Partida Rol por web

- Bienvenidos. Os estábamos esperando. No temáis.

Una voz femenina os devuelve del sopor al que habeis estado bajo la influencia de Athenea. Estais algo confusos pero prondo descubrís que estais en el punto de partida donde empezó: el Templo del Agua. Hay dos sacerdotisas y un paladín esperando vuestra llegada; de una forma u otra intuían que pronto Khan, Kayla y Hack iban a hacer acto de presencia.

- La sacerdotisa estaba impaciente por escuchar vuestras nuevas y de tener en su poder la llave. Por favor, seguidnos.

Dando por hecho que vais a obedecerlas; ambas sacerdotisas emprenden el camino a través del templo seguras de que la vais a seguir, mientras que el paladín se encuentra a la espera de vuestros movimiento pues él cerrará la procesión en la retaguardia vigilando y protegiendo a su vez.

Un hombre con una impresionante armadura hace su aparicion en la sala, los alli presentes pueden darse cuenta de que debe de tratarse de alguien con un rango superior al paladin que se encuentra con ellos ya que hace un saludo respetuoso aunque marcial, sin duda es un superior. El nuevo paladin parece algo molesto y dice:

- Por fin han llegado, soy Alastor, lider de los paladines del agua, vayamos a la sala donde hablaremos con la suma guardiana del agua, es de vital importancia demonos prisa pues nos estamos retrasando

El hombre comienza a caminar con cierta presteza, sin duda tiene prisa por conocer el informe de los viajeros

No recuerdo con nitidez que pasó después de ver a Athenea brillar. Aun así no me siento mareada y mis heridas resultado de la batalla de Alastor siguen curada, luego con conversación con la Valkyria no fue un sueño. Me froto los ojos con la esperanza de que mi vista vuelva a la normalidad cuadno alguien nos habla.

Me sobresalto un poco y una vez más adopto una pose defensiva cuando por fin distingo a las dos figuras femeninas que nos invita a seguir. No recuerdo sus caras pero ellas sí parece saber quiénes somos. Miro a mi alrededor en busca de mis compañeros por si ellos las reconoce pero no sé leer sus facciones, o mejor dicho; no puedo leer en el rostro de Kayla puesto que con Khan me es imposible. Después, me dedico a buscar alguna referencia que me ayude a decir donde éstamos mas la respuesta que hallo es que estamos en un sitio muy parecido al Templo de las Sombras con la diferencia de aquí la luz existe.

Estoy concentrada en mis averiguaciones cuando un hace su aparición; en realidad no sé si ya estaba allí cuando llegamos pero es cierto que no es hasta que ha hablado cuando me he percatado de su persona. Se presenta como Alastor y es el mandamás de los paladines pero en su presentación creo que denoto algo de... ¿impaciencia? ¿Han estado esperando todo este tiempo? ¡Pues sí que es bueno lo que acabo de descubrir!

Iba a presentarme cuando el paladín da la vuelta y empieza a andar seguido de las dos mujeres. ¿Por qué todos los paladines son unos prepotentes? A punto estoy de desenfundar mi arma y darle una lección si no fuera porque como por arte de magia ha desaparecido.

- ¿Qué hacemos? ¿Le seguimos? - Les pregunto a los demás mientras imito los aire pomposo del Alastor.

Al observar al Paladín saludar a Alastor mediante una reverencia marcial, me queda claro que debería estar haciendo lo mismo. Me apresuro a saludar, consciente de que es lo que se espera de mí ante el líder de los Paladines del Agua.

Mis ojos vuelan nerviosos de un lugar a otro, tratando de controlar la situación, de hacerme consciente de cuanto pasa. Demasiada gente, demasiados ojos observándome y juzgando mis actos. Esta armadura supone una doble carga, la de su peso metálico y la de la responsabilidad que conlleva.

