Partida Rol por web

Hacer una prueba de Reunir Información.

 Las palabras de Brennan habían irritado a la elfa, la cual respondió con una picaresca sorna. El gnomo, que yacía tirado en la cama y miraba todo con atención, ríe por lo bajo ante el intercambio.

- No seas muy duro con Brennan, compañera... ¿quién pudiese tener una cita romántica en esta ciudad de oscuridad y misterios? Cualquier servidor que crea en el amor estaría un poco celoso, ho ho...

 El gnomo saca su flauta y toca una pequeña serenata. conocida por ser una canción de amor entre dos pretendientes de una ópera que solía representarse en los teatros de Faerûn. "Conocida" para aquellos que estuviesen en contacto con el mundo de las artes y la actuación. Quizá ninguno de los presentes salvo Frenni fuera muy fanático de las obras.

- Entonces, supongo que todos se irán menos yo y... él...

 Frenni señala con su flautín a Felsom, mirándolo con una sonrisa sumamente forzada. Aquel sujeto había dicho tantas veces que estaba interesado más en los órganos de la gente que de la gente en sí, que apenas podía imaginarse una velada tranquila con él. Mas todo podía pasar si encontraba alguna canción que fuera del agrado del mago.

Luego de que sus compañeros partieran allí estaban Felsom y Frenni a solas, el Mago aprovecha algunos papeles de pergamino en blanco y comienza a garabatear en ellos con una de las plumas que estaban en el escritorio, tal vez preparando algunos hechizos de su conocimiento para ser lanzados con mucha más facilidad. Por su parte, Frenni continúa tocando su flautín escribiendo en su cabeza alguna letra para acompañar la melodía; fue entonces cuando un par de golpes en la puerta llama la atención de aquel par, se miran el uno al otro y vuelven la mirada hacia la puerta.

Tal vez fuera por la lluvia o porque los conocidos de Hektor no estuvieran en Freeport para esas fechas, lo único que pudieron conseguir en las calles, y algunas tabernas antes de llegar al puerto, es que un barco pirata ha llegado a los muelles hace aproximadamente once días, ¿y qué lo hacía diferente del resto?, que su tripulación está constituida por Orcos, los cuales no han descendido de éste desde que llegaron, o al menos nadie los ha visto bajar.

No era exactamente la información que requerían ya que, por los rumores comentados por Egil, no era extraño que Orcos visitaran los muelles de Freeport, lo que si es extraño es que sus tripulantes pasaran tanto tiempo sin hacer contacto con nadie; la curiosidad más que cualquier cosa, los anima a buscar el barco del cual hablan con tanta extrañeza. Pronto llegan donde se encuentra el barco, aunque guardan una distancia prudente, pueden ver que el barco tiene escrito en la proa “Venganza Sangrienta”, se trata de un barco toscamente construido, de un solo mástil y de unos noventa pies de eslora, a simple vista tiene un gran número de cicatrices de guerra a lo largo de su casco, tiene las velas recogidas y en la cofa hay un Orco armado con un arco corto; en la pasarela, la tabla que desciende conectando con el muelle, pueden ver a dos Orcos, que llevan cimitarras melladas al cinto, vigilan la pasarela, alentando a los viandantes con sus ceños fruncidos a que pasen de largo ante el barco.

Al mirar alrededor del barco, se percatan de que no hay ninguna otra embarcación cerca suya.

Decides seguir a tus compañeros, guardando una distancia prudente, puedes ver como hablan con una y otra persona en el camino, luego de que dejaran una de las tabernas visitadas por este par, los seguiste hasta el muelle, donde se encuentra un barco, sigues guardando una distancia prudente, puedes ver que el barco tiene escrito en la proa “Venganza Sangrienta”, se trata de un barco toscamente construido, de un solo mástil y de unos noventa pies de eslora, a simple vista tiene un gran número de cicatrices de guerra a lo largo de su casco, tiene las velas recogidas y en la cofa hay un Orco armado con un arco corto; en la pasarela, la tabla que desciende conectando con el muelle, pueden ver a dos Orcos, que llevan cimitarras melladas al cinto, vigilan la pasarela, alentando a los viandantes con sus ceños fruncidos a que pasen de largo ante el barco.

