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Mundo Kappa

Yordle

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12/05/2016, 02:08
Director

Físico: Son pequeños pero proporcionados, tienen cuatro dedos en los pies y en las manos, las orejas grandes y puntiagudas lo que los hace escuchar mejor, las orejas es un aspecto físico muy importante ya que también les ayuda a comunicar sus sentimientos, así pues unas orejas agachadas indican tristeza, una levantada y otra agachada es curiosidad y las dos tiesas es estar atento o mostrar alegría. Los machos son peludos en todo el cuerpo y las hembras tienen pelo en la cabeza, cejas y pies. Tienen una dentadura normal con grandes incisivos, sus ojos siempre brillan con un reflejo rojizo, tienen pupila alargada y son grandes con respecto a su cara. Algunos de ellos tienen cola. Pueden nadar y pueden trepar. Tienen garras. Los pelajes son de diferentes colores.

Carácter: Son curiosos y les gusta aprender, son además alegres y les gustan cantar. Les gusta la compañía. Les gusta comer de todo y probar todo tipo de sabores.
Reproducción: Son mamíferos, la hembra gesta al cachorro durante 9 meses y después de parir la criatura es dependiente de la madre durante el primer año, aunque el proceso de aprendizaje y vulnerabilidad todavía le mantienen cerca de la madre años más adelante. 
Respiración: Son criaturas terrestes por lo que necesitan el aire para vivir. Sin embargo pueden nadar y bucear, teniendo suficiente capacidad pulmonar para que los mejores puedan aguantar 10 minutos y 5 minutos sea la media.
Alimentación: Comen de todo, son recolectores y cazadores.

Los yordle son probablemente los seres más civilizados de Kappa, sus confrontaciones incluyen muestras de fuerza reminiscentes a una era más primitiva mientras hablan las cosas. Valoran en su sociedad por encima de todo la inteligencia y lo hábil que un yordle puede ser creando cosas. Son curiosos y estudiosos de todo, y para nada miedosos por lo que su curiosidad podría calificarse como estúpida y temeraria de no ser porque no hay nada más grande en Candyland.

Alimentación: Omnívoro            Consumo: 7 raciones
Crecimiento: Vida normal Desarrollo normal 
Zona: Candyland

Atributos: Fuerza 1d6+6, Constitución 1d6+6, Tamaño 1d6+6, Destreza 1d6+6, Inteligencia 2d6+6, Poder 1d6+6, Carisma 1d6+6
Movimiento: 4   Marcha: 2

Aptitudes: Escuchar 65%, Visión Nocturna
Idioma: Gnarniano

Desarrollos
-Carpintería 05%-30%
-Escritura -   -1 al coste de los desarrollos
- Alfarería&Vitro 05-60%
-Saber Ingeniería 00-30%
- Saber Astronomía 00-30%
-Tribus
- Costura 05-30% , 4a artesanía = Tasar
- Saber Botánica 00-30%

Sociedades:
- Piltower - Jefe - 20 individuos

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12/05/2016, 13:03
Kairos

Agazapado a cuatro patas correteaba entre los arbustos de candyland un pequeño Yordle. Era peludo y atigresado, de color canela con rayas chocolate. Una snicht pasó zumbando por delante suya y se paró en seco, levantó una pata y puso recta las orejas. Moviendo el hocico olisqueándo la persiguió no hasta muy lejos de ahí, donde un árbol enorme de tronco bicolor cobijaba un panal. El Yordle se puso a dos patas y alargó el hocico para olisquearlas. Las observó volar alrededor del panal y clavó sus garras en el tronco para ver si podía trepar.

Pero rápidamente algo más le distrajo, era un rastro. Olisqueó el tronco, dandole la vuelta hasta que lo encontró; era un rastro de hembra en celo. Se puso a cuatro patas y con el hocico pegado al suelo intentó seguir el rastro por el suelo, pero los olores le mareaban. Así que poniéndose a dos patas de nuevo, con sus delanteras dobladas sobre su pecho, irgió su espalda y movió sus orejas para escuchar a su alrededor. Escuchó a las snicht zumbar, eran un buen número, escuchó algo removerse bajo tierra donde habían unas hojas verdes y planas, cerca había un arroyo que corría, lejos de ahí, algo tronó y el viento helado que venía del polo sibilaba susurrando algo que no podía entender.

Pero algo escuchó no muy lejos de ahí, eran un par de huesos chocar entre sí. Corrió como el rayo y agazapado entre las lascivias se asomó a ver la escena. Había una hembra sentada en sus cuartos traseros y un macho que chocaba huesos perforados que seguramente había encontrado.

La hembra miraba atenta el cortejo del macho y removía las orejas interesada. Entonces ambos se giraron y miraron al Yordle agazapado. Éste caminó hasta ellos a cuatro patas  mientras el del hueso aún estaba a dos. El segundo gruñó, y se acercó al otro macho hasta encararse con él. Ambos, clavaron las garras en el suelo y levantaron los cuartos traseros. Comenzaron a girar hasta que uno de ellos gruñó. 

-Prrrrr.- Como respuesta el primero arrugó el hocico y enseñó sus incisivos, pero el segundo Yordle, ya había olido el celo de la hembra, la había seguido hasta ahí y la iba a conseguir. Así pues, saltó con fuerza a tirarse contra el cuello del otro Yordle, pero éste estaba preparado y lo esquivó, intentó morderle el costado pero la zarpa de su adversario lo interceptó, haciéndole sangrar en el hocico. Ambos se 

revolvieron, luchando para ver quién dominaba a quién, hasta que finalmente el segundo, acabó sujetándole con sus zarpas. El Yordle del suelo enseñó una última vez los dientes pero un mordisco hecho en el aire hizo que mirara a un lado. Había ganado la dominancia. El primero salió corriendo con el rabo entre las patas y el hocico sangrando y el segundo se encaró a la hembra, que le esperaba sentada. Ésta se levantó y movió las orejas.

-Nyu...- dijo la hembra mientras caminaba en círculos moviendo la cola. -GNAAAAR!!.- contestó el macho mientras se acercaba a ella. Cuando llegó, le dió un mimo con su hocico y la rodeó para montarla.

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Nyu era una hembra de pelaje azul ruso, tenía las orejas sonrosadas a diferencia de su pareja tenía una cola peluda corta que se movía según su estado de ánimo. Caminaba junto a Gnar y andaba olisqueando el suelo. Llevaban caminando varios días, iban buscando algún refugio lejos de la nieve que había caído en los últimos días. Agachó el hocico y comió un poco de ésa nieve que era fría y esponjosa, rápidamente ésta se deshizo en su boca y Nyu pudo saborear algo que no le era desconocido. 

-Nyu!.- le gritó al macho que levantó las orejas para escuchar, clavando las garras en la nieve. 

Gnar se acercó y entre ambos escarbaron la nieve, llenándose garras y hocico de ésta. Llegaron a una planta y comenzaron a comerse sus hojas. Siguieron caminando hasta escuchar un arroyo cercano. Aquí había menos nieve, y rápidamente escucharon una especie de aleteo. Agazapados, caminaron hasta llegar al agua, algo extrañados. Y ahí vieron una criatura extraña que no habían visto hasta ahora. Eran más grandes que una snicht pero volaban como ellas. Su forma de volar era hipnotizante hacían dibujos en el aire e iban rozando el agua, haciendo pequeños salpicones. Gnar y Nya se miraron y se separaron. Ambos, agazapados esperaron hasta que una de esas criaturas se acercara lo suficiente a la orilla y Gnar sin pensárselo dos veces saltó encima de ésta agarrándola con sus dientes. El hocico de Gnar se llenó de sangre y la otra criaturilla halada que volaba junto a la presa de gnar dio un par de vueltas y salió volando hasta el otro lado del río. 

