Partida Rol por web

Malditos bandidos morireis

¿Son guardias? ¿Mercenarios de algún gremio? - se devana los sesos mientras camina hacia el muro de la derecha, intentando desaparecer del ángulo de visión del soldado del tejado. - ¡Bah! ¿Qué más da, Rollo? ¡Han intentado hacerte otro ombligo!

Sus regordetas manos palpan apresuradamente el arnes que sujeta el hacha a su espalda, tratando de blandirla antes de que alguno de los enemigos pueda acercársele demasiado.

La seguridad que muestra Malevir y la familiar voz que entona un salmo unos pasos más atrás, ayudan a reconfortarle y le infunden valor.

Malevir se rodea con un aura de fuerza que resplandece cuando este dice la palabra mágica que la hace aparecer.

Ella saca la ballesta y dispara contra el primer blanco que vea (de los rivales)

Uno de los Escudos Amarillos grita: DISPARAD!, y al momento dos virotes vuelan hacia los compañeros. El primero de ellos pasa bastante desviado, por encima de las cabezas; el segundo, sin embargo, ya sea por buena puntería o por simple suerte, penetra varios centímetros en el hombro de Alaina que, distraida en preparar su ballesta no lo ha visto venir.

Sin embargo, eso no es todo. ¡Escudos Amarillos... a por ellos!- grita nuevamente el que parece ser el cabecilla quien, con una furia incontrolada se precipita sobre el desprevenido hechicero, que nada puede hacer, ni siquiera su armadura mágica, por evitar el brutal corte que hace el hacha de batalla al penetrar en su pecho. Seguramente le habrá roto alguna costilla.

Envalentonados por la gran carga de su jefe, los dos guerreros que estaban junto a él dejan de lado las dudas y hacen lo propio.
El primero, imitando a la perfección a su jefe carga contra Alaina, logrando herirla mientras esta aún mira el virote clavado, aunque gracias a la armadura los daños no son tan importantes como podrían ser.
El segundo, lejos de ser peor que su compañero, logra penetrar en la defensa del gnomo que aún absorto por el ataque no hace sino recibir un importante espadazo que hace que la sangre manche su camisa de mallas.

Parece que esto no son desorganizados orcos...

Al ver el resultado de la primera ronda de brutale ataque mi rostro se pone pálido y lívido en exceso, desde mi posición alcanzo a ver la sangre manar a borbotones de Alain ay el mago, sin perder un segundo mas hecho a correr a toda velocidad hasta colocarme detrás de mi amiga, he intento pedir la ayuda de mi dios, para ella, pero debido a la carrera, me falta el aire y tengo que recuperarme con tomando largas bocanadas…

Es… peheeee, reennn, aquí ehhstoy, yo lo ayudarheeeee… me llevo una mano al pecho intentando recuperar la respiración cuanto antes…

Argggg apenas 18 añitos y con tantas heridas

Vale pues 5 pasos para atras y disparo misil magico.

vuelvo a tirar la tirada, pero si sirve la que hice antes mejor

Al recibir el tajo en el pecho, sus dedos tiemblan un instante, pero el mango del hacha de batalla es finalmente liberado.

Reemplazando a la confusión causada por no saber quien les ataca ni por que, sobrepasando al horror que le produce ver como sus amigos resultan heridos, apagando el lacerante dolor inflingido por esa hoja que, manchada con su sangre, blande el hombre del escudo amarillo, aparece la ira.

Con los dientes apretados en una mueca feroz y una mirada casi enloquecida en los ojos, el gnomo traza un arco con su arma, partiendo de su espalda, donde estaba sujeta, y buscando la cabeza del hombre que tiene enfrente.

TURNO 1 [Final]
Con los dientes apretados en una mueca feroz y una mirada casi enloquecida en los ojos, Rollo traza un arco con su arma, partiendo de su espalda, donde estaba sujeta, y buscando la cabeza del hombre que tiene enfrente. Increíblemente, pese a la estatura del gnomo, la cabeza del guerrero de escudo amarillo vuela por los aires, cercenada por entero tras el espadazo del gnomo. La sangre emana de cuello y cabeza, bañando al guerrero y a Alaina que, como si no tuviese suficiente con su sangre, ahora está completamente empapada.

