Partida Rol por web

Lona, querida, si puedes reza por nosotros, quédate entre nosotros dos... dijo mirado a Abyl

y, por lo que más quieras... no te desmalles por toda la sangre que vas a ver...

Dicho esto ultimo, apareció una sonrisa malévola en los labios del enano, apenas perceptible por culpa de su poblado bigote... pero es que el odio que enfrenta a orcos y enanos supera a cualquier otro en el mundo de los vivos.

Míneas no podía más que restregarse los ojos del estrés. Primero era presentado como parte de un vulgar grupo mercenario, para colmo llamado los TronchaMucho... aberrante, y el mano derecha del capitán no hacía más que traer problemas. Decidió probar suerte e intervenir. Mientras Abyl conversaba, se abrió paso amablemente entre su compañeros, hasta llegar al lado de la actual vocera. Sabía que esa posición le desfavorecería si se desataba el combate nuevamente, pero tenía esperanzas de que se limitarían a intercambiar palabras de mala manera.

-Si me permiten palabra- comenzó, apareciendo detrás de la gigantesca Lormyriana de repente -me presento. Mi nombre es Míneas, aunque eso no signifique nada para ustedes. El punto es que vinimos hasta aquí para hablar con el capitán Scarbelly, pero aquellos vigías no atendían a razones, y no se dignaron de llamar a alguien al mando para poder actuar como diplomáticos. Veran, no hemos venido a luchar- aclaré, echándole una mirada a Abyl para que no refutara esa última afirmación -sólo para hablar. Pero fuimos atacados y nos defendimos. ¿Acaso ustedes no hubieran hecho lo mismo?-

- Pero cual es la parte que no entendeis, porque nadie me dice de que quereis hablar con el capitan, pareces mas amable que esa gigantona a ver serás tu quien me diga que es lo que teneis que decirle?? - preguntó este.

Míneas le dio unas palmadas al brazo de Abyl, para calmarla. Como si eso sirviera...

-¿Abyl? ¿Descortés? Oh, no, es sólo que le han roto su pantalón nuevo, ¿ve?- dijo con tono jocoso, señalando el corte en la prenda de la lormyriana. -Luego remendaremos ese pantalón y quedará como nuevo- le prometió, como si de un niño se tratara. -Bien, sobre el capitán- dijo, volviendo a su seriedad habitual y mirando a Aggro a los ojos, algo que le costaba hacer por demasiado tiempo. -Simplemente vinimos a preguntarle sobre un conocido suyo, de nombre Lucius. Es todo lo que queremos. Una vez obtengamos la información que deseamos, nos iremos en paz-

Cuando el mago le pregunta por Lucius, el orco vuelve a carraspear, emite sonoros bufidos y vuelve a escupir sobre la cubierta, inquieto. - Si, ese tipo estuvo aquíla semana pasada, lloriquenado y suplicando que le dejásemos ver al capitán. Le dije lo mismo que os digo ahora a vosotros; ¡LARGAOS!. - Los tres guardias orcos golpean la cubierta del barco con sus cimitarras, al ver como Aggro hace un gesto con la mano donde lleva la espada, esta vez mas seco. Claramente estan preparandose para una pelea. Resulta obvio que estos orcos tienen algo que esconder a borde de su barco; pero .....¿será Lucius?.

Al final me habían dejado con la palabra en la boca varias veces seguidas, aunque visto el resultado tampoco creía que fueran a cambiar mucho las cosas.

En fín

Siento con fuerza esas palabras en mi cabeza, dejandome claro que no había más remedio que pelear contra los orcos, por muy mal que me hiciera sentir aquello. Por suerte Jenkins andaba a mi lado, para evitar que el "segundo al mando" viniera directamente a cortarme en pedacitos, por no mencionar que un dos contra uno siempre es ventajoso. Y por el otro lado tanto Rurik como Abyl impedirían que los otros tres orcos vinieran por nuestra espalda.

Creo que no estamos tan indefensos

Reconozco para mi tranquilidad.

Justo lo necesario, perfecto

El metal en colisión con el suelo de madera de la cubierta resonó en los oídos de Míneas, en una seña obvia que estaban a un paso de reanudar la batalla. Sólo que esta vez tenían un oponente más poderoso frente a ellos. Imagino que Abyl se lo podría, pero la razón le hizo ver que el tamaño y la furia no eran determinantes. Después de todo, la lormyriana pudo haber perdido su pierna si la suerte así lo quería.

Los dioses son caprichosos. Por eso es estúpido recurrir a ellos. ¡Concéntrate!

-¡Hey!- exclamó el mago, asustado y retrocediendo instintivamente. -N... no queremos problemas. Sólo un pequeño intercambio de palabras, ¿de acuerdo?-

Al ver como los piratas se preparaban para el ataque, Mazogordo se anticipó a Lugarteniente de a bordo, y dando una zancada, descargó un terrible golpe sobre el orco, con tan mala fortuna de que su pié se apoyó sobre un tablón mal fijado... por lo que el golpe, dirijido a la cabeza del segundo en la nave, se desvió, y ni tan siquiera rozó su brazo.

Ouch!!!