Gnar caminó hasta Nyu y le tiró la presa a sus pies, ambos la observaron, dudando si se podía comer o no, la olisquearon y comprobaron que no tuviera un aguijón como las Snicht, olía raro y sus alas estaban destrozadas pero Nyu se lo comió. Se relamió las fauces y ambos siguieron caminando. 

Pasó un poco de tiempo después que encontraron una cueva Gnar se aventuró primero y Nyu le siguió y ambos hicieron de aquel nuevo sitio su hogar. 

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Ya habían pasado unos meses cuando Nyu comenzó progresivamente a estar más quieta y más gorda, poco salía de la cueva y Gnar le iba trayendo, como si de ofrendas fuera, comida a sus pies. Hasta que un día, durmiendo enroscados el uno al otro, Nyu despertó a Gnar. Temblaba y jadeaba y no parecía poder moverse, Gnar le observó preocupado  y le lamió la cara y apoyando su cabeza en el cuello de ella comenzó a emitir un sonido lastimero. Nyu gruñó sintiéndose muy adolorida, hasta que por fin ocurrió. De la propia Nyu salió una criatura pequeña, era atigresada y emitía algo parecido a un maullido, rápidamente Nyu comenzó a lavarla lamiéndola entera hasta que paró por culpa de otra vez ése dolor... no iba a ser el nuevo de la familia sino que tendría un hermano. Entre Nyu y Gnar los empezaron a lamer hasta que estuvieron limpios y ambos, casi por instinto se colaron en el interior de la bolsa de Nyu, y allí durmieron calentitos. Gnar se enroscó alrededor de Nyu y veló por ella toda la noche.

Notas de juego

https://www.youtube.com/watch?v=7lktMLiKaes&ab...    BSO CANDYLAND

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16/05/2016, 14:11
Kairos

El lenguaje de los Yordles

Había pasado ya 500 años desde la primera vez que aparecieron los Yordles en Kappa, y aunque ellos lo desconocían aún, había una diosa que velaba por ellos y no les quitaba la vista de encima. Los Yordles ya se habían adaptado muy bien a su entorno, sabían qué debían comer y qué no, por donde se podían mover y por donde no. 

Era un precioso día en Candyland, y paseando con su cachorro se encontraba un Yordle enseñándole a comunicarse a su hijo. Señaló a una Yordle femenina y dijo -Mamá- luego señaló a ambos y dijo: -Familia.-

El pequeño cachorro pareció entender repitiendo las palabras de su padre y siguieron caminando, por aquí y por allá iba señalando las plantas  y diciendo sus nombres, señaló hacia el cielo y le enseñó lo que era el sol, la luna y las estrellas.

Luego señaló al este, a la zona blanca y le dijo: -polo- señaló hacia la montaña más alta y formidable del firmamento y dijo - Kairos-, giró hacia el mar y le dijo - mar-

El padre Yordle entonces se acercó a una sandía y la abrió partiéndola contra una roca y se comió lo de dentro.- Sandía.- luego señaló a un árbol y dijo-Dulcinea- luego señaló al otro y dijo- escalofrío-

Caminaron un poco más hasta donde había un arroyó y con una de sus patas delanteras empujó a su hijo al suelo, gatearon agazapados hasta llegar a su orilla y allí las señaló.-Hadas.-

Y así era como los Yordles enseñaban a sus hijos.

 

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28/05/2016, 00:14
Kairos

La garra de hielo

Ris estaba caminando entre las lascivias que componían todo un campo rosa, poco a poco la vegetación se iba haciendo menos densa y podía otear muy muy a lo lejos unas montañas oscuras como la noche. Se sentó tras sus cuartos traseros y se limpió la cara con las patas, el viento comenzaba a soplar y olía de una manera extraña; era como húmedo y a la vez le secaba la nariz. Caminó y caminó en dirección a las montañas, ya hacía un par de días que no había visto a nadie de su misma especie, pero sin embargo no era del todo extraño pues cada cual encontraba su territorio y no osaban entrar en tierras de nadie. 

Y fue cuando se acabaron las lascivias que un intenso campo de color azul, claro como el cielo, se extendía a lo largo de él llegando a tocar la línea del firmamento. El pequeño Yordle ladeó la cara, tratando de captar algún sonido y se maravilló con cada cosa que sentía y veía. Aquello, lo llamó la Garra de hielo, no supo bien porque, quizás por iluminación divina, sin embargo no parecía que pudiera llamarse de otro modo. 

Se acercó y notó como sus patas se hundían en la arena y se asustó, sin embargo, a pesar de levantar su pata no retrocedió. Volvió a hundirla en la arena y caminó con cautela. Hasta que llegó a la orilla del mar, ahí de pronto una pequeña ola le salpicó, él ya estaba acostumbrado al movimiento de los rios, pero ésto era diferente, el movimiento hacía que el agua fuera casi blanca y eso el Yordle no lo entendía. Tocó el agua con su pata y la notó extraña, su pelaje se le pegó y su nariz picaba. Agachó el hocico para beber y tal cual tomó el primer par de lengüetazos para beber lo escupió teniendo arcadas. ¿Qué era aquello tan horrible? 

El Yordle finalmente abandonó aquella zona, y comenzó a caminar a su orilla. A medida que las horas pasaban, se dió cuenta que su pelaje se iba secando, pero se quedaba cuarteado y cubierto por una arenilla blanca que era fácil de quitar sacudiéndo. Caminaba y caminaba y aquellas montañas no eran fáciles de alcanzar, parecían no moverse, así que el Yordle simplemente se sentó, cansado. 

Inquieto y curioso volvió a levantarse y se acercó al agua, ésta vez se metió más, y comprobó que era muy diferente nadar en un río que nadar en aquello. 

Notas de juego

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03/06/2016, 00:17
Kairos

Día a día

Gnar trotaba apaciblemente por las praderas, se paraba a olisquear una piedra y entonces levantaba la cabeza para escuchar alrededor.

Gnar cogió entonces una rama y la tiró lejos, escuchó alrededor suyo y persiguió el tronco hasta donde lo había escuchado caer. No era el más listo de los Yordles pero sí sabía entretenerse. Entonces de una forma imprevista algo le saltó encima, comenzó a rodar, clavándose las rocas en las costillas hasta llegar al suelo, cuando quiso abrir los ojos otro Yordle más grande le tenía sujeto por el cuello. Éste le gruñó. - Fuerrrrra- Gnar agachó las orejas y se puso sumiso, el otro Yordle le soltó y cuando se vió liberado salió corriendo del territorio de aquel Yordle tan grande.

Corrió hasta llegar a una montaña allí descansó y se lamió las patas para limpiarse las orejas que estaban llenas de polvo. Una Yordle se acercó a él, seguramente guiada por su olor. Y Gnar acercó su morro al de ella, los pelos de los hocicos se enroscaron señal de atracción y Gnar le olió por detrás. La hembra se sentó, señal de que no quería nada pero Gnar era más fuerte, así que le gruñó. La hembra no pareció interesarle así que Gnar le enseñó los dientes. Al ver que no le respondía, Gnar se abalanzó encima y ambos comenzaron a marcarse. Hasta que finalmente Gnar la agarró del cuello. 

-Wua wua wuaaaaaaa- gritó Gnar.

Él había ganado la batalla y la hembra.

