Partida Rol por web

Mysterium Crucis Magienta

El castillo de Vimianzo

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08/01/2015, 20:06
Narrador

Notas de juego

Tira por Descubrir (PER). Malus del 50% por la gran negrura y la bruma que apenas nada deja ver.

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08/01/2015, 21:48
Yabiz Abd Banu
- Tiradas (1)

Notas de juego

Nada de nada...

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09/01/2015, 21:32
Narrador

Nada.
Lotario no despertaba. ¿Estaría muerto? No parecía así, aún tenía pulso y su corazón latía lentamente, pero se movía.

Aquellas palabras que parecían advertirte (o amenzarte) en la tuya mente, cual sentido largamente perdido por la humanidad pero aún servible, trataban de avisarte. Fue entonces cuando la vistes: era una niñita.

Apareció allí, delante de tí, entre un aleteo de espesa neblina verdosa y brillante. Lo más horrible es que tenía el cuello partido y doblado en una postura antinatural. Y un trueno procedente de las nubes logró colarse en tus oídos. Sus muertos y frios ojos te veían, te observaban, habíanse focalizado en tí, como si tu brillaras cual luz blanca infinita para sus ojos, en plena oscuridad.

Aquella figura no mas alta que tu pecho comenzó a andar hacia tí, avanzando hacia tu posición. Tan sólo distaban varias varas, no mucho más. El tambaleo era terrible, engañosamente lento; et en tanto que quedaste paralizado del terrible miedo, notaste ya muy cerca de tí mismo lo cerúleo de su piel, blanquecina y llena de pústulas, et la extrañísima sustancia oscura que surgía densamente, ¡muy espesa, de su boca, ahora abierta y malévola. Pronunciaba un inhumado y extraño graznido, justo delante de tí ¡ella era la que gritaba! ¡AQUELLOS ERAN LOS MISMOS GRITOS DE TERROR!

Entonces comprendiste que lo que quería era a tí.

Y entonces tuvistes miedo, miedo de verdad*, del que se te enrosca en las tripas y sabes que incluso cuando se haya ido... seguirá ahí. Un miedo que, de salir vivo de aquela antro de perdición, te acompañaría ya por siempre, en esta vida y en la próxima.

Notas de juego

Examino la estancia. También quiero averiguar si la escalera por la que hemos descendido puede volver a ser usada para subir.

 No pasas la tirada. Ves negrura y sobre todo la neblina verdosa. Nada más (ni los limites de aquella estancia o sótano). Eso si, la escalera claro que puede ser utilizada: es de piedra, osea que si. Una cosa, para poner el modificador: cuando es un malus has de restar y cuando es un bonus suma. En este caso tenías que haber restado 50, osea, poner "-50" ;)

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Vale: hazme dos tiradas:

-Una de Templanza. Si no la superas te quedarás paralizados unos segundos, mientras aquella niña se acerca a tí.
-Otra de IRR. Tira por IRR. Si no la superas, lanza 1d10 y será lo que pierdas en RAC y ganes en IRR.

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12/01/2015, 10:37
Yabiz Abd Banu

¿Qué es ese maldito engendro?

¡Atrás! - gritó Yabiz - ¡Atrás!¡Cómo sigas acercándote te atravesaré de parte a parte! - amenazó inútilmente, ya que estaba claro que las armas convencionales poco podrían hacer contra aquella manifestación de lo oculto.

Arrastrándose aterrorizado por el suelo y sin perder de vista a la macabra niña intentó desesperado retroceder para encontrar las escaleras que le permitieran respirar de nuevo el gélido aire de la noche.

- Tiradas (5)

Notas de juego

No tenía calculada la templanza!!! O_O

La tiro ahora... Me salen 25+30=55% de templanza, me los apunto en la ficha.

Tiro templanza y me cago vivo.