Hack pregunta indecisa si deberíamos seguir a Alastor. ¿Qué otra cosa podemos hacer? Nos encontramos en su templo ¿no? No podemos irnos sin más, por mucho que una parte de mí ansíe alejarse de estos muros y comenzar ya a trabajar en contra de ese hechicero miserable...

Asiento a la guerrera, indicándole mi conformidad con obedecer las instrucciones del sumo Paladín. Claro que... ¿Qué otra cosa podrían esperar de mí?

Aquella frase que habia dicho la segunda mujer incomodaba de cierta forma a la joven maga. La sacerdotisa del templo del agua les habia enviado con la misión de averiguar qué habia ocurrido en el templo de las sombras, y sin embargo, aqui estaba ahora aquella sacerdotisa con la idea de que en ese momento, los recien llegados llevaban la llave para entregar a su superiora. No habia buenas noticias para entregar, por ello su reticencia de pasar por el portal, Hack había pasado demasiado rápido, sin darles la oportunidad de discutirlo. Y eso no era todo, tambien estaba el asunto aquel de Athenea y su dios Zaibacher.

Alastor no les daba tiempo a poder protestar o hablar antes de emprender el camino. La pregunta de Hack estaba de más, en aquel lugar poco podía hacerse salvo seguirles la corriente. Aún así, Kayla refunfuñó un poco, lo suficiente para que solo oyeran la princesa y Khan. - Bendita hospitalidad, tras lo que hemos tenido que luchar no nos dejan ni descansar.-

Finalmente Alastor estaba esperando sentado en un sillon que habia en la sala, el otro paladin le habia dejado solo unos segundos antes, es entonces cuando llaman a la puerta y tras algunos segundos se abre dejando pasar a una sacerdotisa:

 - Maese Alastor, los visitantes acaban de llegar. - Le avisa con una voz dulce. - Por favor acompáñeme hasta la Gran Sala de Cristal donde se encuentra la Guardiana. Allí nos reuniremos con ellos.

Después de oír el mensaje de la sacerdotisa te incorporas y le pides que espere mientras te reajustas la armadura. Una vez listo, la sigues hasta llegar a la sala principal. Al entrar descubres el por qué del nombre de aquella estancia ya que la la Gran Sala consiste en una amplia habitación redonda con una gran bóveda de cristal coronándola y paredes de cristal donde puedes ver el fondo marino. Lo único que parece ser de piedra son las zonas de las paredes donde se encuentran las entradas a la estancia. Sí entradas: una puerta alta y ancha en el centro en dirección sur y la pequeña y escondida por donde entrais situado al noreste.

Presidiendo la entrada principal que deduces que es la puerta sur, se encuentra al otro extremo una cascada que desemboca en un lago lleno de nenúfares y ante ella sentada sobre un árbol de bambú se encuentra la Guardiana Celestial del Agua. Su rostro es severo y denota seguridad y antes de dirigirte la palabra, te mira de arriba abajo midiéndote.

- Llegas justo a tiempo Alastor. - Te saluda la Guardiana. - Espero que la estancia esté siendo agradable. - No espera respuesta alguna por tu parte ya que sigue hablando. Su voz es vibrante y grave y nota en su tono algo de impaciencia. - De un momento a otro, nuestros invitados llegarán.

Justo en ese momento, la enorme puerta sur se abre apareciendo tras ella Alastor, el jefe de los paladines.

 - Mi señora, los aventureros ya están aquí.

Detrás de él aparece otra sacerdotisa del templo y tres figuras más: un paladín del agua por su armadura, una guerrera deduces por su constitución y una elfa.

Con paso apresurado, vais siguiendo a Alastor y a la sacerdotisa a través del templo del agua. Os llama la anteción de que la peculiaridad de ese templo reside en que alterna estancias íntegramente de cristal con donde podeis ver el fondo marino con otras de piedra. Si hubiera tiempo, merecería la pena investigarlo más puesto que cada detalle os llama cada vez más la atención.