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08/06/2016, 19:47
Kairos

Josu estaba ahí plantado delante de una Dulcinea. Era una de las Dulcineas más grandes que había visto, estaba cerca de su casa y su tronco rayado le recordaba porque era el único que no lo podía escalar. Se miró a si mismo y supo que guardaba muchas semejanzas con aquella Dulcinea. Era orondo o mejor aún, de huesos anchos. 

Su mirada estaba fija en aquella Dulcinea, un ruido hizo que sus orejas se movieran pero él se quedó allí estático. Su pareja, Maria, se acercó a él con su hijo Jesu agarrado a la espalda.

-Comer- le dijo y él negó con la cabeza sin apartar la vista. - No, yo trabajar.- La Yordle gruñó alzándo los brazos al cielo y se marchó trotando.

Y Josu se quedó ahí, comenzó a avanzar y recogió una cuña que tenía. La había hecho tiempo atrás por accidente, iba a ser una especie de hacha de madera pero se le partió, y le encontró muchísimas utilidades. -hacha, hacha- La clavó en la brecha que le tenía ya hecha a la Dulcinea y con un martillo hecho de piedra plana y ramas comenzó a golpear la cuña, al principio le pareció un poco tonteria pero poco a poco se empezó a dar cuenta que el árbol iba abriéndose. -martillo, martillo-

Ya caía la noche cuando se dio cuenta que el truco de la cuña ya no era útil pues al hundirse en el tronco dejó de poder ser golpeado.

Así pues por ése día lo dejó.

A la mañana siguiente, Josu abandonó su hogar y volvió donde estaba la Dulcinea. Ladeó la cabeza, intentándolo ver todo desde una nueva perspectiva. Recordó cuando se cortó una vez, imaginó entonces qué pasaría con una superficie lo suficientemente grande para que el efecto fuera mayor y así hizo el hacha, le puso una rama y entonces la ató con una fibras de plantas.

-Talar, talar

Rodeó la dulcinea y con su hacha comenzó a hacer otra brecha. Taló y taló pero la Dulcinea no iba a ser derrotada tan fácilmente. Al mediodía, cansado, se alejó unos pasos de la Dulcinea y contempló su obra. Josu no estaba satisfecho del todo, había un lado medio talado y el otro aunque parecía mejor cortado estaba la cuña.

-cincel, cincel- Cogió un cincel y con el martilló se ayudó para sacar la cuña y entonces escuchó un crujido.

Miró la Dulcinea y la vio balancearse. -Árbol vaaaaaaaaaaaaaa- gritó saliendo corriendo.

Cuando el árbol hubo caído se asomó, descubriendo que no solamente la Dulcinea había caído sino que había estado teniendo espectadores. Los Yordles comenzaron a aplaudir. Solamente eran un par que seguramente estaban ahí para reirse de cómo hablaba solo pero aquella mera casualidad había convertido a Josu en el que había derrotado a Goliat.

Tiempo después, el tronco de la dulcinea andaba todavía reposando en el suelo. Había habido una gran tormenta y la nieve y los despojos del bosque habían cubierto el interior de la cueva. 

-Tú y yo no micu micu- se quejaba Josu.

-Tú cuidar Jesu. Tu no micu micu sino cuidar Jesu.- le respondía Maria.

-AAAAAH! No micu micu...- gruñó yéndose de la cueva.

Josu andaba gruñendo cuando se encontró con la Dulcinea caída. Y entonces le sobrevino una idea. Cogió su hacha e intentó hacer una tabla. Al ver que lo único que conseguía era serrín y destrozar el tronco intentó serrar, el resultado fue nefasto pero se fijó que al llegar al final del hacha podía conseguir lo que quería, así que con paciencia hizo una sierra.

-Serrar, serrar.

Y serró y serró y de la dulcinea una tabla... sacó. Y a la cueva se la llevó. Y como puerta la colocó.

 

Josu continuó con sus inventos, y aunque Jesu no parecía tener sus mismas inquietudes, su segundo hijo, Floki, continuó el legado familiar cuando comprobó que las tablas de los escalofríos estaban libres de thermitas y se trabajaban mejor.

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15/06/2016, 21:23
Kairos

Leo Servantes

 

Leo caminaba junto con su hijo, hacia tiempo atrás la pareja de él había muerto, así pues era el que se encargaba de todo lo que debía aprender sobre candyland.

-Haribo.- señaló.

Un ruido proveniente de los arbustos los asustaron. El pequeño de Leo se escondió detrás de él y Leo preparó sus garras.

-Mi casa, Leo.- gruñó.

-Totoro, casa nuestra- respondió leo

-Mi casa.-

Ambos empezaron a gruñir, pero Leo no había sobrevivido por ser precisamente el más tonto. Sabía que su vecino Totoro era más fuerte que él, y ante un enfrentamiento él y su hijo morirían. Así que reculó y ambos se marcharon. Miró preocupado a su hijo, sería mejor que no se acercaran más hacia allí así pues cogió un haribo e hizo una señal en un árbol. Al cabo de unos días la zona donde vivían la tenían marcada, sabiendo que por ejemplo, si lo hacía sobre el suelo se perdía la señal y en las rocas los glaseados lo cubrían.

Leo cogió el gusto a hacer señales, un día quiso enseñarle cómo era explicar un cuento a su hijo, sobre cómo murió su madre y con un carboncillo comenzó a dibujar en un tronco.

Los años pasaron y el hijo de Leo abandonó el nido y Leo se reunió a la zona de los carpinteros, no es que trabajaran juntos pero era un lugar donde abundaban las Dulcineas.

Tardaba varios días en tirar una Dulcinea al suelo, y era costumbre que una vez que estabas cerca de terminar venía un Yordle más grande y te la quitaba. Con un par de hachazos conseguía tumbarla mientras que el pobre Yordle que había conseguido tal proeza hasta el momento se quedaba como al principio.

Por esa misma razón Leo marcó su árbol, para que todos supieran que era el suyo. Otro Yordle le pidió que por favor 

marcara el suyo y Leo se encontró con la primera duda. ¿Cómo conseguirían saber de quién era quién si hacían señales en todos los troncos? Así pues hizo otro símbolo que simbolizaría el nombre del otro Yordle.

Con el pasar de los días se dio cuenta que ya había hecho muchos signos diferentes, y casi perdía el control. No podía recordarlos todos, así que hizo una tablilla con la corteza de un árbol y los apuntó todos, memorizando su significado.

Pronto habría símbolos que significaban las palabras comunes en Candyland. 

La aficción por la escritura y encontrar un simbolo por cada cosa que conocía no tenía parangón ya para Leo Servantes, llegando al punto que habían más tablillas que propios muebles en casa de Leo, éste decidió que era momento de investigar.

-Quizás como hadas... - se preguntó en voz alta, masticó el serrín he intentó hacer una mezcla con el agua, pero no terminaba de resultar, no quedaba tan lisa y estaba llena de bultos. - Hay que mezclar... mezclar, mezclar... ¡no! Agitar...- con un poco de maña, hizo un colador rústico y pasó la mezcla por ahí, resultó salir más fino, pero no tenía la consistencia suficiente. Probó la savia de la Dulcinea, pero era demasiado espesa, así que provó con los glaseados, las lascivias, las patatas... no había manera, hasta que fue el tierracate. -Si, perfecto.-

Después de dejarlo secar... salió, el papel. Era rústico, marronoso, pero tenía consistencia suficiente para aguantar el carboncillo, pero el carboncillo era muy gordo. Supo entonces que debía afilar ramitas pequeñas, perforarlas levemente y mojarlas en aquello que manchaba de color el pelaje. -Papyro y tinta.- les llamó y así lo escribió.