Me he equivocado en la última tirada de ganancia de IRR que he tirado un d100. Lo corrijo y pierdo 9 de racionalidad

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Cita:

Una cosa, para poner el modificador: cuando es un malus has de restar y cuando es un bonus suma. En este caso tenías que haber restado 50, osea, poner "-50" ;)

Igual me equivoco pero si resto 50 a la tirada me lo pongo más fácil y el malus se convierte en bonus. Por eso sumé 50 a la tirada aunque se lo podía haber restado a la dificultad. ¿No? :)

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12/01/2015, 20:00
Narrador

Acero en mano, comenzaste a retroceder hacia las escaleras de piedra, en cuyo descansillo en forma de L estaba depositado Lotario, inconsciente todo él. Y yendo haci atrás, notaste un gran bulto frío en tu espalda. Tras de tí, desde un pequeño rincón anexo, había aparecido él.

El otro.

Era alto, y hubo de haber sido hubo de haber sido fuerte en vida, con un noble rostro y una frondosa barba. Pero ahora solo quedaba un demacrado ser con una tremanda maraña alrededor de un negro agujero que hacia las veces de boca. Arrastraba trabajosamente sus piernas, enfundado en los restos de una armadura oxidada, acompañado de lo que quedaba de una soga atada a su cuello... Y alzó sus terribles brazos hacia tí, con sus rotas uñas, como buscándote. Desesperado y aterrado, el cuchillo te temblaba, y miraste hacia las escaleras: el acceso lo bloqueaban ahora aquellos dos seres, el caballero y la niña muertos.

Casi sin darse cuenta habias ido retrocediendo y girando de espaldas hacia el interior de la oscura cripta, sin perder de vista a las apariciones, a aquellos malditos cadáveres en pie. Ademas, la puerta rota en penumbras en la cima de la escalera parecia distante, ahora casi innacesible. Estabas atrapado. Asi que, aunque fuera para darte a tí mismo algo de valor, apretaste tu gumia con fuerza. El peso de aquel buen acero (quizas lo más valioso que poseyeras) te hizo sentirse mejor, lo suficiente como para echar un vistazo a la negrura de tu alrededor (una vez más) y tu funesto destino: Una cripta oscura, grande, hacia cuyo interior se veia forzado a retroceder, y cuyas paredes apenas se vislumbraban en la penumbra, repletas ahora de nichos en las mismas. ¿Dónde diablos os había mandado aquel maldito viejo?

De repente, retrocediendo paso a poso a medida que ambos monstruos se te acercaban, sintio frio, aun mas frio del que reinaba en aquella estancia infernal. Perdiendo de vista por unos instantes a aquellos seres (pero sin dejar nunca de escuchar sus horribles y borboteantes ganidos), te inmiscuíste en el fondo de la sala, de la oscuridad, y entonces te diste la vuelta: parecías haber llegado a la pared del fonod de la cripta.

En aqueste momento, vistes algo que jamas habia visto antes, y que no alcanzabas acomprender: Una especie de muro blanquecino y transparente (como cristal, duro, afilado y frio al tacto) brillaba con una tenue luz azulada. Alguien hubiera podido decirle que era hielo que se producia al congelar el agua, pero ningun docto sabio se encontraba alli para ilustrarte. Empero que, de haberlo habido, tampoco hubieras puesto atención, dadas las circunstancias. Tras mirar a través de la pared semitransparente, pudíste verlo: brillaba como con luz propia, al igual que la neblina verdosa, pero con mucha más viveza: inaccesible como la virginal hija de un rey, se encontraba al otro lado del "cristal" una cruz de plata.

La Cruz de Mayenza. Tu tesoro.

Apenas un segundo vislumbraste la preciosidad de su silueta, pues, de repente, un terrible estruendo de un portazo invadió la negra sala: los restos de la puerta de acceso en lo alto de las escaleras fue tumbada del todo de una gran patada. Una figura se erguía en lo alto de la sala*.