Intentais sin éxito entablar conversación con el paladín y la sacerdotisa pero al primero sólo le preocupa presentarse lo más pronto posible ante la Guardiana Celestial del Agua y a la segunda el no querer hacer enojar al jefe de los paladines. Por ello, os pasais todo el camino en silencio avanzando a zancadas.

Llegais a un túnel amplio iluminado por antorchas que da a una gran doblepuerta de tres metros de altura, la cual se abre con un gesto de Alastor levantando la mano hacia el frente. Cruzáis el umbral y os entrais en una amplia habitación redonda con una gran bóveda de cristal coronándola y paredes de cristal donde se puede ver el fondo marino. Lo único que parece ser de piedra son las zonas de las paredes donde se encuentran las entradas a la estancia. Sí entradas: la puerta alta y ancha en el centro en dirección sur por donde habeis entrado y una pequeña y escondida situada al noreste.

Presidiendo la entrada principal, se encuentra al otro extremo una cascada que desemboca en un lago lleno de nenúfares y ante ella sentada sobre un árbol de bambú se encuentra la Guardiana Celestial del Agua. Su rostro es severo y denota seguridad y no cesa de miraros desde que habeis entrado. Pero la Guardiana no está sola, ya que a un lado del lago se encuentra otro paladín en posición firme, testigo de los acontecimientos.

- Mi señora, los aventureros ya están aquí.

Después de momentos de esperar, fui llevado a la sala donde se encontraba la guardiana por una sacerdotisa del templo. Una vez ahí la guardiana me dijo que esperaba que la estancia estuviera siendo agradable, y antes de que tan siquiera pudiera decir algo, ella continuo hablando, quizás estaba un poco apresurada. Me dijo que pronto llegarían los demás "invitados" y casi instantáneamente, Lord Alastor saliendo de la enorme puerta del sur, anunció la noticia que ya estaba aquí y 4 personas aparecieron, una sacerdotisa, una elfa, una guerrera y un paladín

 Parece que los demás han llegado

-(hace una reverencia) saludos, supongo que ahora que los otros invitados han llegado, creo que nuestra misión puede iniciar, aunque obviamente, no me molestaría un poco información acerca de ésta

Desde el trono de bambú, la guardiana se encuentra en situación de trance hasta que los elegidos de ir al Templo de las Sombras llegan a su templo. En momento, abre los ojos con ímpetu y pide a una de sus sacerdotisas que avisen a Alastor de que se presente en la Sala de Cristal. Ha llegado la hora.

Mientras espera, estudia las auras de aquellos que habían mandado a realizar la difícil misión de recoger una de las llaves impaciente por saber qué ha sucedido y más cuando halla animadversión en ellos. Tiene ganas de saber lo sucedido pero no pierde la calma. La entrada de Alastor interrumpe su meditación. Con su característica voz grave lo saluda y mira luego a la puerta principal de la Gran Sala sabedora de que de un momento a otro Sir Alastor aparecerá acompañado por el paladín, la guerrera y la elfa. No se equivoca pues una fuerza mágica hace que se abra tal puerta y aparezca los anteriormente nombrados.

Su paladín principal le comunica de la esperada llegada de las visitas. Ella solo se limita a sonreír complacida. Complacida por su segundo y porque al fin tendrá noticias de más allá de donde alcanza su poder.

- Gracias Sir Alastor.

No dice nada más. Estudia uno por uno los semblantes de los recién llegado intentando leer sus mentes y por sus rostros supo que no eran precisamente buenas, las noticias que iba a recibir. Así que empezó a informarse.

- Bienvenidos seais de nuevo, extranjeros. - Su voz resuena por toda la Gran Sala. No se esfuerza por alzar la voz y sin embargo se la escucha perfectamente tras esos muros de cristal y aún más allá de él. - Ha pasado mucho tiempo desde la última vez. Espero que la espera haya merecido la pena.

No dice nada más dando por sentando que sus interlocutores iban a empezar a hablar.

