Tras un escaso desayuno decidisteis no perder más tiempo y poneros en marcha hacia Überwald. El camino era largo, y en algunos trozos el terreno seria difícil.
Ori conocía muy bien la región, pues era nativo de allí, así que os explicó cual era la ruta más sencilla. Überwald se encontraba al otro lado de las Montañas del Carnero, una sierra montañosa que discurre a lo largo del eje. El último gran reino antes de cruzar las cordilleras era Lancre, situado a un lado de las Llanuras Sto. Quizás desde allí podrías encontrar un modo de cruzar las Montañas del Carnero.
Cuando llevabais al menos media hora caminando os encontrasteis a un grupo de guardias apelotonados debajo de un árbol. Parecían estar discutiendo y miraban hacia arriba y levantaban las manos agitados.
Al acercaros pudisteis distinguir al cabo Nobby apoyado en su lanza y frotándose la frente preocupado.
Lucky se acerco a Nobby al ver las señas que les hacia a la lejanía
-Muy buenos días agente. ¿Ocurre algo?- Preguntó al verle preocupado pero sin cesar en su actitud positiva de la vida.
Que raro, aunque el tabernero no les hubiera puesto veneno aquella leche no podía haberles sentado bien al resto. Pero aún así no se arrepentía de haberse perdido parte del desayuno.
Cuando continuaron hacia Uberwald un viejo conocido aparecío, O'Brian se lanzó a saludarlo. Para Konrad no hacían falta saludos entre gente de su calaña. Si cualquiera de los dos olía algo de lo que sacar beneficio metería la mano, sino, pues intentaría cumplir con su deber.
-Cabo...- saludo escuetamente con una inclunación de cabeza, prefiriendo dejar que le respondiese al jugador.
Caminar por aquellas tierras hacía que Ori no pudiese evitar sentirse de algún modo... incómodo.
Al ver que se toparon con el cabo Nobbs lo saludó formalmente llevando una de sus manos a la sien. ¿No se suponía que andaban cortos de hombres? ¿Entonces que hacían ahí? ¿O tal vez Ori había oído mal? De todas formas no importaba, estuviese o no allí la Guardia... Ori no tenía claro si a la hora de la verdad servirían de ayuda. Aquello era muy distinto de Ankh-Morpork.
Esperó paciente a toda posible explicación por parte del Cabo.
Junto a Nobby había otros tres guardias todos estaban mirando hacia lo alto de un árbol que quedaba junto al camino.
Cuando os acercasteis Nobby se giró y os saludó con desdén y luego volvió a mirar hacia arriba.
El árbol parecía bastante viejo, era alto y había perdido muchas de sus hojas, tan solo conservaba algunas que remoloneaban separadas por la copa. En una se sus gruesas ramas parecía haber atado un cabo, y en extremo de este colgaba un cuerpo que se mecía con el aire. Pero lo cierto es que no parecía estar muerto, por un lado tenía los brazos cruzados con indignación, y por el otro os miraba con unos ojos inquisidores a la vez que valbuceaba algo incomprensible.
- Vamos Artur, sabes que no va a venir. Hoy está muy ajetreada. Dijo Nobby mirando al cuerpo.
- Te digo que sí, que tiene que venir. Además, ¿Qué demonios hacéis tan alejados de la ciudad?. Esto no es vuestra jurisdicción. - El hombre que colgaba del cabo que colgaba del árbol tenía una voz molestamente aguda, quizás la soga del cuello tuviése algo que ver, pero en cualquier caso mantenía un tono enfadado y de indignación.
Nobby se echó la mano a la frente y se retiró lévemente el casco para poder ver al hombre. - Éso me pregunto yo... Muchos mercaderes se han quejado de que hay un muerto, no muerto, muy maleducado cerca del camino que da a Ankh. Eso no es bueno para el comercio y mucho menos para el turismo.
Nobby se volvió a girar hacia el grupo y os hizo un gesto con la mano señalando al ahorcado. -¿Os parece normal?
-Vamos agente, dele un respiro, ya bastante tiene el pobre con lo suyo, yo también estaría enfadado si me muriera.- Tras eso levanto la mirada hacia el zombie.
-¿Que tal el día? Quitando lo de estar ahí colgado claro.-
Tras eso volvió su mirada hacia Nobby. -Ademas creo que ya cumplió su castigo. ¿No?
-La mayoría de los muertos que conozco no suelen hablar, al menos no con tanta elocuencia- alegó Konrad mientras se rascaba la cabeza.
-¿Habéis probado a preguntarle por sus razones?, quizás esté hay colgado por algo, no solo para morirse, y si es para eso a lo mejor podéis ofrecerle otro método menos ruidoso.- le dijo al cabo con tranquilidad, como si estuviera en el ajo desde el principio. Si no no habría manera de sacar tajada si la había
Cuando vivía en Uberwald había oído bastante a menudo hablar de estos seres. Historias y demás, pero lo cierto es que hasta que no llegó a Ankh-Morpork no llegó a ver a ninguno realmente. La vida en las montañas era tranquila y monótona. Allí lo máximo que te encontrabas eran unos cuantos trolls. Y para Ori eso ya era más que suficiente. Daban demasiadas problemas como para preocuparse de otras especies.
- ¿Talo el árbol? -Tocó de forma delicada el hacha que tenía colgada del cinturón, luego bajó un poco el tono de voz.- Aunque siempre puede subirse en otro... pero al menos no dirán que no lo hemos intentado.
El hombre al extremo del cabo al extremo de la rama miró a O'Brian fijamente. "Que tal el día" Repitió en tono burlón y luego le enseño el dedo.
Nobby se giró de nuevo hacia el hombre.
