barco.

Una de las ventajas de vivir y trabajar en un puerto es poder vivir al lado, lo cual te ahorra un montón de tiempo en desplazarte. El olor a pescado crudo cubre el resto de olores, lo cual significa que estaba entrando en la zona pesquera. Desde ahí abajo podía ver a mis compañeros armando el barco.  Buenos días a todos. ¿Cómo va eso?  Me dirigí a todos mientras subía a la embarcación.  ¿Estamos listos para zarpar?

Bue'no día Go'zalo... vaya cara trae pat'on... ¿ott'a mala noche? Dijo Mohamed con aquel acento suyo tan característico...

Mohamed estaba colocando las redes en el sollado del barco, al tiempo que Antonio, su compañero más veterano, un verdadero lobo de mar apuraba su pipa sentado sobre una de las boyas al tiempo que empataba anzuelos....

¿Otra vez las pesadillas?... Preguntó Antonio....

Venga, anímate... estos días hemos tenido mar de fondo, seguro que han entrado buenos bichos por el estrecho... Hoy tengo la impresión de que vamos a pescar algo grande. Dijo Antonio intentando animar a Gonzalo.

Si quieres saco la guitarra y te canto una canción para animarte....... amenazó el veterano marinero..

No me di cuenta de la cara de cansado que debía tener aquel día hasta que mis compañeros empezaron a alertarme y a hacer chistes de ello. Si… algo así. Dije con una voz especialmente ronca mientras me rascaba la nunca intentado pensar las palabras adecuadas. Ya sabéis que no suelo dormir bien por las pesadillas. En realidad, no eran del todo pesadillas, solo sueños que no quería tener. Me extraían demasiado del mundo real y solo me daban ganas de seguir durmiendo durante el resto de mi vida. Hubo épocas en las que pensé que acabaría perdiendo la cordura.

Bueno, basta de hablar de chorradas sobre quien duerme con quien. Deje el petate con la ropa y mis aparejos apartados en el suelo. A lo mejor sí que tienes razón y pescar unos cuantas grandes piezas me animan. Me crují los huesos del cuello y estire un poco los músculos. Pero por el amor de Dios, salgamos ya. Necesito entrar en altar mar cuanto antes. Dije entrando en la cabina para ponerme manos a la acción. ¡Ah! Y ten cuidado Mohamed, la ultima vez tardamos casi una hora en desenredar las redes.

T'anquilo Go'zalo... están bien "desenredadas"... Contestó el subsahariano... al tiempo que se dirigía a las estachas para soltar las amarras..

El Chanquete I abandona lentamente el puerto, lo sigue una pequeña nube de gaviotas esperando poder sacar tajada de los restos que puedan caer por la borda. Gonzalo dirige el barco hasta unas 25 millas de la costa, en una zona donde los últimos meses se le ha dado bastante bien la pesca. El sol ya ha salido completamente y es el momento de comenzar a trabajar, Antonio y Mohamed van soltando la red y las boyas de señalización. Las horas transcurren con aburrimiento, tan solo animadas por los cantos de Mohamed y alguna historia de Antonio.

Al llegar las 5 de la tarde, comienzan a recoger el aparejo... poco a poco pequeños peces se van depositando en el cubierta del Chanquete I, Mohamed los recoge y los vá colocando en cajas con hielo... Sin embargo el molinete de la red empieza a chirriar.... es como si se hubiera atascado o como si hubiera enganchado algo grande.

Una vez en la cabina, volví a estar en silencio con mis pensamientos. El pequeño espejo que había dentro me reveló la verdadera cara de muerto que tenia. Parecía que alguien me había absorbido el alma, lo cual si lo piensas es irónico.  Volví  a estirarme antes de ponerme a los mandos del navío. Me crují los huesos de las manos. Abrí una caja de cintas que tenia por ahí tirado, y metí el casete en el reproductor. Le di al play, arranque el barco y en cuestión de unos minutos ya habíamos salido del puerto.

Aquel ritual que hacia todas las mañanas conseguía despertarme por completo, hace años que había dejado la cafeína y si a eso le sumamos mi mal sueño pues los días se me hacían muy pesados pensando solo en mi cama y en mi almohada. Pero no hay nada como un poco de rock, tener todo el mar para mí y cruzarlo a toda velocidad. Evidentemente no era muy legal sobrepasar el límite. Pero la policía costera siempre estaba ocupada haciendo redadas de drogas en los yates de ricos extranjeros y niños de papa. Digamos que un pescador yendo deprisa no es el primero de sus problemas.