Al mirar alrededor del barco, te percatas de que no hay ninguna otra embarcación cerca suya.

Llegamos juntos, aún mascullando las palabras de aquel elfo que no me habían sentado bien. ¿Cómo pueden pensar en romance cuando estamos en una misión? Es lo que prácticamente me he preguntado, pero el sólo hecho de estar fuera, sentir como la lluvia suavemente cae encima de mi, me borra de alguna manera todo aquello. Toca centrarse claramente. 

- A ver con qué nos sorprendemos. -  digo a mi compañero. 

Una vez estamos en el puerto, no me espero lo que veo. Ciertamente el hecho de que haya atracado un barco de Orcos no es un problema, Egil lo había comentado. Pero como todo, es una raza que no me da buena espina, además son jodidos en combate, y eso me hace pensar en lo que debemos hacer. 

- ¿Nos quedamos un rato observando los movimientos de su tripulación? - pregunto a Hektor. - No sé, podemos estar escondidos, alguno puede salir y dirigirse a una Taberna. Lo atrapamos y quizás podemos sacar un poco de información. Si es que te apetece. ¿O qué prefieres? 

Tras hacer mi propuesta, me coloco en un punto estratégico escondida detrás de una pared lateral y observo el movimiento con suma atención. 

El comentario de Brennan le había parecido de lo más gracioso, especialmente por la aparente incomodidad que había causado en Elentirell. Ciertamente la mujer era atractiva, pero el gélido aura que emanaba le privaba de esa sensualidad que de cualquier otra manera hubiera desprendido. Minaba su atractivo, no físico, pero quizá sí emocional.

La búsqueda por las tabernas del puerto había resultado infructuosa completamente. Hektor esperaba que los lugareños se hubieran mostrado más abiertos, pero aquella noche, quizá por la fina lluvia que amenazaba tormenta, los ánimos estaban fríos y no había ganas de conversación. Además, si no consumías, no eras bienvenido en las tabernas portuarias. No les quedó más remedio que marcharse de un par de ellas y probar mejor suerte en el puerto. 

Escondidos en la creciente oscuridad, la elfa y él escudriñaban la borda del único barco que estaba atracado en el puerto. Era un barco de orcos, además. No eran la raza favorita de Hektor, aunque tenia que reconocer que alguna vez se había corrido una buena juerga con alguno.

-¿Ves al tipo ahí arriba? ¿Puedes decirme cómo viste? ¿Describírmelo? No veo un pijo...

Hektor intentaba forzar la vista pero no lograba ver nada más que la tosca silueta del orco vigía y de su arco de madera. Pudo estudiar mejor a los guardianes de las cimitarras, aunque tampoco le dieron mejor sensación. No lograba a entender por qué Elen se había parado a espiar aquel barco pero, ¿quien sabe?, quizá encontrasen algo interesante dentro. Y si no, al menos sería divertido. Lástima que el fracaso de aquella misión espía significase con casi toda seguridad la muerte. 

- Dime, -preguntó el hechicero pensando su siguiente estratagema. -¿qué es lo que puede atraer a un grupo de piratas orcos? ¿Qué podría hacerles salir del barco, dejarlo sin vigilancia? ¿Cuál sería la mejor forma de provocarlos?

Dejar a Frenni con la única compañía de Felsom no había sido sin duda una buena idea. El nigromante no dejaba de observar al pequeño gnomo de reojo, relamiéndose mientras observaba sus orejas y preguntándose qué partes del pequeño serían las más tiernas. No obstante, a pesar de ello, Felsom no hizo el menor gesto de querer atacar a Frenni. No porque no quisiera, sino porque no disponían de una mísera moneda y le convenía trabajar junto a esos otros aventureros por el momento.

Escuchó un par de golpes en la puerta y, antes de que el gnomo decidiera acudir a abrirla, Felsom se incorporó con un gruñido y decidió caminar hacia la puerta para abrirla.

-¿Quién será ahora? -preguntó, un tanto molesto, mientras se disponía a abrir la puerta.

 Frenni desviaba la mirada cada vez que la cruzaba con Felsom, claramente incomodado por los pensamientos lascivos de aquel hombre. No parecía que tuviese miedo, pero tampoco había chances de crear una gran amistad entre ellos. El silencio comenzó a gobernar la casa de Lucius, con los dos miembros del grupo dedicados a sus propias actividades.