Notas de juego

Bueno, la templanza la suelo poner al 50% con mis jugadores, osea que hubiera sido un 50. Pero te agradezco que la calcularas ;)

*: no la ves claramente, pues está a contraluz.

___________________

Nota: tira Iniciativa: el "muerto" de la armadura te ataca. Por cierto, lleva una espada oxidada.

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14/01/2015, 15:11
Yabiz Abd Banu

Yabiz, aterrorizado, centró toda su atención en esquivar el ataque inminente de aquel caballero que parecía regresado de entre los muertos mientras gritaba pidiendo ayuda, sin saber muy bien a quién, con la remota esperanza de que el recién llegado se apiadara de su alma.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Hago defensa completa, renunciando al ataque y esquivo :)

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23/01/2015, 19:54
Muerto

Iniciativas:

Yabiz: Defensa completa
Muerto: Ataque y Ataque con espada.

- Tiradas (1)
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23/01/2015, 19:59
Narrador

Resumen turno 1:

Aquel ser que avanzaba en la oscuridad hacia tí levantó su oxidada espada y la cargó hasta dos veces contra tí. Ninguna intención tenías tú en rebatirle, sino más bien en procurar que no acertara en su propósito. Oíste al cadáver andante inmerso en aquella pútrida armadura cómo cortaba el aire.

- Tiradas (2)
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23/01/2015, 20:02
Narrador

La figura que se apreciaba ligeramente en lo alto de la escalera entró en el terrorífico sótano, y tras descender como a la carrera oíste en un entrechoca de botas metálicas y armadura, al estilo del que intentó atacarte. Ojeó al instante a un inconsciente lotario y sacó de su costado una reluciente espada. Sin premura atacó a la niña que a punto estaba de devorar a tu amigo, y el crepitar del potente filo hizo rebanar la cabeza de aquel monstruo fémino...

Iniciativas:

Yabiz: Declara dos acciones
Caballero Muerto: ataca a Yabiz con Ataque preciso.
"Nuevo invitado": ataca al caballero muerto y hace parada.
 

- Tiradas (4)
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26/01/2015, 11:30
Yabiz Abd Banu

Por Alá que he estado cerca de quedarme sin uno de mis preciados brazos, tengo que ser rápido si quiero salir vivo de esta.

Apretando los dientes, sobreponiéndose al temblor de rodillas y haciendo fuerza de flaqueza, aprovechando que era más rápido que el horrible espectro Yaviz lanza una estocada con su fiel almarada y se prepara para esquivar el terrible golpe que le intentará asestar esa criatura del averno.

Notas de juego

Ataco y esquivo!!!! :) Encomendándome a Alá, por supuesto.

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27/01/2015, 21:50
Narrador

Resumen turno 2:

Yabiz hizo de tripas corazón, et que su gumia la precipitó ante aquel ente, empero que ésta entrechocó en la celada del mismo, tan sucia y oxidada, y la dejó sin querer caer. El filo resonó en el suelo, pero tan oscura era la sala* que nada se veía del lugar donde ahora estuviera. Y que ésto no fue lo único, sino que aquella armadura con vida cargó contra tí, et que de igual forma tan fatídica, precipitóse al suelo. Trastabilló toda ella e impactó con la fría piedra de aquella catacumba, ridículamente. Agora, el nuevo allegado tenía las de ganar, pudiendo atacar al tipo caído en el suelo. Empero que tanta era la confianza del golpe de gracia que erro en ella, y la hoja fue a parar al suelo. Et, queridas mercedes, quebróse al instante...

Oíste enseguida un "¡Oh!", fruto de la impresión, y luego continuó hablando.

Agárrale, Yabiz, ¡que no se levante!

- Tiradas (8)

Notas de juego

*: por la oscuridad, tenéis un 50% de malus en vuestras tiradas de ataques (de todos).

Iniciativas:

Yabiz: declara acciones (ya no tienes tu gumia). (atacar a un enemigo en el suelo te da un +50, pero la oscuridad un -50)
Invitado: Usa "Tretas", tirándose sobre el tipo para que no se levante.
Muerto armadura: Usa "Tretas", intentando quitarse al "Invitado".

