Partida Rol por web

DÍA 2

Despertaste en tu habitación, en el refugio de la Dra Emil Underdown. Las primeras horas de la noche las pasaste en la sala de autopsias donde tuvo lugar la reunión. Te alimetnaste*, cogiste un móvil nuevo y hablaste con Emil y Blazh visiblemente recuperado del disparo que recibió en el muelle. Hacker no estaba.

Emil encendió un portátil -Tengo que enseñarte algo- te dice con semblante serio. Busca algo y gira la pantalla para que lo veas:

-...Altercado en el muelle. La investigación salpicará al ferri que llegó aquella noche. En las imágenes puede verse cómo la policía analizó una gran mancha de sangre. También han informado de un vehículo con sangre en el asiento trasero que fue alcanzado por un arma de gran calibre. La policía no desmiente que el incidente estuviera relacionado con el robo y fuga de un deportivo en la gasolinera más cercana. La víctima del robo, un varón de 37 años ingresado en el hospital ST Thomas presenta varias fracturas y una conmoción grave con alucinaciones por lo que la policía ha descartado la descripción que ha dado por ser incoherente y "fantasiosa".

Sin embargo, tenemos varias imágenes de testigos que grabaron con sus móviles la persecución entre el deportivo implicado y una motocicleta de alta cilindrada, color negro, sin matrícula con dos ocupantes. La primera vestida de negro y con casco, sin identificar. La segunda ocupante es una mujer joven, de pelo liso, delgada y de piel pálida. Viste con escasa ropa y luce un lobo aullante tatuado en su espalda.

En esta puede verse a la mujer bajase de la moto y fingir conmoción. Es una joven muy peligrosa. Responde al nombre de Ania. No está sola. Ella y su grupo son culpables de los hechos ocurridos en Berlín hace escasos días que incluyen robo, asesinato, desorden público y crimen organizado.

La policía ya ha retirado de la red las grabaciones (la mayoría) de la persecución, la colisión y los sucesos posteriores. Actualmente se encuentran investigándolas.

A continuación reproduciremos el tremendo accidente del deportivo tras incorporarse a la vía principal. Informamos que las imágenes pueden herir la sensibilidad...-

Puedes ver (desde varios ángulos), el roce lateral contra el quitamiedos derecho y el resultante impacto frontal del vehículo contra el bloque de cemento que dividía la vía principal con una salida de la autovía. Éste se pliega como un acordeón arrancando parte del cemento.

Vuelve a salir la periodista

-Según fuentes no oficiales. Se trata de un grupo anarquista de 6 a 8 miembros. Pronto tendremos fotos de todos sus miembros pero, mientras tanto, no olviden a esta mujer joven de pelo largo, esbeltas facciones y el lobo tatuado que responde al nombre de Annia.-

Una sonrisa empieza a aflorar en tu rostro al darte cuenta de que no dicen nada de ti. Nada del que robó el deportivo. Ni el más mínimo dato. Sin embargo, Emil Underdown te observa con semblante serio. Demasiado serio.

Frunces el ceño y a punto estás de preguntar qué pasa cuando abren la puerta de la sala de autopsias. Ves de refilón a Hacker pero ésta se aparta de la puerta dejando pasar a su acompañante. Una extraña muestra de cortesía y modales que es la primera vez que ves en ella.

Claro que también es la primera vez que ves a su acompañante.

Entro en la sala de autopsias. -Gracias, señorita Underdown, por acogerme en su casa- veo cómo ella asiente cortésmente sin mediar palabra. Bajo la vista a Cathrain. -Dejadnos solos- Aguardo hasta que todos han salido.

Saco un teléfono móvil -Tengo el vídeo que muestra el robo de cierto deportivo en una gasolinera.- Lo reproduzco a cámara lenta. Aún así se aprecia el borrón que es cuando llega y golpea al dueño del coche. Se ve su rostro cuando entra en el vehículo -También tu llamada, junto con 74 llamadas informando de la persecución y su desenlace- guardo el teléfono. Lo miro y hago un gesto de indiferencia, mostrando las palmas. -El control que ejerzo sobre la policía y los medios de comunicación me han permitido sacar ventaja.

