Partida Rol por web

Danville, Virginia.

Es media tarde , el grupo se encuentra a salvo en un recinto vallado del ejército. Habéis entrado escoltados por el Ejército y la Guardia Nacional, cada uno de vosotros con sus propios motivos y llevados por sus propios actos, habéis sobrevivido milagrosamente(de momento) a esta pandemia, o enfermedad, o lo que demonios sea .

El recinto en sí, no es más que una iglesia semiabandonada situada en un pequeño claro y a a que se llega por el camino por el que van avanzando los transportes ahora mismo.

Las manos inquietas de Boris no paraban de revisar la camara fotografica que llevaba consigo. Pero su mente, aún mas agil, revisaba a mayor velocidad los acontecimientos previos, mucho mas vertiginosos de lo que nadie hubiera esperado.

No dudaba ni por un segundo que toda esta mierd* se habia gestado en la maquiavelica mente de los "poderosos" gobernantes que solo buscaban mayor riqueza sin importarles la vida de los demas. Levantó la vista y miró a su alrededor al recientemente formado grupo de "rescatados". Todos ellos borregos llevados por manos invisibles hacia su misero final.

Sonrió, pero sus ojos gelidos no pudieron ocultar el frio de su alma. Estaba en marcha, quizas no por el camino que habia planeado, pero si hacia el destino que se habia jurado hace mucho, mucho tiempo atras.

Se levanto y la camara colgó de su cuello.

-"Hola, soy Phill Thomas, reportero grafico para el Journal de Virginia"- Dijo a todos con una sonrisa un poco inocente. -"¿Alguno sabe a donde nos llevan?".

En todo el camino no pude sacarme de la cabeza aquellos momentos horrorosos en el Campus, siempre pensé que esto solo era una locura de Hollywood, y que jamás llegaría a pasar algo como eso, ahora creo que todo lo que vi en aquella pantalla grande, ingeniado por aquellos cineastas, no es mas que la forma de decirnos lo que se planea bajo el mandato de los gobernantes de cada país.
-No puede ser, espero que aquí tengamos un poco de paz, al menos por un tiempo-
Caminamos hacia una edificación un tanto extraña, parece ser una vieja iglesia, de repente uno del grupo de sobrevivientes se dirige al grupo presentándose, -Bueno al menos alguien todavía tiene un poco de sociabilidad aquí-.
-Hola Phill, es un placer, que pena que sea en estas circunstancias- le enseño una amigable sonrisa y extiendo mi mano, -Juliana Bathory, y la verdad, no tengo ni idea de cómo llegue a este grupo, aun me parece un milagro que este viva-

Sam siempre suele pensar que hay que tener cuidado al valorar las señales que se nos presentan. Al crecer en una familia creyente, y estudiar un oficio cuya base es la fe, es fácil dejarse llevar por interpretaciones precipitadas. Sam evitaba hacerlo. Es curioso como una personalidad puede albergar una parte escéptica y creyente al mismo tiempo. No obstante, en estos momentos, viendo como el destino le ha llevado hasta una iglesia, después de todo lo que ha vivido estos últimos días, en los que ni siquiera ha tenido tiempo de cambiarse la camisa y el alzacuellos, hace que pasen por su cabeza todo tipo de ideas, excepto la casualidad.

Sam observa el rostro de los presentes, intentando percibir sus emociones, algo aprendido casi sin quererlo en su profesión. La mayoría están asustados o preocupados, sin embargo hay un hombre que da la impresión de estar tranquilo, e incluso parece haber sonreído en un momento. Es el primero que se presenta en voz alta, rompiendo la inquietud y silencio general. Una joven le sigue.

-Soy Sam-se presenta también el sacerdote-.Realmente puede que sea un milagro. Yo doy gracias de seguir con vida-dice mirando a Juliana con complicidad.

Mientras váis de camino a la iglesia, véis a los lados algunas tiendas de campaña, varios vehículos militares - camiones , jeeps y un vehículo ligero - dos barracones con aspecto de estar medio vacíos y dos enormes torres de vigilancia de al menos cinco metros de altura.