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29/01/2015, 16:28
Yabiz Abd Banu

Yabiz, en viéndose desembarazado de su atacante, desenfunda su almarada y, aprovechando su providencial rapidez, intenta introducirla entre las juntas de la armadura de la criatura infernal que a punto ha estado de atravesarle mientras el inesperado aliado lo mantiene ocupado.

Notas de juego

Desenfundo la almarada y ataco mientras esté en el suelo.

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30/01/2015, 20:23
Narrador

El tipo que curiosamente sabía tu nombre apretaba bajo el manto oscuro, que le tapaba el rostro, para evitar que aquel egendro del averno se levatara. Et así hizo, et no pudo levantarse. Entonces fue cuando sacaste la almarada y, sin pensártelo, le endosaste el palmo y medio en plena espalda, entre un hueco que había entre el que luchaba a tu lado.

Daño: 4 (-1 por Armadura Oxidada): 3 puntos de daño.

Entonces, viendo que le estabas apuñalando, el tipo se echó encima del ente, poniendo todo su peso sobre él, y te habló. Te decía que siguieras acuchillando hasta que no se moviera.

- Tiradas (6)

Notas de juego

Mismas iniciativas. Ellos hacen lo mismo (Tretas: uno para aguantar y otro para liberarse). Declara ;)

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02/02/2015, 11:44
Yabiz Abd Banu

Echando mano de artimañas aprendidas a la fuerza en oscuros callejones, busca un lugar por donde mi almarada pueda pinchar en blando con mayor facilidad y la hunde en el ser aparecido con todas mis fuerzas mientras comienza a recitar la plegaria mas fervorosa que nunca en la vida le hubiera dedicado a Alá.

Notas de juego

Hago un ataque recio con un -25% para aumentar el daño :) 2D6+2

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02/02/2015, 12:51
Narrador

Yabiz cogió la almarada en alto, apuntando hacia abajo, y su cabeza miraba un hueco donde poder incrustarla... Et que cuando vio un buen hueco, allí que fue directa, de arriba a abajo. Et empero que no pudo hacer nada, ni tan siquiera acercar el filo a la oxidada armadura... Los dos quisiéronse de nuevo mover: uno para zafarse de aquel peso y el otro para que no se moviera, et que volviste a lanzar de igual forma, con cautela y precisión, tu almarada*. Tampoco hubo éxito.

A la tercera, sin embargo pareció ser la vencida, et que no podía sino tener que acertar el mudéjar en su vícitma. Y d'esta guisa, le clavó la almarada fina y delgada en el abdomen, en un hueco donde no había armadura. Yabiz sintió cómo el acero traspasaba carne blanda, muy blanda, como si fuera una masa de pan (seguamente de lo pútrida que tenía la su carne aquel ente del averno...).

Daño: 16  (-1 por Armadura Oxidada): 15 pv.

Aque ser dejó de moverse, finalmente, justo antes de expulsar por su asquerosa boca un terrible grito de dolor, capaz de espantar a cualesquiera... Et que parecía haber perecido con la soberana y única puñada del ladrón. Yabiz, entonces, se se sentó en el suelo, fruto del cansancio deseperante, echándose a un lado. Lo mismo hizo el otro tipo, quitándose de encima y contemplando la vitrina brillante, con la cruz visible al otro lado. Entonces, gracias a esa luz llegándole al rostro, pudíste verle la cara.

- Tiradas (8)

Notas de juego

En todo caso el daño sería 1d4 +2 (de la almarada) + 2d6 (1 dado de 6 por tu HAB y otro por el a. recio).

*Me tomo la libertad (dado que el tercero en discordia y el muerto no se logran mover) en hacer como que lanzas otros ataques recios (más que nada para agilizar un poco la lucha). En el tercero lanzado te quito el malus de oscuridad, dado que tras de tí está la pared esa brillante como cristalina y además se te ha acostumbrado ya la vista a la oscuridad (tras bastante tiempo ahi).

