Partida Rol por web

Gorka secunda a Anton:

- Aquí ya no nos queda nada. Recojámonos y vengamos mañana, hemos recopilado suficiente por hoy -respira hondo hasta llenar sus pulmones y el pecho se le ensancha sobremanera, luego suelta el aire lentamente-. Tenemos que asimilar toda la información.

Siguiendo el consejo de Gorka os retirais a descansar. Intentáis recuperar fuerzas para sacar algo en claro del enmarañado caso.

Pasadas unas horas, aproximadamente a las 12:00 os volvéis a juntar en comisaría para intentar decidir vuestros próximos pasos en la investigación.

Tras un incómodo sueño lleno de extrañas pesadillas me levanté pronto. Apenas había dormido 4 horas y sentía mi cuerpo cansado y pesado.

Una ducha rápida, una buena taza de café negro y ya estaba listo para la reunión.

Mientras apuro un cigarro, espero en la entrada de la comisaria al resto de mis compañeros, estaba ansioso por saber la opinión del resto de compañeros, ya que respecto a este caso me encontraba atascado. Cada vez más empezaba a pensar como mi compañero Oscar, parecía un claro caso de suicidio y solamente querían remover la tierra porque el Sr. Aureli era un abogado bien posicionado, aunque ese tal Manel… ¿Quién era?

Antón había pasado una noche un poco inquieta, pero como era habitual sus extraños sueños ya se habían olvidado para cuando terminó el café del desayuno. El dedo del pie donde había caído la radio el día anterior estaba amoratado, pero por suerte no parecía que se hubiera roto nada.

Escuchó las campanadas dar las 12 cuando estaba ya acercándose a la comisaría, y apuró el paso no queriendo ser el último en llegar. Seguía sin tener muy claro qué pensar sobre el caso, pero lo que sí que sabía era que había que investigar al tal Manel. Si se veían tan a menudo era razonable pensar que alguna vez hubiera ido al piso del abogado, y el portero podría entonces darles una descripción. Tal vez Oscar tuviera razón y tuviera una relación sentimental con Aureli. En todo caso, tenían que averiguar algo más sobre esta persona.

Al acercarse a la puerta vio que Felis ya estaba en la puerta, y le saludó con una leve sonrisa mientras se acercaba.

​- Buenos días, Salinas.

Entro en ese momento. He dormido bien, quizá por no haber sido capaz de notar la verdadera gravedad del caso o quizá porque soy el único que se da cuenta de que aquí no pasa nada sobrenatural; detrás de estos casos hay una explicación razonable y de origen humano.

Hola caballeros. Hoy nos toca interrogar a un montón de gente así que pongámonos nuestros sombreros de conversar.

Me sonrío porque soy muy ingenioso.

Os encontráis fumando en la puerta de la comisaría, esperando a Gorka, cuando uno de los agentes sale del interior de la misma y se dirige a Antón.

- Piñeiro, tienes una llamada.

Antón se apresuró en apagar el cigarrillo para seguir a su compañero.

- Ahora vuelvo. Si llega Maiatza y veis que tardo mucho id yendo a interrogar al portero.

No le sonaba que hubiera ningún otro caso a medias del que pudieran llamarle, así que igual era el doctor Rius con más información. En todo caso no podían retrasar más hablar con la gente del edificio del abogado, así que mejor adelantar las tareas.

Te diriges hasta tu escritorio descuelgas el auricular y te pasan la llamada desde centralita.

- ¿Señor Piñeiro? Soy el doctor Rius. Ha vuelto a pasar. Tenemos otro cadáver...ya sabe...con cara de terror. No sé si usted y alguno de sus compañeros se puede pasar por el Hospital.

- ¿Tan pronto? - ​Antón no puede evitar preguntar. Eso no es bueno. No es bueno en general que haya muertes tan raras, pero si Rivas tiene razón y se trata de un asesino en serie no es bueno que aumente la frecuencia. ​- Gracias por el aviso, doctor. Intentaremos pasarnos en algún momento de la noche, ¿hasta qué hora estará usted en el hospital? ¿Y podría adelantarme algo sobre la víctima? ¿Cuál ha sido la causa de la muerte?

Tendría que hablar con sus compañeros para ver si consideraban adecuado separarse o ir a ver al médico después de preguntar en el edificio de Aureli. La verdad era que no tenía gana ninguna de repetir la experiencia de la morgue del día anterior.

- Se trata de un atropello. Se ve que la víctima corría despavorida tras un gran susto y fue arrollada. Estamos intentando identificar el cadáver.

Una parte de Antón sintió un profundo alivio al oír que la muerte no había sido de origen tan grotesco como la anterior.

​- Muchas gracias por su ayuda, doctor Rius. Tenemos más tareas que hacer hoy pero intentaremos pasarnos por el hospital.

Tras despedirse del médico, salió de nuevo con sus compañeros.