Suspiro hondo, cuando el Padre se refiere a lo que hacia unos segundos me había referido, -Si Padre, la verdad no es que sea una creyente excepcional, pero tengo algo seguro, que hay una fuerza superior que es la que coordina toda la existencia-
Observo a mi alrededor, detallando cada uno de los espacios del lugar, -Padre, ¿usted sabe donde estamos exactamente, o porque nos trajeron a este lugar?-
Sigo con mi inspección minuciosa con la mirada, para ver que encuentro que me sea familiar.

Boris extrechó la mano de la joven, se sorprendio a notar que no era la tipica mano delicada de las jovenes universitarias, pero no dijo nada. En cambio una imperceptible mueca se presentó en su rostro al ver a un sacerdote o rabino que se presentaba.

-"Lo lamento, pero no creo en los milagros, jejeje"- Dijo con una risa aparentemente nerviosa, no iba a fingir mas de lo necesario intentando caer bien al sacerdote -"Mi padre murio esperando uno"- Dijo sin poder evitarlo.

Para disimular su error, quitó la tapa a la camara y disparó el flhas al tiempo que decia -"Una para el recuerdo... de los que sobrevivan a este horror"-. Luego se enfoco en las torres, procurando tomar planos mas extensos del lugar. Incluso procuró subir en un auto para tener mayor visibilidad.

Me impresiona un poco aquel joven que dice ser reportero, alguna vez quise ser camarógrafa de una película o algo por el estilo, pero la vida no me había dado muy buena recompensa con ello, -Oye, ¿podrías enseñarme a usarla?- le digo mientras señalo su cámara, y dibujo una sonrisa en mi rostro, -estaría bien aprender a usarla por si tu ya no lo puedes hacer- usando un poco de sarcasmo.

Sam escuchó las sinceras palabras de Phil.

-Le comprendo. Las grandes pérdidas siempre ponen a prueba nuestra fe. De todas formas, aunque usted no crea en él, el verle aquí me hace pensar que él sí cree en usted.

Mientras avanzan, el sacerdote se dispone a contestar a Juliana, aunque esta parece más interesada en el fotógrafo, de modo que guarda silencio y sonríe levemente.

Por fin a salvo, pensó Jim, ya estoy en un campamento, militares rodean el lugar, me he salvado una vez más, estoy vivo, sigo entero, es maravilloso, una sonrisa asomo a sus labios, algo interrumpió el hilo de sus pensamientos.
Un hombre había hablado, luego una mujer y luego un cura, pestañeando varias veces intento recordar lo que sus oídos habían escuchado pero su cerebro no había procesado.

-"Hola, me llamo Jim Harby, encantado de conocerles"- los supervivientes no parecieron prestarle mucha atención, era la historia de su vida, pasar desapercibido, pero sonrió con más entusiasmo, gracias a eso seguía entero.

Mientras aun pensaba en como había sobrevivido y como había llegado ahí escucha las presentaciones de los demás, hasta que el dice, -disculpen alguien, de uds sabe que es lo que hacemos aquí, mi nombre es Vlad Corcus- lo dice temerosamente, ya que al mismo tiempo que decía eso, el escuchaba risas por todas partes y traba de concentrarse para no perder la cordura.

Boris no pudo mas que sonreir sinceramente ante la insinuacion de su muerte. -"Ni lo pienses, belleza, ¿O acaso le pedirias a un sacerdote despojarse de su sotana?"- Dijo en tono picaresco, y volvio a enfocar todo el zoom de su camara a los puntos que consideró mas extrategicos dentro lugar.

Montado en una carroceria vieja escuchó las palabras del sacerdote, pero no respondio. Aunque un extremecimiento recorrio su espalda, como pocas veces.

Bajó de un habil salto y casi golpea a un hombre de mediana edad, que le miraba sonriente. Recordó que estaba en su primera fotografia. Le examino y no le dio mucha importancia. -"carne de zombies"- pensó.