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02/02/2015, 13:04
Viejo armado

Malditas criaturas -alcanzó a decir resoplando el mismo hombre que el día antes os encontrásteis Lotario y tú-. ¿Estás bien chico? Jamás había visto engendros como éstos...

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03/02/2015, 09:31
Yabiz Abd Banu

¡Pero si es el maldito caballero!

¡Sabía que no eras trigo limpio viejo! - exclamó Yabiz en un primer momento, pero tras una brevísima reflexión decició suavizar el tono de su discurso mirando en derredor el lugar en el que se encontraban.

Bueno, dejemos de momento de lado nuestras diferencias, pero ahora noble caballero, tras agradecerle su ayuda con estos seres, espero que tenga la deferencia de explicarme qué es todo lo que sabe acerca de este misterioso castillo y su tesoro. Esta aventura ha costado muy caro al pobre Xaquín y puede estar cerca de hacerle pagar un alto precio a mi querido Lotario.

Acto seguido Yabiz se acerca al yaciente Lotario para comprobar el estado de su compañero de aventuras pensando que quizá no estaría mal que fuesen uno menos a repartir.

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03/02/2015, 11:05
Viejo armado

El caballero te miraba con la cruz de Mayeza a vuestro lado, refulgente más ahora. Se sorprendió de la poca deferencia mostrada tras el socorro mostrado.

¡No carguéis contra mí, insolente! -te gritó el hombre-. Que abandonárais a aquel tipo -se refería a Xaquín-, et que aqueste otro esté sin conciencia no es culpa mía, sino de vuestra ansia de tesoro. Yo sólo os hablé d'este sitio, empero no os apreté para que viniérais. Empero que..., déjame que te cuente algo: no soy realmente un simple viejo vestido con antigua armadura. Fui uno de los Once que vinieron de Tierra Santa. Once caballeros del Temple huimos de Jerusalen tras casi hace dos centurias, tras contravenir a la propia Órden y por vergüenza de derrota contra los infieles. Vinimos a recluirnos donde nuestro Maestre nos dijo, al fin de la Tierra -Finisterre, se refería-. Fuimos a Breamo, una aldea cuya iglesia, la de San Miguel, sería el lugar indicado: debíamos guardarla. Estaba aislada, solitaria y escondida. Pero gurdaba una inmensa riqueza inimaginable. Su humildad externa era la máscara de su tesoro oculto.

El caballero paseó a oscuras por la estancia, evitando pisar los dos cadáveres que allí había, et se acercó a Lotario. Luego, comprobando que sólo yacía sin conciencia, volvió a tu lado.

Los templarios siempre fuimos maestros canteros y artesanos del acertijo. Una de nuestras misiones, aparte de la lucha contra el infiel, era la de anotar en las obras de piedras secretos que se debían ocultar y luego transmitir. Y esto guardábamos los Once. Los signos sagrados que decoraban esta capilla, los que eran el testamiento de la humillada órden, la derrotada, la que había pasado por la ignominia de saber perjuro a nuestro Gran Maestre... En San Miguel se encuentra todo: la historia de lo ocurrido, la sabiduría que no lo impidió, el escondite de sus riquezas.

Caídas las primeras sombras del invierno, nos refugiamos en ella. Por sus estrechas y altas ventanucas penetraba breve la luz de las etrellas. Allì labramos un rosetón de once puntas, una por caballero. Al acabar, pasaron los días y poco a poco fuimos mirando la roseta, el mismo día de Navidad la roseta no tenía once puntas, sino doce. Una más. Nos sorprendimos, et al mirar al centro de la nave, un niño dormía apacible sobre las brezas ante el altar... Et consigo tenía aquesta Cruz, muchacho.

Miró a la cruz de Mayenza tras el cristal, y supiste que, pese a la increíble historia, parecía que lo que contaba su boca era verdad.