He retirado tu nombre e imágenes de la investigación en curso. He usado los medios de comunicación para dar la información que nos conviene, sesgándola como es habitual. He dado instrucciones a los agentes que llevan la investigación. Mañana recibirán la lista de los integrantes del peligroso grupo que actúa contra nosotros, es decir, una lista de nuestros enemigos aunque no tengan nada que ver entre ellos.

He convertido tu cagada, tu violación de nuestro más sagrado mandamiento, en una situación de provecho. Lo he tenido que hacer yo. YO.

Respóndeme a una pregunta sencilla. ¿Qué harías tú con un empleado que te da más trabajo y complicaciones de las que quita?- Lo miro fijamente y aguardo su respuesta. Preparado para medir y evaluar cada palabra, cada gesto, cada insinuación.

Por un momento mi rostro se tornó en consternación al escucharle, después en ira. Ya no tenía hambre, no sentía el ansia, pero aquella sensación de mi interior se tornó en rabia cuando descubrí el porque de los semblantes serios de los presentes, cuando Aloisius, directamente, me acusó. Tardé un instante, pero tras un momento controlé mis impulsos y le devolví la mirada con frialdad, sin amedrentarle.

—Me libraría de él —contesté directamente, sin atisbo de miedo—. Pero a uno eficiente, le agradecería el trabajo —añadí, y en mi tono hubo una nota desafiante—. Joder, no habría nada de lo que sacar ventaja si no fuera por mi —dije con mi habitual franqueza y falta de delicadeza, aunque, por una vez, a partir de ahí dejé los tacos a un lado—. Nicholas está muerto, Ania desenmascarada, el refugio de nuestros enemigos comprometido y cuales fuera sus planes aquí, los he retrasado. Los humanos son cortos de mira, aunque hubieran visto el vídeo de la gasolinera, lo habrían achacado a un montaje o un error de la cámara, y aún así, para eso está mi Sire, ¿no? Pedí un equipo para algo, yo hago lo que mejor se me da, y ellos me cubren. —Me encogí de hombros—. Haz lo que tengas que hacer conmigo.

-Drástico y sincero- comenta mientras muevo el dedo índice señalándolo. -¡Claro que ellos te cubren! Pero los mandaste a casa. De no ser por tu sire tu cara estaría en todos los informativos.-

Quedé pensativo y usé mi expresión para quitar hierro al asunto. No tomaré represalias y confío en que baste mi presencia para dejar patente la gravedad de los hechos. -La situación sigue favoreciéndonos pero eso no justifica que hayas violado la mascarada con semejante desfachatez- mi tono es duro, severo -Cada vampiro es responsable de sus violaciones a nuestra sagrada mascarada. De aquí en adelante vela tus acciones. La atención de la 2ª Inquisición está en Londres.- Añado con contundencia, sosteniendo su mirada -Son los anarquistas los que deben hacer ruido a partir de ahora.- 

-Saben cómo operamos, nos conocen. Si das una dirección a la 2ª Inquisición ellos investigan hacia allá, en sentido contrario y a la mano que señala. Mucho cuidado, Cathrain. Permaneced ocultos, atentos. Buscad, localizad y observar hasta que la situación os sea completamente precisa.-

Hago una pausa mientras me dirijo a la puerta -Perfil bajo- repito.

Aloisius sale de la estancia. La Dra Underdown regresa a los pocos minutos. -Ha sido muy...- comienza a preguntar lanzando miradas huidizas a la puerta -No parece que haya ido tan mal. ¿No?-

Y callé. Tenía cosas que decir pero prefería aguardar a que Cathrain me contara si tomamos algún curso de acción.