Notas de juego

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20/06/2016, 22:14
Kairos

Tinaja Yuga gateaba por la entrada de la casa de sus padres, todavía era un cachorro así que estaba siendo vigilada por la atenta mirada de su madre. Aquel día había llovido en Candyland, y Tinaja había encontrado un suculento charco donde rebozarse. Puso una mano en la tierra y se fijó que era suave y comenzó a amontonarla, haciendo una replica de su casa, algo parecido a un huevo deforme.

Su madre al verla la cogió por el cuello y la llevó directamente al rio y allí la lavó. Dias después aquello se había secado y comprobó que tenía una dureza especial. Tinaja supo que aquello... aquello iba a más. Pronto cogió afición a construir cosas con barro, dándose cuenta que debía pasar tiempo al sol para que se pudiera endurecer, supo que era por el agua, del mismo modo que ella se secaba al sol, el barro era endurecido. También observó, cuando se marchó de casa de sus progenitores, que el suelo de su zona no funcionaba igual, era más arenoso y Tinaja no quería tener que caminar tanto así que se mudó, probando el resto de tierras.

-Arcilla- la bautizó. 

Tinaja sabía que debía encontrar un método para secarlo más rápido, intentó usar el fuego; primero lo quemó, luego se quemó ella y luego descubrió que debía usar el calor del fuego y no el fuego así. Hizo un agujero y enterró las vasijas y puso encima una reja y hojarasca, allí hizo el fuego. 

Con los años, descubrió que había una tierra especial, que se encontraba brillando en la arena de los ríos y las playas, fundiéndolo, se deshacían y luego era tan moldeables como quisiera, cuando se secaba era traslúcido -Cristal.- Tinaja supo encontrar ésa misma piedra de diferentes colores y pudo jugar ha hacer cristales de colores. los usó para hacer las puerta e inventó las ventanas. Y el lugar donde lo fundió les llamó Kiln, era una pequeña torre de arcilla, que tenía el mismo mecanismo que hacía años atrás había hecho en el suelo para secar las tinajas.

 

Tinaja tuvo una vida muy productiva, usó la arcilla para casi cualquier problema cotidiano. ¿Llovía y se le mojaba la casa? Creó las tejas. ¿Quería escribir y no tenía fuerza para cortar una Dulcinea? Hizo los azulejos y así llenó paredes y techos. ¿Necesitaba almacenar agua? Creó el Botijo.

La cúspide de su obra fueron los ladrillos, cuando conoció a un carpintero vecino suyo, le construyó un cuadrado de madera, Tinaja sabía que solo arcilla haría que fuera quebradiza así pues le añadió lascivias secas y lo dejó secar al sol. Tinaja supo que era el invento definitivo. Construyó una gran muralla alrededor de su casa y por fin pudo concentrarse en su trabajo, oh si, preciada soledad, tú que tanto me ayudas en la alfarería.

Y gracias a ése aislamiento alfarero, construyó la máquina definitiva: el torno.

No se supo mucho más de Tinaja Yuga, pues vivió feliz, sola y rodeada de arcilla.

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27/06/2016, 21:27
Kairos

Tinaja Yuuga

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28/06/2016, 10:20
Kairos

 Era una Yordle de nariz respingona, tenía los cabellos platino y los ojos zarcos. Vivía en una casa de ladrillo que había encontrado abandonada y había reformado. Las paredes habían sido pintadas y contaban historias que no le interesaban, pero estaba en un muy buen sitio y tenía muchísimas herramientas que no debía hacer. Así que con el paso del tiempo, había empezado a construir una segunda planta, para poder usar las paredes para sus diagramas. Lo construyó de tal altura que el tejado daba a la primera rama de Dulcinea que la cobijaba en sombra a la torre. Ella construyó una pasarela, de tal manera que tenía un pequeño balcón-plataforma donde descansar y pensar en sus proyectos.

Ella era Davinci.

Había tenido una larga vida y plena. Su primera pareja, era carpintero, y le ayudó a la construcción de la segunda planta y la terraza en la Dulcinea, le había hecho casi todas las herramientas y también le había enseñado todo lo que había aprendido. Con la mudanza a la segunda planta, se encontraron con el primer primer problema; había que crear algo para que recoger agua les fuera más fácil. Aquella casa original seguramente fue abandonada por algo que más tarde les fue obvio, a la llegada del invierno, el agua de las montañas se congelaba y cortaba el riachuelo que había cerca. De tal manera que era arduo poder encontrar agua que no proviniera de las nieves. Davinci ideó las cañerías, usó la arcilla y la roca y las comunicó con una zona alta de un lago, entendió los primeros principios de la hidroestática y la hidrodinámica y tomó notas teóricas al respecto en un libro que hizo. - Tomar notas, sino olvidar. Aprende tú también y ser atractivo, tener muchos hijos.- Lo llamó acueducto. A gran escala estuvo bien pronto, los Yordles de la zona comenzaron a usarlo, pero a nivel personal Davinci le vio fallos, así que con muchísimo esfuerzo, inventaría lo que luego llamaría fuente.

-Gracias Davinci, ¿Micu-micu? Procrear y estudiar juntos.- le dijera una vez uno de sus vecinos

-No, yo soy ingeniera, yo pareja de la ciencia, tener hijos con pareja y con la ciencia, tú no ser listo.-

Con la llegada de su segunda pareja Davinci aprendió los principios de la alfarería. La fuente fue mejorada, ya que una de madera había acabado siendo inviable. Hizo las cañerías que llegaran a su casa. Pero entonces llegó el accidente, la pasarela que con tanto ahínco había soñado hacer cayó encima de su pareja, dejándola lisiada. Fue un error que lamentaría hasta el presente. Pecó con los cálculos, como Davinci se repetía una y otra vez. Quizás fue la madera carcomida, quizás el peso.. -Soy una estúpida, no apuntar bien los cálculos, no dibujar bien, tú eres inútil ahora..- se lamentaba. 

- Yo todavía puedo pensar, es lo importante Davinci, pero necesitar ayuda para el día a día...-

Su marido ya no podía entrar en su casa, pues no podía subir las escaleras hasta el segundo piso, así pues, inventó la polea. Con una tabla de madera y cuerdas hizo una plataforma, como por el peso no podía subirlo copió la idea que su vecino había hecho con un pozo. Como le comentó que la cuerda se le estropeaba había hecho una superficie lisa y redonda para que se deslizara por ella, Davinci jugando con aquella cosa descubrió que según la inclinación le costaba más o menos. Así pues hizo un sistema de poleas para subir la plataforma con unos contrapesos para que al subir, no se cayera o al subir uno mismo no se fuera para abajo. 

Pero aquello no era suficiente para mejorar la vida de su marido. Él estaba lisiado, y no podría caminar, se pasaba el día de casa a la cama, arrastrándose por el suelo cual mandrágora. Y la hacía llorar. Quiso que la silla se pudiera mover y le puso ruedas de madera, creando así los primeros carros. Su marido se encontraba de mejor humor pues al menos algo se podía valer dentro de su casa pero y aún así se encontraba triste. Asombrado por los inventos de su mujer comenzó a tomar notas de todo aquello que ella hacía y para cuando se quiso dar cuenta Davinci, vio la gran idea que una vez más le daba su pareja. Hizo un recopilatorio de las letras, cómo se debían conjugar y cómo se debían escribir.