Et así permanecimos los Once, sin tocar al niño, no sabiendo si podría ser el hijo de Dios o quién sería... Al alba, el niño desapareció sin que nadie nos diéramos cuenta, empero que quedó allí esta Cruz. Desde entonces, el día de Navidad, en el Rosetón de San Miguel, se ven doce puntas, mas al día siguiente y el resto del año hay once... Et los años venideros, décadas y décadas de protección de la iglesia y sus alrededores, hemos permanecido sin separarnos de la cruz. Yo soy el último de esos Once, el último Templario. No sé si soy vivo o muerto, si iré al cielo y o al infierno... Empero que saqué de allí la cruz y la protegí trayéndola aquí, a un lugar ruinoso y lleno de criaturas horribles... -le dió una patada al cadáver de la armadura oxidada-. Aquí nadie se atrevería siquiera a acercarse, et mucho menos entrar, mas vosotros... Es por ello que os seguí, confiando que al ver este castillo se os quitaran las ganas de entrar. Al observar que os adentrábais, no podía dejar que muriérais...

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06/02/2015, 10:38
Yabiz Abd Banu

Después de escuchar el sorprendente relato del templario con la boca abierta, el matachín morisco, pasado el estupor inicial terminó por hablar.

-Sorprendente fábula la que acabas de referir viejo... Si todo esto fuese cierto, ¡implicaría que tienes cientos de años! - Mirando con desconfianza, prosiguió - Vuestro aspecto y fortaleza claramente no delatan esas centurias de vida prolongada por Alá sepa qué extraña brujería, sin embargo, vuestra ajada y desfasada indumentaria si que cuadra con la historia.

Después de cerciorarse de la inconsciencia de Lotario y certificar que no estaba muerto Yabiz siguió hablando.

-Deduzco también de todo esto, que vos sois de algún modo guardián de esta cruz y he aquí que se presenta un conflicto noble caballero. Para vos, la cruz de Mayenza, es un objeto sagrado que ha de custodiar pero no le queda demasiada vida por delante. Además, aquí abandonada pude que la encuentren personas que no sabrían de la importancia de este objeto. Así le propongo lo siguiente, usted puede descansar en paz y yo me comprometeré a buscar un buen lugar donde esconder la cruz. Cuando no me permita la edad custodiar tal tesoro, encontraré a alguien digno de confianza a quien contar sus secretos y encargar su custodia.

Todo esto lo dijo Yabiz suavizando el gesto. Suvizándolo todo lo que su único ojo y gran cicatriz le permitían...

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06/02/2015, 17:08
Viejo armado

No hace falta que pactemos nada, hombre -te dijo-. Precisamente os dije yo mismo que aquí había un gran tesoro, et así es. Es cierto que protejo los caminos que van de aquí a la posada de ayer, por eso me encontrásteis acampando; empero que hice eso de figuraros aquí la cruz porque yo ya sabía la presencia aquí de aquestos seres -reveló-. Creo que éste -se refería al que acabábais de matar- era el señor d'aqueste castillo, et esa la suya hija -decía del cadáver sin cabeza-. Et os lo dije porque quería sacar fuera de este sitio tan valiosa reliquia, lejos de tan cruentos monstruos, et que yo no puedo hacerlo: mis manos atraviesan la cruz cada vez ue intento tocarla, ya que no soy ni vivo ni muerto...

Luego se quedó mirando la reliquia.

Da igual dónde esté la cruz, et las manos en las cuáles caiga. Siempre sé dónde se encuentra. El último de los Once juró protegerla siempre, et por mucho que se esconda, siempre logro ver su paradero. Cosas de Dios, hijo. Non hace falta entonces que quedéis como guardián: mi sino es vagar siempre por la de Mayenza. Ahora, cógela, y salgamos de aquí. Quizá haya otros como aquestos dos... -decía refiréndose al cadáver-.