Sin rodeos y directos al grano, el paladin que se habia presentado ante ellos como Alastor les guió por el templo hasta su destino. Todas las salas por las que pasaron se parecian a las que ya habian visto la primera vez que habian recorrido aquellos corredores y habitaciones, pero quiza no fueran los mismos. Ninguna palabra fue dicha, estaba muy cansada y aquel ritmo rapido que les imponía el paladin no la beneficiaba en nada.

Cuando por fin llegaron y las puertas se abrieron, la maga se armó de valor. El último enfrentamiento que habian tenido con aquella mujer no habia do muy bien y no habia salido muy bien parados. Acabaron teniendo que visitar el templo de las sombras para poder seguir hablando sobre la meor opción para la llave del templo del agua.

Junto a ella había otro paladin, cuyas primeras palabras pusieron sobre alerta a la joven. ¿Que era eso de una misión? No bien acababan de llegar de una... y ahora se supone que tenian que realizar otra? Ya se vería...

No había porque ocultar nada, y aun así, la guardiana tampoco tenía porque concer todo lo que habian pasado, menos aun conocer el estado de agotamiento en el ue se encontraba. Miró a Hack, pensando si era mejor idea si era su amiga quien hablara. O quizas debería hacerlo Khan, él pertenecia al templo y debía estar acostumbrado a contarle todo a su guardiana. ¿Que más daba?

-La llave del templo de las sombras ha sido destruida, la orden ha estado allí, el templo ha quedado en malas condiciones y su guardiana esta herida.- No tenía porque poner en palabras el hecho de que hubieran fracasado, de que tras tener la llave en sus manos, esta hubiera acabado rota. Por ultimó añadió algo que debía hacer pesar a la guardiana - Quizas así veais que un templo no es el lugar más seguro...-

- ¿Y cual es el lugar ideal? ¿Esa podedumbre tierra a la que llamas Fardem? - La Guardiana se acomodaba en su asiento mientras arremetía contra la elfa actuando de forma irónica. Parecía divertida con la situación; no obstante, todos lo presentes sabian quien tenía mayor poder allí y ella no se lo pensaba dos veces cuándo tenia que mostrar su superioridad. - Si la llave ha sido destruída, ha sido por tu incompetencia, aldeana. Tu cansancio ha sido un obstáculo para los demás. - No apartaba la vista de Kayla y su voz se volvía más grave.Extendía los brazos cuando se refería a Hack y a Khan y sus dotes le había hecho adivinar los problemas físicos de la hechicera. - Hasta la mejor fortaleza es vuelve vulnerable si está en manos de inútiles. - Respira hondo y mira severamente a la elfa. - No tolero que nadie me hable así por muy malo que haya tenido su día.

Observo la situación con menos incomodidad de la esperaa. Casi curioso, no puedo evitar sentirme a gusto al ser simplemente un observador. Temía que, al regresar al Templo, se me exigieran explicaciones. Ahora veo que la situación es mucho más compleja, y por lo tanto mi importancia es mucho menor.

Prefiero pasar desapercibido.

Aún así, no deja de resultarme molesto el tono que la Guardiana emplea con Kayla. La elfa ha salvado mi vida y, a pesar de que no he olvidado que la hechicera no es más importante que mi misión, me doy cuenta de que siento un cierto agradecimiento hacia ella.

Es sencillo hablar desde un trono sin mover un solo dedo, dejando que otros hagan todo el trabajo.

Sin embargo, no pronuncio sílaba alguna en respuesta a sus palabras. Ta solo me agito molesto mientras observo a toda esta gente que me es desconocida. Especialmente a ese tal Alastor, que ha comentado algo acerca de una "misión".

Uno tras otro, los insultos iban saliendo de la boca de aquella mujer para ir a estrellarse contra la fatigada maga. Kayla no podía haberse esperado todo aquel aluvión, la fuerza de una tormenta que se abatía sobre ella. Intentó encajar cada frase, y sabía que no debía dejarse encender, pero cada una de aquellas palabras la herian. En lo más hondo sabía que aquella misión habia diezmado sus fuerzas, al no haber podido descansar y recuperarse, pero todas las defensas del templo las habian superado, para luego caer ante un enemigo que jugaba en otra liga... 