                                                    

Hizo unas piezas de arcilla, con las letras que conformaban el sistema que usaba su pareja para escribir, y les hizo un escalón a cada una, hizo una tabla de madera con un escalón de tal manera que las piezas se podían arrastrar por ellas pero no caerse si se les daba la vuelta, unió la tabla con un soporte y le puso un tornillo gigante unido a una vara para hacerlo girar y que así la tabla subiera y bajara a placer y sin dificultad.

Y aquella se convirtió en la afición de su marido, ahora cogía las historias que se inventaban, los inventos, los manuales para saber hacer las cosas y las copiaban una y otra vez.

Aquella casa se llenó de artilugios, y libros. Su pareja volvió a sonreir.

Al cabo de los años su pareja murió. Y Davinci sumida por la tristeza nombró la casa como a su marido, en su honor, pues la había llenado de historias.

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BIBLIOTECA

En honor a Biblion, casa de Davinci

"El Alba de la ciencia"

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Y aquel edificio fue el primer tumulto y Biblioteca de Kappa. Davinci continuó su obra hasta el día de su muerte, pero no dio más hijos.

                                           

 

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05/07/2016, 15:13
Director

  Leo Galli nació a orillas de la Garra de hielo, su padre era constructor y su madre recolectora, su casa estaba hecha de ladrillo rosa, hecho con arcilla del polo y lascivias. Comían prácticamente lo mismo todos los días, su padre pasaba su tiempo perfeccionando sus herramientas que contínuamente se rompían al trabajar con poca destreza la durísima dulcinea.

Al cumplir los catorce años Leo abandonó su hogar, y marchó hacia el este, llegó hasta las frías tierras del polo donde malvivió en un territorio que pocos yordles querían, pues aunque la comida abundaba el frío hacia de éste un lugar inhóspito para vivir, por suerte encontró la antigua cabaña de algún yordle que probablemente muriera no hace mucho.

Allí atrapaba poros y comía de los escalofríos, manjares que en su casa costera eran tan raros de encontrar que tan solo los había probado una vez. Los vientos del polo eran casi huracanados, y las corrientes hacían que aquella línea de mar junto al polo estuviera contínuamente sacudida por monzones. Tanto era así, que muchos yordle morían congelados o ahogados en las ventiscas, pero había una, que era conocida como Invierno, y aquella era la peor.

Leo Galli, creó un artilugio que se movía de un lado a otro, un péndulo que iba marcando rayitas a los lados de su caja, su finalidad era intentar comprobar cada cuanto llegaba el Invierno. El péndulo era a todas luces ineficaz, pues el período era demasiado largo, sin embargo sí pudo observar que las cinco lunas de Kappa se repetían en el mismo orden y coincidían una y otra vez a las veinticinco rayitas de sus péndulos.

Mantuvo así su medición de los ciclos lunares y siempre coincidía que el ciclo de las cinco lunas se repetían a las 25 rayitas, 25 rayitas que eran 25 días. Contando los ciclos lunares, llegó por tercera vez el durísimo Invierno, era duro en Candyland,  y letal para aquellos que vivían allende del polo, aquel invierno en que Leo tenía 17 años una pequeña yordle de quizá 13 llegó a las puertas de su casa, la yordle al ver a Leo, pensó que podría usar sus encantos para lograr refugio. Tenía los ojos llenos de legañas y supuraba algo amarillento por sus grandes oídos, aún así lo hizo lo mejor que pudo- Yo Nika, yo buena recolectora, yo ayudo a arreglar techo, yo recojo ricos poros mm ricos ricos

Leo sabía que podía coger comida para los dos, y no le vendría mal alguien que escuchara lo listo que era al observar las lunas así que la aceptó en su casa. Los ojos amarillentos de Nika se levantaban hacia el cielo cuando Leo señalaba - Allí gran luna, grandes lunas cambian cada cuatro días cinco veces, luego no-gran-luna. Allí lunas pequeñas, lunas pequeñas siempre allí, estrellas yo llamo a lunas pequeñas. Aquella Estrella de la Garra, si tu mirar, tu saber siempre donde está Garra de Hielo.

Aquel fué un gran año para Leo, siguiendo las lunas, trató de establecer que el vendaval del Invierno duraba 50 lunas, y que pasaban 250 lunas hasta el próximo Invierno, y así fue, sus predicciones se cumplieron, aunque aquel fué un durísimo invierno para él y Nika, pues ella parecía que cada vez le daba más miedo salir a recoger comida, por lo que Leo tenía que trabajar doble, al final de aquel invierno los ojos vidriosos y amarillentos de Nika no podían ver las lunas.

El año siguiente se repitieron los patrones que Leo había establecido en sus tablillas de madera, lo tenía todo grabado - Nika, mira, igual que las lunas, las ventiscas se repiten, cada 300 lunas el invierno empieza y termina, cada 300 lunas un año. - Un montón de tablillas de dulcinea cayeron al suelo al tropezar Nika con tal de acercarse a Leo - Nika cuidado, mucha tabla, mucho gnarniano necesito para lunas y estrellas

Nika, totalmente invidente tomó de la mano a Leo - Escuché de mi madre, que hay un yordle tan viejo como las lunas, en una casa del río del polo tan alta como una dulcinea, que recoge lo que los yordles les dicen, allí en tablillas finas como pelo, guardan todo lo que yordles dicen. Deberías ir, y hablar de las lunas Leo.

Mucho pensó Leo Galli si podía realizar semejante viaje, con la vana promesa de que alguien dejaría grabado para siempre sus descubrimientos de la luna y las estrellas, finalmente sopesó, que si había esa posibilidad debía intentarlo, y que si los yordle sureños eran capaces de hacer esas tablillas finas como pelo, como mínimo, intentaría hacer él esa casa con la que Nika fantaseaba... al final del siguiente invierno, con un carrito lleno de tablillas en el que Nika iba sentada también, Leo Galli se puso en marcha hacia el sur, en busca de: la biblioteca

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06/07/2016, 22:56
Kairos

Jeisenberg y el cristal

Lulu Jeisenberg 

Era una auténtica aventurera entre los Yordles, le gustaba husmear entre las pertenencias de los demás, consiguiendo de vez en cuando alguna Tinaja voladora. Quizás fue un golpe de suerte o así lo quiso Kairos mas un día cuando Lulu andaba cerca de la Biblioteca, desenterró unas baldosas. Contenían escritos y dibujos y rápidamente se dio cuenta que faltaban más.

- Uy, un puzzle...

Rebuscó y rebuscó y al final las encontró todas, consiguiendo un caos absoluto de baldosas de arcilla. Comenzó a juntarlas unas con otras hasta que obtuvieron sentido.

- ¿Tinaja Yuuga? ¿Cristal?.- Lulu leia las inscripciones ladeando la cabeza. Intentó comprender lo que ponía pero solo parecían un montón de...- chorradas-

- Hace calor, yo ir a beber.- dijo hablando sola. Lulu cogió una de las baldosas, que parecía ser una firma y se la llevó. Cuando llegó al rio la lanzó, estrellando en la superficie lo que sería la única referencia a la creadora del Cristal.

Allí se le iluminó los ojos. Vio un reflejo en la orilla, unas piedras traslúcidas a las que poco o nada había prestado atención y entonces comprendió los dibujos. Recordó las ventanas de la Biblioteca y sonrió. Recogió las que pudo y fue a un Kiln abandonado y allí lo comenzó a fundir. Miró con ansia como el fuego lo deshacía. -Vamos, vaaaaamos.- su cola se movía con impaciencia y su hocico se plisaba ante el olor.

