Partida Rol por web

La luz de la mañana entraba por la ventana, esquivando las cortinas hasta finalmente morir sobre mi párpado, con esa incómoda sensación me desperté; pese a que me costó un par de segundos darme cuenta de dónde me hallaba en aquella extraña habitación, pude recordar el motivo por el cual había venido... Aunque no el cómo llegué hasta ahí.

El dolor de cabeza seguía ahí. Alguien me había atacado por la espalda, eso era lo evidente aunque el "quién" no lo parecía tanto. A fin de cuentas; ¿A quien estaba esperando una viuda?.

 Uno no puede expresarse tranquilo. Eso es lo que estoy sacando de toda esta situación. Intentar llevar a cabo una investigación como la gente es difícil cuando en el medio de un "interrogatorio" te golpean en la nuca y te dejan inconsciente. Inconcebible... ¿Acaso querían que él encontrará al asesino del viejo o querían seguir jugando?

 Me levanté como pude de mi reposo forzado y me estiré un poco. Miré a mis alrededores en búsqueda de una puerta; y cuando la encontré, intenté abrirla.

- Solo falta que los muy bastardos me hayan encerrado... Que manera de tratar a un investigador...

La puerta cedió, como era de esperar; pero al igual que abrí la puerta, alguien me abrió el labio de un buen puñetazo de derechas; aún con la conmoción de lo que había pasado, y llevándome la mano a la cara, pude ver, no a otro que a mi antiguo compañero, James.

-El borrachuzo está despierto -Dijo con una mezcla entre rencor, molestia y algo de pena- Te he contratado para que investigues el asesinato, no para que asaltes el dispensario ni para que duermas la mona en las escaleras. ¡Por Dios! ¡Si la pequeña te encontró ahí tirado!.

Se podía notar la frustación en su voz, como si la confianza que  fuera depositada sobre mi, la hubiera roto como un papel mojado bajo una intensa lluvia. Pese a ello, el enfado continuaba; pero la necesidad por tenerme por ahí, era aún mayor; pues me tendió un pañuelo de papel.

-Aún no es hora de comer. Ve a junto mi tío, y discúlpate por robarle las botellas.

Cof cof cof, lo siento James, tienes razón, sin embargo, te olvidas de que también soy un consolador de viudas rubias inconscientes, una habilidad totalmente nata. Me preparo por si viene algún golpe, para desviarlo rápidamente.

Siguiendo con el caso, ¿Alguna pista que deba conocer? Aquí hay demasiadas cosas extrañas que no me gustan, sobre todo la jovenzuela de los múltiples abrigos que me echó a patadas. Estaba siendo amable y cariñoso, no entiendo que pudo ocurrir. Quedo con la mirada pensativa durante unos segundos, meto la mano en el bolsillo derecho y saco mi pitillera de plata, tenía un agujero de bala justo en el centro ya que hace algún tiempo me salvó la vida por llevarla en el bolsillo de la camisa, ahora la llevaba en el de la chaqueta, en el bolsillo interior, más o menos quedaba a la misma altura, pero al tener un agujero podía salirse un poco de tabaco, y prefería limpiar ese bolsillo que el de la camisa.

Tienes algo más que contarme James, debería conocer todos los detalles, no me gustan las sorpresas. Vuelvo a guardar la pitillera y me enciendo un cigarro.

Por un momento James me miró con incredulidad, como si no supiera exactamente de qué le estaba hablando, sea como fuera, sonrió y dio un paso hacia atrás permitiendome salir de mi habitación, algo que hice, pero cuando lo hice, este puso una mano sobre mi hombro y me susurró al oído una advertencia.

-Ve junto mi tio y discúlpate, si no quieres ser echado de esta casa a patadas.

Tras decir esto, me soltó y se marchó hacia el despacho privado que este tenía.

Me encamino hacia el despacho del tío de James para disculparme, aunque no recuerde ni siquiera robar dichas botellas. Sonaba a encerrona en la que me había metido alguien, pero, que se le iba a hacer, lo disfrutado con la rubia nadie podía quitármelo.

No podía dejar el trabajo ahora, había tenido muchos gastos como para volverme sin nada así que llamo a la puerta del despacho con tres golpes unísonos y sin hacer demasiado ruido..