Partida Rol por web

No es difícil colaros en el recinto. Os asombra que no haya vigilancia, a pesar de la ingente cantidad de material de construcción y de herramientas que hay a la vista. Os paráis delante de la entrada principal, (aún sin puerta) para decidir cuál será vuestro próximo paso.

Antón mira a su alrededor atentamente por si hay algo que le llame la atención entre las obras.

​-Según el manuscrito la piedra esa del Diablo estaría en la base de la construcción, pero de todos modos deberíamos echar una ojeada alrededor antes de bajar a ninguna cripta.

La zona de la obra está tranquila. Antes de llegar a la puerta hay una carretilla de obra con picos y palas. Una cabaña de madera cerrada con un grueso hace las veces de oficina del arquitecto. Otras carretillas y carros aparecen diseminados por aquí y por allá.  Parece que los obreros ni se han molestado en recoger sus herramientas al acabar de trabajar.
 

Yo ahora me sentaría tranquilamente a esperar, y si pasa mucho tiempo y no viene nadie, pues ya que estamos podemos mirar si encontramos la piedra esa.

Entro con mis compañeros en mitad de la noche a las obras de la Sagrada Família. Me siento tranquilo en la oscuridad, acompañado y con el peso de mi pistola en un costado, aún así hay algo extraño en el ambiente.

- Oscar, yo no me quedaría sentado, tenemos que investigar estas obras, si de verdad hay algo o no en la cripta y si de verdad o no hay alguien capaz de hacer enloquecer a toda esta gente.

Me acerco a la carretilla y agarro una de esas palas, una de esas que tanto agarré en mi pueblo natal.

- Si hay alguna puerta cerrada, con esto será fácil abrirla!

Gorka sonríe al ver a Felis coger una pala y coge un pico para no ser menos. Después de jactarse de que había que ponerse a picar, Gorka tenía que cumplir con su palabra. Era una persona así de simple...

- ¿Bueno, qué, ves algo? -sonríe Gorka balanceando su pico con una mano de forma impaciente y haciendo un gesto con la cabeza a Antón, que ha sugerido esperar-. ¿O vamos al lío? ¡A ver si nos van a tener que encerrar a nosotros también en el loquero con la piedra esa! -bromea, intentando disimular las trazas de preocupación de su voz.

Oscar parece frustrado. Chicos, el objetivo no es conseguir una piedra que ni siquiera existe; es atrapar a un asesino en serie. Haced lo que queráis, pero yo me ocultaría y tendería una trampa en silencio.

-¿A qué te refieres con "ir al lío", Maiatza? ¿Te ha convencido el libro que la piedra roja es la culpable de los asesinatos?​ -Antón agradece que esté oscuro, así no se distingue bien su expresión-. ​No creo que esperar simplemente a que aparezca alguien sea la solución, deberíamos investigar primero qué tenemos a nuestro alrededor. Si no hay nada raro nos dividimos para hacer guardia arriba y bajar a la cripta.​

Transcurre un poco más de tiempo y nada cambia dentro de la zona de la obra. Nadie sale ni entra. Parece una noche serena y tranquila.

Felis apoya sus manos sobre la pala incada en el suelo. El reloj corre mientras ellos permanecen quietos a que algo pase, y eso no le gustaba nada, no quería tener que esperar a que alguien viniese aquí, fuese algún asesino en serie, un obrero que se le olvidó algo o un loco en busca de la piedra roja esa.

- Chicos, creo que debemos de investigar un poco esto, a pesar de la oscuridad.

Empiezo a moverme al rededor de donde están mis compañeros, tratando de buscar algún rastro, algo que me llame la atención, pero sin alejarme demasiado de ellos.

Gorka intenta buscar algo extraño en la obra o que le llame la atención. Mientras achina los ojos, responde a Piñeiro:

- Con ir al lío, Piñeiro -empieza, con algo de condescendencia en su voz-, me refiero a que será mejor que busquemos si esa piedra existe para quitarnos dolores de cabeza de en medio -Gorka es un hombre práctico-. Si no existe, que es lo más probable -reflexiona-, sabremos que los sospechosos o quien leches sea que ponga la piedra de las narices como excusa, se lo estará inventando para justificar comportamientos extraños e incluso asesinos. ¿No estamos aquí para prevenir asesinatos? -concluye, con una pizca de demagogia.

El tiempo transcurre apaciblemente. No sucede nada. Con el paso del tiempo y casi metidos en la media noche, unas nubes negras cubren el cielo y una fuerte lluvia empieza a caer sobre vosotros.

- Habrá que echar una ojeada más adentro, no tenemos motivos para pensar que alguien va a venir esta noche, y para aguantar vigilancias bajo la lluvia me hubiera quedado en Galicia...

La lluvía comienza a caer con fuerza y sin esperar mucho más, agarro la linterna que teníamos y comienzo a caminar dirección hacía la parte construida con techo.

- Vamos, hay que buscar por allá, seguro que encontramos algo, o por lo menos, algo para taparnos de esta lluvía!

Oscar sigue a Felipe.

Supongo que pasaremos toda la noche aquí, así que tomémoslo con calma.

Gorka asiente en silencio, pico en mano y sigue a sus compañeros.

Antón también sigue a Felis hacia donde está cubierto, atento a cualquier cosa fuera de lo habitual.

Entráis en lo que parece ser la nave principal de la iglesia. Aún dista mucho de ser un lugar sagrado. Montones de tierra, pilas de ladrillos y  herramientas diseminadas aquí y allá es lo único destacable del lugar. Al fondo de la nave, dónde suponéis que ubicarán el altar mayor, aparecen dos puertas, una a cada la dado de la nave.

Con la pala en una mano y en la otra la linterna camino por el interior del edificio, escuchando la lluvía caer.

- Está cayendo una buena, eh? - digo a mis compañeros mientras empiezo a mirar por entre el material de obra.

Busco, cálmado y despacio entre los ladrillos, los sacos de arena, etc.. antes de dirigirme directamente hacia las puertas.