La masa se volvió ductil y maleable y siguiendo las instrucciones creó los primeros trozos de cristal. Pero Jeisenberg no tenía hogar así que las abandonó ahí, llevándose consigo una. Caminó y caminó hasta que encontró a un leñador. Éste se la quedó mirando y Jeisenberg supo que no debía tener pareja o hijos pues no estaba en posición de ataque. Ella se sacó unas bayas del bolsillo y así se ganó el corazón de aquel hombre. - Yo soy Jusseppe ¿Qué llevar allí?-

Jeisenberg sabía a qué se refería pues bajo la luz del sol, aquello brillaba en su mano.- Cristal. Yo inventar, yo ser maestra del cristal-

-Uh.... a Jusseppe gustar cristal ¿Quieres quedarte en mi casa?.- le preguntó y Jeisenberg sonrió.

Pasaron el verano juntos y rápidamente llegó el invierno. Para aquel entonces Jeisenberg había llenado la casa de cristales, transparentes, de colores... de diferentes formas. Incluso había logrado soplar vidrio.

-Mira! mira!.- le decía cuando había puesto una pajita y había soplado. Rápidamente Jeisenberg había comenzado a hacer las primeras cristalerías. Había descubierto que era un material muy maleable y endurecido cortaba muchísimo, pero era delicado.

Y fue a la llegada de las primeras luces de la aurora boreal del polo cuando vio que uno de los cristales que había estado haciendo a modo de prueba hacía una cosa extraña. Lo había desdeñado al quedarle curvo y le había puesto un cordel y lo tenía a modo de adorno en un escalofrío.

Observó a través de él, podía ver la realidad aumentada y pensó. - Jusseppe... ¿Y si curvo un cristal se verá más cerca? ¿Por qué?.-

-Ay no se... yo solo talo.- contestó.

Jeisenberg comenzó a hacer los cristales curvos y descubrió que según como lo hacía aumentaba o disminuía la realidad. Y así debinieron sus primeras gafas.

Descubrió además que habían unas piedras especiales que hacían que el cristal reflejara. - Espejo. Jusseppe... mira, eres tú!.- fue el no va más de la comunidad femenina de las Yordles pues se pasaron bastante tiempo dejando el reflejo del agua para adecentarse y mirándose en el reflejo.

Mirando a sus hijos jugar con los vasos de cristal y mirando por el fondo de su vaso fue Jusseppe quien se le ocurrió y se puso a trabajar en los primeros esbozos.

-¿Qué te parece si usamos tus cristales de gafas y ponemos una detrás de otra...? ¿Quizás veamos qué hay en el pico de Kairos?- le comentó a Jeisenberg. Ella rápidamente se puso a trabajar junto a él.

-¡Telescopio!.- Y aquella noche se la pasaron en vela contemplando las constelaciones.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas de juego

https://www.youtube.com/watch?v=BjLEk5keDu4 va por ti jose!

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11/07/2016, 15:06
Kairos

Piltower

 

Año 100

"Su torre, la Gran Biblioteca, les fue llamando. Y los Yordles acudieron a beber del conocimiento. Fueron asentándose alrededor de la gran torre y se convirtió en el centro de todo Candyland. "

 

Crónicas de Piltower

 

 

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Era sabido en todo Candyland, que existía un lugar al norte, cerca de las montañas flotantes que había una torre que contenía centenares de libros, los jardines amurallados contenían una gran colección de obras de arcilla y el propio edificio en si era una gran obra de ingeniería, carpintería y alfarería. Todos los Yordles habían escuchado hablar de ella.

-Dicen que puedes aprender carpintería a través de un libro.-

- ¿Pero y si no sabes leer?

-Hay siempre un hombre allí que te enseña a leer, pero siempre está muy ocupado.-

-¿Me enseñará a mí?

-¿A tí? Eres un pedazo de escalofrío, puede que si le ofreces ayuda él a cambio te ayude.-

-oh, seré el mejor carpintero que jamás haya existido. ¡Ni josu!-

- ¡Qué Dodo eres!

Y así las pocas familias avispadas fueron acercándose a la zona donde se suponía que se encontraba la biblioteca.

- Eres un gameruzo! La Biblioteca debe ser de mi familia y lo mio', osea, de mi mujé' y yo.- se señalaba el pecho un Yordle algo albino.

- Yo llegué aquí antes.- contestaba una mujer lampiña

- Pero ésa piedra la puse yo en el muro, he construido yo la Biblioteca.- contestaba un Yordle enjuto.

-Vamo a calmarno- Quien había conseguido de alguna manera callarlos a todos era un Yordle de pelo rojizo, llevaba unas gafas exclusivas y parecía venir solo. - Lo primero, yo soy Lenny... y lo segundo...- se bajó las gafas un momento y miró a la Yordle lampiña y le guiñó un ojo. 

Luego se giró a todos y se puso a contarlos.- A ver... uno, dos, tres... tres.. cuatro... mierda, dejad de moveros... ¿Cuántos soys?.-

- ¿23?- dijo tímidamente uno, levantando la mano.

-Si, eso, lo que yo decía, 23.- se aclaró la garganta.- Podemos hacer dos cosas... podemos partirnos las caras aquí mismo y ser como los de la montaña de aquí al lado...- miró a su público.- ¿No? ¿Nadie los conoce? Eso iba diciendo.. o podemos.. intentar convivir aquí.-

-¿Pa' qué? Yo quiero vivir en ésa torre.- respondió el hombre medio albino.

-Señor.- le interrumpió.- Veo que es usted constructor... seguuuro que el mejor constructor de todo Candyland... ¿Y pretende vivir ahí?.- señaló la biblioteca- ¿Y si... propongo... ¿eh?... y si... construye un hogar para usted y los suyos...- miró a la mujer que tenía detrás de él.-... que deje en vergüenza la arquitectura de éste edificio? ¡Fíjese! Está construida de arcilla... ¿El cemento se lo olvidaron o qué?.-

-Pero...- musitó una voz tímida.- Yo no sé construir... yo vine a usar los telescopios que me dijeron que iban a estar.-

- Chaval, tienes pinta de recién haber salido del nido... estoy seguro que... cualquier constructor aquí presente...- dijo mirando a varios que habían con herramientas.- podría construirte tu hogar.-

- ¡Un mandrágora que hago yo eso!.- se empezaron a quejar los constructores.

-Vamos a ver... vamo a calmarno... ¿Sabe usted a qué dia estamos? ¿Sabe leer?¿Sabe hacer bonitos vasos de cristal para su mujer? ¿Acaso sabe cortar las vigas que necesita para su preciosa casa? Vamo a organizarno.-

Y así aquel Yordle desconocido parecía saber encontrar las palabras adecuadas para satisfacer al mayor gentío de Yordles que se había encontrado en toda Kappa. 

Los reunió por familias y por oficios y los fue distribuyendo por allí donde habían recursos naturales. Así pues juntó a los constructores: Mallet y Newton. A los carpinteros: Talador y los Sierra. Al cristalero Taric, al que llamaron el hermoso. A una tierna pareja que se formó de aquel tímido Yordle y una mujer que llegó más tarde que se llamaron los Galli. A los servantes, que tomaban nota de todo y que junto a los Guiñano se encargaban de recolectar.

Lenny acabó viviendo en la Biblioteca, no era ni de lejos el Yordle más listo, pero había tanto trabajo en la construcción de aquella tribu que apenas nadie se dio cuenta que él no sabía ni leer. 