No iba a meterse en una discusión con una mujer que la trataba como a una inferior, no iba a refutar las afirmaciones que tan gratuitamente había soltado.  Sabía que se metía en un campo minado y en aquel momento no estaba pensando en las posibles represalias,pero no iba a tener mayor satisfacción que ver la cara de aquella mujer cuando oyera lo siguiente:

- ¿Por qué adorar a unos dioses que son solo capaces de jugar como niños y no ayudar, cuando saben que el mundo de sus mascotas que les adoran esta en peligro?-

Una batalla verbal había comenzado entre la Guardiana y Kayla a ver quién podía más. Estaba claro que no era una pelea igualada puesto que la elfa se encontraba emocionalmente y psíquicamente más agotada que ella a pesar de que los poderes de la valkyria curándonos habían sido muy efectivos. Sin embargo, el día había sido largo; muy largo. Sin embargo me daba corage de que la tratara, o mejor dicho nos tratase, como si fueramos simples marionetas suyas. ¡Qué hubiera mandado a ese tal alastor con el que se le cae baba a simple vista!

Soy consecuente del poder de la Guardiana y que más tarde escarmentaré pero no me apetece quedarme de brazos cruzados mientras veo la figura de Kayla cada vez más pequeño a pesar de que se defiende con uñas y dientes. Pero la Guardiana parece divertirse con eso.

- A ver si con esto sigue creyéndose tan superior. - Le digo a Khan un momento.

Lo que hago a continuación es bien secillo: desenvaino mi espada, me inclino hacia atrás y dando un paso hacia delante cojo impulso para lanzarla en dirección a la guardiana. Finalmente la espada queda clavada en la rama de bambú donde se encuentra sentada, avisándola.

- Ha sido un día díficil. - Le digo a la Guardiana muy segura de mí. - No vengas a tocarnos las narices por muy guardiana que seas. - Sonrío. Seguro que no se esperaba que estos "aldeanos" hicieran algo más que palabrear.

Esa chiquilla no se calla con facilidad. No sabe lo que es una jerarquía y un trato conveniente a ella. La primera vez ya lo hizo ver. Creía que mi escarmiento y la dificultad de la misión la habían hecho madurar pero vuelve siendo igual de cabezota y de bocazas. Mas nunca debe olvidársele qué puesto ocupa en el escalafón.

- Si los Dioses interviniesen en todo, los habitantes de este mundo habían desaparecido porque no tendría otra cosa que hacer que esperar ganduleando cómo pasa el tiempo. - Hace una breve pausa antes de continuar. - No eches la culpa a otros de tus errores.

Se disponía a interrogar al paladín que acompañaba a las dos damas con la esperanza de que siendo miembro de su orden pudiera explicar todo lo sucedido con mayor claridad, exponiéndole todo acerca de esa misión fallida pero hubo una interrupción. Una interrupción que no se la esperaba. Distinguió un haz de luz que la desconcertó por un momento y al descubrir de lo que se trataba sus ojos se abrieron sorprendidos por el descubrimiento: Había una espada clavada en el tronco, a escasos centímetros de ella.

Contrariada buscaba desde su posición quién era el causante de tamaña osadía cuando escuchó las palabras de la princesa. Esa era otra imposible de domar y también estaba dispuesta a desafiar su autoridad.

- ¡Lo único que he pedido es algo de buenos modales mientras os interrogaba sobre lo sucedido en el Templo de la Sombras! 

La furia se apoderó de ella, poniéndosele los ojos de un celeste muy brillante pareciendo que un fulgor salía de su miarada. Al instante, dos tentáculos acuáticos manaron de la cascada cogiendo a cada una de las muchachas y las trasportaron hacia las cascada para que soportara la presión del líquido sobre sus cuerpos. No contento con ello, la Guardiana sopló sopló sobre la cascada haciendo que el agua que caía de ella fuera gélida.