​- Si a alguien no le parecía suficiente la lista que nos dio ayer Rius, parece que acaba de ampliarse. Ha habido otro atropello con la víctima con el rostro aterrorizado.

Oscar casi se atraganta con el café que le queda. Se incorpora rápidamente notando la adrenalina de la cacería a punto de empezar.

¿Qué? ¡Vamos antes de que el rastro se enfríe, el asesino puede seguir por la zona regodeándose!

- Otro muerto? Por un atropello? Bueno... podría ser una simple coincidencia, estos tratos con motor van rápido y sin ningún tipo de límite por las calzadas!

Incoscientemente, saco otro cigarro y comienzo a fumarlo. Sabía que últimamente fumaba más de lo normal, pero sentía ansias y nervios, sobretodo desde las última visión de ese cadaver.... estaba totalmente inquieto.

Ante el comentario de Oscar añado.

- Creo que podríamos separarnos, que tal si un par van al lugar del atropello y otro par a la casa del abogado?

​- Quien llamaba era el doctor Rius, lo único que sé es que el cuerpo de la víctima está en la morgue. Honestamente dudo que vayamos a sacar nada en claro del cadáver, pero si alguno quiere ir a verlo podemos separarnos. Aunque antes podríamos preguntar si algún compañerp tiene asignado el caso y sabe algo más - frunciendo un poco ceño añadió -. ​¿Sabemos algo de Maiatza?

Gorka entra por la puerta y parece que ha escuchado toda la conversación. Va perfectamente afeitado y con el informe impoluto, como si no hubiera trasnochado la noche anterior. También lleva un café en la mano.

- Aquí estoy, Piñeiro -se acerca a su mesa y se deja caer en su silla, cogiendo la taza con ambas manos y poniendo los pies sobre su propia mesa-. Yo tampoco creo que nos aporte nada nuevo ver un cadáver con gesto espeluznante -intenta disimular un escalofrío aclarándose la garganta y prosigue-. Hay que tirar del hilo del tal Manel. Sea quien sea, no puede traer nada bueno.

Se reincorpora en su silla, deja la taza sobre la mesa y coge el teléfono. Lo aguanta con el hombro y, mientras vuelve a coger la taza para darle un sorbo, empieza a hablar:

- Hola, operadora. Inspector Maiatza, le llamo de la Policía de Barcelona. Mire, estamos en medio de una investigación y necesitamos dar con alguien que probablemente ha hecho llamadas de forma periódica. -Calla y escucha a su interlocutora al otro lado del aparato- Ahá... Ahá... Sí, correcto. - Sigue asintiendo y le da la dirección de la casa de la víctima-. Sólo tenemos el nombre de "Manel". Ahá...

La operadora escucha tu petición.

- ¿Sabe desde que número se efectuaban esas llamada? ¿O a qué numero iban dirigidas? Como comprenderá, Manel es un nombre demasiado frecuente como para poder darle la información que precisa.

Gorka escucha a su interlocutora y empieza a mover la pierna compulsivamente. Los aparatos modernos siempre le ponen nervioso. Respira hondo y dice:

- Las llamadas iban dirigidas a la calle Cerdeña, número 293, 4º piso -escucha la respuesta y empieza a levantar la voz-. Debería bastarle con eso, ahora mismo no tengo el número de teléfono -se le empieza a poner la cara roja-. ¡Usted es la telefonista! ¡Haga su trabajo, maldita sea!

 La telefonista hace unas consultas y tras un periodo que se os hace eterno vuelve a sonar su voz a través del auricular:

- No me consta ningún número teléfono asociado a esta dirección, caballero.

Esta afirmación os sorprende pero...¿alguno recuerda ver un teléfono en el apartamento del abogado?
 

Debía tener el número del tal Manel apuntado en algún sitio. ¿Alguien lo vio?

Gorka exhala todo el aire de sus pulmones por sus grandes fosas nasales y se calma de nuevo. Su cara ya no está tan roja. Cuando vuelve a hablar, su tono ya es más bajo.

- De acuerdo, gracias, señorita.

Seguidamente, cuelga el teléfono y se levanta como un resorte de la silla.

- Compañeros, hemos pinchado hueso -anuncia solemnemente mientras, como siempre que piensa, fija su mirada en la esquina de la mesa -. El comisario Martínez mencionó que el Gobernador Civil habia hecho especial hincapié en que se resuelva este caso -razona mientras frunce el ceño y mira a sus compañeros a los ojos -. ¿Por qué tanto interés? Aquí tiene que haber más de lo que parece -emocionado por el rumbo que está tomando su discurso, empieza a deambular por la habitación-. Ha habido como cinco asesinatos más bajo ese mismo patrón en toda la ciudad durante las últimas semanas, pero eso no parece importarle a los de arriba. Tenemos que llegar hasta el fondo de esto - levanta la muñeca, mira su reloj de pulsera y asiente levemente para sí-. El turno de mañana debería estar aquí, deberíamos preguntar qué han sacado en claro.