 Cuando se dieron los golpes en la puerta, el gnomo esbozo una natural sonrisa. Muy diferente a la sonrisa tosca que hacía cuando hablaba con gente que le desagradaba. Como si estuviese esperando que eso pasara. Quiso levantarse para ser el que atendiera la puerta, pero se le adelantó el mago. De todas formas, se incorporó para ver mejor a la persona que llamaba desde afuera.

- Oh... creo tener una idea de quién puede ser...

Luego de unos minutos de vigilar los movimientos de la tripulación, la elfa con su aguda vista puede ver que aparece ante la pasarela, un Orco con vestimenta un tanto diferente a la de los demás, pareciera de alguna manera un aristócrata, nada que ver con lo que realmente es, un pirata; Hektor por su parte aunque la distancia entre ellos y el barco no es tan grande, no logra detallar de quién se trata.

La elfa puede ver cómo este se acomoda los guantes, aplana su ropa e inicia su caminata bajando por la pasarela, otro punto a favor de la pícara es su agudo sentido auditivo, Elentirell puede escuchar perfectamente las palabras de aquel Orco, -iré a la taberna, mantengan los ojos bien abiertos y si viene Kenzil hacerme llamar de inmediato- sin más el Orco inicia su viaje a la taberna, ¿cuál taberna?, tendrían que descubrirlo por su cuenta, ya que este no lo dejó en claro, o si lo dijo tal vez la elfa no llego a escuchar.

Brennan observa desde su “escondite”, al que parece ser el capitán del navío, aunque no estabas seguro, lo suponías por el atuendo que llevaba encima, algo muy raro para un capitán de un barco pirata, mucho mas si se trata de un barco tripulado por Orcos; a la distancia puedes notar como tus compañeros también se han percatado de la presencia del Orco y que este desciende del barco, habla con los vigías en el muelle y se retira.

Dudas unos segundos, debes decidir si reagruparte con tus compañeros o continuar el modo incognito y seguir al Orco hacia su destino.

Felsom con presura se levanta de su sitio y luego de dar unos pasos hacia la puerta abre de un tirón, afuera sus ojos se centran en una mujer joven, que por el atuendo no reconoce al instante, pero luego de que cruza el umbral, tanto Frenni como el Mago caen en la cuenta de quién se trata; no es nada más ni nada menos que Helena, portando una reluciente espada y un escudo que lleva algunas marcas de golpes y hendiduras; la mujer, quien le había prometido al Gnomo encontrarse ahí en la casa de Lucius por fin había hecho su aparición.

Hektor sonrió, incrédulo ante la suerte que estaban teniendo. Cuando Elentirell le susurró las palabras que había oído y vio como aquel pirata orco, que sin duda se trataba el capitán del navío, descendía de la pasarela y se perdía en la negrura de la noche, Hektor supo que aquella era su oportunidad. 

-¿Te gusta el teatro, chica?

Le hizo un gesto con el dedo para que guardara silencio, e intentó concentrarse al máximo, tratando de guardar en su cabeza cada detalle del individuo que acababa de salir del barco. Esperó agazapado junto a la elfa durante unos minutos, sin decir nada, pero con una sonrisa malévola dibujada en su semblante. 

-Damas y caballeros, guarden silencio, el espectáculo va a dar comienzo. 

En ese momento, el orco pirata volvió a surgir del final de la calle*. Venía apresurado, con una mano en el costado del que se podía ver que manaba algo de sangre, parecía un corte leve. Su rostro reflejaba una ira contenida. Ira que pensaba descargar contra el primero que se cruzase por su camino, ya que en su mano derecha blandía un afilado sable que reflejaba la poca iluminación del puerto. El orco corrió hasta situarse en un punto intermedio entre el pequeño escondrijo donde aguardaban agazapados Elentirell y Hektor, y el barco pirata enemigo. 

El malhumorado pirata abrió la boca para gritar algo. Pero no fue su voz la que salió de ella, sino la de Hektor, que intentaba imitarla en un tono grave y áspero.