Durante un rato mantuvo allí el cuerpo de las jovenes hasta que su ira se disipó. De inmediato con los mismos tentáculos sacó a la guerrera y la elfa de allí situándolas cada una a un lado en el suelo. La Guardiana no apartaba su vista de ellas pero su rostro parecía más sereno. Chasqueó los dedos y al instante una de las guardianas desaparecía para aparecer al poco con un par de mantas. Se giró sobre su "trono" y se dirigió hacia Khan.

- Háblanos más de la orden. ¿Quién vino y con qué fin? No te ahorres detalles, por favor. - Su voz grave seguía sonando seria pero algo en su tono hacía ver que la Guardiana había recuperado los estribos.

Cita:

Tardo unos instantes en reaccionar a las palabras de la guerrra. Primero, porque estaba ensimismado observando al paladín, aquel que se hacía llamar Alastor, analizando sus movimientos, calibrando su movilidad, sopesado su posible habilidad con las armas. Deformación profesional, supongo.

En segundo lugar, realmente no esperaba confidencias por parte de las dos mujeres. Durante todo lo acaecido en el templo de las sombras, tuve la constante sensación de estar de más entre ellas. Ambas habían vivido mucho juntas, poseen una relación consolidada y una confianza que yo no he concedido a nadie en toda mi vida. Existe una barrera entre ellas y yo, creada más por mí mismo que por ellas.

Y por último, pero no por ello menos importante, me cuenta reacciona porque no me doy cuenta de verdadero significado de las palabras de Hack hasta que es demasiado tarde, cuando su espada vuela por los aires en dirección a la Guardiana. Mis ojos se abren, desorbitados, y me doy cuenta de que cualquier intento de evitar lo inevitable es más que inútil.

Después de eso, todo se desencadena sin que yo pueda intervenir, ni aunque hubiera sabido como actuar. La espada se clava frente a la Guardian, entre amenazas de la guerrera, y ésto hace airar a la Guardiana. Dos tentáculos de agua surgen de improviso y zarandean a las mujeres. Siento el impulso de hacer algo, de intervenir, de sesgar los tentáculos con mi espada, pero apenas alcanzo a dar un paso en su dirección. Me detengo, desconcertado, dándome cuenta de la inutilidad de cualquier acción y de que realmente la Guardiana no iba a causarles mal alguno.

Es entonces cuando me doy cuenta de que me está mirando.

A mí.

Cita:

Justo lo que no quería. Convertirme en el centro de atención, ser observado y analizado. Siento ojos sobre mí, mentes sopesándome. Comienzo a sentirme incómodo, nervioso. Mi mano tiembla, desea sujetar el mango de mi espada, sentir la firmeza qe me proporcionan las armas.

Mi oficio no es la palabra.

Mi oficio es la muerte.

• Yo... -Trato de reunir el valor con que dar serenidad a mis palabras. Mi mente se esfuerza en recordar los acontecimientos pasados, nuestro viaje al templo de las sombras, todo aquello que nos sucedió allí- ...temo que no seré de demasiada ayuda. No soy bueno para los detalles -Mentira, solo que los detalles suelo guardármelos para mí- Al cruzar el portal al Templo de las Sombras, los que allí fuimos enviados no aparecimos juntos, sino desperdigados por diferentes recovecos de una especie de laberinto. Algunos sucumbieron a las distintas trampas que protegían el lugar. No así nosotros, evidentemente. No tardé en encontrar a la guerrera Hack, y poco después a la hechicera Kayla. Uniendo nuestras fuerzas logramos evitar la muerte que nos tendió Shiva. El poder de Kayla bien definió nuestro destino -Se me escapa un pequeño halago a la hechicera, no tanto por complacerla a ella como para recriminar sus acusaciones a la Guadiana. No la ofenderé directamente, no soy estúpido, pero no puedo reprimir cierto rencor por su comportamiento hacia quien salvó mi vida- Finalmente llegamos a la sala de la llave, donde tuvimos que luchar nuevamente por obtenerla, con los paladines de las sombras. Vencimos, y la Guardiana del templo se presentó ante nosotros exigiendo la devolución de tan precado objeto. Fue cuando... -Mis puños se cierran por la furia que provoca el recuerdo- Fue cuando apareció un servidor de La Orden, y desplegó ante nosotros poderes que escapaban a nuestro control. Destruyó la llave, pero cometio el error de dejarnos con vida.