- ¡Basta ya! Sabes que no va a venir. Hoy es la fiesta de la cosecha y está muy ajetreada, desde que inventaron las maquinas aquellas con cuchillas para segar el trigo los dedos vuelan... y las cabeza también... El año pasado sucedió lo mismo. ¿Porqué no vuelves dentro de una semana y lo intentas de nuevo?
Cuando Ori habló, Nobby se llevó la mano a la barbilla cómo si realmente meditase aquella idea.
- Esta bien, no hay más remedio. ¿¡Has oído!? ¡Si no bajas inmediatamente vamos a cortar el árbol!
El hombre seguía con los brazos cruzados y el ceño fruncido, impasible ante las amenazas de Nobby.
-¿A quien estas esperando amigo?- Le pregunto al cadaver curioso por el motivo que tendria de haberse colgado ahi.
-O al menos podrías decirnos qué quieres, o por qué estás ahí, no somos videntes....creo.- estaban hablando de tirar el árbol abajo y todo, el hombre parecía querer suicidarse, pero algo no iba bien.
Ori sacó de forma masculina y amenazante el hacha, apoyándosela en el hombro. Todavía no la usaría, pero tenía que hacerle ver al sujeto que no era broma.
Realmente esperaba no tener que usarla. Nunca había tenido que usar una, a lo máximo que había llegado había sido a salir corriendo detrás de algún que otro enano hacha en mano tras haber armado alboroto en la Delicatessen de Tal'Adr. Pero nunca había llegado a sesgar ninguna rodilla, aunque tuviese fama de ello.*
*Eso es lo que el cree.
Nobby se acercó al grupo y se puso de espaldas al hombre que colgaba del cabo que colgaba de la rama. Rodeó a a Ori y a Konrad con los brazos e hizo un pequeño corro para que solo vosotros tres pudieseis oír lo que iba a contar.
- El buen hombre ha pasado una mala racha. Se dice que tenía un negocio a medias con un mercader de AnkhMorpork y que no salió bien, creo que su socio era un tal Escurridizo. El caso es que ahora está endeudado hasta las cejas, y el gremio de Mercaderes le quiere cobrar la debida cuota de socio. Así que ha decidido quitarse la vida, pero ya veis...
Nobby carraspeó un par de veces y se llevó la mano a la frente como había hecho antes.
- La guardia está excesivamente ocupada y no tiene tiempo para ésto. Si os pudieseis encargar vosotros sería un alivio. - Le dirigió una mirada al hacha de Ori y luego prosiguió. - Si no lo vajáis vosotros habrá que llamar a Detrius para que tire de él por un pié.
Exceptuando a O'Brian que es nuevo en Ank Morpork, los demás conocéis al Sargento Detrius. Un troll voluminoso conocido por su pasado como matón y su actual contundencia como agente de la ley.
Tras escuchar la explicación hecha por el cabo, Ori miró al suicida y alzó la voz, para que este pudiese escucharle bien.
- Pero hombre, no se hacen tratos con Escurridizo... -Se arrascó la cabeza.- Si no tienes los pantalones bien asegurados yo no le diría ni hola.
Después volvió a girarse rápidamente para mirar a Nobby. Su mano libre la llevó a la cadera y dejó caer su peso sobre una pierna, inclinando su cuerpo hacia ese mismo lado.
- ¿Estás diciendo que un pedazo de roca será capaz de hacerlo mejor que nosotros?
Antes de que Ori termine la frase se puede ver al sargento Detritus acercarse desde la lejanía. Un troll que, aunque encorvado, mide más de dos metros de alto; compuesto principalmente de silicio y otros minerales su piel es básicamente roca. Porta una particular ballesta de gran tamaño parecida a las que se usan para asediar fortalezas.
Cuando llega junto al grupo agarra por el pié al hombre que cuelga del cabo, que cuelga del árbol y se queda mirando a Nobby.
- Espera Detritu, quizás esta gente pueda hacer algo para que nadie salga dañado de ésta situación.
Nobby se vuelve a dirigir al grupo.
- Lo siento chicos, pero no podemos retener más tiempo a la guardia, tenemos otros asuntos que tratar. O lo bajáis vosotros o lo convencéis para que baje, de lo contrario Detritus se encargará de él...
-Bueno amigo, ya has visto como se pone la guardia, o bajas y nos cuentas lo uqe te pasa o el sargento te va a bajar te guste o no. Igual hasta podemos ayudarte- "Por un módico precio, claro" Pensó
Ori miró por encima del hombro* al sargento Detritus. ¿Por qué le mandaban a una misión si a la primera de cambio hacían llamar a una roca con patas para realizar el trabajo?
Golpeó el suelo con el pie de forma impaciente. Algunos de sus compañeros estaban tratando de ayudar a aquel tipo y él no parecía querer cooperar. Se le estaba acabando el tiempo.
*Pero tal cual, miró justo unos centímetros por encima del hombro del troll. Ori escuchó muchas veces esa expresión y como enano que es, la interpreta tal cuál se dice.
Detritus no tenía tiempo que perder, así que agarró al hombre que colgaba del árbol y empezó a tirar de él hasta que se oyó un chasquido.
Nobby cerró los ojos esperando que aquel crujir no fueran los huesos del pobre hombre, y así fué. La rama que sostenía el peso del hombre no pudo resistir la fuerza del troll y cedió. Ahora ,ésta colgaba de la cuerda, que colgaba del cuello del hombre, que colgaba bocabajo agarrado por una pierna por Detritus.
El troll depositó al hombre en el suelo con más o menos cuidado, y sin mediar palabra se cuadró ante el cabo y volvió apresurado hacia la ciudad.