Partida Rol por web

Al acercarle el atrapa-sueños, Hyeronimus nota como vibra salvajemente, en tanto que el hombre va recuperando su pierna por momentos, al tocarle las luces de la carpa desaparecen, no antes de que Thomas dispare a una de las cuerdas que mantienen las lonas y caigan sobre el furibundo público, pero llegan hasta el suelo pues han desaparecido, tanto ellos como los niños, ahora solo hay una carpa vacía con Stuart gritando porque le quema el atrapasueños y la mujer enorme que se acerca pasando de vosotros acercándose a Stuart, que grita:- ¡Mamá, no me he portado mal lo juro por lo más sagrado!- La mujer habla con una voz grave distorsionada:- No nombres al nombre de Dios en vano, vas a tener ... tu castigo, por lo impío que eres, nunca debí haberte tenido.- Stuart llora antes de disolverse, antes de que todo desaparezca y terminéis como habéis empezado, entre la playa y la feria, aunque esta vez donde esta la feria solo hay niebla espesa.

Ante la presión de la situación, cae de rodillas. Cuando abre los ojos e intenta incorporarse, encuentra la niebla, y aquel pacífico paraje en el que parece que no ha pasado nada. Aquel mundo era un infierno. Debían salir pronto de él.

- Lo... ¿lo hemos logrado? - pregunta, temeroso. Poco a empieza a quedar de lo que era

Con el rifle aún en la mano miro a mi alrededor. Parece todo tranquilo, demasiado tranquilo...parece la tensa calma que avecina del azote de la tormenta.

- Puede que sí, pero mejor será permanecer todavía en alerta. Hasta que despertemos no creo que estemos seguros.

Observo mi alrededor esperando encontrar algo que nos ayude a salir. Al final pienso en voz alta mientras me imagino en la cubierta del barco con el sol bañándome la cara.

- Ya podría mostrarnos una salida de este sitio...

-El circo estaba tras la niebla -señalo la dirección-. No creo que ahora allí haya nada salvo lo ignoto. Tal vez debamos encaminarnos hacia la selva -añado, mirando la siniestra foresta tras las grotescas estatuas que guardan la linde.

A pesar del lugar, una agradable sensación me invade. Cada vez falta menos para enfrentarnos al desquiciado Horizon

Os encontráis en la playa de la paradisíaca isla, al otro lado esta la niebla ignota que no parece tener fin y tampoco sea un sitio idílico para explorar. Parece que este es otro de los sueños de los desventurados prisioneros de Mr. Horizón. Aunque a partir de las revelaciones que se os han dado no parece que ninguno sea inocente,a pesar de todo un castigo de 30 años repitiendo la misma pesadilla, es cuanto menos cruel.

Al dar unos pasos por la playa  la arena fina os entra en las botas, a unos 20 metros empieza la jungla que rodea una montaña que tiene toda la pinta de un volcán, incluso os parece atisbar una pequeña aldea llena de chozas de paja... Casi parece una imagen de un libro de aventuras infantil basado en una isla del pacífico, ¿Quien sera el poseedor de esta pesadilla?

- Avancemos con cuidado, si es una selva podrían existir criaturas salvajes...y en estas pesadillas podrían ser mucho peor que en la realidad. Caminemos hacia esa aldea. Iré delante y me seguiréis a diez pasos...si me atacaran os daría tiempo a escapar u ocultaros... - digo encabezando el grupo - ...a ver si esta es la pesadilla de Mr Horizon y acabamos por fin con él.

Imagina que es la pesadilla de un niño, o un adulto que cree serlo. Un niño con la imaginación suficiente como para crear las más terribles bestias. Tan admirable, y tan peligroso en estos momentos.

MacGuffin parecía dispuesto a sacrificarse por acabar con Horizon. El odio que se crecía en su interior era grande, y tal vez fuera eso lo que lograría sacarlos de allí. No le discute, pues sería tal vez perder el tiempo, y comienza a caminar detrás de él

-Gracias, monsieur, pero no creo que sea necesario su sacrificio. Si acaso somos objeto de un ataque por parte de cualesquiera indígenas que habiten este sueño -digo con flema-, seguro es que sepan moverse por la foresta mucho mejor que Hyeronimus o yo -sonrío con algo de pesar-. Estamos unidos en este viaje y creo que unidos tenemos más posibilidades de sobrevivir.

Desenvaino el bastón-estoque. Tener el arma preparada será la mejor opción en caso de que nos sorprendan.

-Si quieren iré detrás, por si acaso es nuestra retaguardia la que se ve sorprendida.

Avanzáis hacia el interior de la selva, que es tan irreal como el volcán, solo en las novelas verías una foresta tan ordenada, Thomas que ha cazado algunas bestias en el interior de verdaderas selvas, reconoce que una selva donde apenas tienes que usar el machete y que las lianas están colocadas de forma tan regular, que solo hay manglares y bananeros, es algo que solo le ocurriría a un escritorzuelo de 3 al cuarto. Cuanto más os acercáis a las cabañas de paja, podéis escuchar el tam-tam de los timbales, rítmico y atrayente. De vez en cuando veis ídolos de cabezas de mono del tamaño de un hombre y en cada uno hay un sacrificio humano, aunque por el tamaño del lugar no puede haber mucha gente que sacrificar sino quieren quedarse despoblados...

