Partida Rol por web

Conn rápidamente aprovecho la situación para introducirse por donde había salido el bandido con la mayor rapidez posible y el mayor sigilo. Intentando flanquear al bandido, Conn arco en mano intentaba que al salir y apuntarle con el arco, el bandido diera la espalda a la salida y así Eidos pudiera atacarle por la espalda. De no funcionar, Conn ya tendría una flecha afianzada con su zarpa lista para dispararla entre los ojos del sorprendido ratoncito.

Sylvain miró a Wynna.

—Átale —le dijo entre susurros indicando al guardia que acababan de noquear.

Inmediatamente avanzó tras Conn con su espada en la mano. Si tenían que luchar ahí dentro al menos la ausencia de espacio beneficiaría a los que fueran en minoría y en ese caso Conn y Sylvain eran sólo dos.

—Déjame ir delante Conn, tu llevas un arma a distancia y podrás soltar tu flecha desde mi espalda.

Una agradable sensación de satisfacción recorre mi espina desde la punta de la cola hasta el final del hocico al escuchar y sentir el impacto del bastonazo contra la cabeza desprevenida del guardia. El pobre infeliz cae redondo en el sitio, inconsciente e ignorante de lo que acaba de ocurrir.

No puedo evitar poner una sonrisa maquiavélica al contemplar el fruto del éxito en el plan trazado.

Pero no hay tiempo que perder, el otro guardia sigue ahí dentro y a buen seguro pronto comenzará a inquietarle la ausencia de novedades desde el exterior. Es hora de actuar.

Asiento a Conn y Sylvain y agarro con fuerza el bastón con ambas manos. Me escabulliré en el interior tras ellos, para ayudar en el combate subsiguiente e intentar reducir al segundo guardia con la mayor brevedad posible.

Wynna en silencio asiente a la orden de Sylvain y ata al atontado guardia con presteza con una de las raíces que encuentra por los alrededores. En tanto el trío se acerca sigiloso para enfrentarse al guardia que está a expensas de que su compañero diga algo, solo podéis rezar porque no os descubra lo suficientemente rápido como para dar la alarma sino queréis enfrentaros a todos los ladrones en plena competencia.

Ante el éxito inicial, Conn intentó infiltrarse hasta donde estaba el prisionero para sorprenderlo con su arco tal como había planeado tiempo atrás. Así, zarpa a zarpa, el ratoncito iba avanzando con mesurada cautela y considerable éxito. Solo la suerte diría si su capacidad era suficiente.

A pesar de que habéis sido muy silenciosos, el guardia ya estaba sobreaviso y cuando ve el pelaje de un ratón que no conoce empieza a gritar:- ¡Alarma, hay extraños en la entrada...!- Y se abalanza contra vosotros dispuesto a ensartaros con su espada.

Wynna ató lo mejor que pudo a aquel ratón, pero no estaba segura de si los nudos aguantarían o no lo suficiente. No tenía mucha prática en aquello. Pero no lo pensó mucho, no había tiempo. Vio como sus compañeros entraban y desaparecían tras los matojos y pestañeó confusa. ¿Qué debía hacer? Escuchó el grito dentro ¡Los habían descubierto! Pero ella no podía entrar, no mientras tuviera allí a aquel ratón, porque si se despertaba y se soltaba, los atacaría por la espaldas y caerían ellos mismos en la emboscada.

Pensó rápido e, igual de rapido, se hizo con un pequeño puñado de piedras y se preparó, sentada sobre el ratón inconsciente, a que algún par de bigotes extraños hicieran acto de presencia por la entrada a la madriguera para poder probar de nuevo su puntería con la honda.

El arma de Sylvain estaba preparada y rápidamente realizó los movimientos oportunos para cercar la movilidad del oponente. Un movimiento del cuerpo para tratar de engañar al guardia y un intento de avanzar para tratar de ganarle terreno al defensor. Mientras tanto, la espada de Sylvain permanecía en posición defensiva para evitar una posible estocada.

Siguiendo a Sylvain al interior de la guarida de los ladrones, me coloco a su zaga con el bastón en alto y la intención de apoyar sus movimentos en todo momento para perpetrar un ataque devastador contra el guarda.

Esperemos que sea lo suficientemente rápido como para evitar que la alarma se extienda por toda la madriguera...

Conn se apresuró a entrar arco y flecha en zarpa, y ante la acción clara del bandido, intento anular sus palabras antes que llegará a pronunciarlas o al menos que terminará de hacerlo. Por tanto, con la flecha ya lista, le disparó.

El arma de Sylvain estaba preparada y rápidamente realizó los movimientos oportunos para cercar la movilidad del oponente. Un movimiento del cuerpo para tratar de engañar al guardia y un intento de avanzar para tratar de ganarle terreno al defensor. Mientras tanto, la espada de Sylvain permanecía en posición defensiva para evitar una posible estocada.