-¡¡Qué hacéis ahí parados, estúpidos comegusanos!! ¿No veis que me han atacado? ¡¡Venganza!! ¡Bajad, de ahí, panda de vagos, y reclamemos lo que es nuestro en la taberna! - con ambas manos sirviendo de altavoz, Hektor rugía desde su escondite, canalizando un potente chorro de voz hacia la quilla del barco**. -¡Vamos a darles su merecido a esa panda de elfos comerhierbas! ¡Bajad de ahí inmediatamente, he dicho! ¡Como me entere de que alguien se queda en a bordo me aseguraré yo mismo de subir y arrancarle el hígado con mis propias manos!

Sin esperar a que el resto de la tripulación descendiera del navío, el pirata orco dio media vuelta y volvió casi a la carrera por el mismo sitio por donde se fue la primera vez.

Hektor miró a Elentirell, apenas capaz de contener la risa. Con los dedos cruzados detrás de la espalda y observando la acción desde de su posición en cuclillas.

-Hm, no tengo idea y veo sólo un orco como cualquier otro, pirata. - respondo y añado. - De lo que estoy segura es que eres un loco. -

Aquello último va en broma, considerando que estamos los dos allí, espiando a la tripulación de aquel barco. Es una locura de por sí, porque es muy probable que no tengan nada que ver con nuestra misión. De igual manera es una diversión que uno se añade para darle sazón a la noche. ¿No?

Al interceptar a otro orco, le doy todos los detalles a Hektor que no puede ver tanto y ante su comentario, asiento mientras una maliciosa sonrisa se dibuja en mi rostro. Ya de por sí las travesuras me encantan, ni hablar de esos actos espontáneos que no te esperas que hagan, como un acto furtivo que puede traer sorpresas. Luego mi compañero anuncia que se viene el momento del espectáculo y me quedo allí atenta. 

Es inexplicable todo lo que hace aquel hombre y como intenta engañar a la tripulación. Tranquilamente podría ser un buen ladrón, o un asesino, con ese tipo de cebo. Todo aquello me impulsa a pensar en muchos futuros proyectos, podríamos ser ricos con esa astucia y eso logra que toda la frialdad se disipe de repente. Intereses, astucia, engaño y tantas cosas más suman a la hora de conocerse y entablar vínculos. 

- Lo admitiré, me has sorprendido. En cuanto salgan, subimos... Quizás solo encontraremos cosas para vender, pero bueno, unas monedas jamás vienen mal. 

Los vigías desenvainan sus cimitarras sin pensarlo dos veces, y aunque miran en dirección de la que ha regresado el capitán, no logran ver más allá de la pobre iluminación de las antorchas, aunque la ilusión estaba saliendo a pedir de boca, en ellos se notaba que algo no les terminaba de sonar, tal vez sería el tono de voz de su capitán, que no sonaba a la voz que ellos conocían; uno de los dos Orcos vigías iba a comenzar su camino hacia la taberna pero su compañero lo detiene posando una mano sobre su hombro, tanto Elentirell como Hektor pueden escuchar como uno de estos grita un nombre -¡Aggro, necesitar presencia, señor¡; arriba en la cofa, el Orco arquero prepara una flecha en su arco mientras observa en todas direcciones, a los pocos segundos un Orco fornido y de mal aspecto aparece en la pasarela.

-¿Por qué el escándalo sabandijas, acaso no pueden hacer su trabajo sin tener que molestarme?-, el Orco incrédulo, señala hacia la imagen que se proyecta del capitán, Aggro a su vez, blanquea sus ojos y con una señal de su mano, el arquero posicionado en la cofa dispara una flecha hacia la ilusión, notando como esta atraviesa la imagen y se clava en una de las cajas de madera cercanas. -esta noche no comerán si no averiguan quien juega con estas burdas ilusiones… a no ser qué se trate de usted, señor Kenzil-, Aggro guarda silencio unos instantes, como esperando que le respondieran, caso tal que no se dio, con un movimiento de su cabeza, indica a los vigías para que registren el área.

Puedes ver cómo Hektor comienza a recrear una imagen de lo que sería el capitán que acaba de bajar del barco, cual es el propósito, no lo tenías muy seguro, pero lo que, si tienes muy seguro, es que a los Orcos no les ha hecho gracia, al contrario, un Orco fornido ha aparecido de dentro de la embarcación y según notas, ha dado ordenes para que registren el sitio.