Observo detenidamente mi entorno, atento a cada sombra o leve sonido producido entre la vegetación. Mis aventuras en entornos boscosos pueden servirme de ayuda en esta pesadilla...

Ensimismado como me hallo, con todo lo que nos ha estado sucediendo, no le presto mucha atención a lo que sucede a nuestro alrededor. Mi cuerpo sigue automáticamente los pasos de Hyeronimus, pero mi mente está en otra parte.

La primera reacción es reducir la marcha, sorprendido por lo que encuentra. El color y la vida de la selva le aturde, la música rítmica comienza a dispersar su atención. Tal vez sea ese el efecto que pretendan conseguir. Aturdir, confundir, desorientar. Pero hace el esfuerzo de sobreponerse, intentando que permanezcan unidos. Mirando hacia atrás y hacia delante, para asegurarse de que todos continúan

Por un segundo os paraliza el sentiros acechados, Jean Claude al verse andando solo se para un segundo y se gira la vuelta como preguntando "¿Pasa algo?" y vaya que pasa, varias caras negras como el carbón con lanzas con punta de piedra a su lado, unos seis aborígenes de dientes limados y sombreros de hojas. Todavía no se han notado descubiertos, por lo que tenéis el primer movimiento. Pero bien es sabido que esas "personas" serán tan ilimitadas como en los otros sueños y que seguramente la persona a la que busquéis esté en el lugar más singular de la zona.

"Sacrebleu!", pienso. Seguidos y de cerca, eso hemos sido. ¿Hostiles? Puede ser... pero no nos han atacado todavía. Ignoro cómo proceder con estos asuntos, yo que he sido curtido en otras selvas de butacones, soirées y estocadas verbales, así que miro a Thomas. Él, que sin duda sabrá desenvolverse, debería marcar la tónica del encuentro.

- Sigue andando cómo si no los vieras...de momento están al acecho, avancemos un poco y busquemos un lugar idóneo para parapetarnos o por lo menos para plantar cara dignamente... - digo mientras llevo la mano al revólver y con la otra manejo el rifle. Podría llevarme a dos por delante, tres si tengo suerte con el revólver. Si logro abanicar el rifle dispondría de un cuarto tiro pero sería demasiado difícil de conseguir. - ...tened vuestras armas a punto...puede que sólo tengamos una oportunidad si se abalanzan sobre nosotros...creo que puedo encargarme de tres sin problemas...¿vosotros cómo lo veis? - digo con un tono desenfadado, la verdad es que mi voz es firme y tranquila. Aún recuerdo aquella pelea en cierto burdel a las afueras de San Petersburgo rodeado de unos cuantos cosacos con muy malas pulgas. Logre hacer siete disparos en doce segundos, siete muerto. Luego les robé unos caballos y salí cabalgando cómo alma que lleva el diablo.

Siguiendo las instrucciones de Thomas, ignoro completamente a los indígenas. Con tono indiferente, digo:

-Tal vez pueda con dos, mon ami, pero ¿y los aborígenes que aún están escondidos? Puestos a soñar -indico-, lo mismo da soñar con media docena de cazadores que con dos centenas...

- Tanto dará, estamos rodeados sepamos o no cuantos son - dice, tenso y nervioso, pero intento obedecer a las instrucciones de MacGuffin. Ignorarlos y seguir avanzando. Tal vez así no fueran una amenaza demasiado evidente. Se apresta para tomar el arma que guarda en su chaqueta y se da el caso de necesitarla. Tanta agitación mental y emocional le habían hecho olvidar la posesión de la misma - Estoy preparado por si es necesario - indica, con la máxima tranquilidad que puede mostrar

Los salvajes al sentir que han sido descubiertos se marchan en la foresta... Os preguntáis porque, pero pronto sabéis la razón, los gritos que pegan, pronto son contestados por otros igual de guturales. Pero 3 de esos salvajes salen de las altas plantas, dispuestos a deteneros hasta que lleguen los refuerzos, sus rostros son negros pero es lo único que se parecen a alguien de color, más parece que ser monigotes tan infantiles como los que hacen publicidad en el cacao con una lanza tan ridícula como afilada. Unos objetivos fáciles para vuestras armas de fuego...

Disparo contra el más cercano usando el rifle y mientras lo abanico para volver a cargarlo (es un modelo winchester) disparo contra dos aborígenes con mi revólver. Luego espero por si alguno de los otros tres se lanzan, aún me quedan tres balas en el tambor del revólver y varios tiros con el rifle.

- Moveros hacia las chozas rápidamente. - les digo mientras avanzo corriendo tras efectuar los disparos pero manteniendo la atención en los enemigos que dejamos detrás.

Saca el arma rápidamente y predispuesto está a disparar si es necesario. Pero se mueve hacia las chozas para encontrar refugio, y asegurarse así de poder socorrer en la medida de lo posible a MacGuffin, que se ha quedado atrás abriendo fuego.