Gracias a mi velocidad casi-imprudente conseguimos llegar al punto que Antonio me había recomendado. A pesar de ser el capitán, siempre prefería seguir los consejos del mas anciano. La experiencia es una gran aliada, y a Tonio le sobraba por las orejas.  Aquella zona la encontramos hace unos meses, la cual nos estaba dando mucha pesca. Ya me la había aprendido de memoria por lo que no costaría nada pescar, y efectivamente, al cabo de unas horas recogimos unos cuantos peces. El Sol no pegaba fuerte y hacia viento.  No fue un mal día, hasta aquel chirrido.

Había sacado un par de cervezas y un refresco para acabar el día. Mohamed estaba haciendo su trabajo aunque parecía que le estaba costando subir la red. Parece que se te está resistiendo, debe de ser uno de los gordos. Le dije ingenuamente. Ponlo a máxima potencia y nos tomamos algo para terminar el día. No hacía más que pensar en echarme en aquella tumbona plegable chirriante y oxidada.

La maquinaria del arrastre comenzó a chirriar fuertemente, el pequeño motor empezó a oler a quemado... Era como si hubieran enganchado algo muy grande... no tenía sentido pues la red no se arrastraba por el fondo y las cartas marinas aseguraban que allí había profundidad de sobra.... Antes de que el motor se quemase, Mohamed liberó la presión de las redes y soltó varios metros de aparejo, para ver si así se liberaba lo que habían enganchado. La maniobra pareció dar resultado y volvieron a recoger el aparejo, esta vez venía sin problemas. Cuando subieron la red a bordo venía con un buen cargamento de caballa, pero había algo más en la red, un bulto grande de color claro... Abrieron la red y la pesca calló sobre la cubierta resbalando por la misma... en ese momento Mohamed y Antonio pudieron ver lo que había enganchado la red, se trataba de los restos destrozados de un cadaver. Haciendo un esfuerzo para soportar las nauseas llamaron a Gonzalo para que lo viera.

Al cuerpo le faltaba prácticamente toda la parte superior del tronco, del ombligo para arriba había desaparecido... sin embargo aún conservaba un bañador azul oscuro. Su piel estaba de un color grisaceo claro y era evidente que llevaba varios días en el mar.

El sonido del motor chirriante me puso demasiado nervioso. No podía entender como el motor podía llegar a sufrir tanto. No soy religioso, pero recé todo lo que pude y mas para que el motor no se estropeara. Y aunque mis plegarias fueron respondidas, el motor quedo bastante tocado. Era inevitable no maldecir en aquel momento, con un poco de suerte podría hacerle un apaño aunque solo podría hacer que dure unas semanas más. Tarde o temprano se acabaría quemando del todo y tendría que pagar el arreglo. Lo cual no me hacía ninguna gracia.

El olor a quemado y a humo se mezclaba con el del pescado. El trabajo de pescador no es precisamente el de una dependienta de perfumes. Debía de haber ido a por agua, para enfriar un poco del motor. Pero en ese momento solo pensaba en saber qué demonios había conseguido estropearme el día tan rápido. Unos trozos de carne mordisqueada conseguían diferenciarse del pescado, aquella imagen era difícil de creer.  Te llegas a preguntar como una persona podía haber acabado tan mal en el mar. Entras en un estado de negación en el que una situación así te resulta inconcebible.

Hasta que llegan los recuerdos, y te das cuenta de lo peligroso que es, no solo el mar, sino el mundo en sí. Era una situación de asco, repugnancia y odio. Definitivamente esto me iba a joder la semana entera. Vamos a separar todo esto del pescado con cuidado. Intente serenar mi voz lo máximo que pude, aunque por dentro estaba de los nervios. Voy a por unos guantes extra y a por un poco de agua para el motor. Ahora vuelvo.  Tras calmarme los nervios, respire profundamente e hice una llamada que salto en el contestador. Carlos.  Soy yo, Gonzalo. Hemos encontrado un cadáver en el mar, bueno… parte de él. Escucha, esto es muy raro, ahora vamos al puerto ya sabes dónde encontrarnos.

Con cuidado y tacto, conseguimos separar los restos del pescado, y una vez hecho eso, volvimos para el puerto.

Madre de Dios... que horror...!!.. Gonzalo, no podemos vender este pescado en la lonja, vamos a tener que tirarlo por la borda... Todo el mundo nos va a ver desembarcar el cadaver y van a saber perféctamente que venía junto con el pescado... Hemos perdido una mañana, pero mejor no nos busquemos más problemas... dijo sabiamente Antonio. Mañana compensaremos lo que hemos dejado de ganar hoy...