Tsk. De haber estado conmigo, no habría podido hacer nada. No dejé entrever mis pensamientos, y me limité a asentir. También a la última advertencia, aunque no estaba de acuerdo; los tiempos habían cambiado, los otros grupos actuaban precipitadamente, sin esconderse, y habían conseguido mirar a la Camarilla más de la cuenta. Si seguíamos sin actuar con dureza, acabarían por vencernos. La Segunda Inquisición era peligrosa, pero un problema menor en la guerra; si hubiéramos seguido unidos, no tendríamos que habernos preocupado tanto de los humanos. Cuando Aloisius se marchó, suspiré.

Emil me encontró sentado, apretándome las sienes con el pulgar y el dedo medio de la derecha. No es que me doliera la cabeza, esas aflicciones ya no me afectaban, pero era una manía heredada de cuando aún era mortal. Cuando preguntó, aparté la mano, abrí los ojos para mirarla y asentí.

—Podría haber sido mucho peor —respondí—. Perfil bajo a partir de ahora —añadí además con un gruñido—. Nuestra ventaja se va a ir a la mierda si no actuamos, pero claro, la puta Mascarada, como no, ahora es imposible mantenerla. —Dejé escapar otra vez el aire, resignado—. ¿Tienes algo para mi, Doc? ¿Y dónde se ha metido Hacker? Si esa panda de idiotas —me refería a nuestros enemigos, por supuesto— tuvo que salir del puerto precipitadamente, seguramente les haya grabado alguna cámara, a lo mejor podemos encontrar su siguiente escondite y quemarlo con ellos dentro. —Una forma de hablar, por supuesto. O no.

Alcé la vista y sonreí. Asentí levemente. -Sí- respondí -Hacker no ha estado con las manos cruzadas. Ninguno lo hemos estado. Pero antes tengo que decirte...- lo miré a los ojos -Quizá el resto sean unos ineptos, probablemente. Tu sire quizá la que más, está donde está porque controla de ordenadores pero ni siquiera es de las mejores.

Mírame bien. Treinta y cinco putos años encerrada y obligada a estudiar manuscritos polvorientos, rituales ficticios y protocolos añejos rodeada de vejestorios para los que no era más que otro insignificante saco de gusanos al que gritar y torturar. Dejé atrás todo eso.- 

Saqué una sudadera agujereada, deteriorada, manchadas de sangre y muy pestilente. -¿La reconoces?- comenté mientras la manipulaba con pinzas extendiéndola sobre la mesa de autopsias y embalsamamiento. -Ven- conduje a Cathrain hasta los ordenadores -Las cámaras del muelle. Mira. ¡Ahí!- señalé un tipo, estaba mirando un edificio, señalé otro, estaba mirando en otra dirección completamente aleatoria, ahora un operario del muelle giraba la cabeza aparentemente sin motivo, el de más allá agachaba el rostro. -No- dije al mirar hacia donde él miraba -El punto hacia el que ninguno mira. Una ausencia. Todos evitan mirar o acercarse a esta zona y... ¡ahí! ¿Lo has visto? Una distorsión, un reflejo en el agua o en la lente, un borrón a fin de cuentas.- Veo que comprende -El vacío que todos evitan es ausencia de algo. Ofuscación. En esta zona la policía encontró la sudadera. Dijeron que no tenía valor pero la pedí para nosotros.- Cathrain comprendió, era la sudadera de un Nosferatu. -Su hedor a alcantarilla lo termina de confirmar.- Alcé la vista para sostener la mirada del Brujah -Puedo localizarlo. Ahora ven...-

