Partida Rol por web

El grupo camino y llego fácilmente al lugar que les habían indicado. Las calles estaban bastante transitadas y había gentes que iban de un lado a otro en sus quehaceres diarios, también podían ver que había una gran variedad de guardias por todas partes que se encargaban de la seguridad.

Cuando entraron en la calle parecía que se habían introducido en la antigua China, una gran cantidad de puestos y tiendas, tiendas de armas y armaduras, de telas, lugares para comer, una actividad realmente grande podía verse en la calle. También había algunas casas, pero los comercios destacaban por el color rojo de sus fachadas y los grandes letreros. No tardaron en encontrar una tienda con una espada y una armadura dibujada, lo cual pudieron interpretar como que era una tienda donde vendían armas y de hecho al entrar en su interior pudieron corroborarlo.

El establecimiento no era muy grande en su interior, pero estaba lleno de toda clase de armas, tanto orientales como occidentales. En un lado un hombre observaba a todos entrar con una gran sonrisa en su rostro.

El hombre al ver como tanta gente entra en su tienda sonríe y se acerca a los extranjeros con el cuerpo levemente inclinado y las manos cerradas delante de él entonces en un tono amable dice:

• Buenos días y bienvenidos a mi humilde establecimiento, que es lo que puedo hacer por ustedes señores?

Al entrar en el lugar Elenaide se mantiene seria y tras hacer una leve reverencia dice:

• Buenos días, amable comerciante, ellos han venido para comprar armas y armaduras, si puede darnos un buen precio por sus productos de calidad

Por fortuna la cosa no había ido a mas. Nos habíamos ganado unos enemigos en apenas unas horas en este mundo. Pero nadie estaba herido de gravedad.

Entonces se acerco la chica de la espada.

Al parecer la habíamos impresionado. Bien pensado lo que habíamos hecho era muy impresionante. Habíamos aguantado el tipo delante de unos matones armados. Sin tener mas armas que nuestras manos o tazas de barro en otros casos.

Mire a Ainia cuando dijo que estábamos en deuda con ella. Unas palabras muy peligrosas que en los juegos de rol nunca había que decir a la ligera.

Aunque en este caso algo de deuda si teníamos. Pago los destrozos de la posada y nos ofreció a ir con ella.

Al menos nos ofrecía trabajo y nos llevaría a una armería para poder conseguir equipo lo cual era bastante bueno.

Me sorprendió la abundante vida que había por las calles. Todo era muy oriental. La verdad es que era bastante agradable a la vista.

Por fin llegamos a una armería donde se nos presento un hombre bastante mayor.

-Buenos días. Dije con una sonrisa.

Elenaide dijo nuestras intenciones por lo que me adelante para pedir.

-Yo estaría interesada en conocer los precios de los arcos , las flechas , las espadas y las dagas.

Vale quería saber el precio de bastantes cosas , pero en función de ellas podría mirar mas o menos equipo.

Mientras esperaba a que el comerciante nos indicara los precios mire a Edelaine.

¿Por que la gente como Alice es mal vista aquí? Comente en un susurro.

Cuando estaban en la armería, todo parecía de calidad. Pensó un poco que le se daría bien... si bien en la taberna se había desenvuelto bien en un un combate cerrado, usando los puños, más que una espada, podría ir por allí ¿no? Al hacerse su ficha de personaje, realmente había pensado en eso, en algo que con puños pudiera defenderse. Unos puños americanos... pero aquello era un mundo de fantasía... unos katares quizás.

Cuando el armero se le acercó, le saludó de la misma manera que lo hizo cuando entraron en la armería, para no desentonar tanto... además, el también iba con el rollo oriental ¿no?

-Buenas, estaba buscando unas armas de cuerpo a cuerpo, pero algo que me pudiera poner en los puños... 

El chico miró el genero, como si fuera un entendido, y casi solo podía rezar para que con el poco dinero que tenían comprar para defenderse. Aquella ciudad podía ser peligrosa a su manera...

Llegamos hasta la tienda sin ningún percance y, una vez dentro, un amable hombre nos atendió.

Mis compañeros empezaron a pedir armas, pero de nuevo estaba con mi duda, ¿cual sería mejor para mi?. Volé hasta ponerme frente al hombre.