¿Debería añadr algo más? Es posible, pero no me importa. No necesito ser detallista, solo aparentarlo. Los detalles siempre puedo guardarlos para mí, para utilizarlos en el futuro.

La Guardiana observa atentamente al paladín que ha acompañado a las muchachas mientras escucha. Desde su asiento, le estudia su aura. Es uno de los dones que posee de su rango y lo considera de mucha utilidad ya que el aura le revela muchos datos de los seres que tiene delante. Y en este caso está pendiente de que Khan actúa con más cautela que las jóvenes, demasiada cautela tal vez. Para un paladín del agua, andar con mucho cuidado rozando la desconfianza, a la hora de obedecer a su guardiana es algo inusual por lo que la Guardiana se centra más en él, intentando hallar algo más.

- No has respondido a lo que se te pregunta. - La voz grave domina de nuevo en la estancia. - ¿Qué miembro de la orden era? ¿Os dijo con qué fin quería destruir la llave? El tiempo apremia.

La voz de la Guardiana me hace sentir más y más incómodo con cada silaba que sale de sus labios. La gravedad, la autoridad, el poder que destila, hacen que me sienta infinitamente inferior. Su mirada acusatoria, su tono acusador, me hacen sentir...

...acorralado.

Y no reacciono bien, cuando estoy acorralado. Mis instintos se disparan, la tensión se apodera de mis músculos. Ansío el tacto de mi espada en la mano, sentir su peso y blandirla contra quienes me rodean. He de reprimirme, con un gran esfuerzo, tragar saliva y luchar por parecer digno en tamaña situación.

• Su nombre era Alberich. Eso dijo. Desconozco sus motivos para destruir la llave.

Escasas palabras. Nada más tengo para ella.

Sabía con antelación las castas que la Guardiana gastaba pues en nuestra anterior visita lo mostró con Kayla pero no vi venir aquel tentáculo de agua que nos levantó por los aires y nos deposíto justo en la cascada para soportar toda la presión del elemento acuatico. Tuve que inclinar la caba y cerrar los ojos para que el agua me molestar lo menos posible pero no logré mi objetivo puesto que en un plis-plás ya estaba chorreando y el agua me parecía asfixiante.

Pero no me quejé. No le di esa satisfacción a la Guardiana.

Estaba preocupada por Kayla pero el saber que ella es una elfa marina me tranquilizó en parte ya que ella sí está acostumbrada al medio acuático pero esa tranquilidad desapareció cuando notaba que cada gota que caía sobre mí me clavaba como cuchillos y abrí los ojos sobresaltada cuando ya descubrí el motivo: el agua estaba cayendo cada vez más fría.

Genial, espero no coger una pulmonía.

Afortunadamente el castigo no duró tanto como temía y de nuevo el tentáculo nos agarró sacándonos de la cascada y colocándonos en el suelo. Empecé a toser de manera fortuita mientras cogía bocanadas de aire; lo malo que el frío había entumecido mis músculo y no podía moverme. Fue cuando le tocó el turno a Khan.

La Guardina le preguntó a él directamente y parecía que lo conocía o al menos esa fue mi impresión. En parte es normal siendo un paladín del agua. No parece alterada por el hecho de que la llave se perdió para siempre pero sí preocuparle la aparición de Alberich. Parece que temiese de un momento a otro su aparición.