Lo llevo al microscopio y extraigo la muestra de sangre poniéndola junto a otro que yace sobre la mesa metálica. -Esta es la muestra del sangre débil, la misma en la espada y en el muelle.- Sonrío -Y esta otra...- cojo la muestra -Es sangre antigua. ¿Ves la diferencia en el tono?¿Ves su nitidez? La débil parece casi translúcida mientras ésta es una masa casi opaca. Su densidad es fuerte- fui a por un catálogo negro. Al abrirlo Cathrain podía ver manchas catalogadas y, junto e ellas, un grado de intensidad. -Es un grado alto, ronda entre el 270 y 280. Sangre antigua. Es la muestra del vehículo al que disparó Blazh, por la sangre que dejó la bala o la herida causada sé que su único disparo no dio en un punto importante de la víctima. Su objetivo estaba dentro de un coche aparcado. La bala entró por el parabrisas, pasó entre los asientos de piloto y copiloto e impactó en el punto medio de los asientos de atrás llevándose algo de piel y sangre consigo. ¿Por qué?¿A quién vio? Aún no ha justificado el tiro.

No me fío de Blazh.- Concluyo.

—¡Ja! Es él, estoy seguro. —De todos, seguramente aquél tipo era al que más ganas tenía de cazar; estaba seguro de que había estado moviendo los hilos y era el causante de todo el desastre en el que estaban metidos, aparte de que, en lo personal, no le había caído bien desde el principio. Disfrutaría cuando le cogiera—. Así que tú no eres una inepta, bien. Me alegra oír eso, empezaba a dudar de todos vosotros.

No había ni rastro de broma o ironía en mi voz, hablaba muy en serio. Todos ellos me habían decepcionado en el muelle, y la entrada en escena de Aloisius no había hecho mejorar mi opinión sobre el equipo; que la doctora tuviera algo por fin era una buena señal, la prueba de que no me habían puesto al cargo de una panda de idiotas. La seguí y la escuché, quedándome con lo importante. No necesité poner voz a las sospechas que insinuó, pues ya ella misma lo confirmó. Tras pensar un momento, en el que no aparté la mirada, asentí.

—La herida de Blazh, ¿qué opinas? ¿A él le dispararon a matar?

-Sí- respondí con contundencia -El que disparó era buena. Blazh también lo es y esquivó la bala justo a tiempo. Sin embargo ésta le rozó la mejilla izquierda y el contacto le destrozó el pómulo y media cabeza. Tengo fotos de la herida pero no aportan nada verlas salvo el regocijarte de que le dolió.- Por primera vez hubo algo de diversión en mi voz. Un matiz muy sutil pero existente.

-Si le vale mi consejo, Cathrain. Dejaba a Hacker en el banquillo, controlando lo que necesitemos delante de su ordenador que, por ahora, será investigar a Blazh mientra lo distraemos para que no se marche a base de golpes que le saquen la verdad.- Miré de reojo a Cathrain -¿Le digo que venga?-

—Bien, eso está bien. No me habría gustado que el disparo hubiera sido un paripé —dije—. Aunque aún nos queda saber qué vio y a quién disparó. —Asentí—. Tendré en cuenta tu consejo, Doc. Ahora hazlos venir, a todos, por favor, hay que ponerse al día —la despedí. Antes de que saliera por la puerta, sin embargo, carraspeé para llamar su atención y que se girara—. Solo dos cosas. No digas a nadie más nada de esta conversación. Y... Trátame de tú a tú, no me gustan esas tonterías, no soy uno de esos vejestorios para los que trabajaste —añadí con una sonrisa de medio lado.

Emil asintió y salió. Poco después regresó con Blazh y Hacker. Ésta última parecía molesta por haber sido apartada de su pantalla. Blazh tenía media cara destrozada con el ojo izquierdo desplazado y completamente negro. Emil también traía un portátil que mostraba la cara de Sigmun en una videollamada. -¿Cuánto necesitáis?- decía el viejo con malos modos.