Antonio y Mohamed comenzaron a recoger todo el aparejo, Mohamed estuvo pendiente del motor del molinete por si volvía a fallar.

El puerto estaba a dos o tres horas de navegación, pero seguramente cuando llegaran allí ya les estarían esperando todas las autoridades... Antonio cogío una manta y la puso sobre el cadaver para evitar verlo durante el camino de regreso.

Al llegar al barco os encontráis con que Antonio y Mohamed están acabando los preparativos para salir a primera hora de la mañana a faenar.

Antonio al veros os pregunta:

- Hombre Gonzalo!!! ¿Que haces por aquí a estas horas?? Coño!! y encima todo afeitado... ¿Vas a ir de ligoteo con el barco? Desde luego debe ser alguna especial, porque cuando vas al Puticlub de las chochonas no te echas ni el desodorante... Que me lo han dicho las chicas... que dicen que después de ir tú huele todo el local a bacalao y mira que allí están acostumbraos a ese olorcillo...

Oye, ¿has visto que follón hay aquí en el puerto?... Han debido de salir en la última media hora unos 30 barcos, y algunos les he oído hablar no se qué de un tiburón...

¿Y este chavalote quien es? ¿Algún amigo tuyo? Dice Antonio tendiendo la mano a Javier

-Encantado, soy Javier. Sí, soy amigo de Gonzalo. Pues nosotros también vamos tras el tiburón, capitán. Han atacado a una joven en la playa y se ha armado un lío de tres pares de cojones.

Dándole una palmada en la espalda a mi viejo compañero de aventuras respondo. - ¿Huelo mal yo? ¡Que va! Esas gatas en celo que te cobran una fortuna para podrirte el pene en cuanto pueden. Son envidiosas porque quieren que les haga un hijo y ni en sueño que se los hago, malditas perras. - refunfuño con cierto aire orgulloso para luego continuar. 

- Nada especial quise arreglarme. Lo que importa es el motivo por el cual estamos aquí con Javier. - hago una pausa al mejor estilo película de suspenso, donde el espectador se queda aferrado al sofá esperando que suceda lo peor. - Vamos a cazar al tiburón, así dejemos el alma, ese pedazo de bicho marino será nuestro. - tenía sueños que cumplir sin importar las consecuencias. 

Sonriendo doy un salto y subo al barco, hasta que de pronto recuerdo a Javier llamando Capitán a mi compañero. - Espera amigo, el dueño del barco soy yo y son mis reglas... Que la delicadeza rústica de Antonio no te lleve por senderos extraños, vamos que puede ser adorable si quiere. - replico con audacia mientras enciendo los motores. Era muy emocionante comenzar una aventura, como en los viejos tiempos.

Mi'a tú al lechoso ese, al negrito "sumbón" no lo confunde' con el capitán... no... seño'!!

Cuando escucha a Gonzalo, Mohamed se queda perplejo...

Gonssalo... ¿Quieres pescá un tiburón?... ¿¿Con ette ba'co??... Pero tendremo'  que cambia' primero el apa'ejo... ¿no?...

Yo es que no he vi'to nunca pescá' tiburones con una red de arrastre...

-Maldita sea, Gonzalo. Parece mentira que te dediques a esto ¡Tu barco es una castaña! ¡No sirve para cazar tiburones!

Javier al menos tiene el consuelo de que nadie en Marbella tendría un barco construido para eso.

Dándome un golpe en la cabeza por la idiotez que tenía caigo en la cuenta de lo que decía el negro. -Ya, es que estoy medio tumbado... No importa, iremos a revisar las aguas y ver que nos encontramos. Luego si hay que comprar equipo para adaptar el barco lo haremos, pero al menos saber el tamaño de esa cosa. - claro, se me había pasado el detalle, ahora ya tenía mis ideas ordenadas.

Niego con la cabeza ante las palabras de Javier. - Bueno, es heredado y hay que mantenerlo. Además siempre este cacharro me quita los problemas de la cabeza, más respeto hombre. - le tenía amor a mi barco y bueno las vicisitudes de la vida me llevaron a estar metido en esto. Gajes del oficio.

-Bueno, no tenemos aparejos ¿pero tendremos armas, no? ¿Hay algo aquí que pueda servir, aunque sea un rifle de caza?