- ¡Hola! - Saludé con una mano y una amplia sonrisa.- Quiero un arma para mi.- Me señalé, dando a entender que me referia a mi condición de hada. Lo que pedía era demasiado amplio, así que me puse a pensar algo que pudiera ir conmigo.- Algo de mi tamaño, nada muy grande. ¿Espadas? No creo, soy muy patosa. Tampoco arco, que seguro que le doy a alguien sin querer. Ni tampoco nada de fuego, que me quemo. Ah! Tampoco dobles armas, se me caerían, ni que pesen, por supuesto...- Hablaba más para mi misma que para el anciano, de forma tan rápida que algunas palabras se me trababan.- Ya sé! Quiero algo pequeño, fácil de usar pero efectivo, no es plan de atacar con un tenedor de plástico. Y si puede ser rosa. Sí! Con purpurina, que haga PUMPUM! cuando le doy a alguien!- Empecé a divagar, volando en pequeños círculos pensando en mi arma ideal.- También que sea delicado, algo fino y elegante...

Tienda de armas y armaduras, la localización habitual para los nuevos aventureros y el lugar idóneo para cualquier RPG. No puedes enfrentarte a los enormes peligros del mundo sin tener una buena equipación. Sin embargo, tal afirmación era una arma de doble filo, pues no sería la primera vez (ni la última) que alguien comprar la mejor equitación de una tienda, para luego el siguiente enemigo soltase una arma o armadura mejor. Qué irónico podía resultar todo.

El comerciante resultaba amable a simple vista y no porque lo dijese la propia Elenaide. A simple vista se le veía que era buena gente o eso creía creer la elfa. Podría suceder que el tendedero fuese un hombre al que sólo le interesaba el dinero, vendiendo productos de dudosa calidad.

- Buenos días, me sumo al interés de mi compañera- dijo mientras hacía señalaba con la cabeza a Akesha.- Por otro lado, ¿de qué tipo de armadura disponéis?

El hombre sonrie y dice:

- Buenos dias amables clientes, les mostrare lo que me han pedido.

El hombre se rasca el mentón y dice:

- Armas de proyectiles puedo ofrecerle varios arcos señorita y un par de ballestas

Empieza a sacar variar armas

Mira a Katsumoto y dice:

- Ese tipo de armas no las conozco, lo siento señor cliente

Mira al hada y dice meintras saca una aguja:

- Esto podria servirle señorita

Con una sonrisa pone algunas dagas mientras dice:

- No podra encontrar armas mejores a un mejor precio 

El hombre coloca varias espadas

El hombre se acerca a una zona con unos armarios de madera que abre y dice:

- Me temo que solo puedo hacerle entrega de estas armaduras todas con un coste bastante elevado

El hombre deja varios escudos:

Ainia siguió al resto del grupo por la ciudad, hizo el camino en silencio observando la vida por la calle. Un niño al salir de su casa se tropezaba y se caía, una pareja parecía discutir un asunto sobre sus 5 hijos, todos ellos con nombres propios. - Este lugar es definitivamente real... Es demasiado aleatorio y complejo. - le seguía sorprendiendo el aspecto de aquella ciudad, conforme caminaba iba deteniendo la mirada a todos los puestos del mercado, hogares y transeuntes, intentando guardar todas esas imágenes en su cabeza, absolutamente todo le parecía asombroso.

Cuando llegaron a la tienda de armas Ainia dejó que sus compañeros hablaran mientras ella paseaba curioseando las distintas armas y armaduras en exposición, por mera curiosidad. - Yo nunca supe tirar con arco... Aunque ahora soy Ainia, ella sí debe saber... es confuso... - De fondo escuchaba parlotear a Navi, ya estaba aprendiendo a ignorarla sin alterarse.

Cuando el comerciante comenzó a sacar armas Ainia se acercó de nuevo a sus compañeros y se puso a analizar las diferentes armas pensativa, comenzó con los arcos. - Quisiera el mejor arco de estos, creo que es el arco largo. Ese mismo. - Desvió la mirada hacia las dagas y las espadas pensativa. - Necesitaré algo de esto... ¿me deja la espada larga? aunque creo que con una daga puedo apañarme. - Sacó su bolsa de dinero, asombrosamente intacta tras la pelea de la taberna. Llega a entrar el elfo con los matones unos minutos después y Ainia ya habría pagado para nada. -75 monedas, ahí tienes por mi parte. - apoya las monedas sobre la mesa esperando a recibir primero sus armas.

Empezaba el baile de precios. La tienda de equitación resultaba ser una de las perdiciones para nuevos aventureros y uno de los lugares donde más tiempo pasarían durante sus primera horas. ¿Qué armas y armaduras resultaban ser las adecuadas según el tipo de personaje al que estaba interpretando?

Pese a que la maldita regla no escrita de que si compras una equipación a precio de oro para que luego te aparezca una mejor rondaba por la cabeza de Lym, ésta no podía arriesgarse a no tener nada con lo que combatir, por lo que prácticamente descartó las armaduras. Sobre todo debido a su precio, excesivamente caro. En otra ocasión. Era una lástima, pues las armaduras eran una pasada y el alma gamer de Kyle le pedía probarse una de aquellas. Ya habría otro momento, se dijo a si misma la elfa.