 

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15/07/2016, 11:07
Kairos

Bonus Track:

Las historias de Lenny

Lenny estaba sentado en una silla de Dulcinea labrada por el propio padre Talador. Había existido una gran competición entre la familia Talador y Sierra, así que había organizado un concurso para saber quién era el mejor carpintero. Debían hacer la silla del bibliotecario, habían creado un espacio adherido a la puerta que hacía las veces de recibidor e índice de libros. El edificio comenzaba a quedarse pequeño pero ampliarlo a éstas alturas era arduo dificil, no por la artesanía sino porque los Yordles de Piltower estaban todavía durmiendo apelotonados a falta de tiempo para ir construyendo hogares.

Pero Lenny los había visto discutiendo sobre el diseño que debían tener las ventanas. Casi sin pretenderlo, éstas dos familias habían comenzado a manejar el cotarro en cuanto a la arquitectura del lugar. A pesar de que algo así le parecía extraño, Lenny no supo entender como que los constructores no decían nada al respecto, al fin y al cabo ellos ponian las paredes ¿no? Pero luego entendió que necesitaban a los carpinteros para poner vigas, tejados, ventanas y puertas... y éstos a su modo habían creado una mafia. De cara a los demás estaban unido pero entre ellos había una competitividad profesional. Y Lenny necesitaba una silla.

- Me ha dicho Sierra... que me va a hacer una silla que será el orgullo de todo Bandle... ¿Sabes que ahora nos llamamos así, no? Lo estuve hablando con él, y le pareció buena idea. Yo le dije que nos llamaramos Piltower pero no le gustaba- le comentó a Talador.

- ¿Qué dise? Mardito sea, él y su sierra. Asi mi'mo te lo digo, déjate de que él te haga una silla, te vi a aser una que que te vas a cae' sentao'.- luego empezó a reirse de su propia ocurrencia.- No le diga má' a ése cretino, entre tu y yo... Piltower está mejó, tienes mi voto para Piltower.     *

Lenny rió y no tardó mucho tiempo en visitar a Sierra a contarle la misma historia.

-Señor Lenny...- un jovencillo Yordle estaba parado al lado suyo.

- Ostia, ¿Cuánto tiempo llevas ahí?.- aquel jovencillo no solo le había asustado sino que le había hecho perder el hilo de la historia.

- Señor Lenny...- insistió.- no he podido evitar fijarme... esto... que no está tomando notas sobre la construcción de Piltower... quizás... ¿Podría hacerlo yo?

Y Lenny sonrió.

- No lo sé pequeño... es una tarea muy importante... pero... creo que te mereces la oportunidad de al menos.. participar en el proyecto... quizás si haces un buen trabajo... te conviertas en el próximo Bibliotecario...- le dijo de forma distraída. Las orejas agachadas de aquel pequeño Yordle se pusieron erectas y su rabo comenzó a moverse.

- Estaría encantado. ¿por dónde empiezo?.- preguntó.

-Bien, empezarás consiguiendo algunos papyros y apuntando lo que te digo... por las noches te dedicarás a hacer más papyro y tinta. Además tendrás que limpiar este sitio y buscar una manera de conservar los libros y cuando tengas tiempo, harás un índice de todos los libros que hay aquí... es duro, lo se... pero creo que con tareas así podrás quizás llegar a equiparar el trabajo del Bibliotecario algún dia...- y Lenny sonrió de nuevo.

Notas de juego

*acentos de los dialéctos registrados en Candyland

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21/07/2016, 15:22
Kairos
Sólo para el director

- Ésta eeees mi pequeña aldeaaaa, un lugaaar cada día ideaaaal. Bajo el soool, solo explotan cosaaas, hacieeendo así...

                                                                         -PUUUUUUMMM-

 

Uno de los ingenieros había tratado de fabricar una herramienta giratoria que ayudara a construir los tejados, cuando una de las piezas se soltó y salió volando a una cristalera, un cubo saltó y el hombre que andaba fundiendo piedras de cristal soltó las tenacillas en las ascuas, que a su vez saltaron y se le pegaron en el pelaje, causándole una quemadura.

 

-Aaaaarghhh.- gritaron varios Yordles a la vez.

- Ya se quema el cristalerooo como siempreeee, una nueva vidriedra quiere haceeer..- coco andaba cantando por la calle, cuando vio la escena, tratando de vislumbrar donde estaría aquella cosa volaría que le acabaría golpeando.

Observó al cristalero cómo se quemaba el pelaje, y cómo el que cortaba troncos tenía los pies llenos de astillas. ¿Y si se ponían protecciones? Ah claro, ¿Pero qué protecciones? Coco comenzó a darle vueltas al asunto, debía ser un material algo flexible porque necesitaban moverse. Y así en un campo de lascivias se le ocurrió. Comenzó a recogerlas y a juntarlas, sabía que así se hacían las cuerdas... pero ¿y si hacía muchas cuerdas unidas unas con otras? Así lo intentó pero le veía un pequeño fallo, la lascivia era de tallo un poco gordo, necesitaba algo que la hiciera más fina... que convirtiera las hebras en algo más fino y unido. Se fue al carpintero para saber cómo debía hacerlo, pero no tenía mucha idea así que se acercó al ingeniero que en ése momento tenía los bigotes churruscados.

-Si, podrías pasar las hebras por una rueda que girara, así las hebras girarían y se enroscarían, podrías hacerlas en un ovillo.- le explicó. 

-¿Y me puedes hacer un dibujo para explicarselo al carpintero?.- El ingeniero no se opuso y así a los pocos días Coco tenía su Rueca.

-Parece algo malvado.- comentó su vecina.

 

Coco se encogió de hombros. Y se rascó la cabeza, duditativa, pensando en cómo podía unirlo todo y miró una cristalera, y como una celosía hacía a su vez de sombra y protección. Volvió a acudir al ingeniero que le miraba con las cejas quemadas, le comentó sus dudas y él ingeniero le explicó como podría hacerlo. Estaba enfadado pero Coco era lo suficiente atrayente como para que el ingeniero accediera. 

- ¿Qué es ésto? ¿Por qué me pides cosas tan raras? ¡Qué Dodo eres!.- le comentó el carpintero cuando Coco le trajo los planos del telar.

Y así Coco comenzó a hacer las primeras telas. Comprobó que habían plantas que podían dar o no hebras para hacer telas y el gran descubrimiento fue el pelaje de los poros, aquello era la suavidad extrema junto con el calor del sol.

Descubrió que además podía juntar diferentes hebras para tener materiales más duros o más flexibles, así creó la tela tejana, de 80% mecachins y un 20% de pelaje de poro.

Hacía telas y telas, hasta que comenzó a pedirle al herrero que le creara algo para cortarla, y luego algo para unirla, y luego algo para medir. Así fue cuando consiguió el kit de costura, usaba agujas para perforar la tela y no abrirla y pasaba un hilo de ésa misma tela para poder unir dos trozos.

 

-Aquí tienes, el traje del ingeniero. - le dijo dandole una camisa de lino, un mandil de piel de poro, unos zapatos y unos pantalones. El ingeniero se le quedó mirando aún con la cola humeante, moviendo las orejas nervioso por si se trataba de una broma. - Vamos, pruebatelo, úsalo durante un día y me dices si ha sido útil.-

Y vaya si lo fue. 

Todo Piltower empezó a ver que el ingeniero comenzaba a recuperar su pelaje al tener las protecciones adecuadas, y así se quiso sumar el cristalero, que le pidió guantes y un mandil. Y luego el constructor, que tenía curiosidad por aquello que llamaban zapatos.

Coco abrió una de las paredes de su casa y la amplió, pues ante tanta demanda tuvo que crear un almacén de materiales nuevos.