En cambio el joven distraido le parecio mas competente, pero no supo porque.

A Jim le llamo la atención la actitud agresiva del fotógrafo, que valentía, que seguridad en sí mismo, claro que todo esto no valía nada frente a un muerto viviente babeante, pero oye, seguro que se llevaba a todas las chicas, jejeje.

-Discúlpeme, estoy todavía un poco conmocionado- dijo Jim mientras se echaba a un lado para dejar paso a Phill y le miraba con aire complaciente y bobalicón, con ese tipo de sonrisa que se exhibe cuando no se entiende una palabra de lo que te están diciendo.

-Eh, Jim, ¿cierto?-  lo observo con un poco de incertidumbre, -te he visto en algún otro lado, pero la verdad…mmm…-
Extiendo mi mano, y le saludo amigablemente, a mi parecer es mejor tener una buena relación con estos, que se supone serán mis nuevas amistades, y que mejor que tener una mano que te ayude en esta época de “dificultades”.
-Mucho gusto, Juliana-

-He de decir que el gusto es mio,  pues ni idea de donde puede haberme visto, no lo se, antes era taxista, ¿igual le lleve ha algún sitio? ¿recuerda mi taxi? era uno amarillo con una cenefa de cuadros negros, oh no hace falta que se ria..... es un chiste malo incluso entre taxistas- Jim habla con una voz suave, con algo de acento, y parece visiblemente agradecido de entablar conversación, se muestra mucho mas relajado ahora que esta dentro del campamento.

Me quedo seria mirando fijamente a los ojos a Jim, la verdad no era necesaria la explicación, pero bueno, al menos, es buena idea intentar tener buen humor ante una situación como la que vivimos.
-solo espero que no nos quedemos mucho tiempo en este lugar, lo más probable es que los zombis lleguen hasta aquí, ellos podrán sentirnos, y lo último que quiero es ser devorada por una cosa de esas-
Observo con cuidado a mí alrededor, para ubicar los lugares de posible abastecimiento de armas u objetos útiles, por si hay que salir sin previo aviso. –que fue lo último que hiciste antes de llegar aquí Jim, si no es molestia preguntar, claro-

El grupo de supervivientes entra por fin en la iglesia, donde se une a otro grupo ya existente: en total hay aproximadamente unas cuarenta personas. Rápidamente se forman corrillos , cada uno contando lo mal que lo ha pasado y como ha conseguido sobrevivir. Un viejales se distingue del resto del grupo y su voz retumba en la iglesia.

- ¡Lo que dices Paul no es nada! , yo soy dueño de una tienda de comestibles y os puedo jurar que vi a un grupo de unos tipos uniformados que no eran militares en extraña actitud con esos podridos cabrones, cadáveres andantes comepersonas- dice con voz intrigante.

Boris resguardó su camara fotografica y se dirigio a donde parecia haber mayor concentración de personas. Sin embargo no quiso alejarse de su grupo actual, al menos servirian de "camuflaje" para algunas acciones posibles, dependiendo el desarrollo de los acontecimientos.

Era una vieja iglesia abarrotada de gente, tal como cuando comenzó todo y los mas "simples" buscaban apoyo y respuestas en lo invisible. No pudo evitar sentir asco ante tanta hipocresia.

Reviso rapidamente los rostros, buscando algun indicio, alguna pista. A primera vista le parecieron completamente anonimos, pero no dejo de sentir la desesperacion y abatimiento en tantos rostros de diferentes edades y culturas. Tentado estubo de escabullirse de ahi e internarse en el "complejo", cuando escuchó algo que le llamó la atención. Se abrio paso entre las gentes y llegó al lado de un viejo.

Miró a todos lados y activo su camara, se acercó al anciano y le dijo: -"Es una historia interesante, soy Phill Thomas, reportero del Journal de Virginia, estaria muy interesado en conocer su vision de los hechos"- Dijo con esa sonrisa amplia que parecia tan sincera. -"¿Por que dice usted que no eran militares?"-.