- Vamos a comprobar si la regla no escrita de los juegos de rol funciona también aquí.- le había dicho a Katsu en un susurro, tras pasar por su lado, al mismo tiempo que miraba las armaduras, los escudos y las armas.- Creo que me lo voy a gastar todo.

A continuación, posó su mirada tanto en arcos como en espadas. Los primeros esbozos de Lym eran los de una guerrera multiusos, capaz de luchar en cortas y largas distancias. Además si a ello se le añadía la presencia de un dragón, bestia aún no tenía, sería una guerrera formidable. Paciencia.

Por el momento busco entre los arcos de 40 monedas el que tuviese un aire más élfico y después estuvo pensando entre la espada larga y la katana.

- Me llevaré este arco por 40 monedas. Respecto a la espada, ¿tiene espadas para una mano diferentes a éstas?

Un poco decepcionado, por lo que le decía el armero, el chico no se desanimó. Buscaría el mismo algo que le sirviera. Por su lado, las chicas empezaban a armarse. Que peligro debían tener.  Mientras ellas hablaban y compraban, eso le daba un poco de tiempo extra al chico para seguir buscando alguna arma que le sirviera en su singular especialidad:

-¿No? Una lástima, igualmente echaré un vistazo, quizás pueda encontrar alguna otra cosa que me interese.

La única respuesta para Lym, fue un asentimiento de cabeza y un guiño, como si lo aprobara. Estaría bien irse con la elfa colega de fiesta, de bebercio pero... en esa ciudad donde los extranjeros estaban mal vistos. y ahora tenían ya enemigos, no parecía muy buena idea. Él siguio buscando con la cabeza algún arma decente, y sino una que le hiciera el apaño. 

Si eso no funcionaba, se acercaría a la elfa con pintas de samurai o con pintas de japonesa... a saber, pues parecía una guerrera bastante curtida. La verdad es que la tal Elenaide impresionaba a su manera, tenía una presencia o algo así:

-Disculpe, creo que aquí las armas con las cuales soy competente... no conocerá otro sitio ¿no? Buscaba algún arma de combate cuerpo a cuerpo pero para las manos...

Todo esto con un poco de tiempo para no hacer el feo al herrero...

La verdad es que el hombre tenia una gran variedad de genero por el que decidirse.

-Yo quiero un arco largo (50 monedas), un Dadao (30) y una Daga normal (20). Estas compras me dejaban sin dinero. Pero mas valía ir preparada.

Vi como el resto iban pidiendo las armas que mas se adecuaban a sus capacidades.

Yo había cogido un arco por que era lo mio. Una espada para los combates y una daga por que siempre eran útiles. No podías cortar el cuello de un centinela con una espada.

A la pregunta de Lym el hombre niega con la cabeza mientras dice.

- Lo siento mucho, no poseo armas diferentes a las que le he mostrado, me temo que tendrán que acudir a otro lugar a buscar armas diferentes a esas.

Mira a Katsu y dice.

- Estas son las armas de las que dispongo, lo que pedís es algo muy... especifico así que no creo que os resulte sencillo encontrarlo al menos en esta ciudad, si no estoy equivocado en el reino vecino tal vez encontréis algo

- No se preocupe, era simple curiosidad. Entonces como ya le he dicho, me quedaré con este arco y cooooon…- Lym echó un rápido vistazo a las armas afiladas y decidió quedarse con la katana, por el simple hecho de probar con una arma diferente a las que ya había usado. La dadao le parecía fea y la espada larga demasiado típica en los juegos de rol.-… esta katana de aquí.

Con las dos armas se quedaría sin dinero, pero al menos estaría equipada tanto para luchar a largas distancias como en cortas. Además era el principio de la aventura, era normal no tener dinero. Poco tardarían en conseguir más.

- Aquí tiene.- entregó las cien monedas que tenía en su saquito.- Muchas gracias.

Tras mirar detenidamente las armas, lancé un suspiro mientras negaba con la cabeza.

- Ninguna termina de convencerme.- Miré mi saquito de monedas. No tenía muchas y creo que lo mejor es mirar en varios lugares para comparar precios.- Gracias de todos modos.

Vaya, que desilusión, no tenían nada para él. Bueno, el comerciante le daba esperanza en la siguiente ciudad, si no pasaba nada, podría equiparse más adelante... más o menos podía defenderse a puños, pero eso solo era en el peor de los casos. Se guardo la mueca, para cuando salieran de la tienda. De mientras, miraba a sus compañeras, como se armaban con dagas, espadas y arcos... guay le recordaban un poco a unas femme fatale o mejor dicho, las chicas de la peli de Sucker Punch, jovenes, letales, guapas y armadas:

-Gracias maese comerciante, espero que sus negocios sean prósperos...