 

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25/07/2016, 15:00
Kairos

Dulcinea era una de las Yordles más bonitas que había en Piltower, se llamó así cuando su madre la tuvo en la sombra de una Dulcinea que había en su casa, era Otoño y las hojas caían de tal manera que para cuando Dulcinea salió había un lecho de rosadas hojas que la acomodaron.

Tenía los ojos rosados y su pelaje era blanco. Aún no tenía edad suficiente como para salir de casa pero ya habían muchos Yordles que le traían inventos y diferentes artesanías para conquistarla.

Su casa era una de las que se encontraba más a las afueras de tal manera que la parte de atrás era bosque. Todas las mañanas se iba caminando por un sendero que llevaba al rio. Hasta llegar a un campo que había de mandrágoras. Recordaba el día que había intentado sacar una mandrágora del suelo, el desmayo consecuente y la semana de reposo. Ahora venia preparada. En sus manos sostenía un jarrón de arcilla, tenía el suficiente tamaño para poder albergar las raíces y algo de tierra.

Había preparado además una rascleta, y con ella perforó el suelo y cogiendo el trozo de tierra donde estaba enterrado el bulbo lo dejó dentro del jarrón. Pareció que funcionaba pues la mandragora no chilló.

Dulcinea hizo el baile de la alegría y se la llevó a su casa.

-¿Estás loca?.- gritó su madre.

- ¡Suelta eso, insensata!.- le ordenó su padre.

Pero lejos de acobardarse, Dulcinea fue aprendiendo. Con unos papyros, se fue al bosque y poco a poco fue recopilando información sobre las plantas, cómo eran, cuándo florecían, qué sabores tenía, dónde encontrarlas... empezó a hacer investigaciones sobre las utilidades de cada una de las plantas; sobre si la Dulcinea era más o menos flexible que el escalofrío, sobre si una planta se podría antes o después...

Para comenzar a hacer investigaciones usó el método de transplante a lo que ella acabaría llamando "macetas" y empezó a llenar su casa de plantas. Ella era una investigadora nata, pero vecinos suyos comenzaron a preguntarle cómo hacía eso y pronto casi todos comenzaron a tener bonitos jardines. Los carpinteros reunidos comenzaron a crear un complemento nuevo para las casa, debajo de las cristaleras, a las que modificaron con unas visagras hicieron los balcones, ahí, pusieron nuevos minijardines y en Piltower se creó la arquitectura balcónica.

----------------------------------------------------------------------------------

Dulcinea estaba nerviosa, muy nerviosa. Entre sus manos sostenía un resguardo del formulario que había entregado a la Gran Biblioteca. Hacía tiempo atrás, había entregado una copia de su Enciclopedia Encarta de la Botánica, y estaba pendiente de revisión para ver si iba a ser imprimido y dejado una copia en aquel símbolo del conocimiento. Que aceptaran tu libro era un gran hito en la vida de un Yordle pues era casi como el mayor honor que podía ostentar aquel. Su nombre existiría para siempre y otros beberían de éste conocimiento.

- Dulcinea Guiñano.- le llamaron. Dulcinea entró removía sus orejas inquieta, y su cola estaba erizada. El Bibliotecario era un señor arto conocido en Piltower, pero no era quien le hablaba, en su lugar estaba el aprendiz. - Ha habido una incidencia con tu libro, preséntate ante el concilio..-

- Pero... ¿Sabes porqué?.- preguntó, el Bibliotecario era parco en palabras, y simplemente le hizo un gesto para que se marchara.

Dulcinea caminó hasta donde se reunían el concilio. Era uno de los edificios más bellos que había, tenía forma circular y todas las paredes eran un montón de columnas que aguantaban un tejado con claraboyas. El concilio era el órgano más importante de todo Piltower, era quién se encargaba de la politica, decisiones y gobernanza de la ciudad. Estaba compuesto por los Yordles que por méritos propios habían destacado frente al resto de la comunidad; así como el Gran Bibliotecario, el creador de las farolas en la calle y otros ilustres...

- Hemos recibido el aviso de tu enciclopedia encarta de la botánica...- los Yordles nunca se andaban con tapujos pero a la hora de hablar, hablaban con toda la propiedad posible.- La hemos considerado una obra de la ciencia emérita, va a ser enviada al mejor escriba e ilustrador para su difusión, así mismo vas a poder crear un apellido nuevo y formar familia, tendrás un puesto en el concilio en cuanto el libro sea impreso.- el gran Bibliotecario golpeó con un martillo de madera en la mesa y cerró la sesión. Todos los del concilio se marcharon a sus quehaceres y Dulcinea aún estaba tragando saliva.

Dulcinea Darwin.

Escritora de la enciclopedia encarta de la botánica

Miembro del concilio de sabios de Piltower

 

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04/08/2016, 22:33
Kairos

-Riven Darwin- y allí estaba ella, intentándose presentar ante un señor que trataba de esconderse entre un montón de papeles. - ¡Oiga!- golpeó la mesa para tratar de llamar su atención. Finalmente gruñó y salió de la Gran Biblioteca, habían demasiados Yordles allí dentro intentando presentar sus inventos.

 

Riven se fue a su casa, donde trató de encontrarle un sentido a aquello que tenía entre manos. Sabía que era importante. Había comprobado a pequeña escala que aquel artilugio podía generar fuerza ¿Qué haría a gran escala? Pero Riven era obtusa. Así pues se dedicó a construir su primer molino de viento. Usó la arcilla mejorada con paja para obtener ladrillos. Creó unas grúas para levantar el peso. Se dio cuenta, que quizás necesitaría un refuerzo para aquel edificio, así pues buscó el elemento más duro de Candyland y lo usó a modo de vigas. Sí, eso mejoraría la estructura. 

 

Antes de construir el edificio, creó un sistema de tuberías más novedoso, que aguantaba más y podía tener fuerza suficiente para hacer una fuente de agua. Usó la ingeniería para averiguar cómo podía hacer que el agua subiese de nivel, así pues anotó en sus cuadernos lo que más tardíamente llamaría hidroestática. 

 

El edificio estaba construido, usó aspas de madera y la tela más dura y resistente para cubrirlas. Con un torno hecho por arcilla lo conectó al centro de las aspas y comprobó que cuando las aspas giraban por el viento, éste torno se convertía en una máquina de machacar piedra increíble. 

 

¿Qué utilidades podría tener?.- se preguntó Riven. Miró las aspas y soñó, con el momento en que pudiera tener alguna cosa así para poder volar.

 

Los ciudadanos de Piltower empezaron a usar el Molino para moler materiales, acelerando así el sistema de producción. Crearon el serrín, la arcilla más fina, el cemento, etc...

 

Una nueva moda se instauró en Piltower, todos los balcones se llenaron de molinillos de viento de colores, los tejados se

 llenaron de veletas y aquel movimiento arquitectónico se llamó el aerocismo.

El camino al molino se hizo bastante popular, los Yordles iban con carretas para moler materiales, hasta que un dia la calzada se vino abajo.

 

Riven estaba enfadada, si la gente no llegaba a su molino ¿De qué servía tener un Molino? Apartó a la gente que estaba intentando reparar la carretera y les gruñó. - ¡Dejadme a mí, panda de pazguatos!.

 

Riven sabía qué tenia que hacer. - Llenad eso de piedra, luego poner arcilla y dejadlo secar... mañana pondremos cemento y éstas piedras redondas.- dijo señalando las piedras rodadas.

Y así Riven fue la propulsora de la nueva era de la Ingenieria.

Notas de juego