Estaba en mi despacho. Había dado la orden de que no me molestaran y usaba el ordenador que destinaba a hablar con Aloisius hasta que me relegó a esta variopinto grupo. -Se trata de dinero ¿no?¿U hoy toca reprimenda?-

Sonreí mostrando los dientes que me faltaban y las heridas del rosto se tensaron provocándome dolor -Yo necesitaría un par de noches hasta estar presentable. Pero si es algo furtivo y en las sombras estoy listo.-

-¡Qué vas a estar listo!- lo miro con asco -Has perdido un ojo. No tienes visión espacial puto tarado- estaba de mal humor y lo pagaría con el primero que me diera motivos. No estaba preocupada por lo que pudiera haber hablando El Viejo con Cathrain. En ese aspecto, no estaba segura de si confiaba en él para que resolviese el asunto o que me daba completamente igual.

Resoplé, no precisamente aliviado; aquella gente me daba dolor de cabeza.

—Callaos ya —exigí; les miré uno a uno hasta acabar en la pantalla del ordenador—. No es ni una cosa, ni otra —respondí al viejo—. Al menos no de momento —aclaré—. Aloisius me ha pedido paciencia, discreción y todas esas mierdas, ya sabéis como va. Que si La Mascarada, que si he tenido que actuar, que si la Segunda Inquisición... —Chasqué la lengua—. A mi eso me da igual, hemos obtenido una pequeña victoria y no quiero perder la ventaja. Quiero estar informado de lo que descubra la policía antes de que ellos mismos se den cuenta de lo que tienen, quiero que las noticias incidan sobre el caso de los terroristas y quiero que la gente no se olvide, que les cueste moverse por la ciudad; Sigmund, Malware, ¿os podéis encargar de eso, no? —Miró a mi Sire, a la que empezaba a perder el poco respeto que ya la tenía—. También espero que me digas dónde se han metido, Londres está lleno de cámaras y ellos no han tenido tiempo para actuar con cautela, no puede ser tan difícil seguirles desde el muelle hasta donde coño se hayan escondido ahora. Doc, tú también estás en eso. Tienes con lo que trabajar, así que haz lo que sea que tú hagas para localizarles. —Miré al tirador con una mueca de desagrado—. Y tú vete a descansar, así no me sirves de nada. Recupérate y luego veremos. —Hice un gesto con la mano—. Podéis marcharos. Ratón, espera, ¿tienes un minuto? Quiero hablar contigo.

Tras despedirles, salí con mi creadora y la acompañé en silencio hasta un lugar apartado, dónde estaba seguro de que ninguno de los otros nos escuchaba; aparte de Emil, los demás no tenían porque saber nada de aquello.

—Seguramente la Doctora pueda seguirles el rastro, no tengo ni puta idea de como, pero confío en ella. Quiero que hagas algo más importante: necesito confiar en quienes me cubren las espaldas, así que quiero que les investigues, que les controles y me digas cualquier cosa fuera de lugar. Especialmente de Blazh, ¿de acuerdo? Tengo que asegurarme y oculta algo, lo huelo. 

Tras la conversación con Hacker, me dirigí a la habitación de Blazh; esperaba que estuviera allí, o me iba a cabrear, aunque si no lo estaba le buscaría, eso por descontado. Cuando le tuve a solas, fui directo.

—Necesito que me cuentes tu versión. ¿Qué ocurrió en el muelle? ¿A quienes viste y a quién disparaste?

Los dos primeros salieron con rapidez. Yo me quedé unos segundos. Deslicé la mirada por mi estancia y decidí comenzar con el que consideraba más difícil de localizar. Así, cogí la sudadera con los restos dispuesta a ponerme a trabajar.

Abrí los ojos ante el mandato de Cathrain. Investigar a nuestro grupo era algo que no se me había ocurrido. -Muy bien, pequeño, muy bien. Me pondré a ello ahora mismo- confirmé sintiendo el morbo que resultaba al tener que indagar en la vida de los subordinados de Aloisius. Al fin y al cabo, por eso hago lo que hago. La información es poder, el conocimiento da la ventaja.