Dicho esto, se esperó a que las chicas pagaran y terminaran las compras. Buscó con su mirada a Navi y le hizo un gesto para que se acercara:

-Parece que los dos nos vamos de vacío, lástima porque las armas parecían de buena calidad... y a ti ¿no te vale con un tenedor? jejejejej

Luego miró a Lym. Se había cogido un arma muy poco élfica, una katana. Silbó, no se esperaba que se cogiera esa arma. Silbó un poco. Ahora si que parecía una elfa peligrosa. Se acercó a ella cuando hubo acabado la transacción y le dijo, un poco dicharachero, como burlandose un poco de ella en plan coña:

-Menuda espadita que gastas... creo que ahora se lo pensaran dos veces antes de meterse contigo, vaya que lástima, no hay armadura nueva...

La coña era de los rpg, ya se sabe, en los rpg, a las féminas, cuanta más armadura, menos ropa...

Una vez todos han terminado con las compras Elenaide se acerca y dice:

- Bueno, creo que es tiempo de ponernos en movimiento... mientras caminamos os explicare lo que tenemos que hacer.

El grupo sale al exterior y comienzan a caminar por las concurridas calles, la mujer caminaba metiéndose por varios callejones y por calles más anchas, pronto se perdieron entre las calles de la ciudad, mientras caminaba hablaba:

- Esta ciudad tiene un complejo de catacumbas en su subsuelo, al parecer últimamente han aparecido demonios en ese lugar y como una persona importante de este reino es conocida de una amiga que conoce mucho de los demonios y es especialista en eliminarlos le ha pedido que haga algo, ella a su vez me ha pedido que le ayude.

Mira de reojo a la Shanjim y añade:

- Esa persona es una poderosa maga Shanjim que debería llegar en unos días ya que está investigando las posibles causas y recogiendo información en una de las bibliotecas cercanas, pero yo decidí ir a explorar antes para tener conocimientos del lugar y por ello estáis aquí, para ayudarme con eso.

El grupo llega a una puerta doble de color rojo cerrada con llave, Elenaide saca una llave y abre la puerta, el interior es frio y conduce a unas escaleras bastante antiguas que descienden de forma abrupta, todos sienten un escalofrió cuando se abre la puerta, Elenaide dice entonces:

- Bien... es vuestra última oportunidad para quedaros atrás, debéis saber que se dice que en este lugar hay tesoros que podréis quedaros si los encontráis, pero también existen leyendas que dicen que los fantasmas del futuro y del pasado rondan aquí... antes de continuar, si hay algún mago entre ustedes agradecería que informara de sus habilidades

¡Un reto!¡Por fin! Esperaba que sus puños fueran suficiente. Si hasta estaba emocionado... No dijo nada pero se crujió los nudillos y estiró un poco los brazos.Miró a las chicas, cada uno se preparaba a su manera, pero por lo visto en la taberna, ¿el que mejor se defendía era él? No lo sabía, y menos cuando ellas ahora tenían unas relucientes espadas y arcos para apiolar a los monstruos que aparecieran. A la pregunta de la elfa, el chico respondió:;

-A mi me va más lo físico, creo que podré entretenerte a los monstruos o defenderme bien, y ya si eso vosotras, acabáis con lo que haya... pero de magia, nada de nada...yo digo que vayamos, somos aventureros ¿no? Seguro que hacemos un buen papel...

Hubiera preferido orcos, que no demonios pero bue... unos tesoros y cosas que gumiar...¡Sólo aquello ya era un buen incentivo para entrar en la mazmorra esa! No sabía de que ánimo estar las chicas, pero el estaba genial. Hizo un gesto a Lym y a Navi, para que viniera y estuvieran cerca de él, pues eran las personas más allegadas a él...

Bueno pues todos habíamos hecho nuestras compras. Bueno todos no. Navi y Katsu no habían comprado nada. Lo cual no me parecía muy inteligente. Pero si no habían visto nada que les convencieran.

Escuche la broma de Katsu sobre la espada de Lym. Iba a decir algo pero en ese momento nuestra patrona nos dijo de empezar el trabajo.

-Bien pues en marcha. Dije como comentario.

Mientras hablaba note cierto temor.

¿Demonios? ¿Que tipo de demonios? Intente preguntar sin que se notara que no tenia ni idea de que hubiera demonios. Al fin y al cabo se suponía que habíamos nacido aquí.

Bueno si hay un tesoro. Supongo que si que nos vendría bien conseguirlo.

¿Por lo de los Magos?