TURNO 2
El extraño humano que estaba apoyado en la pared reacciona al ver volar la cabeza de uno de los guerreros. Se levanta y se mueve unos cuantos pasos, bastón en mano, hacia los compañeros.

Por su parte, Thorgrim desesperado ante la situación de sus compañeros, corre hacia ellos aun si haberse preparado para el combate. Casi al mismo tiempo, Malevir da un paso hacia atrás, librándose momentáneamente del acoso del guerrero. Tras la sorpresa de este, extiende la mano hacia el guerrero que hay en el tejado de la que surge un rayo de energía que impacta sobre su pecho.

Me retraso cogiendo el cadáver(suponiendo que no este en el suelo NO pierdo turnos cojiendolo del suelo) (doy los pasos atrás) mientras saco las espadas(la ballesta se me cayo al suelo), como el cadáver que me queda delante me puede servir de escudo me parapeto con el cadáver a la espera de ver su siguiente ataque

TURNO 2 [Sigue]
Alaina da un par de pasos hacia atrás, separándose del acoso de los guerreros, al tiempo que guarda la ballesta** y desenvaina las dos espadas.

El que parece ser el jefe, al ver cómo cae uno de sus esbirros ni siquiera se detiene y avanza tras Malevir intentando clavar su hacha nuevamente en el pecho del hechicero. Mas, esta vez, la capa de fuerza que le rodea hace rebotar el hacha, sin llegar si quiera a rozarle. A faltado poco...

A su vez, los arqueros se preparan para una descarga.
El que está junto al extraño se mueve de un lado a otro buscando un hueco libre, intentando no alcanzar a sus compañeros. Lo encuentra en el preciso instante en que Alaina se mueve hacia atrás, sin embargo la flecha no encuentra su objetivo.
Por otra parte, el que está en el tejado, se mueve con agilidad buscando un hueco en la defensa. Trata de acertar sobre el enano que acaba de llegar, pero una mala puntería o demasiada precipitación le hacen fallar.

Al ver el hueco que ha dejado Alaina, el otro guerrero que queda en pie se mueve para quedar frente a frente con Rollo, quien aprovechando su tamaño y destreza, lo esquiva con facilidad.

El terrible y húmedo chasquido con el que termina el golpe apaga en gran medida el furioso arrebato de Rollo, quien comienza a encarar la situación con más calma.

La manera en que se mueve Alaina desenvainando sus armas le confirma que toda esa sangre no es suya. Mientras, Malevir vende cara su piel enfrentando su poder al acero del hombre que porta hacha. Y el bueno de Throgrim ya está con ellos. El gnomo nunca había visto a un enano correr de ese modo.

Un brillo azulado le obliga a olvidar por un momento a sus compañeros. Echando el cuerpo hacia atrás en el último instante, ve pasar el filo de otra espada rozando las mallas que le protegen.

Luchan bien pero...- el soldado no se expone demasiado y recupera enseguida la posición defensiva tras lanzar el infructuoso tajo. Pero Rollo se da cuenta de que, acostumbrado como parece a entrenar o combatir contra rivales de su altura, su enemigo levanta mucho el escudo, dejando expuestas las piernas.

Las manos del gnomo aprietan con fuerza el cuero de la empuñadura y echa el hacha de batalla hacia atrás. Sus ojos se entrecierran, fijos en el muslo derecho del "escudo amarillo", visualizando el golpe. Para tomar más impulso, da un paso mientras gira sobre sí mismo, pero los traicioneros adoquines, empapados por la sangre derramada, le hacen resbalar y pierde la oportunidad de devolver el ataque. La idea de caer a los pies del otro le resulta aterradora y pone todos sus reflejos en evitarlo.